miércoles, 24 de enero de 2018

Xacobeo 1999. (0)

Miércoles 19
Día previo


Lugar de reunión en la Hospedería Carolo de O’ Cebreiro para comer. Nosotros vamos con nuestro coche desde Madrid, mientras que los demás han salido desde Santiago, lugar de cita previa para el que había viajado en tren o avión, o bien no quisiera utilizar el coche propio.

Día invernal con niebla intensísima, lluvia ligera pero gélida y mucho frío. Ambiente de alta montaña. Resulta imposible hacer fotos a causa de la niebla.

Como referencia, incluyo algunas tomadas en mi anterior paso por aquí en 1988, un día claro de verano y que pueden dar una idea del hermoso paisaje que se puede contemplar desde estas montañas, lugar mítico de el Camino, resultando curioso advertir que en una de ellas lo que parece ser un mar blanco detrás de una palloza, son en realidad nubes de mediana altura.

En otra foto aparece, como imagen típica el caballo del peregrino, y que curiosamente no vimos (al menos yo) en nuestra peregrinación a Compostela.

La hospedería es de tipo rústico pero muy agradable y la comida resulta deliciosa. Es cocido gallego regado con vino de la tierra. Primeros contactos de conocimiento.

Uno de mis compañeros de mesa llamado Piñeiro, fue antiguo colega mío en la Sección de Ingeniería de Proyectos e Instalaciones de Madrid, en las dependencias de Ríos Rosas. Estoy hablando de hace 20 años, y lo recuerdo con bigote negro y mucho pelo. Ahora el pelo es cano y no tiene bigote.

Muchos de nosotros compramos cayados para el camino en la misma Hospedería.

Después de comer hacemos una breve visita a las pallozas, que están muy bien conservadas, con lareira y muebles de madera antiguos y de estilo campesino, mesas, alacenas y arcones, así como utensilios de cocina.

Estando dentro sorprende la gran altura del techo, así como su amplitud, pero en realidad todo su espacio es como una única y gran habitación, donde convivían las personas y los animales, aprovechándose del calor mutuo, existiendo un pequeño establo en un lateral.

Resaltan sus tejados hechos con celme. Estos tejados tienen una forma ligeramente curvada y aguantan perfectamente las tormentas de agua y nieve frecuentes en estas cumbres, y proporcionan un aislamiento muy bueno para impedir que el calor interno se pierda.

Están hechos por los teitadores, artesanos tan expertos que según dicen los entendidos, un techo bien hecho puede durar hasta 30 años.

Actualmente existen censadas 176 pallozas, prácticamente todas en la Sierra de Ancares.

Después hacemos el primer sellado de credenciales y nos vamos.

El camino hacia Sarria lo hacemos entre la niebla, con parada concertada en el Monasterio de Samos. Nosotros nos adelantamos con nuestro coche y los demás se van en el autobús contratado.

Una vez que nosotros hemos llegado a Samos, esperamos mucho tiempo por el resto del grupo, viendo como llegan infinidad de autobuses con personas de la tercera edad, y al final decidimos entrar en el monasterio preguntando por las visitas, y no sabían nada de un grupo de Telefónica.

Estamos dentro unos veinte minutos escuchando las explicaciones de un guía. Salimos, y a las 6 y media, muy extrañados, nos dirigimos a Sarria sin saber dónde íbamos a parar.

Yo tenía una vaga idea del nombre y un detalle que me llamó mucho la atención, y que al final fue determinante para encontrar el lugar: que para cada tres habitaciones había dos baños.

Después de recorrer toda Sarria y preguntar en hoteles, bares y restaurantes, encontramos el lugar y nos instalamos. Se trata de una vivienda particular con diversos pisos que hacen función de apartamentos (de ahí que sólo haya dos baños por piso), pero separados del restaurante, de manera que para desayunar y cenar tenemos que darnos un pequeño paseíto.

Estamos preocupados por el resto del grupo, pues son ya casi las ocho, y lamentablemente no teníamos todavía ningún número de teléfono móvil de ellos.

La habitación está helada y M.C. está con las manos blancas y destemplada, a causa de su enfermedad (síndromes de Sjöegren y Raynaud). Menos mal que la dueña le ha prestado una estufa y poco a poco se va calentando.

A las ocho oímos ruido de gente y es el grupo que llega. Preguntamos a unas chicas de la habitación vecina, que nos dicen que unos 6 Km. antes de llegar a Samos habían tenido un accidente, en una curva muy peligrosa (cerca de San Xil), donde al autobús le fallaron los frenos y se salió de la carretera yendo a empotrarse en una gran roca sobre un riachuelo.

Afortunadamente no hubo víctimas pero sí un gran susto; según nos dijeron, parece ser que el autobús no iba en buenas condiciones técnicas de frenado, y como emergencia tuvo que usar el freno eléctrico.

El grupo tuvo que caminar los 6 Km. que faltaban para Samos, bajo frío y lluvia ligera, llegando diez minutos después de que nosotros nos hubiésemos ido.

Y allí estuvieron esperando hasta que los recogió otro autobús.

Cena agradable y reparadora. Me llama la atención que haya por la noche carne asada y pulpo como menú. Pido la carne asada, aunque con un cierto recelo pensando en la digestión nocturna, y está deliciosa.


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