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domingo, 7 de marzo de 2021

La otra realidad

Paloma Sardinero
Ugur Gallen es un ciudadano turco que vive en Estambul. Es un trabajador normal y corriente durante el día y un artista digital autodidacta por la noche. A raíz del conflicto en Siria, sintió la necesidad de actuar y ayudar. ¿Cómo lo hizo? De la mejor manera que supo. Inesperadamente, se ha convertido en un fotógrafo viral en las redes sociales debido a una serie de fotografías totalmente opuestas en su contenido, pero llenas de expresión y que han conmovido y dado la vuelta al mundo. Las ha titulado “Universos Paralelos”.

Según sus propias palabras:
“Comencé mi primera obra de universos paralelos con las noticias. Empecé a ver miedo y desesperación en los ojos de los niños refugiados que intentaban llegar a Europa. Creo que no sabemos nada de las guerras ni de las hambrunas. Hoy vives en paz, pero mientras continúen estos problemas, estarás expuesto a ellos. Como artista, creo que el arte es el mejor lenguaje.”

Me quedé abrumada cuando vi por primera vez sus escalofriantes fotomontajes en Facebook. Lo que Ugur Gallen consigue expresar, tan solo con imágenes, al superponer dos fotografías totalmente opuestas, queda de manifiesto de forma meridiana. Son realidades que existen paralelamente y que el resto del mundo ignora o no quiere ver.

Tan solo montando dos fotografías en un solo plano, este hombre nos expresa la diferencia entre los dos mundos, dos mundos que en realidad son solo uno, y que están aquí en la Tierra.

Ugur Gallen tomó las fotos en Siria, Afganistán, Yemen, Libia, Venezuela, Iraq, Irán y Sudán.

Esta otra realidad de nuestro mundo y todos estos lugares se traducen en cómo son las vidas de otras personas que intentan subsistir como pueden en medio de guerras, masacres, desalojos, matanzas y otras situaciones totalmente inimaginables para nosotros.

Mientras que aquí, en este lado maravilloso en el que vivimos confortablemente y en el que nos parece que nunca nada es suficiente, toda esta barbaridad monstruosa está ocurriendo cada día. Nuestro ritmo de vida no nos permite detenernos y pararnos a pensar que al otro lado la gente se muere de hambre y de miseria, que nacer en un lado o en otro simplemente es un juego fatal de ruleta rusa.

Este fotógrafo, con sus creaciones, ha lanzado un grito desesperado a este otro lado del mundo, el cómodo y afortunado, para que nos detengamos por un momento y reflexionemos. Tenemos que dejar de quejarnos por todo, cuando lo tenemos todo. Hay que crear conciencia, no podemos seguir mirando para otro lado, o cambiar de canal, mientras todo esto sucede.

Por desgracia, esta tragedia humana horrible está ocurriendo de verdad sin que nadie haga nada para remediarlo. Todos estos vecinos de nuestras fronteras de al otro lado luchan día a día por sobrevivir en ese otro mundo paralelo lleno de injusticias, muertes y guerra.

Conclusión: lo que ahora me pregunto, después de ver estas fotografías, es que, pese a que estamos viviendo tiempos de grandes avances tecnológicos y científicos, cómo es posible que la estúpida condición humana siga siendo nuestra principal arma y amenaza.

Te doy las gracias, Ugur Gallen, por hacer despertar y remover nuestras conciencias y hacernos ver con tus imágenes desgarradoras los más duros contrastes de nuestro único mundo. En pleno siglo XXI son las distintas realidades paralelas que se viven en la actualidad. Me entristece pensar que existan dos mundos paralelos, uno pacífico y otro en continuo conflicto, mundos que la gran mayoría no quiere ver y que lamentablemente son una triste y dolorosa realidad.

Os invito a que visualicéis las fotografías de este artista en internet.

jueves, 23 de mayo de 2019

Esas personas diferentes que nos rodean

A ver, empecemos, no voy a entrar en política y menos en este momento, pero sí diré que, como a muchos de vosotros también, las declaraciones de VOX -El nuevo partido político- como mínimo os inquietan. ¡Qué cosas tan tremendas dicen para apoyar sus argumentos! Yo me quedo pensando y digo: ¿Pero estos de que van? ¿Nos queréis recortar todos los derechos adquiridos, que, poquito a poquito, se han conseguido con tanto esfuerzo en este país? No digo que todo lo que dicen, en algo no lleven razón pero, ¿Tan extremistas? ¿Tan radicales? En vez de ir hacia adelante ¿ Qué vamos, a retroceder?

Privar a las mujeres de sus derechos, ¡a éstas alturas!, aborto, derogar la Ley de violencia de género, inmigración ilegal, suspender autonomías, ilegalizar partidos políticos. Y todo esto con verdades a medias, así lo proponéis, ¡hombre! ¡por favor…!

Me voy a detener en la ideología de género, vosotros que sois tan machitos algunos.

Veréis, a mí las caravanas del Orgullo Gay no me parecen bien, todo ese “desmadre” ese alarde tan desmesurado, provocador, ridículo, extravagante de ir diciendo ¡Aquí estamos nosotros!, yo no lo veo bien. Seguramente habrá a quien le guste: pues claro, todo el mundo tiene derecho a tener su criterio, no lo estoy poniendo en cuestión; solo digo el mío. No me gustan que actúen como por ejemplo, Boris Izaguirre, uno de tantos, ese afán de ser tan diferente. Pero si ya lo vemos. No hace falta nada, si somos personas normales y ya lo notamos ¿a que más...? Tú, sé lo que quieras, pero ve por la vida de persona normal y luego en tu vida privada, haces y vives como quieras, porque, ya la ley te permite vivir con tu pareja, casarte etc. A quién le importa de puertas para adentro, con quien se acuestan ellos. ¡Es su vida!

He conocido por mi trabajo a varios de ellos, gais. Y también personas que tienen la desgracia de tener un cuerpo y sentirse diferentes, –los transexuales– y querer arreglar su situación. ¡Si supierais lo mal que lo pasan! ¡Cuánto sufren hasta que lo consiguen! algunos pasan autentica vergüenza. Contar su vida a personas extrañas en cada uno de los departamentos por donde tienen que pasar... Muchas veces tienen que venir acompañadas de sus hermanos o amigos, porque no son capaces de ir solos y os aseguro que muchos de los que logran un cambio de sexo, sufren toda una batalla. ¡Y que tengamos que escuchar una tontería semejante!: que son enfermos.

