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miércoles, 12 de febrero de 2020

Fortunata y Benito

 

12 de febrero de 2020
En 2018 se cumplían 175 años del nacimiento de Benito Pérez Galdós. En este 2020 se conmemoran los 100 años de su muerte. Las bibliotecas municipales han marcado esta doble efemérides en sus calendarios de actividades bajo el título genérico de Bienio Galdosiano, pero será este año el que se colme de homenajes como el que ya el 4 de enero (fecha del fallecimiento del escritor) tuvo lugar en el Parque de El Retiro, una ofrenda floral en el monumento que recuerda al autor. Además, el Ayuntamiento ha creado una aplicación móvil para seguir las huellas de Galdós por la ciudad. Porque don Benito, hoy, lo tendría ciertamente difícil, como lo tuvo en su tiempo, siendo como era declaradamente anticlerical, antimonárquico y antitaurino. Y un hombre que demostró una sensibilidad nada habitual en su época hacia las mujeres, a las que hizo protagonistas de muchas de sus historias.



El Año Galdós hace parada en los teatros del Canal de la mano de esta producción de LaJoven que ha dirigido Laila Ripoll a partir de un texto suyo que bebe de algunas obras del escritor canario. El montaje es casi un musical donde se ha tratado de desempolvar esa imagen adusta de anciano respetable de Galdós, para explorar esa otra imagen, más lejana, del Galdós imberbe, de un Galdós joven descubriéndonos el Madrid al que llegó en 1862 desde Gran Canaria y alentándonos a levantar los ojos del móvil y redescubrir la ciudad que habitamos, que como la que él conoció, guarda una historia en cada esquina.

(Texto extraído del folleto explicativo)

lunes, 16 de septiembre de 2019

El gran mercado del mundo. De Calderón de la Barca



¡Vamos al teatro!

Martes 22 de octubre a las 19.00

Apúntate en conserjería.

Teatro de la comedia
Calle del Príncipe 14 (Metro Sol)

Precio de la entrada: €12,50

lunes, 14 de mayo de 2018

Visita al Madrid medieval


Los guías están en la Puerta de la Vega de la antigua muralla musulmana de Madrid. Allí, junto a la maqueta de bronce, explican la historia. La primera muralla rodeaba un recinto muy pequeño. Se construyó en el siglo IX. El asentamiento dependía de Toledo. En el siglo XII se construye la muralla cristiana que rodea un recinto ya más extenso. Las dos murallas se distinguen por sus torres, cuadradas las musulmanas y redondas las cristianas.

El lema olvidado de Madrid, «Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son», hace referencia a los ríos que la bordeaban, y al pedernal del que estaba hecha la muralla que hacía saltar chispas. El pedernal es fácil de encontrar en la zona. Curiosamente el agua era extraída de los pozos en vez de traerla del río.


En el parque del Emir Mohamed, el guía nos señala las pequeñas puertas del muro llamadas poternas. Éstas eran pequeñas por razones defensivas, pero también fiscales, pues los mercaderes eran controlados a la entrada y a la salida. En tiempos de guerra eran cegadas. La muralla podía medir varios metros, el interior se rellenaba de cal y canto.


Desde el parque, la excursión sube por la ribera del arrollo de San Pedro, que hoy se llama la calle Segovia, hasta un edificio que esconde entre los pilares de su garaje parte del muro. Está junto al Viaducto. Y patrimonio le obligo a exhibir esos restos.

Subiendo por la calle Mayor, encontramos una maqueta de la antigua iglesia de la Almudena, justo antes de llegar al Instituto Italiano. Junto a la maqueta, una cubierta de cristal deja ver lo que queda de los cimientos. El nombre de la Almudena viene de la palabra Almudaina, que significaba ciudadela.


