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domingo, 19 de enero de 2020

Construcción de una central hidroeléctrica



Después de múltiples fotografías aéreas, una caravana de vehículos avanza por un páramo calcinado por el sol. Se encaminan en dirección al río Tajo, donde se va a construir la central.

Todos van llenos de aparatos para comprobar el terreno, haciendo sondeos, comprobando los distintos niveles geológicos, usando teodolitos para sacar las curvas de nivel, etc…

Una vez realizadas las pruebas en distintas localizaciones del río, estas se envían a los laboratorios, y una vez comprobado todo, se elige el lugar donde se va a ubicar la central.

En el Departamento de arquitectura, con todos los datos, se elaboran los planos de las diferentes estructuras y se envían a la Confederación Hidrográfica de Tajo para su aprobación, donde se comprobará el impacto ambiental. Una vez aprobado todo el proyecto, se inician diversas obras necesarias para ubicar a todo el personal de la Empresa que participará en el seguimiento de todas las obras.

En primer lugar se construye el poblado que albergará a este personal. Posteriormente se notificará en todos los pueblos cercanos, para que las personas que estén interesadas en trabajar en la construcción se apunten según su oficio en las distintas empresas que participan. La gente de estos pueblos reciben con alegría estas noticias, ya que en esta zona de Extremadura hay muy poco trabajo y mucha pobreza.

Algunas personas ya han participado en la construcción del poblado obrero y continuarán en distintos trabajos para la construcción de la presa que albergará los generadores.

Lo primero que se realiza es una pequeña presa llamada ataguía, donde se retendrá el agua del río y se desviará a través de un túnel lejos de donde se construirá la presa. A la terminación de estos trabajos, se inician las excavaciones de los cimientos de la presa.

De repente, una sirena aúlla sobre el ruido de la maquinaria que está efectuando las excavaciones. Al principio, la gente, asustada, sale corriendo en todas las direcciones sin saber a qué se debe este hecho. Poco a poco, y con ayuda del personal preparado para estos eventos, se calman los ánimos y la gente se encamina tranquilamente hacia los sitios indicados. Suena una segunda vez, y a la tercera una tremenda explosión retumba en el aire: una nube de polvo llena el ambiente dejando aturdido al personal. Ha sido una voladura controlada por haber encontrado alguna roca que dificultaba el avance de las excavadoras en el terreno. Cuando vuelve la calma y el polvo se deposita en el terreno, todo el mundo se vuelve a encaminar a sus lugares de trabajo.

Finalizada la cimentación, se empiezan a levantar estructuras para contener el hormigón que conformará la estructura de la presa. Grandes cubas con hormigón se desplazan por unos cables por encima del personal obrero y van depositando el hormigón en los lugares indicados.

A medida que se va elevando la construcción, grandes andamios se van levantando, igual que una tela de araña sobre esta. Cientos de obreros sobre ellos semejan un enjambre de abejas siguiendo las órdenes de sus encargados.

A la vez que se construye la presa, se va construyendo el lugar que albergará los generadores eléctricos. Esta obra faraónica se termina en unos pocos años, a pesar de los miles de trabajadores que han participado.

La gente de los pueblos regresa a sus hogares, a sus rutinas anteriores, esperando otro nuevo acontecimiento que pueda darles otra nueva oportunidad de trabajo.

Luis Pinzolas
(Luis Pinzolas ha sido trabajador de la compañía de electricidad Iberdrola.)

martes, 28 de noviembre de 2017

El mundo de los hongos y las setas


Este mundo desconocido por la mayoría de las personas, ya era conocido desde la antigüedad. Según el folclore popular, en épocas pasadas los druidas utilizaban determinado tipo de hongos para aumentar la euforia en los guerreros; este tipo de hongos contenían sustancias alucinógenas. También los romanos conocían muchos tipos de setas y por eso muchas de las especies conservan su nombre romano. Una de las más apreciadas desde la época romana y hoy muy considerada por expertos cocineros tiene en su nombre remembranza con los Césares (amanita caesarea). En alguna época han sido utilizadas para envenenar a alguno de los Césares dándoselas a comer por su gran parecido a otras muy apreciadas.

Igualmente se ha atribuido a las brujas (curanderas) la utilización de éstas en la fabricación de elixires afrodisíacos y para curar diversas enfermedades con emplastos.



Actualmente se conocen miles de hongos y setas con sus distintas especies y familias, algunas se producen de forma cultivada por los hombres (champiñones, setas sitake, etc) y otras nacen libremente en la naturaleza. Tienen colores maravillosos, desde el blanco puro hasta el negro más absoluto; su tamaño va desde un tamaño microscópico hasta más de 20 cm de diámetro. Todos los hongos y setas tienen una función en la naturaleza, algunas descomponen la madera y otros restos vegetales, otras las utilizamos para cocinar ya que tienen muchas proteínas y fibra. Distintos tipos de hongos han servido para la fabricación de medicinas tales como la penicilina, otros para fermentar y dar sabor a diferentes quesos como el cabrales. Otros realzan el sabor de las comidas y postres siendo muy utilizados por los cocineros. Algunos animales comen algunos tipos de setas para facilitar la digestión de sus alimentos.



Hoy en día hay muchos aficionados a la micología y en los periodos adecuados (normalmente en otoño), salen a los campos y montes a recoger estos productos. En algunas provincias exigen sacar unos permisos especiales que permiten recolectar un cupo determinado para evitar la desaparición de especies. Muchas personas desconocen la forma de buscar y recolectar setas creyendo que rastrillando las hojas de los pinos, por ejemplo, encontrarán gran cantidad de ellas, y lo único que consiguen es romper el micelio (lugar donde se forman las setas), parecido a las raíces de las plantas y que forma una especie de red a menudo de cientos de metros donde se produce el crecimiento de nuevas setas.



Para todos los aficionados recomiendo utilizar las herramientas adecuadas, cesta de mimbre o algo que permita que las esporas caigan libremente en el campo y de esta forma producir nuevos micelios, una navaja bien afiliada y como mucho un palo o bastón para mover las hojas por encima de las setas y descubrirlas. Recolectar las que se conozcanmuy bien para evitar que se produzcan accidentes mortales, ya que algunas especies son muy tóxicas; aunque hay pocas especies mortales. No recolectar las que sean desconocidas y evitar destrozar las que no conozcamos, ya que para otras personas expertas pueden ser excelentes manjares, y también cumplen su labor en la naturaleza.

Nota: consultad con expertos micólogos ante la menor duda. Os va en ello la vida en algunas ocasiones.


Luis Pinzolas