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lunes, 3 de febrero de 2020

Helen Keller y Anne Sullivan


Helen Keller nació en 1880 en Alabama. Nació perfectamente sana, pero a los 19 meses sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida de visión y de audición de manera total. Nunca pudo recuperar ninguno de estos dos sentidos. Falleció a los 88 años y durante toda su vida fue sorda y ciega.

A pesar de esta grave incapacidad para comunicarse, fue la primera persona sordociega en graduarse en la universidad. Durante toda su vida adulta tuvo una participación muy activa en política y escribió varios libros de éxito, uno fue sobre su vida y los demás de temas políticos.

¿Cómo fue posible este increíble suceso? Hubo tres circunstancias que lo favorecieron:

1. Estaba dotada de una gran inteligencia.

2. Nació en una familia con medios económicos, bien relacionados y que se volcó en ella.

3. En su vida se cruzó otra mujer, Anne Sullivan, con una inteligencia tan grande como su paciencia y generosidad, que sacó a Helen del oscuro pozo en que estaba condenada a vivir.

Es difícil comprender la situación de esa criatura al encontrarse a oscuras, sin ver nada, y sin escuchar ningún sonido. Solamente el tacto con sus padres y familiares la hacía saber que estaban allí. La forma que tenía para comunicarse con las personas era a base de gestos, que ella misma había inventado. Conforme fue creciendo, esta incapacidad para comunicarse fue haciéndose más traumática para Helen y su familia, y la niña se fue haciendo ingobernable. Todos los intentos para curarla fracasaron.



Cuando cumplió los 7 años, desde una escuela especializada en personas ciegas mandaron a Anne Sullivan, una joven que había tenido discapacidad visual cuando era pequeña y que había obtenido el título de maestra para niños ciegos. Inmediatamente Anne solicitó una habitación separada del resto de la casa para las clases, y se encerró con la niña decidida a comunicarse con ella por medio del deletreo de palabras en la palma de la mano.

Al principio Helen no entendía que hubiera una palabra dedicada a cada objeto y se resistió fieramente a las enseñanzas de Anne. De hecho, cuando trató de enseñarle la palabra "taza", Helen se enfadó tanto que rompió la suya.

Al cabo de un mes de repetidos intentos por parte de Anne, Helen se dio cuenta de que los movimientos que su maestra hacía en su mano mientras dejaba correr agua sobre su otra mano, simbolizaban el concepto de “agua”. Fue un momento muy emocionante para ella darse cuenta de la relación que existía entre los movimientos que hacía Anne en la mano y un objeto. Inmediatamente le pidió que le enseñara más palabras. Con el paso de los días y siguiendo el mismo procedimiento, aprendió a entender palabras y acciones.

Desde el comienzo Anne la trató como una niña normal, con la diferencia de que, en lugar de hablarle, deletreaba las palabras en su mano. Su sentido del tacto se fue perfeccionando de manera increíble, pues su cerebro había tomado el control.

La niña fue formando parte de las conversaciones familiares mediante el deletreo de las palabras en su mano con ayuda de su profesora.




El siguiente desafío para Helen fue aprender a leer. Anne le proporcionó pequeños cartones con las letras en relieve con el que formaba las palabras. Muy pocos meses después fue capaz de leer y escribir mediante el sistema Braille con la utilización de sus cada vez más sensibles manos. También mediante el tacto de sus manos aprendió a leer en los labios de las personas y a percibir el movimiento y las vibraciones de las mismas al pronunciar las palabras (este método era utilizado por las personas sordas).

Todo el tiempo era ayudada por Anne, que la acompañaba a las clases y traducía todo lo que explicaban los profesores. Gracias a su gran inteligencia, incluso aprendió idiomas.

Durante los 49 años que permanecieron juntas trabajaron muy unidas. Helen se convirtió, con una gran fuerza de voluntad, en defensora de los derechos de los discapacitados sensoriales. Fundó una asociación para la prevención y el tratamiento de la ceguera, defendió los derechos de los trabajadores minusválidos, el sufragio femenino, el pacifismo y el control de la natalidad.

