lunes, 15 de enero de 2018

Los indigentes

A PROPOSITO DE ROSA

Leyendo el artículo sobre Rosa que público Rafa, y que agradezco pues demuestra tener una sensibilidad que le honra, pues estos gestos nos hablan de que es fácil acostumbrarse a oír noticias y casos, como lo más normal y verlo como algo lejano que no me influye ni toca de cerca. Sin pasársenos por la cabeza lo que hay detrás, cosa que Rafa lo ha seguido y nos informa, con ello denota que le importo Rosa.

Luego pensando según volvía a casa, dándole vueltas, pues me toco el alma; lo siento Eusebio, pero yo si noto de continuo el alma, algún día puedo hablar de ello, pues tengo que confesar, que en cierta parte de mi vida creí perderla, tirarla por la borda, y tomar otros derroteros, el que más y el que menos tiene que afrontar su historia. Tomar decisiones serias no es fácil. En mi caso, era cambiar el todo por nada, o el nada por el todo, pero me encontré con algo, alguien, en algún lugar, que si la tenía, y me hizo descubrir por qué y para que podía servir mi vida, y que el secreto estaba en descubrirlos, que siempre han estado allí, a mi lado.

Vivimos en un mundo de materialismo, racionalismo, en el que sólo existe lo que se ve, se toca y hay muchísimas cosas no materiales que pueden colmar el ansia del alma y frenar o calmar las del cuerpo.

En mi medio siglo de existencia, he conocido a muchas Rosas, con nombres muy diversos, de hombre, mujer, adolescente, niños. Rosas de la soledad más absoluta a pesar de que su vida social fue muy rica.

Lo que intento siempre que veo a personas que piden, o necesitadas, qué están en la calle y que se ven que son indigentes (y lo pueden ser con muchísima dignidad) me pongo en su lugar y aunque no pueda ayudarles siempre, puedo regalarles una sonrisa, un gesto amable, para que ellos perciban “ un me importas no me eres indiferente”..

Tengo experiencia con algunas de ellas que por mi trayecto al trabajo, pasaba a su lado, movida de y por amor (bien entendido) al otro, y en cierto sentido pensando que podría ocupar yo ese lugar, interesarme de sus vidas y el porqué de esta situación, y en muchos casos son situaciones muy duras y desgarradoras, que como una cadena surgían eslabón tras eslabón uno vinculado a otro, hasta destrozar el alma y el corazón, y tener que salir a pedir para mantener un cuerpo sin alma del que no les importaría deshacerse. En estos casos, procuraba, en la medida de mis posibilidades aliviar las necesidades del cuerpo y dar una chispa de vida también para aliviar las del alma, y no dejar de pasar por su lado a pesar de tener la tentación del rodeo, con la disculpa del tiempo, para preguntarle s ¿cómo estas hoy?. O por algo que me había contado, darle una rendija de esperanza pequeños alicientes y muchos gestos que son las palabras del corazón.

He visto durante muchos años la película” qué bello es vivir “aunque hay un personaje alegórico un poco cómico la moraleja es: Todo lo que existe porque tú estabas allí. Y aunque ahora te encuentres en este estado, has hecho muchas cosas buenas, por lo que merece vivirse una y mil vidas, y aunque haya situaciones desesperantes siempre hay un rayo de luz al que agarrarse, y en estas Rosas de nuestro camino podemos ser este rayo de luz que ellas necesitan.

Termino mencionando al sicoanalista Vitor Frank en su libro “ El hombre en busca del sentido” él fue superviviente en un campo de concentración nazi, un campo de exterminio sería más adecuado. Pues dice en una parte de él libro: que en el campo de exterminio no sobrevivían los más fueres, más intelectuales. etc sino los que tenían un motivo por el que vivir. El de él, que en otro pabellón estaba su joven esposa de la que no sabía si sobrevivía, pero por la que tenía que luchar y sobrellevar cualquier penalidad, y que ayudaba también a sobrevivir, los que tenían convicciones fueres por las que dar sentido a su vida.

Lucía Sanz

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