martes, 9 de junio de 2020

Biografía de mi abuela

Hilario Aizcorbe

Mi abuela, Rocío Rosado, nació en Madrid el 26 de diciembre de 1933 en plena Segunda República, y dos años después de que en España se  firmara la Constitución de 1931.

Tres años después de su nacimiento, en 1936, estalla la Primera Guerra Civil, que durará hasta 1939, significando para España un antes y un después. Para mi abuela también supuso muchos cambios, ya que, según palabras textuales de mi abuela: “Fue un desastre; era desolador ver a gente de la misma familia cada uno en un bando, unos contra otros”. 

Al comenzar la guerra, su padre entra en el conflicto en el bando republicano como soldado. Esa fue la última vez que mi abuela, con solo tres años, le vio y abrazó. También se alista su tío, ambos en el bando republicano.

La Primera Guerra Civil se desarrolló principalmente en Madrid. Por ello mi abuela, junto con su madre, se mudaron a un pueblo de Valencia donde tenían familiares. Mientras estaban en Valencia, mi abuela comenzó a ir al colegio y a hacer vida normal, dentro del contexto que estaban viviendo. 

Una vez terminada la guerra y pasados dos años, mi abuela, junto con su madre, volvieron a Madrid, donde tuvieron que comenzar una nueva vida, afrontando las dificultades que la posguerra suponía. La madre de mi abuela comenzó a trabajar como costurera y mi abuela continuó sus estudios en un colegio municipal de la capital.

Durante la adolescencia de mi abuela y hasta 1975, mi abuela vivió la dictadura de Francisco Franco, una época que, junto a la posguerra, supuso en España una gran dificultad tanto social como económica. En el caso de la familia de mi abuela, todo el dinero con el que contaban era republicano, por lo que tuvieron que comenzar una nueva vida después de la guerra y sacar adelante a una familia de seis miembros.

Mi abuela terminó sus estudios y comenzó a trabajar ayudando a su madre y más tarde en la Dirección General de Tráfico, siendo una de las pocas mujeres que trabajaban por aquel entonces. 

En esa época, sumidos todavía en una dictadura, conoce a mi abuelo Fernando, un madrileño que trabajaba para una compañía americana, y se enamoran. 

En 1960, coincidiendo con el fin de la posguerra y la recuperación de la normalidad y la estabilidad en España, mis abuelos se casan en Madrid, y entonces comienza una nueva vida para ella. 

Por aquel entonces estaba comenzando una época de desarrollo y prosperidad en el país y todo comenzaba a ser más estable. 

Dos años después de casarse, en 1962, aún bajo la dictadura franquista, nace su primer hijo, Fernando, mi padre. Dos años después, su primera hija, Berta. Vivían en una casa de clase media en la zona de Delicias, en Madrid, y allí siguieron completando la familia, mientras que ambos seguían trabajando, hasta que, después de tener a Ignacio y a Patricia, tuvieron a su último hijo, Guillermo, en 1975. Esto coincidió con el fin de la dictadura de Francisco Franco y la muerte de este, y con el inicio de lo que podía ser para España una nueva vida. 

En noviembre de 1975 Juan Carlos I fue proclamado rey de España, y con ello se instauró una monarquía democrática.

En ese momento comenzó un periodo llamado transición española, en el cual gobernaron Arias Navarro, Adolfo Suárez (1976) y Felipe González. Este proceso llevó a España a convertirse en una democracia.

En 1977 se celebraron en España las primeras elecciones democráticas, siendo la primera vez, con 43 años, que mi abuela pudo ejercer derecho a voto. En ese momento, el país terminó con casi cuarenta años de dictadura y pasó a ser un estado democrático con la Constitución firmada en 1978.

Por aquel entonces, pasaban los fines de semana en una casa en un pueblecito al sur de Madrid llamado Batres, donde sus hijos pasaron la mayor parte de su infancia. Hoy en día sigue siendo la casa donde vive mi abuela y disfrutamos de la vida en familia.


