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miércoles, 10 de octubre de 2018

Italia y la Capilla Sixtina




Madrid, octubre del 2018

Italia y la Capilla Sitina


He visitado recientemente Italia. El país es verdaderamente impresionante, ¡que riqueza atesora! ¡y toda esa cultura desde miles de años atrás por cada uno de sus rincones!, sus monumentos, sus ciudades. La guía que nos acompaño nos fue relatando la historia de su país y empezó diciéndonos que en Italia,  a diferencia de los españoles que mantienen su monarquía, ellos son diferentes ya desde muchos años atrás y aunque los orígenes su monarquía son imprecisos. Los datos que hay son que en Abril del 753 a. de C. y cuando el último rey Lucio Tarquinio el Soberbio fue expulsado, y se instauro la República Romana en el 509 a. de C. (existen estos datos son poco claros) fue abolida y sustituida por la actual república, consolidándose lo que se mantiene así actualmente.


Me llamó mucho la atención cuando comentó que en aquellos primeros años reclutaban a los jóvenes mayores de 22 años de todas las familias nobles e ingresaban en las distintas cámaras que gobernaban en ese momento en su país para iniciarse en política y con los años dirigir el país –bueno más o menos– yo lo cuento como lo entendí, y,  no debemos extrañarnos que actuaran así con sus jóvenes, porque, ¿quiénes sino ellos podrían tener acceso a la cultura?, los bendecidos por la fortuna de sus mayores y los varones de cada familia naturalmente.

Lo primero que se me vino a la cabeza fue "pero que listos, tantos años atrás, y que visión de futuro". A diferencia nosotros después de nuestros 40 años archiconocidos por todos… Y después de tanto trabajo y de tantos avatares pues algunos nos encontramos aquí con unas cuantas dudas. Al iniciarse el reinado del Rey emérito Juan Carlos I, ya sabíamos de las andanzas de los Borbones pero bueno como veníamos de dónde veníamos… Y nos encontramos con un Rey le vimos algunos de nosotros una familia “bien”, “normalita”, pero en algún momento se nos torció. Se hizo como muchas muy grande y en este momento actual y viendo como está el devenir de todos sus miembros tenemos algunos muchas dudas si estamos mejor. No dudo en ningún momento que tenemos un Rey Felipe VI (tan bien preparado) claro si solo fuera él quizás. Pero arrastra tras de sí cada familiar que vaya. Un ejemplo de todos ellos podría ser Froilán de todos los Santos; otro, el consorte de la Infanta Cristina, el Sr. Urdangarín,  que tan solo con decir su nombre ya está dicho todo; la Reina emérita, intentando que a la Infanta se la restituya de nuevo sus privilegios (porque como no ha sido condenada), y la actual Reina también de aquella manera, pues se me ocurre que algunos nos preguntamos si estamos mejor que otros muchos países manteniendo esto y además todo el gasto que se deriva naturalmente con nuestros políticos unos muy buenos y otros muy regulares.


Bueno, volvamos a Italia. Ya nos advirtieron que en Venecia las autoridades se estaban planteando limitar el número de turistas que iban a permitir el acceso para visitar la ciudad que casi todos conocemos aunque solo sea de referencias, y, si nos centramos en la maravillosa obra de arte que dejo Miguel-Angel para la posteridad pintando la Capilla Sixtina dentro del Capitolio de Roma, tuve el privilegio de verlo hace 19 años y el recuerdo que tenía era de una obra maravillosa. Pero esta vez a consecuencia del volumen de turistas, lo que me encontré fue tremendo. Cuánto siento por los turistas que iban por primera vez a conocerla, porque se sintieron estafados con esa visita; porque no fue malo, fue peor. Qué agobio de visita. Nosotros llevábamos una guía estupenda que nos retrató antes de entrar cada uno de los detalles de las pinturas, y eso nos ayudo mucho. Pero para entrar solo nos faltó entrar tirando de una cuerda como llevan a los niños de guardería al parque o donde quieran llevarlos para que no nos dispersáramos y entrábamos en tropel. Tenemos que aclarar que también la fecha fue mediados de septiembre, pero aun así no podíamos apenas detenernos y contemplar un poco aquella maravilla, porque el recinto estaba completamente lleno, y la impresión de algunas de las personas que nos acompañaban fue decepcionante. Qué triste que no limiten el número de personas a visitar incluso limitando el tiempo –pero no fue así–, y poder apreciarlo como se debería. Está bien claro que solo les importamos para hacer caja. La experiencia,  aún así, fue estupenda y descubrimos algo de su cultura y de sus ciudades. Pero tenemos que reconocer a nuestro favor que en esta España nuestra se come divinamente y tienes que salir de nuestros territorios para comprobarlo. Somos mejores.