Hay un libro de título: “Una mala noche la pasa cualquiera”, es muy gracioso cuenta que, la noche del 23 de Febrero de 1981, cuando ya han salido del armario tres gais hace ya unos años, se cuestionan ¿Qué va a pasar ahora? Porque piensan que el asalto al congreso va a triunfar, y ¿en qué situación van otra vez a quedar ellos? y, en plan gracioso, se hacen todo tipo de conjeturas. Se ven volviendo a lo de antes ¡Qué horror! ¡Qué drama de nuevo! Que noche pasan más tremenda. Se ven guardando todo otra vez en el armario. Como bien sabemos a la mañana siguiente se tranquilizaron, igual que todos nosotros.

La persona que, por su relación de trabajo, u otra razón, ha tenido que tratar en su vida diaria a un gay concretamente, sabe que ese señor, que va vestido normal, generalmente, es una magnifica persona, un buen compañero, atento, cariñoso. Cuando se sinceran con las personas que les miran bien y nos cuentan, nos asombramos de lo mal que lo pasaron cuando nadie sabía (generalmente su madre sí), lo que sentían, años y años, engañándose ellos mismos y también a todo el mundo, hasta que se arman de valor y dan el gran salto.

Amelia G. Luengo

miércoles, 1 de mayo de 2019

Fake News (la pos-verdad)

                                            

Fake News (la pos-verdad)




He procurado seguir el consejo de Jose de acortar el relato o dividirlo, y he mandado dos textos que son una misma realidad.
Hola: confieso que no sabía cómo empezar. Llevo tiempo oyendo con demasiada frecuencia esta palabra. Y quiero reflexionar contigo, pues para bien y para mal, nos ha tocado vivir en la era de la informática, con estos instrumentos maravillosos de la comunicación.
   Un mundo lleno de posibilidades que crecen a un ritmo vertiginoso, el cual no domino demasiado y voy a la cola. Y este ritmo nos lleva en volandas, parémonos a pensar, reflexionar y actuar coherente-mente.
  Fake News (Noticias falsas) Es una palabra, que se acuñó en esta década y estuvo en auge en la última campaña presidencial de EE.UU., terminando por extenderse al mundo entero. Basta con ver los telediarios, tertulias, charlas entre amigos. etc., para descubrir cómo ha penetrado en nuestro lenguaje.
  ¿Pero sabemos o hemos reflexionado sobre su significado? ¿Sabemos cuáles son sus causas y consecuencias?
 - ¿Qué es la posverdad? Un contexto cultural e histórico, en el que la búsqueda de la objetividad y la verdad no son relevantes, a la hora de crear corrientes de opinión pública.
Se buscan argumentos y hacen discursos, cuyas afirmaciones encajan con lo que sienten los que escuchan. En ocasiones emborronando la frontera entre la verdad y la mentira provocando confusión, haciéndolo encajar con nuestros esquemas mentales
Una manipulación de hechos e imágenes sueltos, con los que construyo una realidad creíble. Con fines políticos, con aleccionamientos ideológicos, con campañas de todo tipo. No importando si como consecuencia o directamente, desprestigio a personas o a instituciones, o las desacredito, etc.

    Creo que la mayoría no tenemos una información, digamos seria, sobre muchos temas de los cuales si opinamos a veces con extremada frivolidad.
   También es agobiante el acoso de propaganda, anuncios etc., de páginas que en algún momento has visitado, de productos que en un momento has comprado, etc. Tenemos acceso a una enorme información de todo tipo, accesible cada segundo del día, extremadamente sofisticado, que capta la atención de los internautas, por lo que cuanto más atractiva sea, cuanta más capacidad de entretener y sorprender tenga, más elevado es su influencia en el cerebro de sus usuarios.
  Populismos: Digamos que es otra variante de la pos verdad, lo utilizan muchos políticos en sus discursos y campañas electorales. Pero ya se ha extendido a otros sectores.
Crean y prometen unos programas que se adecuan a lo que la gente quiere oír. Pero con la intención y propósito de no llevarlos a cabo. Es decir, mentir, engañar, traicionar y beneficiarse de esta confianza por egoísmo y beneficio propio.
   Escuché una vez que para comprobar la difusión de una noticia, se inventó un personaje, un caso, y lo colgaron en las redes. No pasó una hora y, como era una noticia sensacionalista, explotó y se expandió por todo el mundo, hasta que, no pudiendo seguir nutriendo esa falsedad, confesaron la realidad. No existía tal hecho. GRAN LECCIÓN.
  Hace poco oí cómo una persona pedía al periódico "El País" que retirase una foto que no coincidía con un hecho, por lo que estaba calumniando a personas inocentes, creando (lo que buscaba) duda, rechazo y sospecha sobre unas personas íntegras y comprometidas con la sociedad. Este periódico no ha rectificado públicamente.
   Me preocupa, en general, la falta de ética en todos los sectores de la información. Pues si no hay un "me importas" en cualquiera de nuestros actos, entonces todo vale. Eso sí, muy bien manufacturado y vendido.
  Yo creo en las personas, creo que no podemos dejar de confiar unos en otros. Y pienso que los que nos mienten nos consideran tontos, cuando lo que les demostramos es desconfianza en sus palabras.
 

                                                                                    Lucía. S

martes, 17 de abril de 2018

La gran ciudad

La gran ciudad amanecía. Una de tantas, tan singular y diferente, como suelen ser las ciudades. Cuya actividad ejerce ese aire de hegemonía.

No importa recordar el motivo por el cual me encontraba allí. Simplemente caminaba, algo más de prisa de lo habitual. Los semáforos, esa mañana, con precisión suiza cambiaban de color. Pasaban de rojo a verde y lo contrario, y con una señal intermitente apenas percibida, cruzábamos la avenida ordenadamente como un ejército invisible. Todos a una cruzábamos la calzada sin apenas prestarnos atención. Pues los móviles absorbían la totalidad de nosotros mismos. Y cruzábamos las grandes avenidas, influidos por nuestras prisas y a la espera quizás, de alguna buena noticia.

Aquel día como muchos otros, la ciudad amanecía, con una ingente multitud de hombres y mujeres, y también de personas sin hogar que aumentaban según el sol circundaba el perímetro de la cúpula de la iglesia, donde pernoctaban.

Pero La ciudad parecía despertar. Dominada por una extraña sensación. Cuyos síntomas parecían quedar atrapados bajo la alegre apariencia que llenaba las calles. ¡Pues eran invisible! (con esa invisibilidad que a poco que fuera; quedaba postergada a los ojos de casi todos). Porque nadie la veía. Ni siquiera se percibía. Vivía entre nosotros como algo callado y lejano. No tenía forma o apariencia sociable, que indicara ser o pertenecer; al club social de la Gran Ciudad.