Recibió muchos honores en reconocimiento a todo su trabajo para mejorar la vida de las personas discapacitadas.

Anne Sullivan murió antes que Helen. Gracias a su gran ayuda, Helen llegó a tener una vida normal. Sin ella, quién sabe lo que habría pasado con aquella niña.

Helen murió en 1968 con casi 88 años.

Fueron dos grandes mujeres que inventaron una forma de comunicarse para las personas sordociegas y que aún se sigue utilizando en la actualidad.

Mercedes Gozálvez

Hay una película sobre esta historia titulada “El milagro de Ana Sullivan”



miércoles, 1 de mayo de 2019

La verdad

                       



¿Qué es la verdad? ¿Te has preguntado alguna vez lo que es, querido amigo? Hace 2.000 años un emperador romano, Herodes, hacía esta pregunta. ¿Qué es la verdad? En este caso él la tenía delante, “Jesús”, y no quiso verla.
Pues en este mundo actual en el que vivimos, un mundo de la globalizado, nos podríamos plantear la pregunta; por su dimensión, difusión y repercusión. A la vez que percibimos que, por el contrario, lo que impera es la mentira, la corrupción, el egoísmo, el dios dinero, etc.
Pienso: ¿qué legado queremos dejar a las nuevas generaciones? ¿de desconfianza? ¿de inseguridad y miedo? ¿de sensación de caminar sobre tierras movedizas?
A lo largo de la Historia esta palabra ha tenido peso, diría mucho peso. Desde pequeños te la inculcaban, a pesar de la inofensiva transcendencia de nuestras mentirijillas, o verdades a medias. Y acompañaban esta enseñanza poniendo ejemplos didácticos como el de Pinocho, que hacía que con facilidad te delataras, pues a pesar de ponerte rojo, cuando decías algo que no era cierto, ibas al espejo disimuladamente para ver si te había crecido la nariz.
La mentira nos va minando poco a poco, deforma nuestra conciencia y sensibilidad, y me hace esclavo de mis mentiras, muy sutilmente. creyéndolas y utilizándolas como herramientas de mi vida.
Pero lo más grave es que insensibiliza y paraliza ante obras y actos propios del ser humano, como son: La búsqueda del bien común, el respeto, la fama del prójimo, la buena administración de los bienes públicos, el combatir los verdaderos problemas, ayudar al débil, etc. buscando ante todo el beneficio propio del entorno que lo facilita.
Una vez hecho este inciso, voy a comentar lo que me movió a escribir: unas pinceladas sobre este tema y su transcendencia ética, moral y profesional en el siglo XXI, donde no hay límites ni barreras para la difusión de estas mentiras. En los medios, y por los que tienen casi poder absoluto sobre las masas, sectores de bajo nivel cultural en especial, y a veces de pobreza, sectores más vulnerables, pues no se plantean dudas sobre la credibilidad de quienes las dicen y los medios en los que se propagan.
Hay ocasiones que antes de que salga un Benedicto ya hemos condenado a una persona. Pasa el tiempo, llega el dictamen y es inocente. Quien recupera el daño causado, es casi imposible. Y cual es la conclusión queridos amigos. La mentira vende, la verdad no.
Cuentan, es un clásico, que una mujer fue a confesarse, en especial de que era muy chismosa, y, como se diría ahora, ponía a parir a quien se prestara, divulgando, criticando, aumentando, inventado, según le diera. El sacerdote le puso como penitencia que cuando matara una gallina, la pelara y esparciera las plumas y cuando lo hubiera hecho que volviera. Cumplió y vino a comunicárselo. A lo que este la dijo: Pues ahora vuelve al monte y recógelas todas y me las traes. Pero eso es imposible, el viento las esparció, etc. contesto. Y el confesor le explico —Eso pasa cuando se quita la fama, la honra, el honor, a alguien. Al difundirlo, se expande, y vuela muy rápido, por lo que es tan difícil como imposible restituir-lo.
Como decía antes; no es que yo mienta, sino que millones propagan la mentira. En especial las redes sociales. Sin tener un conocimiento cierto. Sin pensar que es fácil difamar. Y muy difícil recuperar la honra, fama o calumnia.
Incluso en el mundo periodístico es muy difícil ser honrado. Pues lo que cuenta es ser el primero en dar la noticia. Y, además, ahora estas se compran a agencias. La mayoría de las veces no es labor de reporteros en primera línea.
Recuerdo la película Watergate (Hotel Watergate, de ahí el nombre del escándalo). Una trama que se complica por las lógicas precauciones tomadas desde la inteligencia estadounidense para orquestar sus manejos, el secretismo de los implicados e incluso las amenazas contra la integridad de los inquisitivos periodistas y/o sus familias. Intriga, peligro, conspiraciones, corrupción política y por encima de todo la búsqueda de la verdad por parte de los protagonistas y el relato comprometido del propio director y los intérpretes, que sin duda han inspirado a generaciones de periodistas y que seguirán haciéndolo, mientras haya un poderoso dispuesto a quebrantar la ley.
Por último, copio de personajes históricos sobre la verdad
Aristóteles: Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad
Aristóteles: Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones.
Séneca: No somos nosotros los que creamos la verdad. Es la verdad la que nos posee
Jesús Arellano, No se accede a la verdad sino a través del amor
Pío XII: El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión
John Ruskin: El signo más evidente de que se ha encontrado la verdad es la paz interior.
Dolent: Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre.
Albert Einstein: La verdad puede ser eclipsada, pero nunca se extingue.
Vaclav Havel: La verdad padece, pero no perece.


