jueves, 26 de octubre de 2017

Nuestro mapa del mundo

Cuando la humanidad comenzó a poner por escrito las máximas de sus sabios, los códigos que recogían las costumbres y las leyes, los relatos de los acontecimientos en los que se había forjado cada pueblo, nació la lectura.

Hasta entonces la cultura “cultivo del alma” solo se escuchaba: únicamente lo que los hombres y las mujeres retenían en la memoria se transmitía a las siguientes generaciones, como un valioso mapa del mundo, como una antorcha en medio de la oscuridad.

Escuchar sigue siendo hoy fundamental en muestra vida: encauza nuestro primer acceso al lenguaje, le da forma mientras vivimos y, sobre todo, hace posible el diálogo, que es una de las fibras del tejido mismo de la vida. A la vez, para que el dialogo valga la pena hay que tener algo que decir, y eso requiere una riqueza interior que se alimenta en la lectura, la reflexión personal, la apertura a la sociedad.

La lectura ocupa ya un lugar irreemplazable en la cultura: la memoria de la humanidad es hoy también, en una medida importante, palabra escrita, letra que espera el diálogo con un lector…

Prometo continuar escribiendo un poquito mas en revistas posteriores pues aunque no sea lo que se dice ratón de biblioteca pero valoro un buen libro y todo lo que aporta....

Lucía Sanz


martes, 24 de octubre de 2017

Desde mi atalaya: reflexiones otoñales

Desde siempre me ha parecido la estación más sorprendente del año. Visto desde mi atalaya conquense, el otoño es la placidez de la edad madura. Es tiempo de recoger los últimos frutos del huerto, junto a las nueces y los membrillos. También de los silvestres: los higos, las bellotas, las endrinas, etc. Tiempo también de sembrar. Oler a tierra y a lluvia de simienza. Disfrutar de la armonía serena de la tarde. Oír el ruido de los aperos de labranza y esperar aquello de que en los Santos, nieve en los altos.

Es tiempo también de añorar aquellos gritos desesperados del gorrino en la mesa de matanza, así como las voces de los cazadores persiguiendo la liebre o banda de perdices. Contemplar el espectáculo de ver como los chopos se visten de oro y luego los desnuda el viento. Pasear sin más ruido que el que produce la hojarasca del carrascal y sin más compañía que la cesta para depositar en ella las setas que luego irán a la sartén de gachas.

Desde hace ya unos cuantos años el otoño en los pueblos hace que casi todo se vista de soledad, y ésta suele ir unida a la tristeza. Se fueron los veraneantes y los que quedan son cada vez más viejos y menos. Lo único que aumenta de un otoño a otro, son los vecinos del cementerio. Cementerio al que con pocos ánimos, llevan sus flores por los Santos esos pocos vecinos que van quedando.

David

jueves, 19 de octubre de 2017

Abuelos



—!Bueno, ya tenemos a todos los niños escolarizados!  ¡Ya hemos dejado atrás las vacaciones! ¡Que ilusión verlos aparecer en nuestras casas! ¡Pero ver llegar la hora de que empiecen sus clases escolares es igual de maravilloso que para sus padres!

Los abuelos, durante generaciones eran nuestros mayores respetados y dueños de una sabiduría que proporciona la universidad de la vida. Se trasmitía de padres a hijos y se tenían en cuenta muchas de sus opiniones, pero de unos años aquí y, sobre todo, desde que las mujeres se han incorporado al mundo del trabajo, han cambiado mucho las cosas, porque en la mayoría de los casos la educación de los hijos era, una labor de la que se ocupaban las madres mayormente.

Nuestros hijos nos proporcionan la mayor de las alegrías al hacernos abuelos y bien que lo sienten otros mayores cuando no es así para ellos. Nuestras casas se quedaban un poquito tristes cuando ellos por ley de vida las iban abandonando, así es que, ¡con que ilusión aparecen nuestros nietos y la casa se llena otra vez de esa alegría que traen debajo del brazo nuestros niños!