Probablemente algún galeno la hubiera curado de no ser invisible. ¡Pero no!, no era posible, porque no se veía. Nadie sabía dónde vivía, ni que síntomas tenia. No había vacuna reconocida para esta oculta enfermedad.

A lo lejos, entre el tumultuoso sonido de coches y personas, me pareció ver, un hombre que caminaba y miraba acostumbrado a ver cada día, la avalancha de gente que llegaba desde todos los lados de la calle, hacia él. Había aprendido que lo mejor en tales casos, era no detenerse, y así muy lentamente, enfiló por el camino de vuelta, cuesta abajo, rumbo a los soportales de la Iglesia de San Antón, donde vivía y comía y con un poco de suerte hablaría con algún desconocido, tan sin techo como él.

Pero aquel día, los ciudadanos se habían echado a la calle, y las calles resonaban al paso apabullante de los visitantes. Con un propósito incierto y un deseo callado, que barajaba la oportunidad de hacer una buena compra ese mismo día en cualquiera de las tiendas que por azar, estuvieran de moda. Caminábamos de prisa y reíamos con el peso de nuestras fantasías, nada que indicara un cambio de rumbo.

Para entonces, el pasado y el presente coexistían bajo la mirada errática de algún vagabundo.

Todos queríamos algo de la gran ciudad, algo bonito, algo elegante, algo largamente deseado. Un motivo que quizás llenaran nuestras vidas. Fuese este el motivo o cualquier otro. Todos llegábamos a la gran ciudad, buscando ese objeto de deseo, que se iniciaba a golpe de reloj, como un latido joven, que abría de par en par las puertas del gran bazar.

Marcando las distancias entre pobres y ricos………….

Y el día comenzaba con la apertura de los establecimientos: elegantes e inmaculados, en su opulencia. Las salas de juego con el mismo sonsonete de las tragaperras anunciaban dinero fácil y los bares ofrecían sus recetas, casi siempre secretas. Cada rincón era en sí mismo una apuesta apunto, para cualquier vendedor avezado ante las demandas de los visitantes. Y Pronto las calles se llenaron de una avalancha de turistas y foráneos a punto de adquirir ese objeto de deseo.

Para entonces los semáforos indicaba prioridad sobre la calzada y todos como un solo hombre avanzábamos resueltos a nuestras citas.

Más allá, y por casualidad, me topé con un edificio a punto de desplomarse. Tan abandonado como solo son los lugares olvidados. Medio verdad y medio mentira. Colgaba un cartel que decía: cerrado por derribo. Mientras que sobre la fachada, destacaba un grafiti a modo de ahuyentar la llegada inminente de la piqueta. Que borraría la pobreza y la desidia tan poco elegante, instalada en la retina de los vecinos que la ocupaban. Con propuestas políticas, que nadie entendía…………..

Pero en la ciudad que nunca duerme. Aquel día; yo era uno más, que caminaba (con un rumbo distinto) por los lugares donde viven los sueños.

Y pronto se volvió a cerrar el semáforo, esperando todos, el próximo turno.

Pero por alguna extraña razón, volví a ver al hombre del semáforo, que intentaba cruzar la gran avenida. Logrando alcanzar al grupo de turista, que miraban embelesados la Gran Ciudad. Aquel anciano, me pareció más pequeño y encogido, que horas antes. Miraba con ojos velados el ancho infranqueable de la calle que se abría ante él, con un ritmo acelerado que frenaba sus pasos.

Y buscaba aquella banderita, a veces roja o a veces amarilla que enarbola el guía turístico, según qué casos, con la finalidad de que nadie de su grupo se perdiera (de vista). Aquella banderita representaba para él, algo parecido a una luz………………Al mismo tiempo, que su sonrisa, rescataba cientos de mañanas soleadas, sin que nadie le recordase su indigencia y su invisibilidad. Y esto hizo que se mezclase entre los turistas. Suficiente para sentir que aquel grupo liberaba del olvido toda su identidad. Y esto hizo que se mezclarse sin pensar en otra cosa, sin entender su idioma, sus diferencias culturales, ni aquel batiburrillo de sonidos guturales, que le acogían como uno más.

Porque la ciudad que nunca duerme, aletarga el sentido de pertenencia a cualquier sociedad. Y esta; no ve, ni oye. Vive agazapada en los ojos de los que miran hacia otro lado. No tiene vacuna, ni bandera, ni una nítida luz que brille, más allá…………………….

Ana Lozano. Curso 2018

lunes, 15 de enero de 2018

Los indigentes

A PROPOSITO DE ROSA

Leyendo el artículo sobre Rosa que público Rafa, y que agradezco pues demuestra tener una sensibilidad que le honra, pues estos gestos nos hablan de que es fácil acostumbrarse a oír noticias y casos, como lo más normal y verlo como algo lejano que no me influye ni toca de cerca. Sin pasársenos por la cabeza lo que hay detrás, cosa que Rafa lo ha seguido y nos informa, con ello denota que le importo Rosa.

Luego pensando según volvía a casa, dándole vueltas, pues me toco el alma; lo siento Eusebio, pero yo si noto de continuo el alma, algún día puedo hablar de ello, pues tengo que confesar, que en cierta parte de mi vida creí perderla, tirarla por la borda, y tomar otros derroteros, el que más y el que menos tiene que afrontar su historia. Tomar decisiones serias no es fácil. En mi caso, era cambiar el todo por nada, o el nada por el todo, pero me encontré con algo, alguien, en algún lugar, que si la tenía, y me hizo descubrir por qué y para que podía servir mi vida, y que el secreto estaba en descubrirlos, que siempre han estado allí, a mi lado.

Vivimos en un mundo de materialismo, racionalismo, en el que sólo existe lo que se ve, se toca y hay muchísimas cosas no materiales que pueden colmar el ansia del alma y frenar o calmar las del cuerpo.

En mi medio siglo de existencia, he conocido a muchas Rosas, con nombres muy diversos, de hombre, mujer, adolescente, niños. Rosas de la soledad más absoluta a pesar de que su vida social fue muy rica.

Lo que intento siempre que veo a personas que piden, o necesitadas, qué están en la calle y que se ven que son indigentes (y lo pueden ser con muchísima dignidad) me pongo en su lugar y aunque no pueda ayudarles siempre, puedo regalarles una sonrisa, un gesto amable, para que ellos perciban “ un me importas no me eres indiferente”..