                                                                                                                          Lucia Sanz

                                        

Fake News (la pos-verdad)

                                            

Fake News (la pos-verdad)




He procurado seguir el consejo de Jose de acortar el relato o dividirlo, y he mandado dos textos que son una misma realidad.
Hola: confieso que no sabía cómo empezar. Llevo tiempo oyendo con demasiada frecuencia esta palabra. Y quiero reflexionar contigo, pues para bien y para mal, nos ha tocado vivir en la era de la informática, con estos instrumentos maravillosos de la comunicación.
   Un mundo lleno de posibilidades que crecen a un ritmo vertiginoso, el cual no domino demasiado y voy a la cola. Y este ritmo nos lleva en volandas, parémonos a pensar, reflexionar y actuar coherente-mente.
  Fake News (Noticias falsas) Es una palabra, que se acuñó en esta década y estuvo en auge en la última campaña presidencial de EE.UU., terminando por extenderse al mundo entero. Basta con ver los telediarios, tertulias, charlas entre amigos. etc., para descubrir cómo ha penetrado en nuestro lenguaje.
  ¿Pero sabemos o hemos reflexionado sobre su significado? ¿Sabemos cuáles son sus causas y consecuencias?
 - ¿Qué es la posverdad? Un contexto cultural e histórico, en el que la búsqueda de la objetividad y la verdad no son relevantes, a la hora de crear corrientes de opinión pública.
Se buscan argumentos y hacen discursos, cuyas afirmaciones encajan con lo que sienten los que escuchan. En ocasiones emborronando la frontera entre la verdad y la mentira provocando confusión, haciéndolo encajar con nuestros esquemas mentales
Una manipulación de hechos e imágenes sueltos, con los que construyo una realidad creíble. Con fines políticos, con aleccionamientos ideológicos, con campañas de todo tipo. No importando si como consecuencia o directamente, desprestigio a personas o a instituciones, o las desacredito, etc.