Amelia G. Luengo

jueves, 17 de mayo de 2018

Casavieja

Mis vacaciones de Semana Santa han transcurrido muy tranquilas. Las he pasado en mi casa del pueblo. Se llama Casavieja y pertenece a la provincia de Ávila. Es un pueblo que está en la Sierra de Gredos, al pie de la montaña. Tiene un microclima muy parecido al de Madrid. Quiero decir con eso que, aunque está en Ávila, no hace frío. Este clima me permite tener muchas flores en mi jardín. Una de mis aficiones son las plantas y allí tengo muchas. Los primeros días los pasé dedicándome a ellas, quitándoles las hojas y las flores secas, y cuando ya estaban bien preparadas, las fotografié. Esa es otra de mis aficiones. Voy haciendo fotos a cualquier flor que me encuentro.

También salí con mi amiga y vecina a buscar espárragos silvestres, que abundan en esta época del año por el campo. Hay también muchos arroyos, y como este año ha llovido tanto, están con un caudal de agua como hace tiempo no estaban.

El río Tietar pasa muy cerca de Casavieja, aunque pertenece a La Iglesuela, otro pueblo que está mu próximo. El río está entre los dos pueblos. Tiene un puente, que, en estos pueblos, llaman “romano”. No sé de que época será, pero lo que si sé es que es muy antiguo. El Tietar lleva ahora mucha agua, nada comparable con la que contiene en el verano.


El Puerto del Pico, que es una montaña de la Sierra de Gredos, se encuentra bastante nevado y produce un efecto muy agradable el mirarlo.

Casavieja es un pueblo que, como tal, no tiene nada reseñable para ver, pero los alrededores son muy hermosos.

Me hubiera gustado viajar a algún lugar que no conociera, pero… Aunque el tiempo no ha sido del todo bueno, he aprovechado lo mejor posible, los días buenos he salido a disfrutar de la naturaleza y los que ha llovido o ha hecho mucho aire, los he dedicado a “Viajar a Viena” a través de las películas de Sissi. He visto las tres, y aunque me han parecido un poco ñoñas como películas, me han permitido ver los paisajes de Viena, Baviera, Hungría y Venecia. Así que también, de alguna manera, he viajado a esos lugares.

¡El que no se conforma es porque no quiere!

Mercedes Gozálvez

jueves, 1 de marzo de 2018

Xacobeo 1999. (2)

Viernes 21
2ª Etapa: Triacastela - Sarria - Ferreiros (32 Km.)


Bellísima y tremendamente dura.

Después de un buen desayuno salimos a las 9 hacia Triacastela. El día, nublado al `principio, comienza a clarear y sale el Sol entre las nubes.

El trazado es verde y con ríos en la margen derecha de la carretera.

La gente empieza a cantar y Pepe Ferreiros nos deleita en plan solista cantando con gran gusto canciones enxebres. Al llegar a Triacastela hay dos opciones: la ruta por Samos (más larga), y la tradicional por la montaña. Elegimos ésta y comenzamos un ascenso duro y prolongadísimo, primero por un sendero con buen pavimento que luego se convierte en una corredoira, hasta llegar al alto de Riocabo.

Hacemos una miniparada en la aldea de la Balsa y saco fotos en la fuente con la vieira. La temperatura es muy agradable porque no hace ni frío ni calor.-

Vamos por una corredoira muy empinada con muchas piedras y charcos y la subida es muy dura. A ambos lados, los árboles forman como paredes verdes sobre el camino y mirando hacia adelante se ve lejos, muy lejos, el final de la cuesta, que finalmente coronamos, y entonces el horizonte se ensancha.

Estamos en el alto de Riocabo desde donde se divisa a la izquierda el hermoso valle de Samos. Me maravilla el paisaje con miles tonos de verdes y el azul lejano de las montañas.

