Privar a las mujeres de sus derechos, ¡a éstas alturas!, aborto, derogar la Ley de violencia de género, inmigración ilegal, suspender autonomías, ilegalizar partidos políticos. Y todo esto con verdades a medias, así lo proponéis, ¡hombre! ¡por favor…!
Me voy a detener en la ideología de género, vosotros que sois tan machitos algunos.
Veréis, a mí las caravanas del Orgullo Gay no me parecen bien, todo ese “desmadre” ese alarde tan desmesurado, provocador, ridículo, extravagante de ir diciendo ¡Aquí estamos nosotros!, yo no lo veo bien. Seguramente habrá a quien le guste: pues claro, todo el mundo tiene derecho a tener su criterio, no lo estoy poniendo en cuestión; solo digo el mío. No me gustan que actúen como por ejemplo, Boris Izaguirre, uno de tantos, ese afán de ser tan diferente. Pero si ya lo vemos. No hace falta nada, si somos personas normales y ya lo notamos ¿a que más...? Tú, sé lo que quieras, pero ve por la vida de persona normal y luego en tu vida privada, haces y vives como quieras, porque, ya la ley te permite vivir con tu pareja, casarte etc. A quién le importa de puertas para adentro, con quien se acuestan ellos. ¡Es su vida!
He conocido por mi trabajo a varios de ellos, gais. Y también personas que tienen la desgracia de tener un cuerpo y sentirse diferentes, –los transexuales– y querer arreglar su situación. ¡Si supierais lo mal que lo pasan! ¡Cuánto sufren hasta que lo consiguen! algunos pasan autentica vergüenza. Contar su vida a personas extrañas en cada uno de los departamentos por donde tienen que pasar... Muchas veces tienen que venir acompañadas de sus hermanos o amigos, porque no son capaces de ir solos y os aseguro que muchos de los que logran un cambio de sexo, sufren toda una batalla. ¡Y que tengamos que escuchar una tontería semejante!: que son enfermos.
Hay un libro de título: “Una mala noche la pasa cualquiera”, es muy gracioso cuenta que, la noche del 23 de Febrero de 1981, cuando ya han salido del armario tres gais hace ya unos años, se cuestionan ¿Qué va a pasar ahora? Porque piensan que el asalto al congreso va a triunfar, y ¿en qué situación van otra vez a quedar ellos? y, en plan gracioso, se hacen todo tipo de conjeturas. Se ven volviendo a lo de antes ¡Qué horror! ¡Qué drama de nuevo! Que noche pasan más tremenda. Se ven guardando todo otra vez en el armario. Como bien sabemos a la mañana siguiente se tranquilizaron, igual que todos nosotros.
La persona que, por su relación de trabajo, u otra razón, ha tenido que tratar en su vida diaria a un gay concretamente, sabe que ese señor, que va vestido normal, generalmente, es una magnifica persona, un buen compañero, atento, cariñoso. Cuando se sinceran con las personas que les miran bien y nos cuentan, nos asombramos de lo mal que lo pasaron cuando nadie sabía (generalmente su madre sí), lo que sentían, años y años, engañándose ellos mismos y también a todo el mundo, hasta que se arman de valor y dan el gran salto.
Amelia G. Luengo
Bravo Amelia, me ha encantado tu artículo.
ResponderEliminargracias, eres un cielo
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