Hace unos años los abuelos iban de visita con sus regalitos, y también nosotros recibíamos a nuestros hijos y a sus hijos con mucha frecuencia en nuestras casas como se sigue haciendo. Pero al ir cambiando la sociedad y, sobre todo desde que se nos ha instalado la crisis, los abuelos somos la ayuda y el soporte de tantos y tantos hijos que necesitan de nuestra ayuda. Alguna de ellas por la deteriorada economía –a quien vas a ayudar en la vida mejor que a tus hijos si lo necesitan–. Y los abuelos, unos de buen grado y bendiciendo que te dejen hacer esa labor, y  otros porque no pueden negarse ­–hay que tener en cuenta que hablamos ya de personas que empiezan con sus problemas de salud–; tiran con todo si pueden como si no. Pero no tenemos  la sensación de que son demasiados abuelos rodando con sus niños ya más mayorcitos. Nadie duda de que estamos ahí para cubrir todos los huecos necesarios, imprevistos, navidades, vacaciones, puentes, esos bebes que los ves tan chiquititos y te ofreces antes de que los lleven a una guardería.

Pero quiero también comentar que en algunos casos bajo mi punto de vista se están dando algunos abusos por parte de algunos hijos. Ellos están sacrificando a sus mayores, no solo porque necesitan ayuda en una etapa concreta, sino que se sirven de ellos para prosperar en la vida. Y eso es mucho más triste. Vemos a abuelos tirando con los niños sin poder. Los papas lo entienden así, habrá también seguramente otras muchas razones.

Y nosotros estamos y debemos estar para cuando nos necesiten, porque por otra parte son tantos y tantos hijos que no paran de agradecérnoslo a cada momento.

Hay una verdad muy grande y es que no hay dinero que pague que te digan…

—¡Hola abuelo!

Amelia G. Luengo

martes, 17 de octubre de 2017

Los miserables

Todo sucede en la Francia del siglo XIX, en pleno apogeo del romanticismo, en el que Víctor Hugo nos da a conocer el ambiente parisino de la época. Nuestro protagonista, Jean Valjean, es el eje central de la historia de los miserables. Puesto que la obra está plagada de digresiones no es tarea fácil comentar una novela tan archiconocida, ya por sus versiones literarias y por estar adaptada al cine, es decir al musical que tiene el mismo título. Como comentaba anteriormente la historia está llena de digresiones y aunque los hechos difieren unos de otros al final terminan por unirse y relacionarse, los personajes principales y secundarios tienden a tener todos de algún modo protagonismo, pues Víctor Hugo dedica decenas de páginas a cada uno de ellos. En primer lugar nos centraremos en nuestro protagonista: Jean Valjean, el cual es acusado de ladrón por robar pan (aquí al inicio del relato aparece en escena el infatigable y perseguidor nato de Jean, el inspector Javert, que no cejará en su empeño llevarlo de nuevo a prisión, pero que al final de la novela, tras varias cavilaciones, terminará por suicidarse) y tras veinte años de trabajos forzados en la cárcel es puesto en libertad condicional. Después de ir de posada en posada sin encontrar donde guarecerse, encuentra en el clérigo Myriel la bondad suprema y éste le aloja en su humilde morada. Jean le roba unos candelabros de plata, pero con tanto infortunio que es arrestado por los gendarmes e interrogan a Myriel si Jean Valjean había cometido dicho hurto. Al final el clérigo no le descubre y le perdona a cambio de que lo vea todo por el lado bueno. Nos detendremos en este punto y comprobaremos que el tema central de la obra es la RELIGIÓN (discernimiento entre el bien y el mal, la verdad de la mentira… etc.) El hecho lleva a nuestro protagonista a ver en el sacerdote un mensajero divino donde las reflexiones hacen hincapié en el expresidiario. En segundo lugar dedicaremos especial atención a Fantina (mujer ingenua que se queda embarazada de un joven libertino) que, como no tiene medios económicos para mantener a su hija decide dejarla en manos de los Thernádier, una pareja de posaderos cruenta y villana que no tendrán ningún miramiento con su hija (Cosette) y la tratarán como una méndiga y a Fantina la sonsacarán el dinero hasta que no puede más y cae gravemente enferma. (En esta parte de la narración Víctor Hugo realiza una crítica desmesurada a la prostitución el cual él rechaza y repugna)

