Mostrando entradas con la etiqueta Desde mi atalaya. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Desde mi atalaya. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de marzo de 2019

¿Hasta cuándo?

DESDE MI ATALAYA

Recientemente los medios de comunicación me han proporcionado imágenes o comentarios que me han llevado a preguntarme: ¿Hasta cuándo?

Para conseguir determinados logros, somos capaces, en muchas ocasiones, de desacreditar al prójimo. ¿Hasta cuándo?

Lo habitual es que, si se pretende desalojar de un cargo, destino, etc. a alguien, no sea para poner al más idóneo, sino que se recurra al consabido “quítate tu que me pongo yo”, o quien yo quiera. ¿Hasta cuándo?

Cuando se pretende la igualdad de sexos -cosa muy loable, por cierto-, se suele ir contra el machismo para imponer el feminismo, o viceversa. ¿Hasta cuándo?

Alguien pidió en su día: paz, piedad y perdón. Por el contrario, hay quien contrapone: riña, rencor y revancha. ¿Hasta cuándo?

Decía Antonio Machado:
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón. 

Ochenta años después determinadas personas, fundamentalmente políticos, nos siguen recordando las dos Españas. ¿Hasta cuándo?

Durante muchos años los “enemigos públicos números uno” eran los comunistas y los masones. Ahora es así -al menos con idea de insultar- casi todo aquello que termine en …ista: machista, feminista, fascista, franquista, nazista, y algún que otro …ista que quede por ahí. Total, que egoísta o similar van quedando casi como halagos. ¿Hasta cuándo?

Decía Agustín de Foxá que los españoles “estábamos condenados a ir siempre detrás de los curas, con el cirio o con el garrote”. Hay para quien parece sigamos estándolo. ¿Hasta cuándo?

Debiéramos reconocer que el hombre y la mujer somos iguales para unas cosas y diferentes para otras, pero siempre con los mismos derechos y obligaciones. Pero no es así. ¿Hasta cuándo?

Para Unamuno cuando en España se habla de cosas de honor, un hombre sencillamente honrado tiene que echarse a temblar. ¿Hasta cuando?

En palabras de Julio Camba: “la envidia del español no es conseguir un coche como el del vecino, sino conseguir que el vecino no tenga coche”. En muchos casos así lo sigo creyendo. ¿Hasta cuándo?

Aquel que puede robar y no lo hace por honrado, es tonto. El que dice que su palabra vale tanto como un documento, es idiota. El que se las da de patriota es facha. Para el que se tiene por progresista el otro es retrogrado. Si alguien habla de honor, como mínimo provocará alguna risita. De izquierdas, mínimo rojillo. De derechas, mínimo fachilla. ¿Hasta cuándo?

¿Llegaremos algún día a alcanzar un nivel cultural que nos permita evitar tanto interrogante?

David Díaz

sábado, 17 de marzo de 2018

Un poco de historia de España




Surgió este verano en el pueblo. Después de una comida donde los mayores habíamos estado hablando de cosas relacionadas con temas históricos, tres de mis nietos aprovechando la sobremesa me soltaron: abuelo, háblanos de historia de España que tú sabes mucho. Es cierto que la historia en general y la de España en particular siempre me han interesado tanto de oídas como de leídas.
Me pusieron en un “aprieto”. No es nada fácil explicarles a unos niños que rondan la decena de años lo relacionado por ejemplo con la guerra civil –por referirme a algo relativamente cercano en el tiempo–, sobre todo si se quiere ser imparcial y entendible para su mentalidad. Ese tema lo tocaremos escuetamente al final. Lógicamente muchas de las cosas que les decía tenia que matizarlas, cosa que omitiré en este breve relato.

Empecé por decirles que de nuestra época contemporánea seria interesante conocer algo del siglo XIX y primer tercio del XX, ya que opino pudiera tratarse de lo más convulso de toda nuestra larga historia, y al mismo tiempo ser el germen de lo ocurrido en tiempos posteriores.

