Hemos perdido la capacidad de relacionarnos de tú a tú con otras personas, incluso estando físicamente juntos cada cual atiende los mensajes que van entrando en nuestro wassap, en nuestra bandeja de correo o en nuestro perfil de facebook.
No apreciamos una buena compañía o una buena conversación. Hemos perdido el contacto físico con nuestros seres queridos, esto conlleva que no haya tertulias familiares, que tanto nos enriquecen, y a la vez la importancia de saber escuchar las opiniones de todos los miembros de una familia , tanto pequeños como mayores.
Hemos perdido la tradición de al menos hacer una comida en familia, eso facilitaba el diálogo.
Hemos perdido privacidad, pero en este caso cada cual es responsable de lo que cuelga en la red. Se ha perdido la relación con los abuelos, fuente de sabiduría, en esta generación se están perdiendo tardes enteras escuchando embelesados historias increíbles sobre las vivencias de nuestros mayores.
Los jóvenes y no tan jóvenes deberían recapacitar sobre todo lo que se están perdiendo y pensar si merece la pena perderse cosas tan maravillosas para crecer como personas.
Por el contrario también veo cosas positivas en el uso de las redes sociales, como que podemos contactar con los seres queridos que están lejos de nosotros, a veces nos reencontramos con personas que hace tiempo que no vemos, conectamos con la información a tiempo real y algo muy importante , que moviliza a una gran cantidad de personas en llamadas a la solidaridad.
Carmen P.
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