Jean Valjean tendrá la misión de encontrar a Cosette y sacarle de la miseria a la que la tienen sometida los Thernádier, los cuales no tienen escrúpulos y Jean tendrá que darles dinero a cambio de que se la entreguen, pues será el único padre que cuidará de la niña. No hemos caído en la cuenta de que nuestro protagonista tendrá que ocultarse bajo nombres supuestos (el alcalde de Magdalena, el mendigo que da limosna, Fauchelevent) pues tendrá que tener cuidado, pues la divina providencia le pondrá a prueba y tendrá que delatarse ante la incredulidad del tribunal para que exculpen a un inocente (Champmathieu) a quien Javert y sus secuaces creerán que es Jean Valjean. Tras este incidente el expresidiario escapará de la mano de la “Justicia” y deberá mudarse a otros lugares para no ser descubierto (el convento, las alcantarillas de París... etc.) Otro personaje de gran interés es Marius, que junto con los amigos del ABC iniciarán una revolución dirigida por Enjolras. Marius tras pasar dificultades económicas, descubrimientos sobre su padre (que murió por amor a la patria y le condecoraron por ello) cambios en su manera de vivir (de pobre a rico), el anhelado perdón de su abuelo Gillenormand y el tan sonado idilio con Cosette (más creíble en la novela que en versión musical) protagoniza una trama en la que están implicados los Thérnadier (incluso Javert) que en su calidad de delincuentes dejarán abandonados a su suerte a sus dos hijos más pequeños. Los dos hijos mayores, Eponina y Gavroche son otros personajes secundarios de gran peso. Gavroche una historia que parece sacada de una novela picaresca, destaca por su heroicidad en la barricada y Eponina locamente enamorada de Marius, la cual desengañada, al final le ayuda para encontrar a Cosette, pues sin ella él prefiere la muerte. En plena revolución Marius cae herido y Jean le encuentra y tendrá que ir por las alcantarillas de París donde aparece Thérnadier que le ayudará a salir.

En el desenlace final Jean le revela a Marius toda la verdad de su pasado sin que esto afecte a su relación con Cosette y así puedan casarse pero Thérnadier chantajeará a Marius posteriormente sabiendo éste de antemano toda la verdad y por compasión le arrojará dinero.

Pese a su extensión, la obra engancha por el poderoso argumento y sus personajes enfrentados a conflictos morales y sociales. Hay que destacar las aventuras folletinescas, persecuciones, peligros, disfraces para ocultar la identidad, muerte, amores imposibles convergen en un final francamente emotivo (la muerte de Jean) muy difícil de olvidar.

En definitiva "Los miserables" es una historia de superación, arrepentimiento y salvación personal que continúa tras cien años inspirando a los lectores y que está abierta a todo tipo de opiniones.

Sonia Sánchez

jueves, 5 de octubre de 2017

Carta a doña Manuela Carmena

Querida Doña Manuela:

Llevo mucho tiempo queriendo dirigirme a usted, con la intención de darle a conocer la diferencia que hay en el tema de movilidad en mi barrio (Canillas)

Tengo que decirla que no todo el barrio tiene carencia de transporte público

Hay una parte de la Carretera de Canillas que solamente tenemos el autobús nº 73 que pasa con una asiduidad de media de mas de 20 minutos, y esa es mi reclamación.