Como digo, en ese convulso tramo de nuestra historia se sucedieron diferentes regímenes o formas de gobierno, pues hubo monarquía borbónica y de la casa de Saboya, regencias, dictaduras y repúblicas. Todo ello aderezado con guerras como las carlistas, independentistas, la de Marruecos y por último la civil. Políticamente hablando yo diría que todo un recital de despropósitos por darle un calificativo suave.

De forma muy resumida diríamos que empieza el siglo XIX reinando Carlos IV, un rey falto de carácter que deja el pésimo gobierno en manos de validos entre ellos Godoy, de quien se rumoreaba era el amante de su esposa que quizás batiera el récor de embarazos, veinticuatro, aunque de ellos solo catorce partos.



En 1808 y con el comienzo de La Guerra de la Independencia contra Francia, el Emperador Napoleón impone el reinado de su hermano José I Bonaparte. Terminada la guerra llegaría el reinado de Fernando VII, hijo de Carlos IV y al que alguien dio en llamar “el Deseado”, cuando en realidad lo más apropiado hubiera sido llamarle “el Indeseable”.  Posiblemente el reinado más funesto de la historia de España. Restauró el absolutismo, derogó las Cortes de Cádiz, mandó fusilar a cuanto liberal aparecía y fue responsable directo o indirecto de las Guerras Carlistas que vendrían después de su muerte. Al no dejar descendencia masculina había nombrado heredera a su hija Isabel que tenia tres años, y para ello había abolido la llamada “ley Sálica” de Felipe V, originando como digo las guerras carlistas entre partidarios de Isabel y los del hermano del fallecido rey, Carlos María Isidro.
Durante la minoría de edad de Isabel II se sucederían las regencias de M.ª Cristina de Borbón y del general Espartero. El mal reinado de Isabel II terminaría con la llamada revolución del 68 que la llevaría al exilio de París. Tras dos años de “quítate tu que me pongo yo”, llaman para que ocupe el trono a un príncipe italiano Amadeo de Saboya, que aguanta tres años hasta decir: “ahí os quedáis que yo me voy a mi tierra”.

En febrero de 1873 y hasta noviembre de 1874 se instaura la Primera República, que ostentó el “flamante récor” de haber tenido cuatro presidentes en once meses, a su vez Estanislao Figueras, Pi y Margal, Salmerón, Castelar y por último el general Serrano, que me imagino se nombraría él solito. Por cierto, que pasó a la historia la frase pronunciada por Figueras en el último Consejo de Ministros que presidio: “Señores ya no aguanto más, voy a serles franco, ¡estoy hasta los cojones de todos nosotros!”


En 1874 un nuevo golpe militar dirigido por el general Martínez Campos acaba con la república y se restaura la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Ella todavía vivía, pero había abdicado en su hijo en 1870. Reinaría solo diez años, pues murió muy joven y le sucedió su hijo Alfonso XIII que no había nacido cuando murió su padre, y por tanto no pudo reinar hasta cumplidos los dieciséis años (1902). Hasta esa fecha, fue regente su madre M.ª Cristina de Habsburgo.

A finales de siglo durante la regencia de la reina-madre, se produce un hecho importante como es la guerra que supone la independencia de las últimas colonias que pertenecían a España y con lo que se pone fin a lo en su día dio en llamarse el Imperio español. Son Islas Filipinas, Puerto Rico y Cuba. Solo le quedarían Marruecos, Sahara y Guinea Ecuatorial que adquirirían la independencia mediado el siglo XX y que en el caso de Marruecos costó otra larga guerra que duró del 1909 al 1927 que ocasionó gran pérdida de bienes materiales, y lo más importante la pérdida de muchas vidas humanas.

Debido a varios factores, pero fundamentalmente la inestabilidad política reinando Alfonso XIII se proclama la dictadura que encabeza el general Primo de Rivera del 1923 al 1930, y lo que se dio en llamar “dictablanda” durante 1930-1931.