Me paro un rato largo y hago muchas fotos, y a través del cayado me siento firmemente unido a la tierra. Es un espectáculo gozoso.

En la bajada de Riocabo vemos arroyos cristalinos, prados con vacas y colores deslumbrantes en los árboles. El día es clarísimo y comienza a hacer calor.

En estos prados las vacas comen a placer y hay muchas vaquerías por los alrededores que expanden un fortísimo olor a estiércol, que se confunde con el olor de los eucaliptos en una mezcla extrañísima.

No en vano estamos en la provincia de Lugo, famosa desde siempre por tener la mejor carne de vaca de todo el país, resultado de los cruces entre la marela gallega y la frisona holandesa, y donde están asentados los grandes mataderos.

Caminamos sin parar durante 3 horas hasta el refugio de Calvor, situado a unos 13 Km. del comienzo de la etapa. Mañana soleada. El refugio está impecable, y la parada a comer es muy agradable y relajante. Sellado de credenciales.

Encontramos a una pareja de andaluces de Marbella y hacemos una hora de camino con ellos. Vienen desde Roncesvalles, y nos cuentan cómo actúan los franceses de forma mafiosa en los albergues. Uno de ellos hace muchas fotos de las vacas, diciendo que tienen un aspecto magnífico. Nos contó que su padre tuvo una vaquería. Está asombrado del verdor de los prados.

Hacia las dos salimos para Sarria, que está a unos 7 Km. Pasamos por senderos y andadoiros bordeados de flores, bajo un sol de justicia. Hacemos unas fotos junto a un conjunto de flores blancas. Recibimos llamada de Virginia que nos cuenta que mañana se va a pasar el día a Bélgica. Llegamos a las 3 y media aproximadamente y con las piernas ya muy castigadas porque ya llevamos unos 20 km. de marcha.

En este trayecto José Ignacio sufre enormemente por ampollas en los pies. Va despacio y es la viva imagen del sufrimiento, pero no abandona.

Las abuelas no siguen y finalizan aquí la etapa.

Cruzamos Sarria y subimos a la zona monumental que está en lo alto, por unas escaleras de piedra de 64 escalones anchos y altos. La gente remolonea, se para y entra en las cafeterías, pues ya llevamos unos 23 Km. y estamos molidos, pero hay que seguir. Elena nos envía varios mensajes al móvil, para contarnos muchas cosas y que Riguel lo está pasando muy mal por el corte de pelo y por el calor.

Después de una ligera subida, viene una pista de cemento con una pendiente en bajada tan pronunciada, que veo algo que me deja alucinado: que hay quien baja de espaldas y muy despacio, para no sufrir de las rodillas.

Después comienza una corredoira empinadísima y larga, por una carballeira centenaria, que casi oculta la luz del sol. Es un bosque precioso que inspira serenidad y sosiego.

Tengo una agujeta en la ingle izquierda y sufro mucho con la subida, teniendo que agarrar la pierna izquierda con los brazos y levantarla para andar. Voy tan despacio que me pierdo del grupo. Camino en solitario y sufriendo mucho por la pierna lesionada, pero al mismo tiempo estoy disfrutando con la naturaleza.

Una vez coronada la cima de la carballeira, vienen unos senderos amplios y en llanura. A lo lejos veo a Juan que se había quedado a esperarme y le pido una gorra para protegerme del sol, pues me noto con insolación.

Camino despacio hasta llegar al refugio de Barbadelo, que está muy concurrido. Rato de descanso, y allí Mari Carmen y Angelines me ofrecen nueces y frutos secos y muy pronto continuamos la ruta, con lo cual yo no he tenido tiempo de recuperarme.

Inicio de nuevo el camino con Mari Carmen, que va reventada igual que todos. Vamos por senderos muy arbolados pero con muchas piedras y el cansancio es tremendo. Veo a Mari Carmen extenuada. Parece que la etapa no se acaba nunca..

En el cruce con la carretera principal que une Sarria con Portomarín, veo aparcado nuestro autobús, y decido quedarme pues tengo temblores a causa de la insolación.

Conmigo se queda Petra Masa y Mari Carmen sigue, a pesar de que le digo que lo deje pues ya llevamos 26 Km. durísimos.

