sábado, 4 de mayo de 2019

Una mujer momificada

En Valencia aparece está noticia tan triste. ¡Ni más ni menos que 4 años! ¿Qué ha fallado en tu vida, que al final de tus días no le importaras a nadie y, absolutamente nadie, te echara siquiera en falta? ¿Tan solita estabas? Estamos muy asombrados, yo y muchas personas más. Parece ser que algún vecino comentó que habías trabajado muchos años en Argentina, y pensaban que, como habías comentado en algún momento, tenias una amiga en ese país. Pues pensaron que quizá te habías desplazado allí a vivir con ella, y no les extraño tampoco que no te despidieras de nadie, pero, después de lo acontecido…

Solo es intentar comprenderlo pero aún así es tremendo. Y esa entidad bancaria que no reclamó tu presencia en cuatro años para verificar que vivías como es su deber, para seguir pagándote tú pensión reglamentaria... Pero que mala suerte que haya tenido que ser así.

Este es uno más, pero también es verdad que es otro de los que poco a poco están apareciendo. En Vitoria el 3 de Octubre del 2018 también descubren después de 8 años a otra mujer. No se le sabía de ningún amigo, según interpretación de alguno de sus vecinos. Al menos fue lo que declararon ellos.

En Culleredo, Galicia, en julio de 2017 aparece la noticia de otra mujer que llevaba otros 7 años momificada. Estoy segura que también habrá otra historia triste detrás de este suceso. Yo no he tenido noticias o quizás será que me ha impactado menos, ¿qué está pasando con nuestros mayores?

Esto de normal no tiene nada. La realidad es que, vivimos en una sociedad en la que vamos corriendo, los unos y los otros, y, en algunos casos, atropelladamente. Solo vemos lo que nos interesa, lo nuestro ¿me equivoco mucho? Vamos de una noticia a otra y no nos paramos a pensar. Pues unas veces será así y otras no. Pues claro que los mayores a estas alturas tenemos mucho tiempo, pero si somos justos eso no se lo podemos pedir a nuestros hijos. Ellos todo el día corriendo con sus trabajos, sus niños, sus obligaciones. En muchos casos llegan al fin de semana cansadísimos, como hemos hecho cada hijo de vecino en otro momento de nuestra vida. Me estoy justificando, seguramente será así y no miramos un poquito más a nuestro entorno, entonces nos encontramos con que, conocemos muy poco de la vida de las personas que nos rodean. Es justo decir que, al cambiar la sociedad tanto, no vemos al vecino que tenemos al delante, y, con todos los respetos, no es aquel maravilloso y, algunas veces, “cotillo” vecino de antaño, que estaba para todo lo bueno y sobre todo para todo lo malo. Nos hemos alejado mucho unos de otros, seguramente por la forma de vivir, aunque nosotros todavía funcionamos así. Por otro lado tenemos todo el tiempo para todo lo que queremos, y nuestros hijos también, pero, ¿cuantos de nuestros hijos casi no conocen a sus propios vecinos? Se lo están dejando por el camino y es un gran error, bajo mi punto de vista. La labor del vecino, independientemente de que no sea la de antes, es muy importante, porque tener un buen vecino es un tesoro al que debemos de cuidar y mucho.

En el caso que nos ocupa, podría ser que también hay muchas personas muy introvertidas y no les gusta compartir sus “cosas” con nadie, y, si es así, no digo nada ¿Cómo ayudas? ¿Y su familia? que no se cuido de interesarse por ellos ¿No tenias ninguna familia?

Cuanto más grande es la ciudad, la persona que no tiene compañía se siente más sola. El perito Carlos López de Sosoaga quien fuera forense del Palacio de Justicia, comentó ya en el 2018 que éste tipo de casos cada vez van a ser más comunes. De hecho, ya lo son en las grandes ciudades.

Amelia G. Luengo

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