Y así llegamos al 14 de abril de 1931. Se celebran unas elecciones municipales y aprovechando que los partidos republicanos ganan en las grandes ciudades, se proclama la Segunda República que provoca la huida de Alfonso XIII, que duraría cinco años 1931-1936 y seria preludio de la guerra civil. La república era algo esperado sin duda por una mayoría de españoles, que veían en aquella monarquía algo incapaz de solucionar los graves problemas de gobierno que se iban acumulando de mucho tiempo atrás.

El problema estuvo en que la república no solo no solucionó lo que se esperaba de ella, sino que algunas cosas las empeoró. Prueba de ello es que varios intelectuales profundamente republicanos como es el caso del filósofo Ortega y Gasset que llegó a ser diputado, llegaran a decepcionarse por los muchos problemas que se acumulaban sin que las soluciones fueran acertadas, si es que se intentaban solucionar. El primer presidente fue Alcalá Zamora (1931-1936), y el segundo y último Manuel Azaña (1936-39).

El 17 de julio de 1936, gran parte del ejercito español inicio un movimiento o levantamiento con el fin de hacerse con el poder de la República. La exitosa resistencia en lugares como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga y País Vasco significó el comienzo de una guerra civil fratricida y prolongada durante casi tres años. Ello quizás fue debido a que ambas partes –el llamado ejercito nacional y el republicano–, recibieran ayuda militar extranjera. Los primeros de la Alemania nazi, la Italia fascista y la dictadura de Portugal, y los segundos de Rusia, del partido de la Revolución Mexicana y de las Brigadas internacionales constituidas por socialistas, comunistas y anarquistas llegados de diferentes países.



La guerra fue encarnizada en ambas zonas en las que se dividió España. Una llamada nacional donde triunfó el levantamiento y otra republicana donde no lo hizo. En ambas se cometieron asesinatos y fusilamientos fuera de las trincheras o frentes de combate, y según fuera en una u otra se perseguía a determinados civiles, eclesiásticos, simpatizantes de tal o cual estamento, sindicalistas, etc. Tras la contienda, que ganaron los nacionales, y la en que murieron decenas de miles de personas, gran cantidad de republicanos fueron represaliados y otros muchos partieron hacia el exilio.

El régimen del general Franco duraría hasta su muerte en 1975 (39 años), fecha en la que se vuelve a reinstaurar la monarquía borbónica ya parlamentaria y con la Constitución de 1978, en la persona del nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos I que reinaría hasta 2014 (38 años), fecha en la que abdicó para que pasara a reinar su hijo, nuestro actual rey Alfonso VI desde el 19 de junio de 2014.

Daviz Díaz L.

martes, 24 de octubre de 2017

Desde mi atalaya: reflexiones otoñales

Desde siempre me ha parecido la estación más sorprendente del año. Visto desde mi atalaya conquense, el otoño es la placidez de la edad madura. Es tiempo de recoger los últimos frutos del huerto, junto a las nueces y los membrillos. También de los silvestres: los higos, las bellotas, las endrinas, etc. Tiempo también de sembrar. Oler a tierra y a lluvia de simienza. Disfrutar de la armonía serena de la tarde. Oír el ruido de los aperos de labranza y esperar aquello de que en los Santos, nieve en los altos.

Es tiempo también de añorar aquellos gritos desesperados del gorrino en la mesa de matanza, así como las voces de los cazadores persiguiendo la liebre o banda de perdices. Contemplar el espectáculo de ver como los chopos se visten de oro y luego los desnuda el viento. Pasear sin más ruido que el que produce la hojarasca del carrascal y sin más compañía que la cesta para depositar en ella las setas que luego irán a la sartén de gachas.

