domingo, 25 de octubre de 2020

Pintoras ignoradas

 Por Mercedes Gozalvez


AURELIA NAVARRO
NACIMIENTO: Granada 1882
MUERTE: Córdoba 1968
· Vivió en Granada, Roma y Córdoba
· Empezó a destacar con 16 años
· Alcanzó la fama con 25 años
· Procedía de una familia adinerada
· Admiradora de Joaquín Sorolla
· Compartió gustos pictóricos con Julio Romero de Torres
· Primera mujer en pintar un desnudo
CUADROS
Sueño tranquilo: 1904
Joven con mantón: 1905
Niña jugando con las gallinas; 1906
Desnudo: 1908
AURELIA NAVARRO:
Fue una pintora nacida en Granada en 1882. Desde muy niña sintió que su deseo en la vida era dedicarse a la pintura, y a pesar de que la sociedad en esa época no veía con buenos ojos el que una mujer se dedicara a otra cosa que no fuera atender a su marido, su hogar o sus hijos, ella consiguió lo que quería, y era pintar.

Se trasladó a Madrid, participó en exposiciones y concursos y llegó a ganar varios premios. Ninguna mujer que se dedicara a pintar o escribir firmaba sus obras con su nombre, pero ella sí lo hacía. Fue la primera en atreverse a hacerlo.

Con 26 años participó en la Exposición Nacional de Pintura con un cuadro de una mujer desnuda. Se inspiró en la Venus del Espejo de Velázquez, y se cree que ella misma fue su modelo, ya que a las mujeres no se les permitía pintar modelos desnudos al natural. Se enfrentó a los tabúes de la sociedad al pintar un desnudo femenino. La mujer pasó de ser modelo a pintora. Con este cuadro ganó el tercer premio.

La infanta Doña Isabel, conocida como La Chata, se entusiasmó tanto con el cuadro, que quiso conocer y felicitar personalmente a la artista.

Fue tanta la popularidad que consiguió con este cuadro, que su familia, asustada por el rumbo que estaba tomando su vida, fue a buscarla a Madrid para apartarla del camino que estaba llevándola a una vida falta de moral. No estaba bien visto que una mujer, y además soltera, triunfara en el arte de esa manera. Su padre, al volver a Granada, la obligó a entrar en el convento de las Adoratrices y profesar una vocación que no sentía.

Siguió pintando en el convento temas religiosos e incluso hizo un retrato de la fundadora de la obra, que terminó en el Vaticano. Poco a poco fue perdiendo creatividad y murió en el anonimato en el convento.

Este ejemplo nos muestra cómo una mujer y su libertad se ven truncadas por las imposiciones sociales y familiares de la época, que no veían en su talento un don excepcional, sino un motivo que podía ser un peligro para su moral. Las mujeres debían seguir el camino marcado por los hombres, que era ser el ángel del hogar.

CONCEPCIÓN FIGUERA 8 (LUIS LARMIG)
NACIMIENTO: Madrid 1860
MUERTE: Madrid 1926
· Hija de nobles madrileños
· Se dedicó primero a dar conciertos de piano
· Fue copista del Museo del Prado
· Pintó un abanico para la Infanta Isabel (La Chata)
CUADROS
Una señora leyendo en su gabinete: 1878
Retrato de los Duques de Tetuán: 1882
Zoraya: 1884
En el jardín: 1884
Estudio al natural: 1887
CONCEPCIÓN FIGUERA MARTÍNEZ Y GÜETERO (firmaba sus obras como Luis Larmig):
En 1887 pintó el cuadro "Estudio del Natural", que es el cuadro de una mujer pintado por una mujer y firmado con el nombre de un hombre. La artista utilizó este nombre porque quería que juzgasen su obra por su valía, independientemente de su condición de mujer, ya que las obras pintadas por mujeres eran consideradas adorables o simpáticas. La crítica consideró su cuadro como “la prometedora obra de un joven artista”. Destacaron su calidad y su mérito. Fue adquirida por el estado español y actualmente se encuentra en el Teatro Real de Madrid.

Continuó firmando con el nombre de Luis Larmig con el fin de disipar los prejuicios que suponía ser una mujer en el mundo de las Bellas Artes.

Diez años después se desveló el auténtico nombre de quien lo había pintado.

Son por desgracia solo dos de tantas artistas que todavía hoy pasan inadvertidas en la Historia del Arte.

lunes, 19 de octubre de 2020

Crónica de un okupa

Amelia Glez. Luengo

Aquella mañana amaneció igual que otras muchas, pero no se podía imaginar María cómo se le iba a complicar el día. Es sabido por todos que el teléfono es portador de buenas y también malas noticias. Así, con una llamada de teléfono, comenzó: 

—María, ponte en marcha —le comentó Joaquín, el secretario de la comunidad—. Anoche, en la madrugada del jueves al viernes, y como estamos en la Semana Santa (aprovechando que hay menos población en las ciudades), con nocturnidad y alevosía, ha sido ocupada la vivienda del 1ºB, y tienes que acompañarme a comisaría para denunciar el hecho.

