Ahí está, libre, sin ataduras, elegante le falta contonearse, hacer una llamada de atención; pero en el fondo no es feliz, porque nadie comparte con ella para lo que ha venido a este mundo, a correr a volar por los caminos. La admiran sí, pero no se atreven a emprender ese camino que ya no tendría vuelta, porque en ese camino descubrirían que el aire de libertad que respiran es tan gratificante que renunciarían a verse ahogados en un mar de estrés y de conflictos. ¡Ay bicicleta orgullosa de serlo! ¡cuánto envidian tu porte y majestuosidad!
martes, 22 de noviembre de 2016
La bicicleta
Ahí está con su porte señorial, a la vista de todos, sintiéndose importante, admirada; la gente la mira con curiosidad, transportándolos a otra época, mirándola recuerdan los momentos infantiles y eso les hace pensar que otra vida fue mejor.
Ahí está, libre, sin ataduras, elegante le falta contonearse, hacer una llamada de atención; pero en el fondo no es feliz, porque nadie comparte con ella para lo que ha venido a este mundo, a correr a volar por los caminos. La admiran sí, pero no se atreven a emprender ese camino que ya no tendría vuelta, porque en ese camino descubrirían que el aire de libertad que respiran es tan gratificante que renunciarían a verse ahogados en un mar de estrés y de conflictos. ¡Ay bicicleta orgullosa de serlo! ¡cuánto envidian tu porte y majestuosidad!
Ahí está, libre, sin ataduras, elegante le falta contonearse, hacer una llamada de atención; pero en el fondo no es feliz, porque nadie comparte con ella para lo que ha venido a este mundo, a correr a volar por los caminos. La admiran sí, pero no se atreven a emprender ese camino que ya no tendría vuelta, porque en ese camino descubrirían que el aire de libertad que respiran es tan gratificante que renunciarían a verse ahogados en un mar de estrés y de conflictos. ¡Ay bicicleta orgullosa de serlo! ¡cuánto envidian tu porte y majestuosidad!
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