Desde hace ya unos cuantos años el otoño en los pueblos hace que casi todo se vista de soledad, y ésta suele ir unida a la tristeza. Se fueron los veraneantes y los que quedan son cada vez más viejos y menos. Lo único que aumenta de un otoño a otro, son los vecinos del cementerio. Cementerio al que con pocos ánimos, llevan sus flores por los Santos esos pocos vecinos que van quedando.

David

miércoles, 31 de mayo de 2017

De usos y costumbres



DESDE MI ATALAYA

Hoy, a los usos y costumbres genéricamente se le conoce como moda, si bien ésta denominación nos lleva a pensar principalmente en la vestimenta.

Desde que el mundo es mundo, se han ido cambiando con el paso de los tiempos, esos usos, esas costumbres, esas modas, o como cada cual quiera llamar a lo que en determinada época es habitual o cotidiano en el vivir de las personas.

Los cambios de hábitos han sido tantos desde cuando mi memoria alcanza,-que son unos 65-70 años- que desisto de intentar enumerarlos, pues por muchos que mencionara siempre me dejaría alguno, bien por desconocimiento o porque sean de comarcas distintas a aquellas en las que yo me he asentado o he conocido.

Me ceñiré por tanto a lo visto y vivido en mi castellana cuna de nacimiento, y en mis ya largos años en tierras madrileñas.

De mis recuerdos de infancia, lo más lejano en el tiempo es la chambra con que se vestían los más viejos del lugar, así como las abarcas y peales con que se calzaban. A ello añado prendas exclusivas de la mujer, como eran la pelerina que veíamos, y las enaguas y el refajo que no veíamos porque eran prendas “íntimas”. (Hoy para ver esa letra cursiva hay que ir a algún museo o al diccionario de la R.A.E.).

Años sesenta y setenta. En mi plena juventud  dos fenómenos que sentaron cátedra en el mundo musical y hasta en formas de vida: The Beatles y Elvis Presley. Y con ellos la “revolución” del baile como fue “the Twist”. En las formas de vestir irrumpe la minifalda como moda femenina, que viene para quedarse por años indeterminados. Con la minifalda las tortícolis ocasionadas en los varones por la mirada insistente en largos tramos de escaleras, cuando iba alguna bella minifaldera por la parte de arriba. En más de una ocasión nos llevábamos un buen “chasco” al ver la cara de la portadora, pero el daño en el cuello ya estaba hecho. Creo haya sido la primera y única vez que una moda se asocia a una persona: Mary Quant.

En bello contraste con la admiración de Beatles y Presley, los que preferíamos a Leonard Cohen, Charles Aznavour, o aquellos melódicos cantantes italianos, o grupos españoles: Doménico  Modugno,  Adamo,  Carasone, Al Bano & Romina, Los Brincos, Formula V, Los Bravos, o los extranjeros The Kinks, The Rolling Stones, o The Platters. 

Incluso se dio la circunstancia de que un cantante español -Miguel Ríos-, que había cantado baladas como el “Himno a la alegría”, pasara a cantar “rock and roll” porque era lo que se llevaba. Nosotros a bailar “la Yenca” o los bonitos “Mustakis” y “Sirtakis” griegos.

Más tarde, cuando ya eran mis hijas las que  tenían que adaptarse a los tiempos,  llegarían el “Pop”, el “Soul Rock”, el “Country”, y así un largo etcétera. Ya para mis nietos dejo el “Hip Hop”. 

 Llegamos a los tiempos actuales. Las nuevas tecnologías, fundamentalmente las relacionadas con las telecomunicaciones están copando gran parte de las novedades. Nos van dejando poco espacio para otras innovaciones y quizás por eso los políticos tratan de aprovechar ese poco espacio. Después de dirigirse en el Congreso a los miembros y miembras –creo que fue una ministra-, ya cualquier día oiremos dirigirse a civiles y civilas, militares y militaras,  solicitando si se encuentra entre ellos o ellas, algún electricista o electricisto, ebanista o ebanisto que pueda poner un poco de orden en éste Reino, País, Estado, Federación,  Nación, Nación de naciones o como le quieran llamar a España.