Después, Petra, el conductor y yo vamos con el autobús hasta Ferreiros, final oficial de la etapa, por una carretera estrechísima. Al salir del autobús voy literalmente doblado.

Nos sentamos en la terraza de un bar sin poder mover las piernas. Yo diría que el cansancio es al límite. Al poco rato, comienzan a llegar los primeros. Vienen reventados.

Mari Carmen llega de las últimas, ayudada por Piñeiro. Parece una “zombie” y me dice que tiene la sensación de que la cabeza le va a estallar. Compro una bebida isotónica Acuario y se la bebe. Está “sonada”.

Me cuenta que los 6 últimos Km. han sido infernales, pues la corredoira con piedras, se convirtió en un río, y hubo que caminar despacísimo y con gran tiento para no resbalar y partirse algo.

Mari Carmen la alta, dice que los Kms. finales iba dando bandazos de un lado a otro, como si estuviera sonámbula, y Manuel Figueiras cuenta que por poco se parte una pierna.

Serán las 7 de la tarde, y teniendo en cuenta que la etapa empezó a las 9 de la mañana, han transcurrido 10 horas de marcha.

Es opinión compartida por todos que esta etapa ha sido inhumana; lo suyo hubiera sido pararse en Sarria, de acuerdo con la ruta clásica.

En este caso el organizador falló, porque no tuvo en cuenta que al segundo día no se pueden hacer 32 Km. y tan duros, para gente no experta en senderismo, aunque fuéramos más o menos entrenados.

Los senderistas profesionales dicen que se debe comenzar por 10 o 15 Km. la primera semana, subir a 20 la segunda, y a partir de ahí todo lo que a uno le echen, hasta que se ande como un autómata a pesar del cansancio.

Al llegar a Sarria, salimos del autobús doblados como viejos; es una imagen sorprendente. Y seguimos andando doblados hasta las habitaciones.

martes, 20 de febrero de 2018

Xacobeo 1999. (1)

Jueves 20
1ª Etapa: O’ Cebreiro - Triacastela ( 22 Km. )


Después de desayunar y recoger las bolsas de la comida, nos lleva el autobús hasta O’ Cebreiro. El día está frío y nublado y estamos a más de 1.000 metros. Nos bajamos y comienza la etapa.-

Mari Carmen sufre mucho viendo cómo sus manos se quedan sin circulación a pesar de los guantes.

El aire frío penetra por ellos y las manos lo acusan de una manera atroz. El problema es grave pues si está durante mucho tiempo así, el daño puede ser irreparable.

Entonces surgen las primeras muestras de solidaridad diciéndole que no abandone, que si es preciso irán calentándole las manos con el aliento.

Después de unos momentos críticos, se le ocurre meter las manos debajo de la ropa y sobre su cuerpo, para calentarse con él, y poco a poco va recobrando la circulación.

Al principio la ruta sigue la carretera. Descenso suave durante un buen rato. Foto en el alto de San Roque ante un monumento al peregrino. Después subida durísima en los tramos finales hasta el Alto de Poio (1.337 m. ), por una corredoira de montaña.

Cuesta empinadísima los últimos 200 metros.

El suelo está enfangado por las lluvias recientes y es la primera gran prueba de esfuerzo. Llevamos 2 horas de marcha y a pesar del frío, llegamos sudando.

Primera parada prevista, y derrengados tomamos nuestro primer bocadillo, a las 12 aproximadamente. El cuerpo se relaja un poco y los músculos descansan. Allí encontramos gente de otras peregrinaciones. Hay un pequeño bar en el alto.

Después de un descanso de 20 minutos, comienza un descenso suave por la poca pendiente, pero duro porque las corredoiras están embarradas y hay que ir sorteando charcos y haciendo filigranas con los pies para no caerse.

En uno de los tramos en que el camino es paralelo a la carretera y entre una niebla densa, vemos descender a unos chicos jóvenes en bicicleta. La visión es alucinante. Parecen sombras flotantes cayendo hacia un abismo entre la niebla.

La imagen resulta asombrosa para el que va caminando a pie como nosotros, pero al mismo tiempo intento imaginar lo que pensarían ellos al vernos, porque debemos de parecer fantasmas andantes.