Tengo experiencia con algunas de ellas que por mi trayecto al trabajo, pasaba a su lado, movida de y por amor (bien entendido) al otro, y en cierto sentido pensando que podría ocupar yo ese lugar, interesarme de sus vidas y el porqué de esta situación, y en muchos casos son situaciones muy duras y desgarradoras, que como una cadena surgían eslabón tras eslabón uno vinculado a otro, hasta destrozar el alma y el corazón, y tener que salir a pedir para mantener un cuerpo sin alma del que no les importaría deshacerse. En estos casos, procuraba, en la medida de mis posibilidades aliviar las necesidades del cuerpo y dar una chispa de vida también para aliviar las del alma, y no dejar de pasar por su lado a pesar de tener la tentación del rodeo, con la disculpa del tiempo, para preguntarle s ¿cómo estas hoy?. O por algo que me había contado, darle una rendija de esperanza pequeños alicientes y muchos gestos que son las palabras del corazón.

He visto durante muchos años la película” qué bello es vivir “aunque hay un personaje alegórico un poco cómico la moraleja es: Todo lo que existe porque tú estabas allí. Y aunque ahora te encuentres en este estado, has hecho muchas cosas buenas, por lo que merece vivirse una y mil vidas, y aunque haya situaciones desesperantes siempre hay un rayo de luz al que agarrarse, y en estas Rosas de nuestro camino podemos ser este rayo de luz que ellas necesitan.

Termino mencionando al sicoanalista Vitor Frank en su libro “ El hombre en busca del sentido” él fue superviviente en un campo de concentración nazi, un campo de exterminio sería más adecuado. Pues dice en una parte de él libro: que en el campo de exterminio no sobrevivían los más fueres, más intelectuales. etc sino los que tenían un motivo por el que vivir. El de él, que en otro pabellón estaba su joven esposa de la que no sabía si sobrevivía, pero por la que tenía que luchar y sobrellevar cualquier penalidad, y que ayudaba también a sobrevivir, los que tenían convicciones fueres por las que dar sentido a su vida.

Lucía Sanz

jueves, 19 de octubre de 2017

Abuelos



—!Bueno, ya tenemos a todos los niños escolarizados!  ¡Ya hemos dejado atrás las vacaciones! ¡Que ilusión verlos aparecer en nuestras casas! ¡Pero ver llegar la hora de que empiecen sus clases escolares es igual de maravilloso que para sus padres!

Los abuelos, durante generaciones eran nuestros mayores respetados y dueños de una sabiduría que proporciona la universidad de la vida. Se trasmitía de padres a hijos y se tenían en cuenta muchas de sus opiniones, pero de unos años aquí y, sobre todo, desde que las mujeres se han incorporado al mundo del trabajo, han cambiado mucho las cosas, porque en la mayoría de los casos la educación de los hijos era, una labor de la que se ocupaban las madres mayormente.

Nuestros hijos nos proporcionan la mayor de las alegrías al hacernos abuelos y bien que lo sienten otros mayores cuando no es así para ellos. Nuestras casas se quedaban un poquito tristes cuando ellos por ley de vida las iban abandonando, así es que, ¡con que ilusión aparecen nuestros nietos y la casa se llena otra vez de esa alegría que traen debajo del brazo nuestros niños!

Hace unos años los abuelos iban de visita con sus regalitos, y también nosotros recibíamos a nuestros hijos y a sus hijos con mucha frecuencia en nuestras casas como se sigue haciendo. Pero al ir cambiando la sociedad y, sobre todo desde que se nos ha instalado la crisis, los abuelos somos la ayuda y el soporte de tantos y tantos hijos que necesitan de nuestra ayuda. Alguna de ellas por la deteriorada economía –a quien vas a ayudar en la vida mejor que a tus hijos si lo necesitan–. Y los abuelos, unos de buen grado y bendiciendo que te dejen hacer esa labor, y  otros porque no pueden negarse ­–hay que tener en cuenta que hablamos ya de personas que empiezan con sus problemas de salud–; tiran con todo si pueden como si no. Pero no tenemos  la sensación de que son demasiados abuelos rodando con sus niños ya más mayorcitos. Nadie duda de que estamos ahí para cubrir todos los huecos necesarios, imprevistos, navidades, vacaciones, puentes, esos bebes que los ves tan chiquititos y te ofreces antes de que los lleven a una guardería.

Pero quiero también comentar que en algunos casos bajo mi punto de vista se están dando algunos abusos por parte de algunos hijos. Ellos están sacrificando a sus mayores, no solo porque necesitan ayuda en una etapa concreta, sino que se sirven de ellos para prosperar en la vida. Y eso es mucho más triste. Vemos a abuelos tirando con los niños sin poder. Los papas lo entienden así, habrá también seguramente otras muchas razones.

Y nosotros estamos y debemos estar para cuando nos necesiten, porque por otra parte son tantos y tantos hijos que no paran de agradecérnoslo a cada momento.

Hay una verdad muy grande y es que no hay dinero que pague que te digan…

—¡Hola abuelo!

Amelia G. Luengo

sábado, 6 de mayo de 2017

El Reencuentro (final)

-¿Por qué no buscaste un hijo con tu marido? Era con él con quien debieras haber tenido algún hijo. Eel habría sido un padre adecuado. Pero tú María , a lo tuyo. al trabajo, a los escenarios. Lo tuyo era trabajar, triunfar a costa de lo que fuera, como yo con mis negocios, Los dos iguales, María

Luego, claro, te hastiaste de tú marido. Te habías casado con un viejo treinta años mayor que tú. Más que tu marido era tu padre. Y llegaste a decir:“Prefiero dormir con mi perro”. Y ahora querías un hijo mío. ¿Qué padre podía ser yo para tu hijo? Además tú no habías nacido para crear una familia. Tu experiencia familiar, tu relación con la familia estaba podrida desde el comienzo. Tu madre nunca te quiso. Cuando naciste se negó a cogerte en sus brazos. Y cuando años mas tarde te pidió dinero, tú se lo negaste y le escribiste diciendo: “Es verano y hace buen tiempo. Vete al rio y toma aire fresco, Y, si como dices , todavía necesitas dinero, lo mejor que puedes hacer es saltar al agua y ahogarte”. Y no le mandaste dinero. Te has pasado la vida tratando de cubrir la falta de amor en tu familia. ¿Qué clase de madre ibas a ser tú? Así que lo mejor fue dejar las cosas como estaban. Sin compromisos.

