Hoy, a los usos y costumbres genéricamente se le conoce como moda, si bien ésta denominación nos lleva a pensar principalmente en la vestimenta.
Desde que el mundo es mundo, se han ido cambiando con el paso de los tiempos, esos usos, esas costumbres, esas modas, o como cada cual quiera llamar a lo que en determinada época es habitual o cotidiano en el vivir de las personas.
Los cambios de hábitos han sido tantos desde cuando mi memoria alcanza,-que son unos 65-70 años- que desisto de intentar enumerarlos, pues por muchos que mencionara siempre me dejaría alguno, bien por desconocimiento o porque sean de comarcas distintas a aquellas en las que yo me he asentado o he conocido.
Me ceñiré por tanto a lo visto y vivido en mi castellana cuna de nacimiento, y en mis ya largos años en tierras madrileñas.
De mis recuerdos de infancia, lo más lejano en el tiempo es la chambra con que se vestían los más viejos del lugar, así como las abarcas y peales con que se calzaban. A ello añado prendas exclusivas de la mujer, como eran la pelerina que veíamos, y las enaguas y el refajo que no veíamos porque eran prendas “íntimas”. (Hoy para ver esa letra cursiva hay que ir a algún museo o al diccionario de la R.A.E.).
Años sesenta y setenta. En mi plena juventud dos fenómenos que sentaron cátedra en el mundo musical y hasta en formas de vida: The Beatles y Elvis Presley. Y con ellos la “revolución” del baile como fue “the Twist”. En las formas de vestir irrumpe la minifalda como moda femenina, que viene para quedarse por años indeterminados. Con la minifalda las tortícolis ocasionadas en los varones por la mirada insistente en largos tramos de escaleras, cuando iba alguna bella minifaldera por la parte de arriba. En más de una ocasión nos llevábamos un buen “chasco” al ver la cara de la portadora, pero el daño en el cuello ya estaba hecho. Creo haya sido la primera y única vez que una moda se asocia a una persona: Mary Quant.
En bello contraste con la admiración de Beatles y Presley, los que preferíamos a Leonard Cohen, Charles Aznavour, o aquellos melódicos cantantes italianos, o grupos españoles: Doménico Modugno, Adamo, Carasone, Al Bano & Romina, Los Brincos, Formula V, Los Bravos, o los extranjeros The Kinks, The Rolling Stones, o The Platters.
Incluso se dio la circunstancia de que un cantante español -Miguel Ríos-, que había cantado baladas como el “Himno a la alegría”, pasara a cantar “rock and roll” porque era lo que se llevaba. Nosotros a bailar “la Yenca” o los bonitos “Mustakis” y “Sirtakis” griegos.
Más tarde, cuando ya eran mis hijas las que tenían que adaptarse a los tiempos, llegarían el “Pop”, el “Soul Rock”, el “Country”, y así un largo etcétera. Ya para mis nietos dejo el “Hip Hop”.
Llegamos a los tiempos actuales. Las nuevas tecnologías, fundamentalmente las relacionadas con las telecomunicaciones están copando gran parte de las novedades. Nos van dejando poco espacio para otras innovaciones y quizás por eso los políticos tratan de aprovechar ese poco espacio. Después de dirigirse en el Congreso a los miembros y miembras –creo que fue una ministra-, ya cualquier día oiremos dirigirse a civiles y civilas, militares y militaras, solicitando si se encuentra entre ellos o ellas, algún electricista o electricisto, ebanista o ebanisto que pueda poner un poco de orden en éste Reino, País, Estado, Federación, Nación, Nación de naciones o como le quieran llamar a España.
Y termino con una noticia de hace como una semana, y creo relacionada con lo tratado aquí. Cumbre de la OTAN en Bruselas. Mientras se reunían los máximos dirigentes, las primeras damas se reunían también con la Reina de Bélgica a la cabeza. En la foto de grupo aparecen con la Reina nueve mujeres esposas de grandes dirigentes mundiales, entre ellos el Presidente de USA, y junto a ellas un varón: el marido del primer ministro de Luxemburgo.
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