sábado, 23 de junio de 2018

La perla roja



La cereza es un fruto carnoso de forma redondeada que tiene en su interior una única semilla envuelta en una capa leñosa, el hueso. Brillante, dulce y crujiente es deseada y esperada durante meses para gozar de su sabor y beneficiarnos de sus nutrientes. Sus tonos bermellones, del rojo al morado oscuro, son muestra inequívoca de una gran riqueza en vitaminas A y C. La cereza es la perla roja, la joya de la corona de las frutas de primavera. Ese enorme potencial antioxidante, superior al de la mayoría de frutas, es causa de grandes efectos beneficiosos para la salud de quienes las consumimos. Son buenas para la regeneración celular, antiinflamatorias y depuran nuestro organismo. El sencillo hábito de tomar un puñado cada día durante toda la temporada puede prevenir y ayudar en muchas enfermedades. 

Aparecen cuando la primavera ya está en todo su esplendor, son el complemento depurativo perfecto para dietas de control de peso o de limpieza de toxinas. A su gran riqueza nutritiva se une su reducido valor calórico, con más de un 80% de agua, un elevado contenido en potasio y nulo en sodio y en grasas. Ayudan a descargar el hígado, a limpiar cálculos de vesícula y también de riñón, aliviando las artritis y edemas. Su riqueza en fibra favorece también el tránsito intestinal. 

Al mismo tiempo que hidratan, remineralizan el organismo con un aporte considerable de calcio, magnesio y zinc. Por eso son ideales tanto para etapas de crecimiento como para proteger de la osteoporosis en la menopausia y en la tercera edad. Además proporcionan hierro junto a una notable porción de ácido fólico, por lo que están más que indicadas durante el embarazo. 

Son de un dulzor pronunciado, es una fruta energética y reconstituyente. Contiene un 12% de hidratos de carbono en forma de fructosa, de absorción lenta, por lo que su índice glucémico es muy reducido. 

El origen de esta fruta se sitúa en el Mar Negro y en el Mar Caspio, difundiéndose después hacia Europa y Asia por medio de las aves y las migraciones humanas. Hace muchos siglos esta pequeña fruta fue muy popular entre los griegos y luego bastante apreciada por los romanos, quienes no dudaron en propagarla a lo largo de todo su Imperio hasta que su cultivo alcanzó países como España. Desde entonces, la cereza ha sido enormemente expandida por diferentes naciones. 

Actualmente la cereza se cultiva en países de clima templado, siendo sus mayores productores, Estados Unidos, Irán, Turquía, Italia, Rusia, México, Alemania Francia y España. 

En nuestro país son innumerables las cantidades de especies que se cultivan, en provincias como Barcelona, Zaragoza, Alicante o Cáceres, siendo esta última reconocida mundialmente por su gran producción de cultivos y belleza inigualable durante el periodo de floración. La mayor parte de las cerezas que se cosechan en España tienen su origen en el Valle de Jerte donde, además, son recolectadas especies como la picota, una variedad muy demandada que resulta bastante resistente. Es más pequeña, pero su sabor la hace muy popular entre los consumidores. 

Hay algo importante que debemos saber antes de adquirir cerezas, las cerezas no maduran una vez que son recolectadas por lo cual es necesario asegurarnos de que se encuentren en su mejor estado de madurez. Podremos saberlo casi inmediatamente, ya que tienen un peso consistente, un color y brillo bastante intenso y su tallo es verde, rasgos que nos darán una noción de su frescura. 

Para conservarlas solo hay que guardarlas en la nevera. Es importante hacerlo sin caer en el error de lavarlas a menos que vayan a ser utilizadas de inmediato. También debemos evitar colocarlas demasiado cerca de alimentos o frutas que despidan un olor penetrante, debido a que las cerezas los absorben con facilidad. 

Normalmente consumimos las cerezas frescas, aunque también a nivel gastronómico son muy apreciadas. Con ellas se preparan licores y postres como tartas, pasteles, mousses, compotas y mermeladas, en almíbar o escarchadas. También están deliciosas en gazpacho, ensalada, o como acompañamiento de carnes grasas como el pato y el cerdo. ¡Pero cuidado! porque las cerezas son una tentación y es fácil que se terminen antes de elaborar la receta con ellas. 

Ya llega la temporada, y dura muy poquito, así que aprovecha para recargar las baterías con este delicado y delicioso fruto. 



P. Sardinero

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