jueves, 16 de febrero de 2017

Va de generaciones

DESDE MI ATALAYA

Fundamentalmente como consecuencia de la última crisis en la que tan popular se nos hizo la “prima” del tal “riesgo”, la mayoría hemos oído hablar de la generación “ni, ni”, o sea ni estudio ni trabajo. El índice de paro juvenil se ha disparado en estos últimos años, y si bien ya era alto antes de la crisis, el “ladrillo” la amortiguaba algo, pues ante la falta de perspectivas podía existir el recurso del yeso, el cemento o la ferralla.

Y como casi siempre intentamos sacarle punta a las cosas, y a veces hasta provechosamente, yo me he preguntado si no habremos cooperado a la formación de la generación “ni, ni” los que tanto hemos hecho por crear la “si, si”. ¿Qué cual es esa? pues aquella formada a partir de la década de los sesenta del pasado siglo, en las que tras las penurias de todo tipo de la pos-guerra, ante el “yo quiero esto o aquello” de cualquier niño, la respuesta era “sí cariño”, “sí amor”. Bueno era y es; por lo que no resulta nada exagerado pensar que una puede ser heredera de la otra.

Y ya metidos en el tema, es muy posible que lleven tiempo formándose las generaciones que yo daría en llamar “todo, nada”. Allá por el año 2000 tuvo un entrenador el F. C. Barcelona, holandés y nombre Louis van Gaal. En algunas ruedas de prensa en la que los periodistas presentes le reprochaban los malos resultados de su equipo, él les respondía: “ustedes todo negativo, nada positivo”. En la actualidad, y sobre todo entre la gente que ya no tenemos acné, es muy corriente ver todo malo o nada bueno. Es cierto que existe la tendencia, a mi modo de ver, de extremar y huir de los términos medios y eso influye y mucho en ese “todo, nada”.

Eso me da pie a pensar, si seriamos capaces algún día de ir haciéndonos a la idea de que mejor “ni todo”, “ni nada”, es decir: ni todo tan malo, ni nada tan bueno o viceversa, día en el que los primeros beneficiados seriamos nosotros empezando por la gastronomía. Iríamos admitiendo que cualquier tiempo pasado no fue ni mejor ni peor. Que no todo lo conservadurista o progresista es malo o bueno por el solo hecho de serlo. Que ser alto o bajo, feo o guapo, no es forzosamente síntoma de virtud o problema. Y así sucesivamente, podríamos seguir viendo cosas que ni son tan buenas como nos dicen, ni tan malas como nos aseguran.

Viajaba en “metro”. La gente en rededor con sus “móviles” ejercitando sus dedos u oyendo música. Yo pensando en generaciones.

Dadile

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