-La puñalada más dolorosa me la diste cuando lo de Jackie Kennedy. ¿Pero qué viste en ella, ciego insensato, mal hombre sin corazón? Yo lo sé. Lo que tú buscabas era algo que tú y yo no teníamos. Los dos procedíamos de la pobreza. Yo hasta había cantado para los soldados desde una ventana de nuestra humilde casa en Grecia, para que nos dieran un poco de comida, porque pasábamos hambre. Y tú, antes de ser lo que ahora eres, pasaste por mil oficios de lo más bajo. Ahora te veías con la posibilidad de entrar por la puerta grande en ese otro mundo del glamour. Ese es lo que buscabas con esa mujer. Yo no te podía dar ese capricho, porque yo, querido mío, aunque el mundo me aclame seguiré siendo una obrera, una obrera del arte, al que le ha llegado a sangrar la garganta cantando para mantener el oficio.

-María, ni imaginas lo que he sufrido estos años, amor de mis amores, mi único amor verdadero. Ignoras hasta donde llegó mi desengaño con esa mujer. Estábamos en 1968. Contigo había vivido 10 años de amor y de pasión, desde al 59 hasta el 68. Con ella, ¡ qué desengaño! Sólo buscaba mi dinero. Ella me daba su glamour y yo le daba mi dinero. Vaya matrimonio de puta mierda. No te creas que ella una mujer rica. Qué va, vivía bien, pero muy lejos de los lujos a los que ella suspiraba. Sólo me ofrecía entrar en otros círculos de amistades. Me divorcié de mi mujer y me casé con ella. Me obligó a firmar un contrato por el que yo le daría un tercio de todos mis bienes en caso de divorcio, y la declaraba heredera de ese tercio también en caso de que yo muriera. Ese fue el maldito trato. Cuando lo consiguió se dedicó a gastar mi dinero a manos llenas en lujos estúpidos. El supuesto amor se terminó entre nosotros enseguida. Llevamos viviendo separados casi desde el principio. Ella a sus cosas y yo a las mías, como dos desconocidos.” Buenos días, cariño”, “buenas noches, cariño”, y cada uno a su habitación a saborear nuestra frustración, al menos yo. María, mi vida está sangrando por esta herida. Acudo a ti como última tabla de salvación para mi naufragio. María de mi alma, siento que me muero. Si me tendieras una mano… ¿Cuándo me has visto tan humillado, tan hundido? Si quisieras…

-Es tarde, querido. Para nosotros el amor ha sido, es y será el cruel cuchillo que nos atraviesa el corazón. Te quiero y moriré queriéndote, pero adiós. Lo nuestro sólo seguirá encendido aquí, dentro de nosotros y nada más, amor de mi vida. Y nunca, nunca volveré a abrirte mi puerta. Se dio media vuelta y su silueta desapareció de la ventana. El hombre de allá abajo se levantó del banco y lentamente desapareció en la bruma parisina. No, no era la ciudad de la luz.

Aristóteles Onassis murió en 1975, dos años después de este intento de reconciliación. Tenía 69 años. Un ataque al corazón. Su viuda Jakie, por supuesto, pleiteó con los herederos hasta conseguir un tercio de la fortuna del magnate .

María Callas murió un poco después en 1977 en su apartamento de Geoges-Mandel. “Paro cardíaco”, dijeron los informes oficiales. “Se dejó morir de tristeza” dijeron los que la conocían bien. La sombra de las pastillas, la sombra del suicidio. A un amigo le comento antes de morir: “¿ Sabes por qué, entre las muchas ópera que he interpretado, el papel de Norma es el que más me ha gustado siempre? Ella elige morir antes que dañar al hombre que ama”. Tenía 53 años.

E.V. Calleja

jueves, 23 de marzo de 2017

La mala educación

¿Que nos está pasando para no demostrar esa educación que todos decimos tener?

Cuando estamos en grupo, con amigos, en tertulias, cine o simplemente en familia, no guardamos la debida compostura ante nuestros acompañantes. Creemos que nuestra opinión, es la única y la que de verdad vale, y casi siempre lo hacemos a gritos y alzando la voz por encima de nuestros amigos.

Pero ahora, bueno hace ya bastantes años, ha venido, creo de los EE.UU la moda de las palomitas y el refresco para ir al cine. Esto conlleva ruidos molestos, que a las personas que vamos al cine, porque nos gusta las películas en pantalla grande, nos molestan sobremanera.

A mi entender, lo de comer en el cine, debiera estar prohibido por respeto a los espectadores que quieren el silencio de la sala. No puedo comprender que para comer palomitas se pague una entrada de cine, eso se puede hacer fuera con amigos y sin molestar a los demás espectadores.

Hablo de las palomitas, pero también están los del teléfono móvil, que parecen que no puedan estar desconectados durante las dos horas que dura el espectáculo. Cada pocos minutos encienden y repasan sus contactos, esto en una sala a oscuras también molestan, ya que esa luz tan potente se ve en la sala.

No me extraña nada que no hace mucho un director de orquesta, detuviera el concierto cuando el móvil se dejo oír en la sala.

Si tan importantes se creen esas personas, deberían quedarse en casa esperando esas noticias que esperan con tanta impaciencia.

Creo que tenemos que pensar que no estamos solos en el mundo,y no podemos hacer siempre lo que nos apetezca, porque puede pasar que lo que a ti te guste, al que está a nuestro lado le puede molestar.

Laura Oñoro

lunes, 6 de marzo de 2017

Solidaridad

“Lo que de verdad importa” es una película cien por cien benéfica. Todo el dinero recaudado irá a unos campamentos distribuidos por todo el mundo y construidos por una asociación fundada por Paul Newman hace veinte años. Tienen como finalidad que niños con cáncer puedan pasar unos días allí disfrutando y olvidándose durante un tiempo de la vida en el hospital.

Esta película es la segunda como director, productor y guionista de Paco Arango. La primera se estrenó en el 2011 con el título de “Maktub” y la recaudación efectuada permitió donar medio millón de euros al Hospital Niño Jesús para realizar las obras de transformación de una de las plantas para destinarla a transplantes de médula y convertirla en una de las más importantes de España y quizás de Europa. La luz y el color inundan sus habitaciones.



La película recién estrenada “Lo que de verdad importa”, no por ser benéfica es aburrida o sensiblera, todo lo contrario: es entretenida, tiene muchos toques de humor y un final emotivo y feliz.