Paralela a la calle mayor, discurre la calle del Biombo. A mitad de la calle encontramos la iglesia de San Nicolás. Es la iglesia más antigua de Madrid que sigue oficiando misa. Aquella mañana está cerrada. Para levantar la fachada se hacían cajones que se rellenaban de silex. Los cajones eran más pequeños a medida que se iba elevando la construcción. A esta forma de trabajar se la llamaba obra de fábrica.

En aquella época, a los barrios se los llamaba colaciones, y cada uno giraba en torno a una iglesia, por eso eran tan importantes las iglesias.



De la iglesia de San Juan Bautista sólo quedan unas marcas de piedra en el suelo de la plaza de Ramales que indican la forma que tenían los cimientos, y una superficie acristalada que muestra alguno de esos cimientos. Los arqueólogos consiguieron fondos en su época buscando los restos de Velázquez. La iglesia no está porque José I, Pepe Plazuelas, derribó muchas para dejar espacio a su proyecto urbanístico con plazas.


Para ver la Torre de los Huesos, hace falta bajar a los aparcamientos de la plaza de Oriente. En el mismo lugar estuvo la casa del Tesoro que usara Godoy para llevar a sus amantes. Y los arqueólogos nos cuentan que la encargada de firmar la destrucción de los restos fue inhabilitada.

Bajo la actual plaza de Ópera estaban los Caños del Peral. Era una curtiduría que aprovechaba el agua de la fuente. El olor era insoportable y la curtiduría fue trasladada a otra zona de la ciudad. La canalización que llevaba el agua quedó sepultada y sólo se descubrió con las obras del metro. Fue trasladada a Lavapiés. Y el Rastro recibió su nombre por el rastro que dejaba la sangre de los animales.

Arenal era un arrollo como tantas otras calles y Avenidas, cuyo cauce está ahora canalizado.


La calle de la Escalinata deja ver la muralla tras un solar que la pone al descubierto. Los arqueólogos nos explican que algunas manzanas que son muy alargadas son reconocibles desde google maps. Usan la antigua muralla de muro medianero.



En la esquina de la Plaza Mayor nos explicaron otra de las antiguas puertas de la muralla. Era la puerta de Guadalajara. Los edificios construidos respetan la forma redondeada de la torre que había originalmente. La plaza Mayor era un mercado que se formaba fuera de la muralla para evitar pagar impuestos.

Bajando la Cava de San Miguel y Cuchilleros se llega a la Puerta Cerrada. Se llamaban cavas porque hacían de fosos de la muralla.

Puerta Cerrada se llama así porque fue tapiada por los cristianos. La cruz es una construcción moderna.



El último punto del viaje fue el museo de San Isidro.

Madrid medieval



  1. Recepción del grupo y presentación de la ruta, expliación de la maqueta de Madrid Medieval y el recorrido a realizar. Explicación de la Puerta de la Vega y los restos de la muralla. 5 minutos
  2. Traslado a pie hasta los restos de la muralla bajo el viaducto. 5 minutos.
  3. Explicacion del paisaje del Madrid medieval en base a la orografia (cerros de palacio y las Vistillas partidos por el arroyo de San Pedro (Calle Segovia). 10 minutos.
  4. Traslado a pie hasta los restos de Ia iglesia de la Almudena. 5 minutos.
  5. Explicacion de la iglesia de la Almudena. 10 minutos.
  6. Traslado a pie hasta la iglesia de San Nicolas. 5 minutos.
  7. Explicacion de la iglesia de San Nicolas. 10 minutos.
  8. Traslado a pie hasta los restos de Ia iglesia de San Juan Bautista. 5 minutos.
  9. Explicacion de la iglesia de San Juan Bautista. 10 minutos.
  10. Traslado nasta los Restos de la torre de los nuesos. 5 minutos.
  11. Explicacion de la torre de los huesos. 10 minutos.
  12. Trasiado nasta la Plaza de Isabel! ||]. 5 minutos.
  13. Explicacion de la fuente de los canos del Peral. 25 minutos.
  14. Traslado hasta la Puerta de Guadalajara, siguiendo el trazado de la muralla cristiana. 5 minutos.
  15. Explicacion de la Puerta de Guadalajara. 10 minutos.
  16. Traslado hasta la Puerta Cerrrada, siguiendo el trazado de la murallia cristiana. 5 minutos.
  17. Explicacion de la Puerta Cerrrada. 5 minutos.
  18. Tralado hasta el Museo de San Isidro, siguiendo el trazado de la muralla cristiana. 5 minutos.
  19. Visita a las salas de historia medieval del Museo de San Isidro. 20 minutos.

