¿Qué es la verdad? ¿Te has preguntado alguna vez lo que es, querido amigo? Hace 2.000 años un emperador romano, Herodes, hacía esta pregunta. ¿Qué es la verdad? En este caso él la tenía delante, “Jesús”, y no quiso verla.
Pues en este mundo actual en el que vivimos, un mundo de la globalizado, nos podríamos plantear la pregunta; por su dimensión, difusión y repercusión. A la vez que percibimos que, por el contrario, lo que impera es la mentira, la corrupción, el egoísmo, el dios dinero, etc.
Pienso: ¿qué legado queremos dejar a las nuevas generaciones? ¿de desconfianza? ¿de inseguridad y miedo? ¿de sensación de caminar sobre tierras movedizas?
A lo largo de la Historia esta palabra ha tenido peso, diría mucho peso. Desde pequeños te la inculcaban, a pesar de la inofensiva transcendencia de nuestras mentirijillas, o verdades a medias. Y acompañaban esta enseñanza poniendo ejemplos didácticos como el de Pinocho, que hacía que con facilidad te delataras, pues a pesar de ponerte rojo, cuando decías algo que no era cierto, ibas al espejo disimuladamente para ver si te había crecido la nariz.
La mentira nos va minando poco a poco, deforma nuestra conciencia y sensibilidad, y me hace esclavo de mis mentiras, muy sutilmente. creyéndolas y utilizándolas como herramientas de mi vida.
Pero lo más grave es que insensibiliza y paraliza ante obras y actos propios del ser humano, como son: La búsqueda del bien común, el respeto, la fama del prójimo, la buena administración de los bienes públicos, el combatir los verdaderos problemas, ayudar al débil, etc. buscando ante todo el beneficio propio del entorno que lo facilita.
Una vez hecho este inciso, voy a comentar lo que me movió a escribir: unas pinceladas sobre este tema y su transcendencia ética, moral y profesional en el siglo XXI, donde no hay límites ni barreras para la difusión de estas mentiras. En los medios, y por los que tienen casi poder absoluto sobre las masas, sectores de bajo nivel cultural en especial, y a veces de pobreza, sectores más vulnerables, pues no se plantean dudas sobre la credibilidad de quienes las dicen y los medios en los que se propagan.
Hay ocasiones que antes de que salga un Benedicto ya hemos condenado a una persona. Pasa el tiempo, llega el dictamen y es inocente. Quien recupera el daño causado, es casi imposible. Y cual es la conclusión queridos amigos. La mentira vende, la verdad no.
Cuentan, es un clásico, que una mujer fue a confesarse, en especial de que era muy chismosa, y, como se diría ahora, ponía a parir a quien se prestara, divulgando, criticando, aumentando, inventado, según le diera. El sacerdote le puso como penitencia que cuando matara una gallina, la pelara y esparciera las plumas y cuando lo hubiera hecho que volviera. Cumplió y vino a comunicárselo. A lo que este la dijo: Pues ahora vuelve al monte y recógelas todas y me las traes. Pero eso es imposible, el viento las esparció, etc. contesto. Y el confesor le explico —Eso pasa cuando se quita la fama, la honra, el honor, a alguien. Al difundirlo, se expande, y vuela muy rápido, por lo que es tan difícil como imposible restituir-lo.
Como decía antes; no es que yo mienta, sino que millones propagan la mentira. En especial las redes sociales. Sin tener un conocimiento cierto. Sin pensar que es fácil difamar. Y muy difícil recuperar la honra, fama o calumnia.
Incluso en el mundo periodístico es muy difícil ser honrado. Pues lo que cuenta es ser el primero en dar la noticia. Y, además, ahora estas se compran a agencias. La mayoría de las veces no es labor de reporteros en primera línea.
Recuerdo la película Watergate (Hotel Watergate, de ahí el nombre del escándalo). Una trama que se complica por las lógicas precauciones tomadas desde la inteligencia estadounidense para orquestar sus manejos, el secretismo de los implicados e incluso las amenazas contra la integridad de los inquisitivos periodistas y/o sus familias. Intriga, peligro, conspiraciones, corrupción política y por encima de todo la búsqueda de la verdad por parte de los protagonistas y el relato comprometido del propio director y los intérpretes, que sin duda han inspirado a generaciones de periodistas y que seguirán haciéndolo, mientras haya un poderoso dispuesto a quebrantar la ley.
Por último, copio de personajes históricos sobre la verdad
Aristóteles: Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad
Aristóteles: Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones.
Séneca: No somos nosotros los que creamos la verdad. Es la verdad la que nos posee
Jesús Arellano, No se accede a la verdad sino a través del amor
Pío XII: El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión
John Ruskin: El signo más evidente de que se ha encontrado la verdad es la paz interior.
Dolent: Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre.
Albert Einstein: La verdad puede ser eclipsada, pero nunca se extingue.
Vaclav Havel: La verdad padece, pero no perece.
Lucia Sanz
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