Paco Arango, después de su etapa de cantante en la que grabó tres discos, participó en varias series de televisión. Posteriormente se planteó que quería hacer algo más; tenía familia, dinero y salud y decidió que quería llevar a cabo algo que fuera un reto para él. Pidió consejo y un amigo le propuso ir un día a la semana al Hospital Niño Jesús a pasar tiempo con los niños enfermos de cáncer. Pasó de estar un día a ir todos los de la semana.

Lleva ya quince años siguiendo de cerca esta enfermedad. En 2005 creó la Fundación Aladina, una organización independiente que proporciona apoyo emocional, material y psicológico a los niños, adolescentes y sus familiares que tienen que luchar contra la enfermedad.

Hay quien piensa que con dinero, cualquiera haría lo mismo. Una vez escuché decir a alguien que las cosas no se compran con dinero sino con tiempo, con tu tiempo. Destinarlo a acompañar a esos niños, haciéndoles sonreír es algo importante. Yo lo llamo solidaridad y ojalá hubiese más personas así, porque es “lo que de verdad importa”.

Pilar Santoyo
Marzo de 2017

viernes, 24 de febrero de 2017

Dos hermanas


Que dos hermanas se llevan bien no es nada nuevo –siempre no es así pero yo sí lo percibí desde siempre- así eran mi madre y mi tía y se debió a la relación tan buena de ellas que actuaban con cariño, en todas las tareas ayudándose la una a la otra ¡Qué ejemplo! Cuando éramos todos pequeños hace ya de ello algunos años, ellos eran cinco y nosotros también otros cinco y parecía que teníamos cuatro padres y que éramos seis hermanos la suma de dos familias juntas las de las dos hermanas. Y así nos pasamos la infancia –qué bonito- ¿verdad?

Pero se rompió ¿Cuándo? En un momento de sus vidas y al cabo de muchos años y por culpa de cada uno de sus hijos. Se encontraron con un problema a causa de sus hijos y se fueron distanciando porque:

Cada uno de los jóvenes de cada familia emigró al extranjero y se encontraron en el mismo país, los primos se llevaban 5 años de edad aproximadamente y como de pequeños la relación había sido tan estrecha el mayor de ellos pretendió –en su afán de protegerla; –y no lo calculo debidamente– pero intentó ejercer de hermano mayor y sucedió que no la dejaba vivir como ella quería y así se complicaron la vida los primos. ¿Qué esto tú no lo haces? ¿Qué eso no te conviene? ¿Qué….? ¿Pero vamos que no están aquí mis padres para prohibirme a mí nada y lo vas a hacer tú? ¿Pero qué dices…..? ¿Tú no eres nadie?

Y así empezó a estropearse la relación entre las dos hermanas, fue pasando el tiempo y no se arreglaban las cosas entre ellas y ni que decir tiene –que lo que cada uno de los hijos les iban relatando a sus madres no se podía ni repetir– y cada una de ellas abogaba por su vástago el deterioro llego a alterarlas y así fueron pasando los días hasta que decidieron que no estaban dispuestas a que está situación continuara. Mira María ¿que esto lo tenemos que arreglar? ¿Si Paquita? Yo pienso lo mismo se dijeron la una a la otra y encontraron una solución, vamos a hacer una cosa. Lo que tu hijo te cuente de mi hija a mí no me lo digas y lo que yo sepa por mi hija de tu hijo no te lo digo ¡Vale! Y así lo hicieron encontraron este sistema tan simple que con cariño y buena voluntad encontraron la manera de arreglarlo y que la enemistad que se estaban creando entre sus hijos a ellas no las salpicara y de nuevo volvieron a ser las de siempre.

Por temas así más o menos gordos se separan tantas y tantas familias pero cuando se quieren arreglar los problemas se lucha para intentar resolver y llegar a alguna solución porque no es cuestión de PODER si no de QUERER .

Amelia



Revisión:-------------------------------------
Que dos hermanas se llevan bien no es nada nuevo –siempre no es así pero yo sí lo percibí desde siempre. Así eran mi madre y mi tía, y se debió a la relación tan buena de ellas que actuaban con cariño, en todas las tareas ayudándose la una a la otra ¡Qué ejemplo! Cuando éramos todos pequeños hace ya de ello algunos años, ellos eran cinco y nosotros también otros cinco y parecía que teníamos cuatro padres y que éramos seis hermanos, la suma de dos familias juntas, las de las dos hermanas. Y así nos pasamos la infancia ¡qué bonito! ¿verdad?

Pero se rompió ¿Cuándo? En un momento de sus vidas, y al cabo de muchos años, y por culpa de cada uno de sus hijos. Se encontraron con un problema a causa de sus hijos y se fueron distanciando.

Cada uno de los jóvenes de cada familia emigró al extranjero y se encontraron en el mismo país, los primos se llevaban cinco años de edad aproximadamente y como de pequeños la relación había sido tan estrecha, el mayor de ellos pretendió controlarla en su afán de protegerla. Y no lo calculo debidamente. Intentó ejercer de hermano mayor y sucedió que no la dejaba vivir como ella quería y así se complicaron la vida los primos. ¡Qué esto tú no lo haces! ¡Qué eso no te conviene! ¡Qué…! ¡Pero vamos! que no están aquí mis padres para prohibirme a mí nada y ¿lo vas a hacer tú? ¿Pero qué dices…..? Tú no eres nadie.

Y así empezó a estropearse la relación entre las dos hermanas, fue pasando el tiempo y no se arreglaban las cosas entre ellas y ni que decir tiene. Lo que cada uno de los hijos le iban relatando a sus madres no se podía ni repetir. Y cada una de ellas abogaba por su vástago. El deterioro llego a alterarlas y así fueron pasando los días hasta que decidieron que no estaban dispuestas a que esta situación continuara:

—Mira María ¿que esto lo tenemos que arreglar?

—Sí, Paquita. Yo pienso lo mismo —se dijeron la una a la otra y encontraron una solución.

—Vamos a hacer una cosa. Lo que tu hijo te cuente de mi hija a mí no me lo digas y lo que yo sepa por mi hija de tu hijo no te lo digo

—¡Vale!

Y así lo hicieron. Empezaron este sistema tan simple que con cariño y buena voluntad encontraron la manera de arreglarlo y que la enemistad que se estaban creando entre sus hijos a ellas no las salpicara y de nuevo volvieron a ser las de siempre.

