miércoles, 10 de mayo de 2017

Sistema de identificación en humanos

RFID (Radio Frequency IDentification)

Últimamente no paramos de oír en todos los medios de comunicación el nuevo sistema de identificación para empleados que se está llevando a cabo en algunas empresas de Europa, concretamente en Bélgica. Este sistema consiste en la implantación de un chip bajo la piel que se encarga de transmitir, por radiofrecuencia, todos los datos y movimientos efectuados por la persona que lo lleva implantado.

A muchos de nosotros no nos resulta desconocido este sistema ya que el implante de este chip localizador es rigurosamente obligatorio para nuestras mascotas y para identificar productos mediante los ya famosos códigos de barras. Precisamente esta es la baza que se está jugando a la hora de implantar toda esta tecnología de control: la fácil aceptación por parte de todo el mundo.

Este chip subcutáneo contiene un número único de 16 dígitos y tiene la misión de proporcionar y enviar toda la información de la persona que lo lleve implantado. En realidad, funciona como un banco de datos mediante el cual se podrá obtener información relevante de cada persona portadora, como fecha de nacimiento, grupo sanguíneo, estado civil, domicilio, empleos, enfermedades que se padecen y por supuesto las cuentas bancarias, tarjetas de crédito, entre mucha más información. En definitiva, mayor control policial y toda la información sobre nuestros movimientos y actividades.

De hecho, hoy en día, la mayor parte de nosotros está utilizando ya sistemas de control muy similares y de forma totalmente voluntaria. Para los que no se hayan dado cuenta, los Smartphone y el nuevo DNI electrónico 3.0, son precisamente esos chips que, sin estar implantados bajo la piel, proporcionan información acerca de todo lo que sucede en nuestras vidas, lo que presupone un mayor control de los ciudadanos.

Esta tecnología es muy real y no es nueva. Como todos sabemos ya se utiliza hace tiempo para localizar animales, coches y mercancías perdidos. Su uso en humanos es muy posible a pesar de sus implicaciones éticas y los riegos que implica para nuestra salud. Por el momento estos chips tan sólo se pueden utilizar para abrir puertas, así como para realizar fotocopias, aunque se espera que muy pronto se puedan vincular con una tarjeta de crédito, de forma que podremos incluso realizar pagos con tan sólo girar nuestra muñeca.

Para mí pensar en llevar implantado en mi cuerpo un chip de identificación (RFID) supone una invasión total de mi intimidad e identidad, especialmente o fundamentalmente porque no se pueden apagar. Se me pone la piel de gallina cuando pienso en la obligación de colocarme este perfecto chivato para que se pueda obtener un completo control de mi vida e incluso de mis decisiones y emociones.

Yo no quiero vivir en un mundo monitorizado en el cual se me vigile y controle las 24 horas todos los días de mi vida, ni sentirme como una etiqueta a la que al pasar por un escáner se me identifique como cualquier producto del supermercado.

La tecnología avanza muy deprisa, está claro, pero no por ello tenemos que dejar de sentirnos humanos. Es curioso pararse a pensar en cómo los avances tecnológicos pueden facilitarnos la vida cotidiana, al mismo tiempo y sin apenas darnos cuenta, alejarnos de ella.

Para finalizar os diré que las autoridades aseguran que la implantación de estos chips sería totalmente voluntaria para los ciudadanos, aunque algunos sostienen la necesidad de utilizarlos, y plantean todos los beneficios que supondría para la sociedad.

Mientras tanto yo solo puedo pensar: ¡Ojalá que no se pongan de moda!

P. Sardinero

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