El devastador huracán Irma, a su paso por la zona del Caribe y Florida, ha estado copando la atención de los medios informativos y redes sociales en todo el mundo. Irma es un nombre que no han dejado de repetir en los periódicos, en las noticias, en la radio, en la televisión, así como las terribles imágenes de su destrucción. Este nombre ha quedado grabado y registrado en nuestra memoria igual que aquellos otros huracanes tan terribles como el huracán Katrina que fue uno de los más destructivos y el responsable de causar más víctimas mortales de la temporada de huracanes en el Atlántico en el año 2005.
Posiblemente te habrás preguntado de dónde surge el hecho de bautizar a los fenómenos atmosféricos con nombres de personas. Pues bien, tal y como lo conocemos hoy en día, se lo debemos al meteorólogo británico Clement Lindley Wragge, quien durante la última década del siglo XIX y primer cuarto del XX se convirtió en todo un referente mundial en meteorología.
Él ideo la nomenclatura para bautizar a los huracanes y ciclones y fue él quien inició la costumbre de ponerle un nombre propio. El consideraba a estos fenomenos imprevisibles y peligrosos, y según sus propias palabras, se les debía dar nombres femeninos.
Esta forma de nombrar a los huracanes, tan sexista, se mantuvo hasta el año 1979 en el que se cambió a una forma mixta con nombres tanto de hombre como de mujer. Naturalmente esto sucedió después de una enérgica protesta, por parte de grupos feministas, en la que propusieron, por las mismas razones de imprevisibles y peligrosos, bautizar a estos fenómenos con nombres de senadores americanos,
Ahora ya sabéis que el sistema de nomenclatura para huracanes y ciclones que tenemos hoy en día se usa desde 1979 en el que la Organización Meteorológica Mundial decidió crear unas listas alfabéticas con nombres tanto de hombre como de mujer para denominar a los de fenómenos que se producirían en el Atlántico y en el Pacífico.
Según se van produciendo los fenómenos se va tomando el nombre siguiente de la lista y aquel que ha sido especialmente devastador se retira de la misma para siempre. Los nombres se escogen del inglés, castellano y francés y no deben traducirse con tal de evitar confusiones a la hora de informar sobre los mismos.
A veces, el bautizo de algunos fenómenos de la naturaleza, resulta muy curioso, así como, el que se emplea para denominar a diferentes formas de vida y especies. Para algunos científicos esta actividad resulta caprichosa y juguetona. En ocasiones, en sus bautizos, dejan colarse nombres muy extravagantes y divertidos que nos dejan sin palabras.
El actor Harrison Ford, por ejemplo, inspiró para dar nombre a una araña, la Calponea harrisonfordi. Un hongo descubierto en 2010 en la isla de Borneo en Malasia fue bautizado con el nombre de Spongiforma squarepantsii en honor al personaje de dibujos animados Bob Esponja (SpongeBob SquarePants, en inglés). Y habría que preguntarse en qué estaría pensando el descubridor de un tipo de molusco que vive en el Pacífico, al que bautizo como: zyzzyxdonta.
Es verdad que en estas ocasiones estos bautizos tan insólitos nos hagan gracia, pero en el caso de los huracanes y ciclones, por muy originales y dulces que sean sus nombres, la sensación que producen en nosotros al oír sus nombres es bastante aterradora.
P. Sardinero
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