El español de América en la canción-poesía de Chabuca Granda


JOSÉ ANTONIO

Por una vereda viene
cabalgando José Antonio.
Se viene desde el Barranco
a ver la flor de amancaes.
En un berebere criollo
va a lo largo del camino,
con jipijapa, pañuelo
y poncho blanco de lino.

Mientras corre la mañana,
su recuerdo juguetea
y con alegre retozo
el caballo pajarea.
Fina garúa de junio
le besa las dos mejillas
y cuatro cascos cantando
van camino de Amancaes.

Qué hermoso que es mi chalán,
cuán elegante y garboso
sujeta la fina rienda de seda
que es blanca y roja.
Qué dulce gobierna el freno
con solo cintas de seda
al dar un quiebro gracioso
al criollo berebere.

Tú, mi tierra, que eres blanda,
le diste ese extraño andar
enseñándole el amblar
de paso llano gateado;
siente cómo le quitaste
durezas del berebere,
que allá en su tierra de origen,
arenas le hacían daño.

Fina cadencia en el anca,
brillante seda en las crines,
el nervio tierno y alerta
para el deseo del amo.
Ya no levanta las manos
para luchar con la arena,
quedó plasmado en el tiempo
su andar de paso peruano.

José Antonio, José Antonio,
¿por qué me dejaste aquí?
Cuando te vuelva a encontrar,
que sea junio y garúe.
Me acurrucaré a tu espalda
bajo tu poncho de lino,
y en las cintas del sombrero
quiero ver los amancaes
que recoja para ti,
cuando a la grupa me lleves,
de ese, tu sueño logrado,
de tu caballo de paso,
aquel del paso peruano.

Mª Isabel Granda y Larco (1920-1983)


amancaes o amancayes: Nombre de diversas plantas cuya flor, blanca o amarilla, recuerda a la azucena. ‖ Flor de esas plantas.
berebere: Bereber, beréber
criollo: Autóctono o propio de un país hispanoamericano, o del conjunto de ellos.
jipijapa: Sombrero de ala ancha tejido con paja muy fina, que se fabrica en Jipijapa y en otras varias poblaciones ecuatorianas.
pajarear: Dicho de una caballería: espantarse, asustarse.
garúa: Llovizna
chalán: Domador y adiestrador de caballos.
amblar: Dicho de un animal: andar moviendo a un tiempo el pie y la mano de un mismo lado.
garuar: Lloviznar


Chabuca Granda compuso en 1957 este vals en homenaje a Don José Antonio de Lavalle y García, criador de caballos limeño que seleccionó y preservó, a principios del siglo XX, el caballo de paso peruano.
Chabuca narra un paseo de Don José Antonio hacia la Pampa de Amancaes de la ciudad de Lima durante la fiesta del mismo nombre.

Escucha aquí la canción completa

Chabuca Granda explica e interpreta parcialmente la canción aquí (TVE, 1977)

sábado, 6 de junio de 2020

Artemisa, una pintora desconocida

Judith decapitando a Holofernes

El día 12 de marzo en el CEPA nos dijeron que iban a cerrar los colegios. Nadie se imaginaba el tiempo que iba a pasar, no solo con los colegios cerrados, sino casi con todo.

Al pasar los días todos tuvimos que buscarnos actividades para que el tiempo se nos hiciera más llevadero. Yo me dediqué a la lectura, pasatiempo que desde siempre ha sido para mí el mejor. Después de varios libros de temas diversos, leí uno sobre el pintor barroco Caravaggio. Me pareció tan interesante su vida que comencé a buscar más pintores de ese periodo del arte. Algunos me resultaban conocidos solo por el nombre, otros por sus obras al ser muy famosos. Entre ellos están españoles como El Españoleto, Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Claudio Coello, Murillo... Y otros de países europeos como el mencionado Caravaggio, Tizziano, Rubens, Rembrant, Van Dyck, James Vermeer…

Decidí ponerme a investigar sobre sus vidas y hacerme unas fichas con sus datos para poder conocerlos mejor. Entre los pintores de ese periodo (Barroco) descubrí a una pintora, hecho que me llamó mucho la atención por lo insólito, ya que no hay muchas mujeres pintoras reconocidas. Su nombre es Artemisa Gentileschi, y su vida también es asombrosa por un hecho trágico que le ocurrió.

