Judith decapitando a Holofernes |
El día 12 de marzo en el CEPA nos dijeron que iban a cerrar los colegios. Nadie se imaginaba el tiempo que iba a pasar, no solo con los colegios cerrados, sino casi con todo.
Al pasar los días todos tuvimos que buscarnos actividades para que el tiempo se nos hiciera más llevadero. Yo me dediqué a la lectura, pasatiempo que desde siempre ha sido para mí el mejor. Después de varios libros de temas diversos, leí uno sobre el pintor barroco Caravaggio. Me pareció tan interesante su vida que comencé a buscar más pintores de ese periodo del arte. Algunos me resultaban conocidos solo por el nombre, otros por sus obras al ser muy famosos. Entre ellos están españoles como El Españoleto, Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Claudio Coello, Murillo... Y otros de países europeos como el mencionado Caravaggio, Tizziano, Rubens, Rembrant, Van Dyck, James Vermeer…
Decidí ponerme a investigar sobre sus vidas y hacerme unas fichas con sus datos para poder conocerlos mejor. Entre los pintores de ese periodo (Barroco) descubrí a una pintora, hecho que me llamó mucho la atención por lo insólito, ya que no hay muchas mujeres pintoras reconocidas. Su nombre es Artemisa Gentileschi, y su vida también es asombrosa por un hecho trágico que le ocurrió.
Nació en Roma en 1593, fue una pintora que trató de copiar en su obra el estilo de Caravaggio. Se la compara con él por la violencia y el dinamismo que expresa en alguna de sus obras.
Dicen que Caravaggio pintaba de esa manera debido a su temperamento violento, y Artemisa lo hacía debido a la tragedia por la que tuvo que pasar. En aquella época, los muchachos que querían ser pintores acudían a talleres de otros pintores más expertos para perfeccionar sus habilidades y adquirir más conocimientos, antes de poder recibir el título de pintor y poder vivir de su arte. Artemisa, al ser mujer, no podía acudir a ninguno de ellos. Su padre, que era pintor, le dio sus primeras clases, y después contrató a otro pintor llamado Agostino Tassi para que continuara enseñándola. Con 17 años pintó su primer cuadro, titulado “Susana y los viejos”. Este cuadro fue atribuido a su padre durante mucho tiempo.
A los 18 años, ese pintor que era su profesor la violó, y al ser descubierto prometió casarse con ella. Pero más tarde renegó de su promesa, pues ya estaba casado, y el padre de Artemisa lo denunció. El juicio duró siete meses, y durante ese tiempo Artemisa sostuvo su acusación de haber sido violada a pesar de haber sido sometida a tortura para saber si decía la verdad. También tuvo que someterse a un examen ginecológico para demostrar que había sido desflorada. Esto ahora nos parece normal, pero en aquel tiempo era una gran humillación.
Su violador solo fue condenado a un año de prisión y a cinco años de exilio, y eso que también fue acusado de intentar matar a su esposa, practicar incesto con su cuñada e intentar robar unos cuadros al padre de Artemisa. ¡Por todo eso solo un año de prisión y después el exilio, que consiste únicamente en cambiar de domicilio! Ya se ve que, desde la antigüedad, el violar a una mujer, para la ley tenía y tiene muy poca importancia.
¡Perdón, que me voy de tema!
Un año después de este suceso, Artemisa pintó el cuadro de Judith decapitando a Holofernes (que se encuentra en la galería de los Uffizi en Florencia). Este cuadro impresiona por la violencia que representa, y ha sido interpretado como el deseo de venganza hacia su violador, ya que tanto Holofernes como Judith tienen rasgos faciales parecidos a los de ellos dos.
Al poco tiempo Artemisa se casó con otro pintor, en un matrimonio arreglado por su padre para restaurar su honor. Artemisa y su marido se fueron a vivir a Florencia y allí se convirtió en una exitosa pintora de la corte. Fue la primera mujer en entrar en la Academia de Diseño de Florencia. Vivió y pintó en Roma, Nápoles y Londres. En esta última ciudad pintó para el rey Carlos I de Inglaterra. Volvió después a Nápoles, donde murió a causa de la peste en 1653. Después de su muerte fue prácticamente olvidada hasta el siglo XX.
Os animo a conocer también la vida de Caravaggio, que es muy particular.
Mercedes Gozálvez
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