Lo primero que nos comunicaron los agentes fue que nosotros no podíamos poner la denuncia.

—¿Qué me dice Vd.? —le preguntamos al agente.

—¿Quiénes son Ustedes? —Somos la señora presidenta y yo soy el secretario de la comunidad referida.

—¿Quién es el propietario de la vivienda? Aquí Joaquín procedió a explicar los detalles al agente:

Sucede que está vivienda es una de las muchas propiedades de las que se han hecho cargo todos los bancos por falta del impago de sus obligaciones con ellos por sus antiguos propietarios. En este caso concreto, la propiedad la tiene La Caixa de Cataluña. El agente de policía nos atendió correctamente y procedió a decirnos verbalmente:

—¡Señora, este problema tiene muy mal arreglo! Este tipo de infracciones en este país tiene muy mala solución. Los amparan muchos derechos, ellos lo saben perfectamente, y en situaciones semejantes, este tipo de problemas no se resuelven en menos de dos años aproximadamente. Vayan haciéndose a la idea.

Volvimos de nuevo a comprobar cómo habían procedido. El corte de la luz de esa vivienda lo hicieron con el “consabido puente”. Verificamos también que habían colocado una goma extensible para evacuar las aguas hasta el sumidero de la terraza exterior de la cocina (estas fotos las tuvimos que aportar en comisaría). Como estamos hablando de un "puente laboral importante" y, no pudiéndose localizar al propietario, se nos permitió al final proceder a la denuncia.

No hace falta reseñar que, el primer día hábil, comunicamos a la entidad bancaria la situación. Así mismo también a la compañía de la luz. Aquí nos sorprendimos mucho, pero entendimos que no hicieron aprecio adecuado; quizás para la compañía es insignificante la pérdida y lo asumen tal cual. 

Ahora entramos en cómo se altera la vida de los vecinos ante una situación semejante. ¡Tener que compartir la casa con unos okupas dentro!

Este edificio es muy pequeño. Tiene únicamente seis viviendas, y dos de ellas están ocupadas por inquilinos, el del 1ºA (vecino colindante) que inmediatamente entra en shock y amenaza con abandonar la vivienda. Después de tranquilizarle y proporcionarle todas las medidas de seguridad posibles (un nuevo cerrojo FAC), se retracta y comunica que va a dar una tregua al propietario.

El vecino del 2º B, también alquilado, informa verbalmente al propietario de que a partir de ese momento va a dejar de pagar el alquiler: alega que, si tan fácilmente se puede ocupar una vivienda, ellos están igual, que tampoco tienen casa y tienen el mismo derecho. No quieren cargar con ese gasto. Está claro que hay que batallar y hacerles razonar para, primero, comprenderlos un poco, y después desarmar sus argumentos. Acuerdan finalmente que van a dejan correr los días hasta más ver. 

El resto de los propietarios están muy preocupados, confundidos..., asustados sería la palabra exacta. También para la comunidad de propietarios es un problema. Las entidades bancarias tienen unos gestores para administrar los gastos de los inmuebles incautados (sería la expresión), y tienes que entenderte más mal que bien (porque cambian continuamente de gestora) para reclamarles los gastos derivados de dicha vivienda: comunidad, agua, gas, limpieza, derramas, etc. Otro trastorno añadido. 

Sabemos que el grupo de okupas lo componen una pareja de adultos con dos niños menores. Como presidenta intento razonar con la pareja, pero es imposible con este colectivo; ellos se justifican comentando que están alquilados, que abonan el alquiler a un señor de etnia gitana que es el que les ha facilitado la llave de la vivienda, pero no así la del portal (hablaremos más tarde de esta segunda llave).

Dentro de lo que cabe esperar, mira que tener que decir todavía que se ha tenido suerte, que no tienen los vecinos a unos desalmados viviendo con ellos puerta con puerta... Eso sí, los okupas invadieron la vivienda del primer piso, y acceden a ella en dos zancadas. Hay que aclarar que intentan todo el tiempo pasar totalmente desapercibidos, no utilizan las terrazas, no dejan salir a los niños para no ser vistos e intentan no crear problemas. Pero eso sí, la comunidad ha tenido que hacer frente a un gasto extraordinario. Resulta que, como no les facilitaron la llave del portal, estos individuos funcionan así, a porrazos, y golpean la puerta del portal continuamente hasta que saltan la cerradura. Fueron innumerables las veces que, a medida que las estropeaban, la comunidad las reponía. Ellos continuaban con la misma actitud, y fue tal el problema que se creyó que había que encontrarle una solución. Se llegó de mutuo acuerdo con los vecinos al convencimiento de que, en beneficio de todos, había que facilitarles la llave del portal. 

¿Cómo lo ven? ¡Así, sin más!

Los policías hicieron acto de presencia en un momento concreto, estuvieron recabando información de los vecinos. Se sabe poco más. Seguramente seguirían con el procedimiento.