Nació en Roma en 1593, fue una pintora que trató de copiar en su obra el estilo de Caravaggio. Se la compara con él por la violencia y el dinamismo que expresa en alguna de sus obras.

Dicen que Caravaggio pintaba de esa manera debido a su temperamento violento, y Artemisa lo hacía debido a la tragedia por la que tuvo que pasar. En aquella época, los muchachos que querían ser pintores acudían a talleres de otros pintores más expertos para perfeccionar sus habilidades y adquirir más conocimientos, antes de poder recibir el título de pintor y poder vivir de su arte. Artemisa, al ser mujer, no podía acudir a ninguno de ellos. Su padre, que era pintor, le dio sus primeras clases, y después contrató a otro pintor llamado Agostino Tassi para que continuara enseñándola. Con 17 años pintó su primer cuadro, titulado “Susana y los viejos”. Este cuadro fue atribuido a su padre durante mucho tiempo.

A los 18 años, ese pintor que era su profesor la violó, y al ser descubierto prometió casarse con ella. Pero más tarde renegó de su promesa, pues ya estaba casado, y el padre de Artemisa lo denunció. El juicio duró siete meses, y durante ese tiempo Artemisa sostuvo su acusación de haber sido violada a pesar de haber sido sometida a tortura para saber si decía la verdad. También tuvo que someterse a un examen ginecológico para demostrar que había sido desflorada. Esto ahora nos parece normal, pero en aquel tiempo era una gran humillación.

Su violador solo fue condenado a un año de prisión y a cinco años de exilio, y eso que también fue acusado de intentar matar a su esposa, practicar incesto con su cuñada e intentar robar unos cuadros al padre de Artemisa. ¡Por todo eso solo un año de prisión y después el exilio, que consiste únicamente en cambiar de domicilio! Ya se ve que, desde la antigüedad, el violar a una mujer, para la ley tenía y tiene muy poca importancia.

¡Perdón, que me voy de tema!

Un año después de este suceso, Artemisa pintó el cuadro de Judith decapitando a Holofernes (que se encuentra en la galería de los Uffizi en Florencia). Este cuadro impresiona por la violencia que representa, y ha sido interpretado como el deseo de venganza hacia su violador, ya que tanto Holofernes como Judith tienen rasgos faciales parecidos a los de ellos dos.

Al poco tiempo Artemisa se casó con otro pintor, en un matrimonio arreglado por su padre para restaurar su honor. Artemisa y su marido se fueron a vivir a Florencia y allí se convirtió en una exitosa pintora de la corte. Fue la primera mujer en entrar en la Academia de Diseño de Florencia. Vivió y pintó en Roma, Nápoles y Londres. En esta última ciudad pintó para el rey Carlos I de Inglaterra. Volvió después a Nápoles, donde murió a causa de la peste en 1653. Después de su muerte fue prácticamente olvidada hasta el siglo XX.

Os animo a conocer también la vida de Caravaggio, que es muy particular.

Mercedes Gozálvez

jueves, 4 de junio de 2020

Sueño

¿Sueño o imaginación?
Habitación en llamas
de imaginación serena.
Habitación pequeña
de grandes sueños.

Habitación pequeña
como los sueños
metidos en las
almas pequeñas y solitarias.

Caja embellecida de sueños.
Adoración envuelta y venerada
en tejados y chimeneas de diversos
tamaños y pesares,
en una ventana con vistas a un mundo
de sentimientos grandes y pequeños.

                          Mª Irene Moraleja Luque

martes, 2 de junio de 2020

Asesinos invisibles

P. Sardinero

No penséis, al leer el título, que os voy a hablar de asesinos dictadores locos o de grandes reyes homicidas ávidos de riquezas y reinos: los grandes asesinos de la historia han sido y serán las bacterias y los virus. Así lo afirman los divulgadores e investigadores científicos, epidemiólogos y biólogos.