    Creo que la mayoría no tenemos una información, digamos seria, sobre muchos temas de los cuales si opinamos a veces con extremada frivolidad.
   También es agobiante el acoso de propaganda, anuncios etc., de páginas que en algún momento has visitado, de productos que en un momento has comprado, etc. Tenemos acceso a una enorme información de todo tipo, accesible cada segundo del día, extremadamente sofisticado, que capta la atención de los internautas, por lo que cuanto más atractiva sea, cuanta más capacidad de entretener y sorprender tenga, más elevado es su influencia en el cerebro de sus usuarios.
  Populismos: Digamos que es otra variante de la pos verdad, lo utilizan muchos políticos en sus discursos y campañas electorales. Pero ya se ha extendido a otros sectores.
Crean y prometen unos programas que se adecuan a lo que la gente quiere oír. Pero con la intención y propósito de no llevarlos a cabo. Es decir, mentir, engañar, traicionar y beneficiarse de esta confianza por egoísmo y beneficio propio.
   Escuché una vez que para comprobar la difusión de una noticia, se inventó un personaje, un caso, y lo colgaron en las redes. No pasó una hora y, como era una noticia sensacionalista, explotó y se expandió por todo el mundo, hasta que, no pudiendo seguir nutriendo esa falsedad, confesaron la realidad. No existía tal hecho. GRAN LECCIÓN.
  Hace poco oí cómo una persona pedía al periódico "El País" que retirase una foto que no coincidía con un hecho, por lo que estaba calumniando a personas inocentes, creando (lo que buscaba) duda, rechazo y sospecha sobre unas personas íntegras y comprometidas con la sociedad. Este periódico no ha rectificado públicamente.
   Me preocupa, en general, la falta de ética en todos los sectores de la información. Pues si no hay un "me importas" en cualquiera de nuestros actos, entonces todo vale. Eso sí, muy bien manufacturado y vendido.
  Yo creo en las personas, creo que no podemos dejar de confiar unos en otros. Y pienso que los que nos mienten nos consideran tontos, cuando lo que les demostramos es desconfianza en sus palabras.
 

                                                                                    Lucía. S

sábado, 15 de diciembre de 2018

Quien me orienta mi clic



                                                                   ANTES DEL CLIC

La trepidante velocidad de la vida, nos lleva a designar como antiguas  vivencias de  décadas pasadas.
    Pues bien, antiguamente se educaba a pie de calle. Cualquier persona mayor, para los
niños de entonces, era una autoridad, a quien respetar, y de quien aprender algo. Cuando  enmendaban las acciones que consideraban faltas de educación o prevenían de algún daño y peligro,  presente o futuro. Un ejemplo: Eran habituales las indicaciones sobre las palabras adecuadas,  correcciones en los modales y en el hablar, la educación y la cortesía.
    Viendo a un bebe el otro dia con un movil que era mas grande que el, y manejaba con su dedito. Pense en una de aquellas lecciones más repetidas, era la de no señalar a nadie, cuando fácilmente el índice se dirigía hacia  alguna persona, que por el motivo que fuera constituía la razón  de nuestro interés.
    ¡Ese dedo!, se oía decir muchas veces. ¡Que no se señala a nadie! Se apostillaba a
continuación. Y como las gotas de agua que van dejando surco en  la roca, esas normas de educación y buenas maneras, se fueron cincelando con espontaneidad y firmeza, en nuestro aprendizaje, en nuestra forma de vivir y de estar.
   En uno de esos pasos de gigante, en el que vivimos, llegamos a  la era de la tecnología. Florecieron de modo incontrolado las redes sociales. En un clic nos trasladamos a las antípodas y somos capaces de  recorrer el universo entero sin mover más que un dedo.
     Y ahora la pregunta ¿quién corrige ese dedo que desde el anonimato puede señalar, criticar, difamar o falsear la verdad? ¿Fueron los tiempos pasados, mejor?
   Sobre esto también habría mucho que decir, pero la realidad es que con cada invento, o descubrimiento.  La humanidad avanza a golpe de vaivenes, siempre oscilando en medio de un balanceo  entre el bien y el mal.
   
Desde  los moradores de las cuevas de Altamira, hasta los habitantes de las   grandes ciudades, el ser humano posee una dignidad merecedora de respeto y deferencia. Ni lo moderno es bueno por antonomasia, ni lo antiguo malo por descarte.
     Nuestros abuelos aprendieron con el Catón de lectura y escritura.