sábado, 13 de enero de 2018

Giorgio De Chirico en CaixaForum


La exposición que ha reunido CaixaForum sobre la obra del pintor italiano nacido en Grecia (Volos 1888, Roma, 1978), abarca 142 obras divididas en pinturas y esculturas.
 
De Chirico se definió como pintor metafísico, y con el término quiso confesar su intención de hacer que el espectador de sus cuadros se cuestione la realidad, su mundo cotidiano, lo que percibe y lo que entiende.
 
A lo largo de su vida volvió una y otra vez sobre el autorretrato. Intentó llegar más allá de la imagen externa y adentrarse en la psicología. Si nos fijamos hay elementos teatrales como una cortina. Otros autorretratos posteriores recogen a un Chirico más maduro por fuera y también distinto en su visión del mundo, a los 40 comienza su etapa neobarroca y lo vemos disfrazado con ropa de otros siglos e imitando la pintura paisajística del barroco. Busca la maestría técnica.
 
En el cuadro de La Española podemos ver ese dominio de la técnica. También sus fondos azul verdosos, indefinidos, que hacen al visitante preguntarse qué hay detrás.


En su juventud, De Chirico viaja a Alemania y entra en contacto con la filosofía. La pintura metafísica de Chirico pertenece a una época anterior a los retratos, pero la exposición sigue un orden cronológico, sino temático. En sus cuadros metafísicos, Chirico se cuestiona lo divino y lo real, lo que hay y su apariencia. Influido por la lectura de Nietzsche y Schopenhauer, sus cuadros responden a una necesidad de mirar a la realidad con unos ojos nuevos, destapando lo que hay en ella de insólito, de misterioso. Chirico busca la extrañeza en las cosas cotidianas, a veces poniéndolas juntas y descubriendo la sorpresa en dos objetos que no imaginamos así. Por ejemplo ese sofá, la silla y el armario en mitad de un paisaje desierto, sin tabiques ni referencias que nos ayuden a entenderlo.
 
Su etapa metafísica está dividida en tres temáticas, los interiores llenos de objetos familiares de su taller, los maniquíes, y las plazas desiertas.


Sus interiores muestran ventanas que dan a exteriores sorprendentes. A veces elige un cuadro pintado dentro de sus cuadros, como una ficción dentro de una ficción que lo acerca al trabajo de su hermano Andrea (que firma sus novelas con el seudónimo de Alberto Saviano), escritor de profesión, en la gran narratividad que cobra la imagen. Sus interiores están llenos de objetos que sólo imaginamos en un espacio exterior, como grandes estatuas, o bien aberturas de los muros a espacios urbanos y abiertos que provocan al espectador. Las llama habitaciones de pensamiento.
 
Los maniquíes carecen de rasgos humanos. Son una expresión de la deshumanización con la que intenta explorar el ser del hombre en el mundo.

Sus plazas, de perspectivas imposibles, desiertas de vida salvo por pequeños detalles no quieren mostrar la realidad, quieren que el espectador la viva, la construya por sí mismo. ¿Están hechos por la mañana, por la tarde? Los colores de Chirico no ofrecen ayuda al espectador.
 

De Chirico vivió en París hasta 1915. Fue recibido con entusiasmo por el círculo surrealista y en especial por el escritor Guillaume Apollinaire.

