si en tu sangre caliente
llevas la simiente.
Madre que engendras,
madre que amas,
¡Quién pudiera sentir
dentro de tu vientre!
¡Quién pudiera ver
lo que tú haces!
Arropando a tus hijos
ocultando sus males.
Es es un ladrón
dices que no sabes
perdonando el sin perdón
de sus malas artes.
Tus hijos para ti
son lo que más vale.
No ves en ellos defectos
porque son carne de tu carne
Y los quieres y los amas
desviviéndote por ellos
haciéndolos cobardes.
Eres capaz de morder
capaz de matar.
Y, madre, tu amor
es en verdad tan grande
que desde tu vientre
ya aprendiste a engañarles
sintiéndote juez, verdugo y cobarde
tapando a tus hijos
para que no puedan tocarles.
Riansares del Campo
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