Después de múltiples fotografías aéreas, una caravana de vehículos avanza por un páramo calcinado por el sol. Se encaminan en dirección al río Tajo, donde se va a construir la central.
Todos van llenos de aparatos para comprobar el terreno, haciendo sondeos, comprobando los distintos niveles geológicos, usando teodolitos para sacar las curvas de nivel, etc…
Una vez realizadas las pruebas en distintas localizaciones del río, estas se envían a los laboratorios, y una vez comprobado todo, se elige el lugar donde se va a ubicar la central.
En el Departamento de arquitectura, con todos los datos, se elaboran los planos de las diferentes estructuras y se envían a la Confederación Hidrográfica de Tajo para su aprobación, donde se comprobará el impacto ambiental. Una vez aprobado todo el proyecto, se inician diversas obras necesarias para ubicar a todo el personal de la Empresa que participará en el seguimiento de todas las obras.
En primer lugar se construye el poblado que albergará a este personal. Posteriormente se notificará en todos los pueblos cercanos, para que las personas que estén interesadas en trabajar en la construcción se apunten según su oficio en las distintas empresas que participan. La gente de estos pueblos reciben con alegría estas noticias, ya que en esta zona de Extremadura hay muy poco trabajo y mucha pobreza.
Algunas personas ya han participado en la construcción del poblado obrero y continuarán en distintos trabajos para la construcción de la presa que albergará los generadores.
Lo primero que se realiza es una pequeña presa llamada ataguía, donde se retendrá el agua del río y se desviará a través de un túnel lejos de donde se construirá la presa. A la terminación de estos trabajos, se inician las excavaciones de los cimientos de la presa.
De repente, una sirena aúlla sobre el ruido de la maquinaria que está efectuando las excavaciones. Al principio, la gente, asustada, sale corriendo en todas las direcciones sin saber a qué se debe este hecho. Poco a poco, y con ayuda del personal preparado para estos eventos, se calman los ánimos y la gente se encamina tranquilamente hacia los sitios indicados. Suena una segunda vez, y a la tercera una tremenda explosión retumba en el aire: una nube de polvo llena el ambiente dejando aturdido al personal. Ha sido una voladura controlada por haber encontrado alguna roca que dificultaba el avance de las excavadoras en el terreno. Cuando vuelve la calma y el polvo se deposita en el terreno, todo el mundo se vuelve a encaminar a sus lugares de trabajo.
Finalizada la cimentación, se empiezan a levantar estructuras para contener el hormigón que conformará la estructura de la presa. Grandes cubas con hormigón se desplazan por unos cables por encima del personal obrero y van depositando el hormigón en los lugares indicados.
A medida que se va elevando la construcción, grandes andamios se van levantando, igual que una tela de araña sobre esta. Cientos de obreros sobre ellos semejan un enjambre de abejas siguiendo las órdenes de sus encargados.
A la vez que se construye la presa, se va construyendo el lugar que albergará los generadores eléctricos. Esta obra faraónica se termina en unos pocos años, a pesar de los miles de trabajadores que han participado.
La gente de los pueblos regresa a sus hogares, a sus rutinas anteriores, esperando otro nuevo acontecimiento que pueda darles otra nueva oportunidad de trabajo.
Luis Pinzolas
(Luis Pinzolas ha sido trabajador de la compañía de electricidad Iberdrola.)
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