Pasamos por varias aldeas, donde las aldeanas nos ofrecen de comer, sacando los platos humeantes en sus manos El paisaje es bello a la vez que duro. Verdes brillantes y húmedos con nieblas lejanas y rebaños de vacas, que fotografío para luego pintarlos.

Y mirando a las montañas más lejanas, perdidas en el horizonte, encuentro otra dimensión del concepto distancia que sólo se puede apreciar cuando vas a pie. Cuando vuelvo la vista atrás, después de tres horas de marcha, me quedo sorprendido del camino realizado, por la visión de lejanía, y cuando miro hacia delante los perfiles borrosos y lejanísimos, no puedo creer que podamos alcanzarlos. Pero después del esfuerzo sí se consigue.

Entonces pienso que la única forma de viajar y sentir la tierra es a pie. Cuando vas en coche o avión a gran velocidad, no viajas; simplemente te trasladas, y no tienes ninguna sensación de lo que pasa en el exterior. Ni hueles, ni sientes, ni vibras; sólo ves.

A las dos horas aproximadamente hacemos otra parada en el monte para comer. Está la mayoría del grupo y nos hacemos muchas fotos. Estamos en pleno descenso hacia Triacastela, y para las personas de mediano o gran peso, este descenso resulta casi más dificultoso que las subidas, porque todo el peso del cuerpo se va a las rodillas y las rompe.

Las abuelas se han quedado rezagadas y el grupo está preocupado pensando si les habrá pasado algo; entonces nos quedamos sorprendidos viendo cómo Jaime sube a buscarlas corriendo como un gamo. Al rato aparecen todos; se habían quedado tomando una comida, y venían frescas y tranquilas.

Mari Carmen se adelanta a mí, que voy destrozado por el descenso y con gran dolor de rodillas. Me cambio de calzado. Camino solo los últimos Kms. atravesando pequeñas aldeas y en una de ellas me llama la atención ver a unos obreros construyendo una pista estrecha con una franja central de cemento y los laterales de tierra compactada. Me saludan al pasar. A las 4 llego a Triacastela.

Encuentro a gran parte del grupo sentados tranquilamente en la terraza de una cafetería al lado de un albergue. Hay muchos extranjeros.

Rato de descanso y charla agradable comentando las incidencias de esta primera etapa. Vamos luego a la iglesia a hacer el sellado de credenciales, y recibimos una llamada de Virginia desde Londres preguntando por su madre, que nos hace mucha ilusión.

Después nos vamos hasta el autobús, que nos lleva hasta Samos para hacer una visita al Monasterio. Llegamos con las piernas rotas, y el conductor del autobús, que no está cansado, nos deja bastante lejos de la entrada, por lo que tenemos que caminar cansadísimos.

Hay muchísimos peregrinos, tanto dentro como fuera del monasterio.

Visita al monasterio y fotos del interior donde hay unas pinturas murales espectaculares. El claustro mayor, según dicen, es uno de los más grandes de España, y resulta curiosa, dentro del ambiente conservador católico, la imagen de la hermosa fuente de las Nereidas, semidesnudas. Sellado de credenciales. Tarde de llovizna y regreso a Sarria sobre las 7 de la tarde.

Manuel de la Puente

jueves, 8 de febrero de 2018

El Camino de Santiago en Tierra de Campos






En nuestro taller de prensa el tema del Camino de Santiago está teniendo gran auge. Un compañero lo ha tratado con humor, entre la realidad y la ficción, otro en cambio como experto peregrino. Yo me voy a centrar un poco en la historia y el arte de una parte del camino.

Como todos sabemos el llamado Camino Francés ha sido y sigue siendo el más transitado. Tiene aproximadamente una longitud de 800 km y sigue una de las antiguas calzadas romanas. He tomado una pequeña etapa como conocedora de esos lugares que ocupa la Tierra de Campos, la mayoría en Valladolid y Palencia y en menor extensión en León y Zamora, con sus características llanuras con grandes sembrados, sobre todo de cereales que le han dado el sobrenombre de "granero de España", o sus paisajes tan cambiantes: verdes en primavera, dorados en verano, ocres en otoño y blancos en invierno. Por su clima continental esta etapa es dura para los caminantes, con largos y fríos inviernos y veranos calurosos durante el día con poca sombra que les proteja.

