Yo no sé a vosotros, pero estos
animales consiguen despertar en mí un sentimiento de infinita ternura.
Los delfines son mamíferos
marinos, animales de gran belleza, inteligentes y sensibles que recorren grandes
extensiones del océano en total libertad. La mayoría de los delfines tienen la
vista muy desarrollada, tanto dentro como fuera del agua, y pueden oír frecuencias diez veces
o más por encima del límite superior al oído humano. Tienen la capacidad de
comunicarse entre ellos utilizando diferentes variedades de
sonidos como chasquidos y silbidos. Se sumergen a profundidades de 60 metros y
nadan unos 130 Km al día para alimentarse. Los delfines tienen curiosos
comportamientos sociales que dan muestra de su gran inteligencia. Son animales muy
sociables, viven en manadas de hasta una
docena de ejemplares, se organizan para cazar y desarrollan
relaciones entre sí, muy similares a las nuestras. Por ejemplo se han visto delfines
cuidando de otros de su misma especie con heridas o enfermos e incluso
ayudándoles a subir a respirar. Las madres tienen una unión muy fuerte con sus
crías. Las hembras permanecen cerca de ellas toda la vida. Los delfines macho
siempre recuerdan a sus progenitoras.
Los delfines, en su hábitat
marino, tienen pocos enemigos naturales, las
principales amenazas de los delfines provienen del ser humano. Diversos métodos
de pesca, embarcaciones y las redes a la deriva matan directamente a muchos de
ellos. En algunas partes del mundo, como Taiji en Japón y las Islas Feroe, consideran
a los delfines un alimento y son cazados para
vender su carne. La pesca de estos delicados animales es un espectáculo
dantesco.
Lamentablemente a todo esto hay
que añadir el espectáculo, el afán de ganar dinero a su costa, sin importar un
ápice su bienestar y su falta de libertad.
Desafortunadamente, el hecho
de que nos gusten tanto estos animales constituye su peor condena.
En la actualidad, hay aproximadamente
60 países en el mundo manteniendo a 2000 cetáceos en cautividad. Delfines,
orcas, marsopas y belugas, viven en estas condiciones para nuestro disfrute en
parques acuáticos, zoos, hoteles, discotecas e incluso en el ejercito. Por esta
razón acabamos encerrándoles en jaulas
de agua, adiestrándoles para que nos entretengan realizando espectáculos que
nada tienen que ver con sus conductas y que se alejan considerablemente de sus
instintos y de su naturaleza. Esta realidad tan frustante, que sufren estos
mamíferos marinos, les produce un gran estrés y modifica sus comportamientos y conductas
naturales.
Cada
vez son más y más las personas y asociaciones en defensa de estos animales que
están en contra de la cautividad de estos cetáceos marinos.
Esta forma antinatural, fuera de sus hábitats, y fuera de sus necesidades
básicas, hace que sea imposible garantizar su bienestar.
Algunos
acuarios argumentan que la cautividad de estos animales tiene un gran valor
educativo, pero lo cierto es que son muy pocos los centros que difunden
información clara sobre estos animales y sus hábitats y, cuando lo hacen, a
menudo es incorrecta o erronea. Los espectáculos son simples
exageraciones de su comportamiento natural. Un buen ejemplo de esto es el hecho
de que en algunas demostraciones hay leones marinos que dan de comer a una
orca, cuando en realidad, en su hábitat natural, las orcas se comen a los leones
marinos.
A
cuenta gotas estamos empezando a tomar conciencia de la triste realidad que
sufren estos mamíferos. Algunas asociaciones en defensa de estos animales están
empezando a formalizar posiciones para acabar con estos espectáculos y acabar
de una vez con su captura y con los programas de reproducción en cautividad.
En
España, Sos Delfines junto con
expertos de todo el mundo está trabajando en la búsqueda de alternativas a los
delfinarios para ofrecerles un lugar donde puedan vivir de una forma más
cercana a su vida natural. Se está pensando en la construcción de santuarios
marinos, lugares delimitados en el mar, donde se llevaría a cabo un control y
vigilancia de los animales y donde podrían disfrutar de un espacio natural y
más grande donde vivir y con el tiempo, quizá, volver a alimentarse por si
mismos.
Francia se acaba de unir a Reino Unido, Suiza
y Alemania en la larga lista de países sin delfinarios, mientras, España
todavía cuenta con una docena de ellos.
Ya es tiempo de seguir sus pasos.
Así es, da pena ver cómo están superviviendo en los delfinarios, no tendríamos que ir a ver estos espectáculos, se debería hacer un boicot a nivel nacional. Gracias por este artículo Paloma
ResponderEliminarEs muy triste saber que estos pobres animalitos viven en cautividad para que la gente disfrute del espectáculo.
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