Por temas así, más o menos gordos, se separan tantas y tantas familias pero cuando se quieren arreglar los problemas se lucha para intentar resolver y llegar a alguna solución porque no es cuestión de poder si no de querer.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Desde mi atalaya

Hermosa mañana primaveral. Sentado a la sombra de unos prunos que inician el paso de la floración al nacimiento de la hoja. Bellos sonidos de pájaros que revolotean junto a una fuente cercana, y en lontananza unos jóvenes que juegan con un balón. Mira por donde al viejo setentón que desde la lejanía los contempla le da por pensar:

Estamos en la actualidad con una gran crisis, y los de vuestra edad o parecida quizás la acuséis más si cabe, pero cuidado porque la mayoría de la gente solo piensa en la económica y no se da cuenta de la crisis de valores que venimos padeciendo desde mucho antes de que conociéramos a la "prima" de ese tal "riesgo". Hoy el concepto que se tiene de honradez, humildad, caridad, honor, patriotismo etc., es el de algo ya pasado de moda o algo peor como puede ser que el honrado es tonto, el humilde idiota, y si queda algún patriota será "facha".

No soy dado a dar consejos, pero si pudiera os diría tres cosas que creo importantes. Cultivad valores.  Estudiad. Divertíos sanamente —y eso descarta el exceso de alcohol y otras sustancias—. ¡Como me gustaría hablar con vosotros acerca de los motivos más frecuentes que alegáis para no estudiar! En cualquier caso si me gustaría que pensarais en algo que yo asumí desde hace muchos años, y es que: no todo el mundo puede estudiar cualquier cosa, pero si todo el mundo puede estudiar algo.

Como jubilado obediente todavía tengo que hacer dos recados esta mañana y por tanto tengo que marcharme. ¡Ah, y comprar el pan!. Adiós chavales.

David

¿Qué hemos perdido?


¿Qué hemos perdido con respecto a costumbres familiares y sociales con el abuso en el uso de las redes sociales?

Hemos perdido la capacidad de relacionarnos de tú a tú con otras personas, incluso estando físicamente juntos cada cual atiende los mensajes que van entrando en nuestro wassap, en nuestra bandeja de correo o en nuestro perfil de facebook.

No apreciamos una buena compañía o una buena conversación. Hemos perdido el contacto físico con nuestros seres queridos, esto conlleva que no haya tertulias familiares, que tanto nos enriquecen, y a la vez la importancia de saber escuchar las opiniones de todos los miembros de una familia , tanto pequeños como mayores.

Hemos perdido la tradición de al menos hacer una comida en familia, eso facilitaba el diálogo.

Hemos perdido privacidad, pero en este caso cada cual es responsable de lo que cuelga en la red. Se ha perdido la relación con los abuelos, fuente de sabiduría, en esta generación se están perdiendo tardes enteras escuchando embelesados historias increíbles sobre las vivencias de nuestros mayores.

Los jóvenes y no tan jóvenes deberían recapacitar sobre todo lo que se están perdiendo y pensar si merece la pena perderse cosas tan maravillosas para crecer como personas.

Por el contrario también veo cosas positivas en el uso de las redes sociales, como que podemos contactar con los seres queridos que están lejos de nosotros, a veces nos reencontramos con personas que hace tiempo que no vemos, conectamos con la información a tiempo real y algo muy importante , que moviliza a una gran cantidad de personas en llamadas a la solidaridad.

Carmen P.

Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías



¿Nos estamos haciendo adictos a las nuevas tecnologías? Es cierto que, sin movernos de casa podemos recorrer el mundo por medio de Google. Los móviles se están haciendo los grandes protagonistas de la fotografía y con el libro electrónico (en poco espacio) se pueden acumular un montón de ellos.

A pesar de todo esto ¿tenemos que olvidarnos de lo clásico, de lo que todavía existe y seguirá existiendo?

A mi, personalmente, sentada en mi sillón, un libro de papel entre las manos me sirve de compañía.

Reporteros y profesionales de la fotografía siguen estando con sus cámaras allí donde están los grandes acontecimientos. Hace poco recibió el premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades el fotógrafo James Nachtwey que, desde que cogió una cámara hace 40 años, decidió ser fotógrafo de guerra. Él mismo dice que si una fotografía no está bien es que no te has acercado lo suficiente, que la fotografía no es apretar un botón, que hay que llegar donde no hay nadie para poder hacerlo y poder conseguir esa cercanía personal y compositiva.

Todo el progreso es estupendo si se sabe aprovechar bien. Internet nos está llevando a cosas extraordinarias, facilita el trabajo y todo se hace con más rapidez. Pero ojo… también pone en peligro a niños y adolescentes (lo escuchamos todos los días).

A mi me parece que alguno de estos instrumentos nos ha quitado intimidad. Ya no se escribe una carta, una postal que tanto gustaba recibirla de algún lugar donde estaban familiares o amigos. Los christmas navideños resultaban entrañables; ahora todo son whatsapp.

En el metro todo el mundo mira el móvil. Estás con amigos en cualquier parte y siempre el móvil está presente en todas las conversaciones. Entras en Facebook y sin buscarlo te enteras de la vida de personas que conoces.

Disfrutemos del progreso, pero con moderación.

Pilar Santoyo. Noviembre 2016

Hacer clic es demasiado fácil

Llevo décadas celebrando la felicidad que, en mi opinión, nos han traído las nuevas tecnologías. Yo vi nacer Internet allá por los noventa. Vi mis textos y mis fotos reducidos a formas de almacenamiento que no ocupaban más espacio que un dedal. Vi mejorar la comunicación entre seres humanos cada año en proporciones geométricas. Pero, también, vi cosas que no me gustaron.

He descubierto que en un mundo donde se puede comunicar tantas cosas con tanta facilidad, sigue habiendo poco que contarse, y que el rencor y los silencios siguen siendo tan extensos como lo fueron siempre. Que da igual una cara larga que un doble tic de whatsapp que jamás se pone de color azul.



Todo lo que hemos ganado en capacidad de divulgación, lo hemos perdido en intimidad. Seguimos siendo igual de idiotas, pero ahora, el hecho, es constatable por muchas más personas. Usamos twitter y facebook como si fuéramos las estrellas de un reality show en horario de máxima audiencia. Acariciamos nuestro ego con la sensación de que nuestro desayuno y la última frase que cruzó nuestra mente son tan importantes como la paz en Oriente Medio. La humildad, esa virtud que tienen los sabios y los prudentes, no se duplica al mismo ritmo que los megahercios de los procesadores.


