jueves, 14 de febrero de 2019

Un mundo global

Por casualidad, cayó en mis manos un artículo que me llamo la atención. Decía: la tecnología no nos hace más inteligentes, simplemente conseguimos más información a una velocidad increíble y de manera global.

Dicho lo cual, la extraordinaria eficacia y repercusión que esto ha tenido ha transformado todas y cada una de las vidas que configuran la población mundial con magníficos resultados que están a la vista, desde el más emotivo contacto visual a través de una pantalla con aquellos que viven al otro lado del planeta, hasta la más simple relación, vía correo electrónico, que nos aporta tan buenos resultados laborales y familiares. El mundo se ha enamorado de Internet y los oráculos hace tiempo vaticinaron la imperiosa necesidad de estar en la red de redes. Nunca antes habíamos tenido tanta información global, a la velocidad de un pequeño gesto. La comunicación ha acortado distancias. Gracias a esta clase de tecnología podemos comunicarnos sin apenas dificultades, desde cualquier punto del planeta.

Además de esto, los oráculos preconizaron, ya en su día, la llegada de un nuevo orden social que aportaría a las nuevas generaciones una excelencia e imaginación nunca antes conocidas. Las reglas del juego han cambiado en un mundo sin fronteras con la tecnología como aliada. La tensión está servida. Las organizaciones hacen auténticos malabarismos para no quedar obsoletas o desplazadas de los mercados internacionales. El miedo a perder competitividad, poder y puestos de trabajo, agudizan el ingenio para estar en este mundo virtual. Cuando una multinacional mueve ficha realiza un jaque a todos los competidores, da igual que sean grandes o pequeños, no hay freno para esta guerra de guerrillas. De esta manera se establece un duelo a muerte entre David y Goliat. Las nuevas compañías, todavía pequeñas, intentan no desaparecer devoradas por un nuevo orden en el que es muy fácil quedar atrapadas.

Pero también en Internet han proliferado verdaderos ejércitos virtuales alrededor de ideas excelentes, sin necesidad de vernos las caras. Cualquier anuncio contiene más información en un solo minuto, que la que recibía una persona de la edad media durante toda su vida. El poder pasa de quien tiene la información a quien tiene el conocimiento o el talento. Es un arma tan poderosa que las empresas pequeñas no se libran de ser engullidas por las nuevas reglas de juego hechas para ganar.

Los nuevos tiempos están aquí, son exigentes e impredecibles. Las empresas invierten en tecnología y sobre todo en un personal altamente cualificado. En un mundo global y consumista todo vale. No hay lugar para la reflexión. El marketing de las empresas es la renovación y buenos resultados. Es la consigna de las grandes corporaciones que se repite como un mantra. El consumidor sucumbe ante este nuevo reto de la fascinación y realiza movimientos acrobáticos casi temerarios con sus fuentes de ingresos. Mientras los gurús de las finanzas trabajan en la sombra. Cada gesto adquiere un sentido de inmediatez. Y los afiliados a las nuevas tecnologías sucumben agradecidos porque sus necesidades se ven satisfechas.

Internet avanza imparable, llegando a casi cualquier rincón del mundo. La red de redes ha emergido con una rapidez nunca antes conocida, y,  como su propio nombre dice, es una tecnología que avanza en un contexto global tejiendo una imparable necesidad de pertenencia. Si no estás dentro por alguna razón, lo estarás pronto. De igual manera que ya no podemos vivir sin el acceso a la luz o al agua, tampoco podremos vivir sin Internet. Pero lo mejor está por venir. Estaremos atentos a los tiempos venideros y a los nuevos retos, que empiezan a llegar.

Nos subimos a este tren de máxima velocidad que nos llevara al futuro.

Ana Lozano

No hay comentarios:

Publicar un comentario