El camino tuvo varios siglos de decadencia, pero en el S.XX vuelven a resurgir las peregrinaciones a Santiago. Gran parte se debe a la promoción turística aunque también se ha ganado su prestigio de valor espiritual y en 1993 la UNESCO declara al camino Patrimonio de la Humanidad.



El primer pueblo importante que nos encontramos cuando comenzamos a atravesar Tierra de Campos es Frómista, que en la Edad media se le conocía como Frómista del Camino. Fue una importante villa en la época visigoda. Arrasada en el S.X, volvió a resurgir de la mano de Doña Mayor de Castilla, Reina de Navarra, que ordenó la construcción de la famosa iglesia de San Martin. Su estilo es una seña de identidad en el románico palentino y esta relacionado directamente con la Catedral de Jaca, cuyos canteros se cree que trabajaron en su edificación. Tras cambiar de manos en varias ocasiones, a partir del S.XV sufre un deterioro progresivo y a finales del S.XIX se cierra al culto, acelerándose su ruina con el desprendimiento de la bóveda y las paredes. Su declaración como Monumento Nacional en 1894 derivó en las labores de restauración del templo, que finalizan en 1904, reabriéndose definitivamente al público. Desde entonces es considerado uno de los edificios románicos más importantes de la península. Peor suerte corrió otro vecino monasterio, el de Santa Cruz de Ribas, que al pertenecer a una granja de propiedad privada está en un estado de total abandono, donde las vacas campan a sus anchas y usan la iglesia como establo. No se si algún día se vera cumplida esa frase de Unamuno: "hasta una ruina puede ser una esperanza". Ojalá que así sea.



A pocos kilómetros nos encontramos con Villalcázar de Sirga, popularmente conocida como "Villasirga", pueblo que tuvo gran importancia en la ruta aunque no estuvo desde sus orígenes en el camino de peregrinación ya que pasaba en un principio por la cercana villa de Arconada, pues existía ahí un importante hospital fundado en 1047. La iglesia-fortaleza templaria de Santa María la Blanca, del S.XIII, pertenece al románico de transición. Su pórtico es de una gran riqueza escultórica y en su interior se encuentra la imagen blanca de Santa María, a la que Alfonso X dedicó varias de sus "cantigas". Dicha imagen convirtió a la localidad en uno de los centros marianos más importantes del Camino.

Seguimos hacia Carrión de los Condes. Diversos hallazgos arqueológicos nos muestran que ya estaba poblado en tiempos prerromanos. Entre los monumentos que podemos visitar está el Real Monasterio de San Zoilo, cuyo templo primitivo se remonta al S.X y posteriormente se han reemplazado varios elementos, entre ellos el viejo claustro románico por uno de estilo renacentista, aunque conserva todavía la portada original en el que llaman la atención cuatro columnas de mármol de diferentes colores probablemente aprovechadas de un antiguo palacio romano del S.II. Ésta mezcla de piedra y mármol es la única muestra en España y una de las pocas existentes en Europa. También en la iglesia de Santiago destaca su friso escultórico, una de las obras mas sobresalientes del románico en la península, un pantocrátor con los símbolos de los cuatro evangelistas y a ambos lados los doce apóstoles. Llaman la atención los rasgos tan perfectos de su expresión, por lo que dicen los expertos que mas bien parece un momento clásico del arte que el del tosco hacer de la época. Diversos estudios apuntan al Maestro Mateo (Catedral de Santiago de Compostela) como el autor de esta maravilla.



Podéis seguir caminando y llegaréis a Sahagún de Campos (ya en León). Allí se encuentran grandes obras del arte mudéjar. Yo por mi parte finalizo mi corta etapa y os animo a que lo conozcáis. No quedaréis defraudados de su arte, sus gentes y su gastronomía.

P. Santoyo

Febrero 2018

miércoles, 24 de enero de 2018

Xacobeo 1999. (0)

Miércoles 19
Día previo


Lugar de reunión en la Hospedería Carolo de O’ Cebreiro para comer. Nosotros vamos con nuestro coche desde Madrid, mientras que los demás han salido desde Santiago, lugar de cita previa para el que había viajado en tren o avión, o bien no quisiera utilizar el coche propio.

Día invernal con niebla intensísima, lluvia ligera pero gélida y mucho frío. Ambiente de alta montaña. Resulta imposible hacer fotos a causa de la niebla.