En 1929, al igual que su hermano, De Chirico escribió una novela, “Hebdomeros”, cuyo protagonista es un alter ego del pintor. El año señala también una transición en su carrera. Después de ser ensalzado por todos los círculos surrealistas, el pintor elige volver a la tradición. Se deja influir por el paisajismo romántico, la pintura clasicista y la capacidad narrativa de pintores como Rubens. La ruptura, a veces dramática, demuestra la capacidad que tuvo el pintor de reinventarse y de no dejarse doblegar a la hora de seguir su propia voz. Elige seguir la  influencia clásica, abundan los temas de la antiguedad como Ulises,  los gladiadores del Circo, y la mitología griega y romana. Y también pinta bodegones y naturalezas muertas que titula en inglés: “Still life”. Después de su camino metafísico, cabe observar que su pintura clasicista nunca está desprovista de un elemento transgresor.
 
Muchos pintores han reconocido la influencia que De Chirico ha ejercido sobre ellos como Ives Tanguy que eligió dedicarse a la pintura después de ver sus cuadros. Salvador Dalí, René Magrite, Max Ernst, también reconocen su deuda con el pintor. 

domingo, 31 de diciembre de 2017

Giorgio de Chirico en Caixaforum



Enlaces

Giorgio de Chirico, el pintor metafísico. Cultura. El mundo. «La pintura metafísica, que él inauguró en 1910 con El enigma de un atardecer de otoño, fue pionera de esa vuelta al orden, al pasado, al clasicismo -como reacción frente al disloque de las vanguardias precedentes.»
La pintura metafísica de Giorgio de Chirico, en el CaixaForum. El Nacional.cat. «En 1910, una tarde, cuando estaba en Florencia, Giorgio de Chirico (Volos, Grecia, 1888 - Florencia, Italia, 1978), creó la llamada "pintura metafísica", que tenía en los paisaje desiertos y en los maniquíes uno de sus elementos más característicos. En la obra de De Chirico, la realidad se vuelve enigmática, y se confunde con el sueño y con la memoria. Y este tipo de creación tuvo una influencia decisiva en los surrealistas (como André Bréton, Paul Éluard, Guillaume Apollinaire o incluso Salvador Dalí) y en otras corrientes artísticas.»
De Chirico y su metafísica. Vanesa Graell. El Mundo. Cultura.El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad construye ese universo metafísico en un teatro de pórticos blancos en los que quedan suspendidos los cuadros del pintor: sus plazas italianas, sus musas silenciosas, sus trobadores con bustos clásicos a los pies... Y, entre ese mar de lienzos y arquitectura, en el ágora de la exposición, se alzan sus esculturas de terracota y bronce -plateadas y doradas-, los maniquíes sin rostro, arlequines de la metafísica con formas geométricas.

viernes, 24 de marzo de 2017

Philippe Halsman en Caixaforum

Halsman llegó a París en 1928 huyendo del episodio que marcó su vida, la muerte de su padre de la cual fue acusado. En París conoció a Guide, Chagall, Malraux, Valéry, o Le Corbusier.

Su arte con la cámara consiste en la búsqueda de la psicología de las personas que retrata. consiguió 101 portadas en la revista Life. Entre otros, Audrey Hepburn, Marc Chagall, Le Corbusier o Albert Einstein.

Retrató a Marilyn durante la década de los 50, y la hizo saltar más de 200 veces en una sesión hasta que consiguió la portada de la revista "Life". Supo extraer de ella la imagen de sex-symbol y también la naturalidad que la caracterizaba en privado. La sección de "jumpology" recoge su interés por la psicología. Él decía que sus retratados, preocupados por el salto, se les caía la máscara.

En la serie "Dalí Atomicus", lanzando gatos y agua al aire en una escena que repitieron 26 veces, montada posteriormente y con el propio Dalí pintando un cuadro en el contacto de la foto, es el otro gran apartado de la exposición, el de una colaboración que se prolongó más de 30 años.

Philippe Halsman, el fotógrafo de Marilyn, en CaixaForum Madrid