Y termino con una noticia de hace como una semana, y creo relacionada con lo tratado aquí. Cumbre de la OTAN en Bruselas. Mientras se reunían los máximos dirigentes, las primeras damas  se reunían también con la Reina de Bélgica a la cabeza. En la foto de grupo aparecen con la Reina nueve mujeres esposas de grandes dirigentes mundiales, entre ellos el Presidente de USA, y junto a ellas un varón: el marido del primer ministro de Luxemburgo.

jueves, 4 de mayo de 2017

Desde mi atalaya. Del tiempo no meteorológico


Pienso que la primera noción que tenemos del tiempo, es cuando empezamos a percatarnos de que hay que dormir de noche y hacer cosas de día, aunque sea patalear en la cuna.

Desde las primeras etapas colegiales empezamos a querer ser mayores. Deseamos ir a primaria, luego a secundaria, y más tarde hacer el bachillerato e incluso una carrera universitaria. Por el contrario habrá quien prefiera hacer formación profesional o ponerse a trabajar tras la enseñanza primaria básica. En cualquier caso, parece que esas metas que queremos alcanzar no llegan nunca, ¡que lento se hace el tiempo!. Pero llegan. Y llegan los primeros amores adolescentes, y nos parece inimaginable que va a llegar el día en que formemos una familia. Pero llega.

Quizás algún día me dé por escribir sobre lo que representaba para los varones hacer la “mili”, y la importancia que para muchos de ellos suponía positiva o negativamente. Pienso que iba pasando de una a otra a medida que aumentaba el nivel educativo de los españoles, aunque algo positivo siempre se sacaba en la mayoría de los casos.

Siguiendo con el tiempo, lo normal es que vengan las uniones entre personas a través de matrimonios canónigos, civiles o simplemente como parejas de hecho, y a continuación los hijos. O bien primero los hijos y luego la acreditación de la unión de los padres.

Siempre habrá quien me deje mal y opte por la soltería o el celibato.

El caso es que aquel reloj que nos regalaron de adolescente, nos va a ir convirtiendo en esclavos del mismo. Ya nos falta tiempo para casi todo, ya empezamos a no pretender alcanzar más metas que las imprescindibles, ya las metas que las vayan alcanzando nuestros hijos, ya nosotros ir preocupándonos fundamentalmente de nuestra salud. Pero seguimos alcanzándolas y más que categoría lo que nos suele “caer” es alguna distinción por meritos contraídos, unidas en muchos casos a la documentación de la jubilación.

Cuando vemos a nuestros nietos salir del “cole”, nos viene a la memoria aquellas salidas nuestras de la “escuela”. ¡Qué rápido se nos va pasando ya el tiempo!

Ahora queremos mejorar nuestros niveles informáticos, estudiar historia del arte o cualquier otra cosa, viajar, leer, escuchar música, hacer algún voluntariado y colaborar con alguna O.N.G. y así un larguísimo etc. etc., y es que antes “no hemos tenido tiempo”.

Y así resulta que nos empiezan a flaquear las actitudes físicas y psíquicas y nos sigue faltando tiempo para todo. Ya no caben las velas en las tartas de cumpleaños, de tantas como hay que poner. Ya en esos cumpleaños; a la “coletilla” de, un año más, añadimos aquello de: y uno menos.

Los creyentes me imagino piensen que no han tenido tiempo suficiente para estar a solas con su Dios, y los no creyentes para estarlo consigo mismo. El caso es que ya vemos que nos falta tiempo para hacer un “montón” de cosas que hubiéramos querido hacer y ya no va a ser posible.

Y termino con el recuerdo que “dio pie” a estas líneas. El recuerdo de aquella frase lapidaria que figura sobre una tumba del cementerio de mi pueblo: Hasta aquí el tiempo / Desde aquí la eternidad.