Como referencia, incluyo algunas tomadas en mi anterior paso por aquí en 1988, un día claro de verano y que pueden dar una idea del hermoso paisaje que se puede contemplar desde estas montañas, lugar mítico de el Camino, resultando curioso advertir que en una de ellas lo que parece ser un mar blanco detrás de una palloza, son en realidad nubes de mediana altura.

En otra foto aparece, como imagen típica el caballo del peregrino, y que curiosamente no vimos (al menos yo) en nuestra peregrinación a Compostela.

La hospedería es de tipo rústico pero muy agradable y la comida resulta deliciosa. Es cocido gallego regado con vino de la tierra. Primeros contactos de conocimiento.

Uno de mis compañeros de mesa llamado Piñeiro, fue antiguo colega mío en la Sección de Ingeniería de Proyectos e Instalaciones de Madrid, en las dependencias de Ríos Rosas. Estoy hablando de hace 20 años, y lo recuerdo con bigote negro y mucho pelo. Ahora el pelo es cano y no tiene bigote.

Muchos de nosotros compramos cayados para el camino en la misma Hospedería.

Después de comer hacemos una breve visita a las pallozas, que están muy bien conservadas, con lareira y muebles de madera antiguos y de estilo campesino, mesas, alacenas y arcones, así como utensilios de cocina.

Estando dentro sorprende la gran altura del techo, así como su amplitud, pero en realidad todo su espacio es como una única y gran habitación, donde convivían las personas y los animales, aprovechándose del calor mutuo, existiendo un pequeño establo en un lateral.

Resaltan sus tejados hechos con celme. Estos tejados tienen una forma ligeramente curvada y aguantan perfectamente las tormentas de agua y nieve frecuentes en estas cumbres, y proporcionan un aislamiento muy bueno para impedir que el calor interno se pierda.

Están hechos por los teitadores, artesanos tan expertos que según dicen los entendidos, un techo bien hecho puede durar hasta 30 años.

Actualmente existen censadas 176 pallozas, prácticamente todas en la Sierra de Ancares.

Después hacemos el primer sellado de credenciales y nos vamos.

El camino hacia Sarria lo hacemos entre la niebla, con parada concertada en el Monasterio de Samos. Nosotros nos adelantamos con nuestro coche y los demás se van en el autobús contratado.

Una vez que nosotros hemos llegado a Samos, esperamos mucho tiempo por el resto del grupo, viendo como llegan infinidad de autobuses con personas de la tercera edad, y al final decidimos entrar en el monasterio preguntando por las visitas, y no sabían nada de un grupo de Telefónica.

Estamos dentro unos veinte minutos escuchando las explicaciones de un guía. Salimos, y a las 6 y media, muy extrañados, nos dirigimos a Sarria sin saber dónde íbamos a parar.

Yo tenía una vaga idea del nombre y un detalle que me llamó mucho la atención, y que al final fue determinante para encontrar el lugar: que para cada tres habitaciones había dos baños.

Después de recorrer toda Sarria y preguntar en hoteles, bares y restaurantes, encontramos el lugar y nos instalamos. Se trata de una vivienda particular con diversos pisos que hacen función de apartamentos (de ahí que sólo haya dos baños por piso), pero separados del restaurante, de manera que para desayunar y cenar tenemos que darnos un pequeño paseíto.

Estamos preocupados por el resto del grupo, pues son ya casi las ocho, y lamentablemente no teníamos todavía ningún número de teléfono móvil de ellos.

La habitación está helada y M.C. está con las manos blancas y destemplada, a causa de su enfermedad (síndromes de Sjöegren y Raynaud). Menos mal que la dueña le ha prestado una estufa y poco a poco se va calentando.

A las ocho oímos ruido de gente y es el grupo que llega. Preguntamos a unas chicas de la habitación vecina, que nos dicen que unos 6 Km. antes de llegar a Samos habían tenido un accidente, en una curva muy peligrosa (cerca de San Xil), donde al autobús le fallaron los frenos y se salió de la carretera yendo a empotrarse en una gran roca sobre un riachuelo.

Afortunadamente no hubo víctimas pero sí un gran susto; según nos dijeron, parece ser que el autobús no iba en buenas condiciones técnicas de frenado, y como emergencia tuvo que usar el freno eléctrico.