Ellos son los que han provocado las grandes epidemias de la historia llevándose por delante a millones de personas. El sarampión, que acabó con más de 200 millones de personas, o el virus del sida (VIH) que ha matado a más de 35 millones; pero el primer premio se lo lleva el homicida número uno de la historia, el virus de la viruela. Se calcula que este virus mató a más de 300 millones de personas. Ellos son la mejor arma, los únicos capaces de destruir la humanidad.

Hasta la fecha, las cinco pandemias más letales en el mundo han sido: viruela, sarampión, la mal llamada gripe española, la peste negra y el VIH. El más letal de todos el variola, virus causante de la viruela, hoy erradicada gracias a la vacuna descubierta por el médico inglés Edward Jenner a pesar de que por el año 1797 los microscopios dejaban mucho que desear.

En el año 1798 Jenner publicó sus investigaciones y acuñó el término “vacuna”, que procede del latín vacca, vaca. Todo tiene su explicación. El primer paciente humano del Dr. Jenner fue un niño de 8 años a quien su vaca le había contagiado la viruela. Al pequeño se le inoculó el virus de viruela bovina y experimentó una gran mejoría.

En la actualidad, el principio de la vacuna de Jenner es exactamente el mismo, aunque el método es mucho más simple y efectivo. La vacuna de la viruela fue mejorada por científicos de la talla de Pasteur. Las campañas mundiales de vacunación masiva redujeron los casos de viruela hasta que, en el año 1980, la OMS declaró oficialmente que el mundo estaba libre de viruela.

Afortunadamente, frente al sarampión existe hoy en día vacuna. Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año.

Una de las crisis más graves de salud pública de la historia fue la mal llamada gripe española. En 1918 mató, en apenas dos años, entre 50 y 100 millones de personas. Este virus solito se llevó por delante entre el 3 y el 6% de la población mundial.

La Yersinia pestis fue la culpable de la epidemia de peste negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV. Era un bacilo que se transmitía a través de pulgas y piojos que vivían en ratas y en los propios humanos. Se cree que la epidemia empezó en Asia y se dispersó a Europa a través de las rutas comerciales. En el conjunto de Europa murieron unos 50 millones de personas. Total, nada...

El VIH, si no se trata, mata de media al 80% de los infectados. Este virus se expandió hace cuatro décadas. A finales de 2016 había en el mundo unos 36,7 millones de infectados. A estas alturas todos sabemos cómo se transmite este virus. Prevenir el contagio con las distintas medidas existentes es la mejor forma de contenerlo. A día de hoy no hay cura para la infección por VIH.

No hace mucho la OMS publicó un informe en donde alertaba de que el riesgo de que se produjera una pandemia global a escala mundial estaba creciendo. Solo han hecho falta unos pocos meses, en concreto hasta diciembre de 2019 en China, para que surgiera el nuevo SARS-Cov-2 que ha originado la nueva pandemia del COVID-19.

El pasado 11 de marzo la OMS declaró la existencia de una pandemia global mundial por coronavirus, la primera de la historia por este tipo de virus. Todos sabemos lo que ha venido después.

Científicos de todo el mundo trabajan sin descanso para encontrar una cura, pero este virus muta constantemente, y encontrar una vacuna llevará todavía muchos meses.

Las cifras de contagiados y fallecidos por este virus no las voy a buscar porque me aterran, sin contar todas las personas que aun habiendo superado la infección han quedado con secuelas graves para toda su vida.

Ha pasado, y seguirá pasando, aunque queden ya muy lejos las grandes epidemias de la historia. Hay que tomar conciencia de que los seres humanos somos muy vulnerables y de que hay que librar una dura batalla contra ellos. Apostar e invertir en investigación y reforzar nuestro sistema de salud sería una buena manera de empezar a combatirlos.

Siempre habrá asesinos invisibles observándonos, algunos más débiles que otros. Siempre habrá epidemias acechando en un mundo globalizado imposibles de impedir. Hay que cambiar la forma de afrontarlas, estar preparados y, sobre todo, aprender de nuestros errores.

Lo que está claro es que, después de superar esto, todos habremos aprendido algo.