He escrito muchas veces tanto a la EMT, como a la Junta Municipal, para dares mis quejas

Estoy viendo y leyendo que han mejorado muchas lineas de autobuses e incluso han puesto alguna linea nueva

Pero de verdad me siento decepcionada, al ver que otra vez se han olvidado de “mi barrio” que de verdad hay muchas personas y casi todas ya de edad avanzada, que el “metro” les pilla algo mal y debido a las escaleras les resulta complicado de utilizar

He leído que van a poner una linea que va a ir por la Carretera de Canillas, hasta Mar de Cristal, que no está mal, pero ¿es tan difícil una que vaya por la Carretera de Canillas, que abarca al poblado, al barrio de San Fernando y toda la calle de Carril del Conde, que la puedo decir sin miedo a equivocarme que hay mucha personas, que necesitan ir al hospital Ramón y Cajal, al que pertenecemos?

Creo no extralimitarme al enviarla esta carta, pero la aseguro que llevo muchos años en el Barrio y siempre ha sido mi caballo de batalla el transporte público del que carecemos en esta parte de Madrid y que otros barrios de nueva construcción lo tienen mejor que nosotros.

No quiero decir con ésto que quiero que les quiten sus beneficios, lo que me gustaría igualarme a esos barrios

Espero que al menos lea esta carta que le envió con todo el respeto que usted me merece.

La saluda atentamente.

Laura Oñoro Salvadores



Miedo

Hay fechas a lo largo de mi vida que me han ocasionado bastante zozobra, aparte de las de mi vida particular.

Todas las fechas a las que me voy a referir, las tengo grabadas como si hubieran pasado ayer, y os tengo que decir que algunas de ellas he tenido miedo por lo que hubiera podido pasar.

La primera, fue la muerte del General Franco, no tenía claro que podía ocurrir en aquella España que ahora la recuerdo como muy gris, y casi triste. Parece que a pesar del ruido de sables que había, se unieron para poder hacer una transición que aparentemente parecía que iba a dar resultado.

La segunda fue cuando la matanza de los Abogados de Atocha, a primeros del año 1.977, fueron también unos días muy difíciles.

Después de muchas tiranteces se fue arreglando poco a poco.

No voy hacer una carta histórica de los momentos complicados que hemos pasado, creo que vosotros las conocéis también como yo.

Pero no puedo dejar de recordar aquel 23 de Febrero de 1981 sobre las seis de la tarde cuando entró en el Congreso de los Diputados pegando tiros el teniente general Tejero.

Menuda noche pasamos, se le llamó la noche de los transistores, todos teníamos la radio encendida para enterarnos de los que estaba pasando en el Congreso.

Estaréis de acuerdo conmigo, o no que durante todos estos años (40) ha habido bastantes tierras movedizas debajo de nuestros pies....

Hay heridas que no se han curado, que han cicatrizado en falso.

Y con toda esta mochila llena llegamos al panorama que tenemos hoy, con el problema de Cataluña.

Nunca, nunca ningún gobierno ni de centro, ni de izquierdas, ni derechas, se han sentado a hablar que pasaba con Cataluña, problema que venimos arrastrando hace mas de cien años, dándonos algún dolor de cabeza.

Que conste que yo no soy persona entendida en temas políticos, solamente estoy haciendo un pequeño recorrido de nuestra mas reciente historia.

A mi entender (que es poco), me pregunto como hemos llegado a esta situación tan grave y al mismo tiempo tan triste, de pelearnos entre nosotros, de no aceptar la idiosincracia de los pueblos, esta guerra de banderas.....

De verdad que no lo puedo entender, me duelen esos palos que han recibido los catalanes, me duele lo que los catalanes están haciendo a nuestra Policía Nacional y Guardia Civil, que (ellos no tienen culpa de lo que ha pasado el 1 de Octubre)

Hay que echar la culpa de toda esta sinrazón es a éstos políticos, para mí unos ineptos que no tienen ninguna altura de miras, que están en la Política para medrar y no al servicio del “pueblo”.

No se que pasará en estos próximos días, pero de lo que de verdad estoy segura, que esta fractura va a ser muy difícil de curar...

Laura Oñoro