El grupo tuvo que caminar los 6 Km. que faltaban para Samos, bajo frío y lluvia ligera, llegando diez minutos después de que nosotros nos hubiésemos ido.

Y allí estuvieron esperando hasta que los recogió otro autobús.

Cena agradable y reparadora. Me llama la atención que haya por la noche carne asada y pulpo como menú. Pido la carne asada, aunque con un cierto recelo pensando en la digestión nocturna, y está deliciosa.


martes, 12 de diciembre de 2017

Los Campos Elíseos españoles



  Hablar de Campos Elíseos nos lleva a Paris, una de las avenidas más conocidas del mundo. Pero, ¿sabíais que en el S.XIX en España también hubo Campos Elíseos?. Por aquel entonces las grandes ciudades demandaban espacios donde sus habitantes pudieran pasar al aire libre sus momentos de ocio, caminar relajadamente o disfrutar de espectáculos teatrales o bailes y se promovió la creación de dichos espacios a imitación del modelo parisino (incluso en el nombre) como ya se había hecho en otros lugares de Europa.


  En Madrid en 1834 se abrió uno de los mas populares de la primera mitad del siglo: el Jardín de las Delicias, ubicado en el actual Paseo de Recoletos, con grutas y un pequeño estanque. Apenas un año después se inauguraba otro en lo que es hoy la Glorieta de Bilbao, un pequeño oasis en una ciudad que no dejaba de crecer. En todos ellos se pagaba una pequeña cantidad para acceder, sentarse a degustar una merienda y luego la conversación con música de fondo. Sin embargo en 1853 en Barcelona se creó uno de los campos elíseos más ambiciosos, con un parque de atracciones y una de las primeras montañas rusas que se vieron en España con una vagoneta de madera que alcanzaba los 50 km/h, una aventura hasta entonces desconocida en la ciudad. A pesar de ir creciendo en atracciones (incluso llegó a haber un circo) poco a poco fue decayendo a causa de la ampliación urbanística de Barcelona que necesitaba de sus terrenos, hasta que en 1872 cerraron definitivamente.

  Volviendo a Madrid, en 1864 se inauguraron otros a imitación de los barceloneses, pero el ayuntamiento aceptó el proyecto por un periodo provisional ya que la ciudad se encontraba en un momento de expansión y en sus terrenos se construiría el barrio de Salamanca, que actualmente ocupa el espacio de los antiguos campos elíseos madrileños. El teatro levantado en el parque, bautizado como "el Rossini" por haber sido allí donde el maestro Barbieri estrenase la ópera de Rossini "Guillermo Tell". Este escenario llegó a competir en prestigio y público con el teatro Real. También tenía una fonda, un café y hasta una plaza de toros. Sin embargo poco duró su fulgor: su decadencia comenzó con la apertura al público del parque del Retiro, hasta entonces espacio exclusivo de los reyes, unido al final de la concesión del ayuntamiento y al propio crecimiento del barrio acabó con el cierre en 1880.

  La ciudad de Bilbao también tuvo sus campos eliseos en la zona de Abando, en el margen derecho de la ría, donde en sus terrenos se construyó un importante teatro, recientemente rehabilitado. Pero los únicos supervivientes en la actualidad están en Lleida abiertos desde 1864, a pesar de que alguno de sus elementos emblemáticos ya no existan, como su espectacular lago.





¿Por qué os cuento todo esto? Hace unos días, leyendo una revista de historia, me resultó muy interesante un artículo donde hablaba de los Campos Elíseos españoles. Particularmente porque nunca había oído hablar de ello y me documenté sobre el tema. Cada día se aprende algo nuevo. Luego me pregunté el porqué de ese nombre y su significado: en la mitología griega era un lugar paradisíaco donde los hombres y mujeres virtuosos podían alcanzar la eternidad dichosa y feliz en medio de paisajes siempre verdes y floridos bajo el sol, algo así como el cielo para los cristianos. Su contraposición es el Tártaro, es decir, el infierno para los condenados. En el cuadro de El Bosco "El jardín de las delicias" están muy bien representados ambos (paraíso e infierno). Podéis contemplarlo en el museo del prado.



P. Santoyo
Diciembre 2017