¿Conflictos a nivel de Comunidad? Todos los que genera una situación semejante.

Centrándonos en estos okupas concretos, como no conocemos sus circunstancias personales, sucedió que el okupa adulto terminó en la cárcel cuando llevaban viviendo en nuestro edificio un año y medio aproximadamente. No sabemos cómo, pero a los pocos días de estar interno, apareció muerto en el recinto carcelario. Una pena, pero para la comunidad de propietarios otro problema añadido, tenemos a una adulta con dos niños menores en la referida vivienda.

La última información que nos facilitó la entidad bancaria es la siguiente: llegaron a un acuerdo el SAREB y el Ayuntamiento de Madrid para que se les facilitara una serie de viviendas, para así ellos destinarlas a diferentes colectivos, los llamados alquileres sociales, estableciendo, eso sí, un tiempo prudencial. En el caso que nos ocupa, una de ellas se la ofrecieron a esta pareja. En el momento actual, y por un problemilla de comunidad, la mujer comentó que ya estaba en marcha el proceso de desahucio. Llevamos ya en esta situación tres años y seis meses.

Estas personas que ocupan infinidad de viviendas, en muchos casos están respaldadas por ONGs y distintos colectivos para ayudarles a resistir las presiones a las que se ven sometidos, apoyándoles con manifestaciones bien intencionadas, muy aparatosas. Cuando, pasado el tiempo, vienen a ejecutar la orden de desahucio, es muy triste, la verdad. Pero, ¿qué hay de la intranquilidad que se ha instalado en la sociedad? Las ocupaciones son, seguramente, muy problemáticas y, en algún caso será justificado, no lo dudo, pero ¿y el abuso?

—¿Y qué hay del problema tan horroroso que se le plantea a una familia al ser invadido su hogar y quedarse en la calle por no se sabe cuánto tiempo? ¿Y ese drama?

Lo que sí sabemos es que no lo resuelven el, o los, Organismos. No ofrecen soluciones, y la pelota ya se ha hecho muy grande.

A quien corresponda, no están sabiendo poner coto a un problema tan grande y tristemente tan común en la sociedad. Comprobar con qué indolencia tratan nuestras autoridades estas ocupaciones es tremendo. Resuélvanlo de una vez por todas: el nivel de intranquilidad es ya insostenible.

jueves, 8 de octubre de 2020

Mi experiencia COVID-19

La imagen es gentileza de José Luis López Saura

Haced caso a los consejos que dan desde el Ministerio de Sanidad sea cual sea vuestra ideología política, porque esto no es un cuento. Yo soy una privilegiada que puedo contar mi historia, pero otras se han quedado en el camino, por desgracia. Sobre todo, haced el bien y no miréis a quién.

Por Tamara Fernández

Soy auxiliar de geriatría, y con tan solo 35 años he sabido lo que es estar al borde de ese abismo llamado muerte. 

El día 4 de abril de 2020 quedará grabado en mi cabeza toda mi vida. Me levanté por la mañana después de haberme tirado el día anterior 16 horas trabajando en la residencia con malestar general, fiebre de 38,5, tos seca, dolor de garganta y pecho y dificultad respiratoria. Con ese cuadro, llamé al centro de salud, el cual mandó una ambulancia a mi casa de inmediato para llevarme al hospital.

Cuando llegué al hospital, lo primero que hicieron fue hacerme una placa de tórax, una analítica y una PCR y me pasaron a la Unidad COVID-19. Después de dos horas de espera y con el oxígeno puesto, sola, sin ningún familiar a tu lado, se me cayó el mundo encima. Me dijeron que tenía una neumonía bilateral compatible con COVID-19 y que la analítica y la PCR terminarían de confirmarlo horas más tarde. Me dijeron que mi estado era grave y que me tenía que quedar ingresada. Por falta de sitio me mandaron al hospital que montó la Comunidad de Madrid en IFEMA. El traslado fue un poco surrealista, puesto que nos metieron en un autobús medicalizado a todas las infectadas de COVID-19 como ovejas que van al matadero.

A mi llegada a dicho hospital me tuvieron que meter en la zona denominada allí "UVI", porque mi saturación de oxígeno era muy baja y por la gravedad de mi estado. Estuve ingresada durante 8 días, sin apetito, hablando con mi familia por videollamada, llorando a cada rato en silencio.

Cuando ya por fin el médico me dio el alta del hospital, tuve que estar en casa 45 días más encerrada en una habitación viendo a mi hija por una ventana y a mi marido a dos metros de mí dejándome la comida en la puerta de la habitación, como si estuviera en una celda de castigo de cualquier cárcel. 

Para mi desgracia, la COVID-19 me ha dejado lesiones en los pulmones y corazón,  y un recuerdo de soledad de por vida. Y como agradecimiento a la dedicación en mi trabajo, el lugar donde me contagié, me han despedido sin piedad alguna; ahí es donde se demuestra una vez más que para los empresarios somos un numero de empleado o de seguridad social, llámalo como quieras, y que nuestras vidas les importan más bien poco.