Nos empeñamos en ignorar los peligros de tanta visibilidad. El pequeño odio, la frase fuera de contexto y la que es fruto de un momento de ira, se quedan ahí, colgadas para siempre. Igual la foto de los amantes desinhibidos, la chica que en un momento de frenesí se deja hacer una foto comprometida y ya no podrá frenar su divulgación aunque destruya todos los dispositivos del mundo. Esas cosas también perduran para siempre. Creo que en ninguna época anterior la información fue tanta, y creo que en ninguna época, igualmente, las afrentas y la vergüenza tuvieron las dimensiones que han alcanzado en la  nuestra. Creo, también, que los adolescentes que aprenden a usarla con tanta facilidad no llevan incorporado en el kit de sus habilidades el mismo grado de responsabilidad que requiere semejante poder.

José C.

Nuestros jóvenes



Todos sabemos que nuestros jóvenes son el futuro y que los estamos preparando para ello. Pero hay un porcentaje de jóvenes y que son los menos -pero hacen mucho ruido- Que desacreditan al resto, no hace falta enumerar cada una de las trastadas y cosas peores que están en la mente de todos nosotros.

Está es una juventud sana y todos conocemos a cantidad de muchachos estupendos que tenemos; nuestros chavales algunos son deportistas ,estudian, trabajan , defienden lo que consideran justo y también reclaman lo contrario, se divierten todo lo que pueden y están educando a sus niños , están alerta de todo lo que pueden abarcar -La mayoría trabajando- otros muchos también ayudan en las ONG's por ejemplo .

Y sabéis una de las cosas que más me gusta de nuestra juventud es que, tienen criterio propio desde muy pequeños porque se lo hemos permitido cada uno de nosotros en su justa medida. A diferencia con lo que nos hicieron a nosotros. Y sabéis que como nos llaman a nosotros dicen que somos la generación del SI porque en su momento nos dijeron a todo que NO.

Y estos chavales están llevando como pueden las trabas que les está poniendo esta Sociedad.

Nosotros tuvimos “nuestras” complicaciones y ellos por más que les hemos facilitado una vida mejor tienen que resolver las SUYAS.

Así es que, seamos optimistas y no caigamos en meter a todos los jóvenes en el mismo saco cada vez que oímos y vemos cantidad de cosas raras que nuestros chavales no se merecen.


Amelia

martes, 22 de noviembre de 2016

La bicicleta

Ahí está con su porte señorial, a la vista de todos, sintiéndose importante, admirada; la gente la mira con curiosidad, transportándolos a otra época, mirándola recuerdan los momentos infantiles y eso les hace pensar que otra vida fue mejor.

Ahí está, libre, sin ataduras, elegante le falta contonearse, hacer una llamada de atención; pero en el fondo no es feliz, porque nadie comparte con ella para lo que ha venido a este mundo, a correr a volar por los caminos. La admiran sí, pero no se atreven a emprender ese camino que ya no tendría vuelta, porque en ese camino descubrirían que el aire de libertad que respiran es tan gratificante que renunciarían a verse ahogados en un mar de estrés y de conflictos. ¡Ay bicicleta orgullosa de serlo! ¡cuánto envidian tu porte y majestuosidad!





M. Carmen P.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Autobús

Entro en el autobús camino de mi casa, y voy hacia un asiento que con suerte está libre. Es ese asiento que va doble en la segunda mitad del autobús.

¿Y con que me encuentro? . Pues a un par de jóvenes que van naturalmente sentados y llevan estirados sus pies, poniendo sus zapatos y pisando el asiento que yo voy a ocupar que, a su vez, son los dos asientos los que van en sentido opuesto a la dirección de la marcha y me dirijo a ellos.

-Perdonad ¿Por favor retirar los pies de los asientos que voy a sentarme?- silencio…… -Es que no comprendéis que yo o cualquiera que se siente aquí tiene que utilizar este asiento y lo estáis manchando.

Ellos no contestan y ni me miran, se ponen a hablarse entre ellos como si yo no les hubiera comentado nada y como si no estuviera alli. Yo por el contrario los miro a los ojos para que por lo menos se sientan un poco avergonzados de su actitud (ni me miran) pero ellos siguen a lo suyo tan tranquilos llegan a su parada se bajan y ya está.

Siento que no pude hacer más que lo que hice porque entiendo que estos jóvenes de entre 14 y 16 años se limitaron a hacer que no escuchaban pero, en otras situaciones y no sería la primera vez que te encuentras con que te contestan de con malos modales e incluso agresivos.

Y pienso que aporté mi pequeño granito de arena aunque no dejas de ser triste. ¿Tan mal estamos enseñando a nuestros niños?

Amelia

martes, 15 de noviembre de 2016

El poder de los medios de comunicación

¿Como los medios de comunicación han llegado a tener tanto poder?

No lo sé, pero me pregunto ¿como un o todos los medios de comunicación, prensa, radio y televisión pueden mover masas y cambiar hasta nuestra manera de pensar?

¿De hacernos ver que unas actitudes del todo reprobables, lleguemos a verlas casi normales?

Como veréis me hago tantas preguntas que no tengo respuesta para casi ninguna.

Puedo comprender que en adolescentes que no tengan las ideas muy claras para casi nada, sean moldeables y cambien de posición, como si fueran hojas de papel llevadas por el viento.

¿Pero esas personas mayores que ahora somos, y que se supone tenemos unas vivencias, algunas dolorosas, otras alegres ! Faltaría mas! Nos dejamos llevar los medios y no tengamos un criterio propio?.

De verdad que no lo puedo entender.

Que estamos viendo como personas que se suponen se metieron en política para ayudar al pueblo o a su nación, y lo único que han hecho es robar y llevarse el dinero de todos los españoles a paraísos fiscales, (ahora se están sentando algunos en el banquillo de los acusados).

Pero no reaccionamos, lo vemos casi como natural diciendo “siempre ha sido así”.

Claro que siempre ha sido así, pero lo mismo que hemos evolucionado en muchas materias, como en medicina, educación y progreso para tantas cosas, con las corrupción nos hemos quedado estancados.

Y yo creo, particularmente que de esto tiene muchas culpa los medios de comunicación que nos lavan el cerebro tan sutilmente que nos mueven como si fuéramos marionetas.

Nos hacen ver, lo blanco, casi negro, lo negro, gris claro y mientras tanto las grandes fortunas campando a sus anchas.

Pero !ojo! No cometas tu un pequeño desliz que todo el peso de los medios y la justicia caerán sobre ti.


Por Laura O.