domingo, 19 de junio de 2022

Otro año acaba

Otro año escolar finaliza, esta vez abrasados por las tórridas temperaturas de una prematura, intensa y prolongada ola de calor. Un curso más, con sus esperanzas, ilusiones, logros, decepciones, incertidumbres y despedidas. Gracias a la mejora de la situación pandémica, hemos podido ir saliendo del túnel de las restricciones y recuperar la actividad extraescolar, tan importante en nuestro centro. Hemos ido al teatro (Puños de harina, Otra vida, El diablo cojuelo), hemos leído y conversado sobre diversas novelas (El monasterio, Nada, Los besos en el pan, El Jarama, La ciudad y los perros, Pedro Páramo), hemos realizado visitas culturales (Madrid de los Austrias, Madrid de los Borbones, Soria), hemos celebrado charlas sobre género, reciclaje, consumo… Hemos vuelto a convivir, en definitiva.
Nuestro alumnado ha participado con entusiasmo en diversos concursos inter-CEPA, y esta vez, además, celebramos el premio obtenido por una de nuestras alumnas (Anamaria Batog) en el concurso inter-CEPA de lectura en voz alta (categoría de Español para extranjeros).
Ya en el terreno de las efemérides, tal como avanzábamos en el anterior número de la revista, se cumplen en este año 2022 cuatro siglos de la muerte del poeta Juan de Tassis. De vida turbulenta, desterrado varias veces de Madrid, Don Juan de Tassis y Peralta, segundo Conde de Villamediana, murió asesinado la noche del domingo 21 de agosto de 1622, apenas cumplidos los cuarenta años, cerca de su lugar de residencia de la calle Mayor, junto a la iglesia de San Ginés. Un cuadro del pintor Manuel Castellano expuesto en el Museo del Prado evoca la terrible escena.
En tan solo algo más de dos décadas escribió Juan de Tassis una obra poética de gran calidad y extensión. Nos dejó unos setecientos cincuenta textos, pero, debido, en parte, a los problemas para editar su poesía (ausencia de un corpus completo, falta de rigor en las ediciones) la obra del Conde no ha sido valorada en su justa medida. Os mostramos aquí dos sonetos suyos.
También en agosto de 1622 murió otro poeta barroco, el sevillano Juan de Arguijo. Fue poeta, mecenas, comerciante y veinticuatro de Sevilla (por si alguien se pregunta, con toda lógica, qué es un «veinticuatro», lo aclararemos: “en algunas ciudades de Andalucía, según el antiguo régimen municipal, regidor de ayuntamiento”). Como muestra, podéis leer también aquí un soneto de este autor.
Aunque no hay fastos que conmemoren a esos dos poetas, sí se celebra con cierta repercusión el quinto centenario de la muerte de Antonio de Nebrija (c. 1441-1522), el primer humanista hispánico. Célebre por su Gramática castellana (1492), primera gramática en una lengua europea moderna, fue el principal introductor del Renacimiento italiano en la Península Ibérica.
Su actividad no se limitó a la filología de la lengua castellana y las lenguas clásicas (latín, griego y hebreo) sino que abarcó amplias áreas culturales: fue lingüista, gramático, lexicógrafo, traductor, exégeta bíblico, docente, catedrático, escritor, poeta, historiador, cronista real, pedagogo, impresor y editor. Escribió sobre derecho, medicina, astronomía, historia o pedagogía. Su legado tuvo enorme influencia tanto en Europa como en América: las gramáticas europeas y la preservación de las lenguas indígenas precolombinas gracias a las gramáticas amerindias, deben mucho a Nebrija. Su actividad profesional se extendió durante más de medio siglo, de 1470 a 1522, unos años decisivos en la conformación de la historia de España, con la unión dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón, y la incorporación posterior de los reinos de Granada y Navarra. Cuando Nebrija nace, la Península vive en la Edad Media. Cuando muere, sus contemporáneos se encuentran ya en la Edad Moderna. La introducción del Renacimiento en Castilla por parte de Nebrija coincide con la llegada de la imprenta de Gutenberg, y él mismo se hizo impresor y editor, colaborando con la primera imprenta universitaria peninsular, la de Salamanca (*).
Aprovechamos finalmente este espacio para desear una feliz jubilación a las profesoras Mª José Bardo y Carmen García, así como una feliz trayectoria en sus nuevos centros al profesor José Contreras y a la profesora Mª Victoria Elena.

¡Nos vemos en septiembre!



Determinarse y luego arrepentirse,
empezarse a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;

comenzar una cosa y advertirse,
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre temor y miedo consumirse;

en las resoluciones, detenerse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,

y sin saber por qué, desvanecerse;
efectos son de Amor: no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.

(Juan de Tassis, Conde de Villamediana)


Hágame el tiempo cuanto mal quisiere
y nunca de mis daños se contente,
que no me he de perder inútilmente
por lo que sin propósito dijere.

Gobierne bien o mal el que tuviere
a su cargo las leyes de la gente,
que a mí y a mi censor impretendiente
no hay mudanza de estado que me altere.

Lleve mi confïanza por el suelo
sus alas, pues conoce que no acierta
el que se atreve a peligroso vuelo.

Quede mi queja y esperanza muerta,
pues vemos que la envidia más que el celo
a la murmuración abrió la puerta.

(Juan de Tassis, Conde de Villamediana)



JÚPITER A GANÍMEDES

No temas, oh bellísimo troyano,
viendo que, arrebatado en nuevo vuelo,
con corvas uñas te levanta al cielo
la feroz ave por el aire vano.

¿Nunca has oído el nombre soberano
del alto Olimpo, la piedad y el celo
de Júpiter, que da la pluvia al suelo
y arma con rayos la tonante mano,

a cuyas sacras aras humillado,
gruesos toros ofrece el teucro en Ida,
implorando remedio a sus querellas?

El mismo soy. No al águila eres dado
en despojo; mi amor te trae. Olvida
tu amada Troya y sube a las estrellas.

(Juan de Arguijo)

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