Normalmente la elección de uno u otro género va
asociada a diferencias de registro o de nivel de lengua, o tiene que ver con
preferencias dialectales, sectoriales o personales. En muchos casos, uno de los
dos géneros está cayendo en desuso, si no lo ha hecho ya del todo. Por otro
lado, no deben confundirse los sustantivos ambiguos en cuanto al género con los
casos en que el empleo de una misma palabra en masculino o en femenino implica
cambios de significado (casos de polisemia, aunque también los hay de
homonimia): la orden (mandato, o
instituto religioso, etc.) o el orden
(resto de significados); el cometa
(astro) o la cometa (resto de
significados); el cura (sacerdote) o la cura (curación); el final (remate) o la final (última
competición); el frente (en milicia,
meteorología o política) o la frente (anatomía),
aunque conserva alguna acepción de género ambiguo; el capital (economía) o la
capital (resto de significados); el editorial (artículo de fondo no
firmado) o la editorial (casa editora); el pendiente (joya) o la
pendiente (cuesta, inclinación del terreno); el moral (árbol) o la moral
(estado de ánimo o doctrina del obrar humano); el clave (clavecín) o la
clave (código, etc.); el cólera (enfermedad) o la cólera (ira);
el coma (estado patológico) o la coma (signo ortográfico, etc.); el corte (del verbo “cortar”) o la corte (entorno del rey, etc.); el pez (animal) o la pez (sustancia),
etc.
Son también de género ambiguo los nombres propios
de ciudades, aunque tienden a funcionar como masculinos los que acaban en -o y como femeninos los que acaban en -a: el
Toledo barroco; la Guadalajara
mexicana. No obstante, es posible usarlos en ambos géneros: la imperial Toledo; No quedaba un taxi libre en todo Sevilla.
La ambigüedad de los sustantivos no suele ser de
carácter general ni producirse en todos los contextos, sino que está sometida a
restricciones de diversa índole:
Restricciones gramaticales:
Los sustantivos mar y arte solo son de
género ambiguo en singular: en plural mar
es siempre masculino (los mares), y arte femenino (las artes).
Restricciones semánticas:
El sustantivo maratón
admite el femenino para referirse a la prueba deportiva (el/la maratón de Vallecas), pero es más habitual el género
masculino en los usos metafóricos de la palabra: el maratón de entrevistas, el
maratón cultural, el maratón de cine…;
el sustantivo canal es de género
masculino en los ámbitos de telecomunicaciones, lingüística, o con el
significado de “estrecho marítimo natural o construido por el hombre”, así como
en algún otro uso local hispanoamericano. Con los demás significados es de
género ambiguo, aunque es mucho más frecuente el masculino. Doblez es más utilizado en masculino con
el significado de “pliegue”, mientras que se usa más en femenino para
significar “hipocresía o malicia”. Interrogante
es solo de género masculino cuando significa “signo de interrogación”, y
ambiguo cuando equivale a “pregunta” o “cuestión dudosa”. Dracma es de género ambiguo cuando se refiere a la antigua moneda
griega, pero exclusivamente de género femenino si hablamos de una medida de
peso utilizada en farmacia. Esperma
es usado en masculino con el significado de “semen”, mientras que se utiliza
más en femenino para significar “sustancia grasa del cráneo del cachalote” o “cera
de abeja”. Margen es de género ambiguo
solo cuando se refiere a la orilla de un río o el extremo de un terreno, pero en
los demás casos es sustantivo masculino. Terminal
es masculino si equivale a teléfono móvil o extremo de un cable, y es ambiguo
con otros significados. Vertiente es de
género femenino cuando significa “punto de vista”.
Restricciones gramaticales y semánticas:
El sustantivo dote
es ambiguo solo en singular y significa “conjunto de bienes que aporta la mujer
al matrimonio” (la dote o el dote de la
esposa); pero cuando significa “cualidades personales” debe usarse en
femenino (Posee unas dotes excelentes
para la música).
Restricciones de carácter geográfico:
El sustantivo calor
es masculino, pero en Andalucía y algunos lugares de América es usado también
como femenino. El sustantivo pijama
(o piyama) se usa como femenino en la
norma culta de algunas regiones de Hispanoamérica. Pus es una palabra de género ambiguo en varios países
hispanoamericanos (Chile, México…), con predominio del femenino (aunque la
mayor parte de los hablantes de español la usa en masculino). Tanga es usado en masculino en España,
pero predomina el femenino en buena parte de América (la tanga). Biquini (o bikini) es masculino en todo el mundo hispánico,
salvo en Argentina. En Hispanoamérica prefieren el género masculino para lente, tanto si es de contacto, como en
plural para designar los cristales provistos de montura (los lentes, los anteojos, los espejuelos, las gafas). Los
sustantivos armazón y maratón son más frecuentes como
femeninos en el español americano que en el europeo. Reúma o reuma se suele
usar como masculino, pero en México es habitual el femenino, incluso en la
lengua culta. También vodka o vodca se emplea a veces como femenino en
el área rioplatense, pero suele ser masculino en los demás países. Sartén y sauna son de género femenino en España, pero alternan masculino y
femenino en América. En cuanto a puente,
el diccionario de la RAE aún indica que es usado como femenino dialectalmente.
También en determinados dialectos podemos hallar aún formas en femenino
chocantes, como determinados nombres de árboles.
Como se ha podido observar, la tendencia general
es la progresiva especialización de significados en función del género, o el
abandono de uno de los dos géneros (de ahí la extrañeza que provoca escuchar o
leer una palabra usada en género distinto al que estamos acostumbrados, pues nos
parecerá anticuada, dialectal o hasta vulgar). En conclusión, el número de
sustantivos cuyo género podemos considerar realmente ambiguo es muy reducido
(la ambigüedad tiende a deshacerse). Cuando un sustantivo posee varias
acepciones, y todas y cada una de ellas lleva asociado inequívocamente un
determinado género (masculino o femenino), dejamos de considerarlo un
sustantivo de género ambiguo y pasa a ser simplemente una palabra polisémica,
como indicábamos al principio. La última edición del diccionario de la RAE ni
siquiera cataloga ya como sustantivos de género ambiguo ábside, acné o áspid (hoy son masculinos). Tampoco lo
hace con alambre, apéndice, apócope,
apoteosis, aula, comezón, hemorroide, lumbre o vinagre, entre otras palabras cuyo género osciló en el pasado.
Para terminar, añadamos que la voz fantasma
fue usada en femenino con el significado de "espantajo o persona disfrazada que sale por la noche para asustar a la gente".
(Fuentes: Real Academia Española e Instituto Cervantes)
(Fuentes: Real Academia Española e Instituto Cervantes)
Muchísimas Gracias...!!!
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