David Díaz



miércoles, 29 de marzo de 2017

La mujer en el siglo XX

El tema que pretendo tratar es muy dado a que genere diversas controversias, razón por lo cual empiezo por decir que lo aquí expuesto es solo una opinión, y por tanto mi máximo respeto a cualquier otra por diferente que sea. Solo pido el mismo respeto para la mía.

Pienso que a lo largo de la historia conocida de la humanidad, difícilmente se encontrará una época de tanto cambio o avance como el experimentado en el siglo XX, y ello en cualquiera de los campos en los que indaguemos, tanto si forman parte de Ciencias, Letras, Artes o Humanidades. Bastaría recurrir a unos pocos ejemplos para hacernos cargo de ello. A mi particularmente solo me es suficiente pensar en lo vivido por mi padre, nacido a final del XIX y fallecido a finales del XX. Pasó de alumbrarse con un candil a hacerlo con lámparas de tecnología avanzada, de ver solo moverse algo impulsado por fuerza humana o animal, a ver y subir en coches de alta gama, de ver solo volar a las águilas en altura máxima a ver esos aviones de cientos de pasajeros. Escuchó radio y usó el teléfono, vio televisión y fue operado con última tecnología. Vio como en España se pasaba de una media de vida de poco más de cuarenta años a principio de siglo, a superar los ochenta al final, y avance parecido fue lo ocurrido con el analfabetismo. A título casi anecdótico no me resisto a comentar que, entre otras muchas cosas, se ha mandado a los museos un apero utilizado en la agricultura desde la época romana, como ha sido el arado romano precisamente con uso durante más de veinte siglos.

Cualquiera de los avances comentados en el párrafo anterior y otros no mencionados, han ejercido un profundo cambio en la sociedad. Por supuesto unos más que otros y difícil seria colocarlos en algún orden de importancia, pero si yo tuviera que hacer una lista con los que a mí me pueden parecer más influyentes, sin duda entre ellos y quizás el que más seria el papel de la Mujer en la Sociedad.

El feminismo surgió a partir de la Revolución Francesa y en el siglo XX se terminó de instaurar. Es una corriente que ha producido muchos cambios en la sociedad desde el voto femenino, los derechos políticos, el empleo, pasando por el derecho a pedir el divorcio, el derecho a controlar su propio cuerpo y el de tomar decisiones médicas; logros que antes le eran vedados.

Dentro de esos procesos y avances las mujeres empiezan a formar parte y participar en espacios reservados a hombres; tales como la universidad y algunos espacios públicos. Durante siglos ellas estaban destinadas a las labores domesticas.

En 1977 la Organización de las Naciones Unidas instituyó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Se honraba así el trágico acontecimiento ocurrido el 8 de marzo de 1909, cuando murieron quemadas 129 mujeres en una fábrica textil, al impedirles la salida una vez iniciado el incendio.

Han logrado constituir movimientos a niveles locales e internacionales en los que mujeres de diversas naciones, razas y culturas han luchado por la justicia en el contexto de los derechos humanos.

Y así podríamos seguir hablando de logros alcanzados y otros sin alcanzar, con opiniones al respecto quizás diferentes según el opinante o la opinante.

Dejo, para ir terminando, que el lector o lectora piense en el número de mujeres médicos y de hombres médicos que hay en su Centro de Salud, o bien de enfermeras y enfermeros. Otras personas pensarán en otras profesiones donde sería al revés y vendría la controversia.

Hace unos días vi en un programa de televisión como explicaban sus quehaceres diarios unos amos de casa. Si, está bien escrito. ¿El mundo al revés?, pienso que no. Al tiempo que lo veía pensaba que para bien o incluso para mal algo o mucho está cambiando, y sin que nos sorprenda.

Es posible que en próximas Atalayas me atreva a seguir con el tema de lo que pienso acerca de esos cambios, e invito a los lectores de estas líneas a que den también su opinión dado lo apasionante que pienso es lo tratado, y lo interesante que sería confrontar opiniones diversas que seguro estoy que las hay y muchas.

David D. L.