¿Nos estamos haciendo adictos a las nuevas tecnologías? Es cierto que, sin movernos de casa podemos recorrer el mundo por medio de Google. Los móviles se están haciendo los grandes protagonistas de la fotografía y con el libro electrónico (en poco espacio) se pueden acumular un montón de ellos.
A pesar de todo esto ¿tenemos que olvidarnos de lo clásico, de lo que todavía existe y seguirá existiendo?
A mi, personalmente, sentada en mi sillón, un libro de papel entre las manos me sirve de compañía.
Reporteros y profesionales de la fotografía siguen estando con sus cámaras allí donde están los grandes acontecimientos. Hace poco recibió el premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades el fotógrafo James Nachtwey que, desde que cogió una cámara hace 40 años, decidió ser fotógrafo de guerra. Él mismo dice que si una fotografía no está bien es que no te has acercado lo suficiente, que la fotografía no es apretar un botón, que hay que llegar donde no hay nadie para poder hacerlo y poder conseguir esa cercanía personal y compositiva.
Todo el progreso es estupendo si se sabe aprovechar bien. Internet nos está llevando a cosas extraordinarias, facilita el trabajo y todo se hace con más rapidez. Pero ojo… también pone en peligro a niños y adolescentes (lo escuchamos todos los días).
A mi me parece que alguno de estos instrumentos nos ha quitado intimidad. Ya no se escribe una carta, una postal que tanto gustaba recibirla de algún lugar donde estaban familiares o amigos. Los christmas navideños resultaban entrañables; ahora todo son whatsapp.
En el metro todo el mundo mira el móvil. Estás con amigos en cualquier parte y siempre el móvil está presente en todas las conversaciones. Entras en Facebook y sin buscarlo te enteras de la vida de personas que conoces.
Disfrutemos del progreso, pero con moderación.
Pilar Santoyo. Noviembre 2016
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