martes, 31 de julio de 2018

¿El cielo es real?


                                                                EL CIELO

                                                     


Queridos lectores: Se que cada uno de nosotros tenemos unas tendencias a  la hora de pensar y elegir de los temas que queremos escribir.
  Con facilidad a mi me pasa, que al leer o comentar algún relato en las tertulia, me sugiere escribir de algún tema relacionado, aportar algún punto de vista etc. Pero con frecuencia veo conveniente otro y retraso el anterior. Pues tengo varios comenzados, sin acabar de culminar. Uno de ellos es este. El cielo
  No tiene por que pasar, pero es frecuente que según cumples años, van apareciendo pequeñas huellas o limitaciones, síntomas de que el tiempo no pasa en vano. Uno frecuente es que cuesta más dormir, o te despiertas más, vamos, que lo de dormir de un tirón o como un lirón queda algo atrás. Hago este preámbulo, para contar lo que me
paso. Después de leer el artículo de Eusebio " En el cielo como en la tierra " me encantó, el sabe que soy fans de sus aportaciones, maestría y personalidad de sus escritos. Pero como bien le comente; Pesaba mucho más desde mi punto de vista, la ficción a la realidad. Sé que tal como describió Eusebio el cielo, se me presento especialmente aburrido y le dije que  me había creado un conflicto.  Pues yo sí creo en el cielo, y desde pequeños con mucha naturalidad te hablaban de Él. A veces para que te portaras bien, otras cuando alguien moría, tú no discernías esta palabra ni su alcance, pero al decirte; "esta en el cielo", no sé lo qué creías, pero era una puerta abierta, volveríamos a estar juntos, otras te decían; desde el cielo te ve y te va ayudar más etc. Y aunque tu cuerpo era pequeño, a su vez la fe y confianza eran muy grandes, te quedabas con mucha paz. De mayor la reacción ya no es igual.  Decía esto, pues esta inquietud de querer ir al cielo ha perdurado en mi  a lo largo de los años, pero con la descripción de Eusebio, lo percibí algo vació, sin atractivo...y casi se me quitaron las ganas de ir. vamos que me creo un conflicto.
  El caso que  con mi tendencia a filosofar, reflexionar, me volvió a suceder con el tema del cielo. Comencé a pensar; que he oído de él. etc. Recordé "ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman" de S. Pablo, pero no me aportó demasiado. En estas estaba, cuando me dormí y soñé,  y ¿sabéis con que soñé? Pues con el Cielo, y un sueño tan maravilloso del que no querría despertar: Todo era belleza en grado sumo, esplendor, bondad, Estar allí era participar de algo que no tiene explicación, algo tan sublime que no hay palabras que puedan expresarlo, pues todas se quedan cortas. Entendí  lo de la contemplación de Dios, pero por la contemplación de Su Obra. Del paraíso, como El lo creó  y lo concibió y se lo dio a nuestros primeros padres. Con toda clase de arboles, plantas, flores, aromas, armonía etc. Toda clase de animales, aves, peces insectos. Cada uno en su medio y hábitat. Pero a la vez todos conviviendo, como una única familia. Nadie superior a nadie, ni depredador de nadie. Conocí especies extinguidas, majestuosas, allí es un eterno presente. De tiempo, espacio, lugar.
  Pero lo que más me impresionó fueron las personas. Incluso más que los ángeles. Pues eran semejantes a Dios, con cuerpo glorioso, llenos de esplendor, sin huella de defectos, enfermedad, vejez ...en un estado puro. Superiores  al resto de las  criaturas. Esto me impacto en extremo, pues reconocí a seres que no había conocido en la tierra,  tres de
 mis abuelos, y estaban en tertulia constante con todos los seres queridos, y reencontrados, entre ellos mis padres.   Comprendí que el cielo, no es un lugar, es un estado. Y un estado de felicidad perpetúa. No sé cómo deciros, si cada uno pensáramos y recopilamos los momentos más felices que hemos vivido a lo largo de la vida. Pues apenas es una mota de arena en el desierto, comparando la felicidad del cielo.            Tengo  que confesar que no sé lo que duró este sueño, pero duro mucho mas en mí el saborearlo y con un realismo, con una claridad, con una verdad. Que casi podría afirmar que lo vi

 Ese día tengo que deciros que me empape de leer y buscar cosas para saber más y la verdad que ninguna de ellas contradijo mis sueños.

Ante la imposibilidad de explicar lo que es el Cielo, muchos autores y teólogos han intentado describirlo como lo que no es: en el Cielo no habrá sufrimiento, no habrá hambre, ni sed, ni cansancio, ni injusticias, no existirá el dolor y tampoco la muerte. Esto es un buen comienzo, sin embargo, es demasiado pobre, el describir el Cielo como la ausencia del mal, pues el Cielo es eso y mucho más.
Puedo decir con el libro y la pelicula de
                
