Cuando estamos en grupo, con amigos, en tertulias, cine o simplemente en familia, no guardamos la debida compostura ante nuestros acompañantes. Creemos que nuestra opinión, es la única y la que de verdad vale, y casi siempre lo hacemos a gritos y alzando la voz por encima de nuestros amigos.
Pero ahora, bueno hace ya bastantes años, ha venido, creo de los EE.UU la moda de las palomitas y el refresco para ir al cine. Esto conlleva ruidos molestos, que a las personas que vamos al cine, porque nos gusta las películas en pantalla grande, nos molestan sobremanera.
A mi entender, lo de comer en el cine, debiera estar prohibido por respeto a los espectadores que quieren el silencio de la sala. No puedo comprender que para comer palomitas se pague una entrada de cine, eso se puede hacer fuera con amigos y sin molestar a los demás espectadores.
Hablo de las palomitas, pero también están los del teléfono móvil, que parecen que no puedan estar desconectados durante las dos horas que dura el espectáculo. Cada pocos minutos encienden y repasan sus contactos, esto en una sala a oscuras también molestan, ya que esa luz tan potente se ve en la sala.
No me extraña nada que no hace mucho un director de orquesta, detuviera el concierto cuando el móvil se dejo oír en la sala.
Si tan importantes se creen esas personas, deberían quedarse en casa esperando esas noticias que esperan con tanta impaciencia.
Creo que tenemos que pensar que no estamos solos en el mundo,y no podemos hacer siempre lo que nos apetezca, porque puede pasar que lo que a ti te guste, al que está a nuestro lado le puede molestar.
Laura Oñoro
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