  Entre los años 50  y 60 del siglo pasado, los estudiantes recibieron su formación con la  Enciclopedia Álvarez. Que contenía materias como: Historia de España, Historia Sagrada, Lengua Española, Aritmética, Geometría, Geografía, Ciencias de la Naturaleza, Formación Familiar y Social, Higiene, Lecciones Conmemorativas, Conmemoraciones escolares y Formación Político-social.
  Con  los chicos de la EGB llegó el moderno sistema de fichas y trabajos en equipo. Hoy nos enfrentamos en las aulas al reto de la digitalización, y  se precisa de  un ordenador o Tablet para impartir las materias, hacer los deberes o realizar un examen. Y estas innovaciónes no han hecho más que empezar.
    Sea como fuere, en una u otra etapa siempre se ha  requerido mucha valentía, arrojo y decisión para decir siempre la verdad, para tener, con los demás, comportamientos transparentes y  obrar de forma recta y clara. Ser honestos y actuar de manera ética. Esto sobrepasa el tiempo y la ciencia. Es una herencia recibida, inherente al hombre que por encima de cualquier dicha o pesar reclama su puesto. Me remito a lo que me movió  a escribir este articulo. Y ahora ¿quien orienta, donde tienen que poner el clic? a los niños, a los adolescentes.etc.
  Y no digamos a la hora de reenviar...en las redes sociales. Quizás , sin  leer del todo la noticia, sin informarme con otras fuentes de su veracidad, especialmente si detrás esta la fama, la honra o  perjudica a terceros. La fama es muy fácil quitarla, pero muy difícil restituirla
  Creo que no estaría mal , informarnos de la maravilla de este instrumento. Pero también de como utilizarlo, y del mal uso que podemos hacer. Al que todos estamos espuestos.

Para finalizar nuestra reflexión traigo un texto del gran matemático árabe Al Khwarizmi:
“Le preguntaron  sobre el valor del ser humano y respondió:
Si tiene ética su valor es igual a 1.
Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será 10.
Si también es rico, súmele otro cero y será 100.
Si por sobre todo eso es, además, una bella persona, agréguele otro cero y su valor será 1.000.
Pero si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solamente le quedan los ceros sin ningún valor   
                                                                              Lucía.  Sanz
       

miércoles, 11 de julio de 2018

Angeles de pantalón corto


     Hubiera sido digno de escuchar la conversación de aquellos tres amigos de cuarto de primaria, cuando un buen día, decidieron llevar en secreto un plan en el que se comprometían a ser como los “Ángeles Custodios” de todos los niños del colegio.
     Durante las clases se fijarían en quienes tenían problemas con las lecciones, para luego ayudarles en la medida de sus conocimientos, y durante el recreo recorrerían  el patio para no dejar que nadie estuviera solo, sin jugar, aburrido, o se viese envuelto en alguna pelea. Ellos, los ángeles del cole se sentían contentos de esta gran idea y se pusieron manos a la obra en cuanto pudieron.
     El impulso de la ilusión, la inocencia de la edad y la fuerza de la juventud hizo que pronto se notara, sobre todo en el patio, cómo siempre aparecían los tres a defender al mas perjudicado en una riña, o en cualquier otro altercado, fortaleciendo los lazos de amistad con sus compañeros protegidos.
     Pero del mismo modo que hay corazones nobles que buscan el bien sin egoísmos, que transmiten alegría, que dan paz con su bondad, también los hay corrompidos y maliciosos.
    De este modo un día al salir de clase y antes de despedirse los tres amigos, se vieron acorralados por la pandillita de los “mandones  del cole”, los que con su sola presencia asustan. Les propinaron una buena paliza, amedrentándolos para que dejaran de meterse en sus asuntos, o sea en sus acosos, y abusos de  “poder” con los mas pequeños y débiles.
    Los “tres ángeles”, tuvieron que ser atendidos en el centro de salud mas cercano, y por este motivo salió a la luz aquel secreto de amistad.
Esta historia real, ocurrida hace unos años , invita a una profunda reflexión sobre qué es la bondad.  En ocasiones el concepto de bondad  es confundido con el de debilidad, siendo  exactamente lo contrario. Es precisamente necesaria la fortaleza para saber controlar el carácter y  sus ímpetus,  para convertirlos en mansedumbre, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades.
    Como consecuencia perfecciona, a quien  en ella se ejercita. Vemos pues que no es algo blandibú, ni afectado.
    Sin embargo las actitudes agresivas que se manifiestan con  malos modales, las maneras de hablar y tratar a los demás  con palabras altaneras, burlescas o agresivas, muestran como principal carencia faltas de educación y elegancia.
 Que erróneo resulta pues ese  considerarse superior por usar estos recursos. ¡Qué equivocados! Al hacerlo, nos convertimos en seres realmente incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.
    La bondad es una inclinación natural y educable a hacer el bien. Siempre paciente y con ánimo equilibrado, perfecciona a la persona que la posee, porque sabe dar y darse transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes le rodean.

