Últimamente no paro de ver en las redes sociales o de oír hablar en las noticias de la extinción acelerada de diferentes especies en el reino animal como consecuencia de las actividades del hombre. Osos polares hambrientos, tortugas que ya son las únicas de su especie, primates huyendo de sus hábitats incendiados, ranas desaparecidas, rinocerontes, elefantes y jirafas abatidos a tiros, pájaros exóticos a los que ya no se les ha vuelto a ver. Estos son solo algunos ejemplos, por desgracia hay muchos más.
Como los demás reinos de la naturaleza, el reino vegetal también sufre la extinción de sus especies ya sea por cultivos masivos, deforestaciones, incendios, y como no, la intervención de los humanos.
Seguramente pensar en la extinción de alguna especie animal nos produzca más empatía por el simple hecho de que pertenecen a nuestro reino, es decir al animal, pero la extinción también está ocurriendo en el reino vegetal. Al igual que nos afecta la desaparición de un animal, ¿por qué no nos impacta de igual manera la desaparición de un liquen o la de un alga marina o la extinción de una especie de amapola o margarita? La pérdida de cualquier especie significa una profunda herida en su delicado equilibrio.
Que el reino animal tenga poco que ver con el reino vegetal no es suficiente motivo para no tenerlo en cuenta y mucho menos para minimizarlo. Sin lo verde la mayoría de todas las formas de vida conocidas no existirían, incluida la nuestra.
El ciclo de vida de las plantas depende de la fotosíntesis la cual nos proporciona el aire que respiramos, el agua que bebemos y por supuesto toda nuestra comida. Además de todo esto nos dan su energía, nos protegen del calentamiento global, y nos proporcionan medicinas.
Hoy por hoy existen 28.187 especies de plantas medicinales como mínimo y todavía quedan muchas más por descubrir. En la medicina moderna se obtiene la morfina y la codeina a partir de una amapola, de un árbol llamado Taxus se obtiene un fármaco antitumoral, y de la planta de la artemisa se ha sintetizado un medicamente utilizado contra el paludismo y la malaria. Este último descubrimiento fue galardonado con el Nobel de medicina en el 2015.
Es muy preocupante saber que a día de hoy una de cada cinco plantas en el mundo se encuentre en peligro de extinción. Salvo excepciones la mano del hombre está detrás de este problema debido al desprecio y al maltrato al que las sometemos y, cómo no, a su excesiva explotación. Un informe de expertos prevé que para el año 2050 habrá una extinción masiva de especies vegetales como consecuencia del cambio climático.
El grave estado en el que se encuentran actualmente los vegetales nos concierne a todos. Dependemos de nuestro patrimonio vegetal y aun así somos los más responsables de su extinción.
En España tenemos cinco urgencias para conservar, son las cinco últimas existentes, estas plantas son verdaderos fósiles vivientes. La margarita del Castril que se encuentra en las provincias de Granada y Jaén. La Náufraga originaria de Mallorca muy parecida al apio. La Nomevés que no se ha vuelto a ver desde hace 30 años. El falso dragoncillo que podemos hallar en la sierra de Gredos. Y La Chicoria hueca, una planta anfibia que es originaria de Doñana. A esta no se la ha vuelto a ver desde hace 86 años.
Si nosotros estamos aquí es gracias a las plantas. No podemos seguir maltratándolas, deberíamos ser más respetuosos con ellas. El mundo entero debería proteger al reino vegetal como si fuese un tesoro. Si queremos revertir la situación del reino vegetal tenemos que tomar conciencia de su importancia.
Tenemos que ganarle la partida al cambio climático, las distintas variedades de especies vegetales son la única máquina para seguir obteniendo recursos para la vida en nuestro maravilloso planeta.
Todos podemos hacer algo por ellas, estoy más que segura, aunque solo sea plantando una semillita.
P. Sardinero
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