         Lucía. Sanz


miércoles, 11 de julio de 2018

Angeles de pantalón corto


     Hubiera sido digno de escuchar la conversación de aquellos tres amigos de cuarto de primaria, cuando un buen día, decidieron llevar en secreto un plan en el que se comprometían a ser como los “Ángeles Custodios” de todos los niños del colegio.
     Durante las clases se fijarían en quienes tenían problemas con las lecciones, para luego ayudarles en la medida de sus conocimientos, y durante el recreo recorrerían  el patio para no dejar que nadie estuviera solo, sin jugar, aburrido, o se viese envuelto en alguna pelea. Ellos, los ángeles del cole se sentían contentos de esta gran idea y se pusieron manos a la obra en cuanto pudieron.
     El impulso de la ilusión, la inocencia de la edad y la fuerza de la juventud hizo que pronto se notara, sobre todo en el patio, cómo siempre aparecían los tres a defender al mas perjudicado en una riña, o en cualquier otro altercado, fortaleciendo los lazos de amistad con sus compañeros protegidos.
     Pero del mismo modo que hay corazones nobles que buscan el bien sin egoísmos, que transmiten alegría, que dan paz con su bondad, también los hay corrompidos y maliciosos.
    De este modo un día al salir de clase y antes de despedirse los tres amigos, se vieron acorralados por la pandillita de los “mandones  del cole”, los que con su sola presencia asustan. Les propinaron una buena paliza, amedrentándolos para que dejaran de meterse en sus asuntos, o sea en sus acosos, y abusos de  “poder” con los mas pequeños y débiles.
    Los “tres ángeles”, tuvieron que ser atendidos en el centro de salud mas cercano, y por este motivo salió a la luz aquel secreto de amistad.
Esta historia real, ocurrida hace unos años , invita a una profunda reflexión sobre qué es la bondad.  En ocasiones el concepto de bondad  es confundido con el de debilidad, siendo  exactamente lo contrario. Es precisamente necesaria la fortaleza para saber controlar el carácter y  sus ímpetus,  para convertirlos en mansedumbre, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades.
    Como consecuencia perfecciona, a quien  en ella se ejercita. Vemos pues que no es algo blandibú, ni afectado.
    Sin embargo las actitudes agresivas que se manifiestan con  malos modales, las maneras de hablar y tratar a los demás  con palabras altaneras, burlescas o agresivas, muestran como principal carencia faltas de educación y elegancia.
 Que erróneo resulta pues ese  considerarse superior por usar estos recursos. ¡Qué equivocados! Al hacerlo, nos convertimos en seres realmente incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.
    La bondad es una inclinación natural y educable a hacer el bien. Siempre paciente y con ánimo equilibrado, perfecciona a la persona que la posee, porque sabe dar y darse transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes le rodean.

      Los chicos de aquel colegio tenían  bondad natural, esa que  no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que ha puesto a las personas en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación. Tendían a ver lo bueno de los demás haciéndose solidarios.
No sabían que eran virtuosos, cosa que hoy se paga muy caro y lo comprobaron en su propia piel.

    Hay un gran pulso con una mano dominante de exasperación, ira, soberbia... que amenaza con erradicar el bien y la bondad.
    Dar las gracias, pedir las cosas por favor, atender en una conversación, saber escuchar, pedir perdón, sin hacer tragicomedias cuando sea necesario, sonreír. Todo esto, básico pero de capital importancia, es como el otro brazo que se hace fuerte desde lo pequeño, ejercido en lo cotidiano, como abono fértil y fecundo para una abundante cosecha  de gente comprometida con el bien.

Lucía Sanz

martes, 3 de julio de 2018

Barritas Heladas de Coco





Ingredientes: 
(9 barritas)
                      
Dificultad: Baja
Tiempo: 15 minutos + 1,5 h congelación

• 2,5 tazas de coco rallado
• 200 ml de nata líquida de coco 
• 1 c. sopera de extracto de vainilla
• 2 c. soperas de aceite de coco
• 100 gr. tableta de chocolate negro 80%
• Opcional: 2 c. soperas de sirope de coco, agave, o al gusto.
• Topping: 2-3 c. soperas de coco rallado

Elaboración masa 

En un bol, verter el coco rallado, el aceite, la nata y la vainilla, y mezclar bien hasta que quede una masa homogénea y maleable. Si se desea aumentar su dulzor, se puede añadir el sirope de coco, o de agave.

Verter la mezcla en un molde rectangular o cuadrado, cubierto previamente de papel de horno, y esparcir bien toda la masa hasta que quede un bloque compacto, firme y de unos 2 cm de espesor. Dejar enfriar en el congelador unos 30 minutos.

Elaboración cobertura de chocolate

En un cazo al baño maría, derretir poco a poco el chocolate negro hasta que quede totalmente líquido y fundido. Verterlo en un bol y dejarlo enfriar 5 minutos.

Sacar la masa del congelador y cortar las 9 porciones de barritas heladas.
Bañar las barritas, una a una, en el bol de chocolate derretido y con la ayuda de dos tenedores ir colocándolas encima de papel de horno para que se solidifique la cobertura. Ir espolvoreando por encima de la cobertura, el coco rallado como topping (antes de que se solidifique del todo).
Una vez obtenidas las barritas, dejarlas en el congelador 1 hora mínimo, antes de servir.

Debo confesarlo, estas barritas son mis favoritas. Por eso no podían faltar las Barritas Heladas  de Coco para compensar el calorcito del verano, mientras nos refrescan por dentro y nos transportan a la sombra de unos cocoteros.
No hay nada tan delicado como el crujido del chocolate en la boca, mientras se va fundiendo y mezclando con el sabor del coco.
Además de ser saludables,  no contienen azúcar, ni lácteos, ni gluten,  son de una gran riqueza en fibra saciante, polifenoles, triptófano, y propiedades energéticas, antifúngicas, antivirales y antibacterianas.



P. Sardinero