martes, 21 de febrero de 2017

Los últimos de Filipinas

Allá cerca del año 1960, una tarde de domingo nos fuimos al pueblo de al lado porque venían unos chicos de la ciudad: eran de lo que entonces se llamaba “el Frente de Juventudes” y ponían cine. Creo que teníamos más interés por ver a los chicos que por la “peli”, la tontería de la adolescencia. Como he dicho, fuimos una panda de amigas y allí estaban los jovencitos, con un proyector y una sábana por pantalla. Nos pusieron “Los últimos de Filipinas”. De esa cinta sólo se me quedo grabada la canción “Yo te diré”, que a lo largo de estos años la he tarareado cientos de veces. Lo que si recuerdo bien de ese día es la despedida que nos hicieron los del pueblo, corriendo tras nosotras tirándonos piedras. Aunque claro, no era la primera vez que lo hacían pues nos teníamos poco afecto los dos pueblos tan vecinos.

Cuando hace un par de meses he visto la nueva versión (“Los últimos de Filipinas: 1898”) ha sido sobre todo por la curiosidad de ver si cantaban la misma canción. Me preguntaba una y otra vez “¿cantaran ‘Yo te Diré’?”. Y sí: sonó varias veces a lo largo de la película.

Ahora es cuando he tomado interés en conocer la historia, de lo que pasó en el pueblecito de Baler, en esa iglesia donde estuvieron cincuenta soldados un año encerrados pasando hambre y enfermedades. En fin, la sinrazón de las guerras.

Creo que ésta nueva versión es buena; no en vano ha tenido un Goya y nueve nominaciones. No es el tipo de cine que me gusta y no lo hubiese ido a ver si no fuese por la música. En las escenas desagradables cerraba los ojos y, escuchando la canción, olvidaba todo lo demás.

Ese dicho de que “la música amansa a las fieras” se reflejaba en la cara de esos soldados que, oyendo cantar a la chica, parecía que estaban en otro mundo y no en la realidad que tenían encima.

Ahora veo escenas de la película antigua y la nueva y hay grandes diferencias; la primera era más romántica y, aunque la historia es la misma, el montaje y los medios son diferentes. En ésta última el despliegue ha sido mucho mayor: mientras la de 1945 se rodó íntegramente en Málaga ahora han elegido Guinea Ecuatorial, Las Palmas y Tenerife. Y, sobre todo, la intención del director es distinta. A diferencia de la antigua (en la que lo importante era ensalzar el patriotismo) ahora se busca criticar lo absurdo de las guerras.

Todo cambia con los tiempos, pero yo me quede muy satisfecha escuchando de nuevo “Yo te diré…”

Pilar S.
Febrero 2017

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