Igualmente se ha atribuido a las brujas (curanderas) la utilización de éstas en la fabricación de elixires afrodisíacos y para curar diversas enfermedades con emplastos.
Actualmente se conocen miles de hongos y setas con sus distintas especies y familias, algunas se producen de forma cultivada por los hombres (champiñones, setas sitake, etc) y otras nacen libremente en la naturaleza. Tienen colores maravillosos, desde el blanco puro hasta el negro más absoluto; su tamaño va desde un tamaño microscópico hasta más de 20 cm de diámetro. Todos los hongos y setas tienen una función en la naturaleza, algunas descomponen la madera y otros restos vegetales, otras las utilizamos para cocinar ya que tienen muchas proteínas y fibra. Distintos tipos de hongos han servido para la fabricación de medicinas tales como la penicilina, otros para fermentar y dar sabor a diferentes quesos como el cabrales. Otros realzan el sabor de las comidas y postres siendo muy utilizados por los cocineros. Algunos animales comen algunos tipos de setas para facilitar la digestión de sus alimentos.
Hoy en día hay muchos aficionados a la micología y en los periodos adecuados (normalmente en otoño), salen a los campos y montes a recoger estos productos. En algunas provincias exigen sacar unos permisos especiales que permiten recolectar un cupo determinado para evitar la desaparición de especies. Muchas personas desconocen la forma de buscar y recolectar setas creyendo que rastrillando las hojas de los pinos, por ejemplo, encontrarán gran cantidad de ellas, y lo único que consiguen es romper el micelio (lugar donde se forman las setas), parecido a las raíces de las plantas y que forma una especie de red a menudo de cientos de metros donde se produce el crecimiento de nuevas setas.
Para todos los aficionados recomiendo utilizar las herramientas adecuadas, cesta de mimbre o algo que permita que las esporas caigan libremente en el campo y de esta forma producir nuevos micelios, una navaja bien afiliada y como mucho un palo o bastón para mover las hojas por encima de las setas y descubrirlas. Recolectar las que se conozcanmuy bien para evitar que se produzcan accidentes mortales, ya que algunas especies son muy tóxicas; aunque hay pocas especies mortales. No recolectar las que sean desconocidas y evitar destrozar las que no conozcamos, ya que para otras personas expertas pueden ser excelentes manjares, y también cumplen su labor en la naturaleza.
Nota: consultad con expertos micólogos ante la menor duda. Os va en ello la vida en algunas ocasiones.
Luis Pinzolas
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