      Los chicos de aquel colegio tenían  bondad natural, esa que  no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que ha puesto a las personas en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación. Tendían a ver lo bueno de los demás haciéndose solidarios.
No sabían que eran virtuosos, cosa que hoy se paga muy caro y lo comprobaron en su propia piel.

    Hay un gran pulso con una mano dominante de exasperación, ira, soberbia... que amenaza con erradicar el bien y la bondad.
    Dar las gracias, pedir las cosas por favor, atender en una conversación, saber escuchar, pedir perdón, sin hacer tragicomedias cuando sea necesario, sonreír. Todo esto, básico pero de capital importancia, es como el otro brazo que se hace fuerte desde lo pequeño, ejercido en lo cotidiano, como abono fértil y fecundo para una abundante cosecha  de gente comprometida con el bien.

Lucía Sanz

miércoles, 26 de abril de 2017

Ahora

Cuando mi padre era un niño, la etapa escolar era más corta y a la edad de once o doce años, los niños y las niñas dejaban el colegio para ayudar a sus familias, ya fuera trabajando en el campo, en el hogar, o entrando de aprendices de cualquier oficio, ganar algo de dinero. Los más afortunados, si su familia tenía dinero y no necesitaban trabajar, seguían estudiando y terminaban con carreras o buenos trabajos.

Cuando mi padre concluyó esta etapa escolar, el maestro fue a hablar con mi abuelo. Le dijo que el niño valía para estudiar, y, que si era cuestión económica, él mismo le ayudaría a buscar becs y medios para que pudiera hacerlo. Mi abuelo le dijo que sus otros dos hijos ya estaban trabajando en el campo y que mi padre no iba a ser “un señorito” y sus hermanos unos campesinos. ¡Qué no! Que todos sus hijos serían iguales y él también trabajaría en el campo.

Cuando terminó la guerra, mi padre se trasladó a vivir a Madrid. Buscó trabajo, se casó y fundó una familia.

Para mantenerla, tuvo que buscar dos trabajos que le tenían ocupado de lunes a domingo.

Se pasaba los días trabajando y siempre nos decía que si su padre le hubiera dejado estudiar, su vida habría sido muy distinta.

Él quería que todos sus hijos estudiáramos, para que no nos pasara lo mismo que le sucedió a él. Pero ninguno le hicimos caso, lo cual siempre le causó pena mientras vivió.

A mí, a pesar de mi condición de mujer, también me animó a hacerlo, pero yo no quise.

Acabé el colegio a los catorce años y comencé a trabajar.

Más tarde, me casé y me dediqué a cuidar a mi familia y mi casa y no eché de menos el no haber estudiado.

Han ido pasando los años y ahora que ya estoy en la tercera edad, me han entrado las ganas de conocer todo eso que nunca quise aprender. Ahora me gustaría saber tanto como los profesores que me enseñan. Ahora que lo que aprendo hoy, lo olvido mañana. Ahora que ya no me va a solucionar económicamente la vida lo que aprenda. Ahora es cuando me doy cuenta d elo equivocados que estábamos mi abuelo y yo. Ahora.

Ahora, si mi padre levantara la cabeza, me diría:

—¡Cabezota! Eso lo tenías que haber sentido antes. ¡Ya te lo decía yo!

Y yo le constestaría:

—¡Cuánta razón tenías papá!

M.G.