Desde hace miles de años las abejas han sido de los pocos insectos que han contado con la simpatía de los humanos. Las antiguas culturas de Egipto, China y América central ya aprovechaban el trabajo de estos organizados insectos, y disfrutaban de su exquisita miel.
En la mitología griega, la miel era considerada el alimento de los dioses del Olimpo, y era considerada fuente de conocimiento y de sabiduría.
La llamada luna de miel tiene su origen en una costumbre romana. La madre de la novia se encargaba de dejar cada noche en la alcoba nupcial, una vasija con miel para reponer energías.
En la Biblia, la miel es figura ilustrativa de la Palabra de Dios.
El Corán habla en términos sagrados de las abejas y de la miel: ''La miel es el primer beneficio que Dios dio a la tierra”.
Hasta el siglo XVI que apareció el azúcar de caña, la miel fue el único edulcorante conocido.
Como todos sabéis las abejas producen miel, polen y cera. Son insectos que viven en sociedades perfectamente organizadas y tienen la capacidad de comunicarse entre sí.
Las abejas productoras de miel tienen que volar hasta 150 kilómetros y visitar más de dos millones de flores, para recolectar el néctar suficiente para producir un kilo de miel.
Desgraciadamente, en los últimos tiempos, millones de abejas están muriendo en nuestros campos. Estos maravillosos e incansables polinizadores viven amenazados. La lista de enemigos de las abejas es muy larga. En los años 50 y 60 el peligro principal surgió con el uso masivo de insecticidas como el DDT. A comienzos de los 80 la plaga de un parasito chupa sangre, parecido a una pequeña araña, origino un tremendo estrago entre ellas, que, a día de hoy continua, y desde hace unos pocos años, por si fuera poco, tenemos que incluir, entre sus enemigos, a la temida avispa asiática introducida en España accidentalmente, y que tiene la peculiaridad de alimentarse de ellas.
Actualmente el peligro más grave que afecta a las abejas es el cambio generado en la explotación de los campos y los cultivos. La agricultura intensiva enteramente dependiente de productos químicos como los insecticidas y los herbicidas, ponen en muy grave peligro la supervivencia de las abejas.
Si seguimos a este ritmo vamos a acabar definitivamente con ellas. Si alguien te dice que en un futuro pueden desaparecer las abejas, quizás no les des demasiada importancia, y es que no somos conscientes de lo que aportan estos insectos en nuestra vida
Y entonces, ¿Qué pasaría si se extinguieran las abejas?
Sólo un dato para ayudarnos a comprender la importancia que tienen las abejas y a entender por qué debemos protegerlas. Hasta un 80% de los cultivos de este planeta, es decir, con lo que se alimenta el mundo, dependen del trabajo de polinización que realizan las abejas, Si ellas desapareciesen la humanidad se enfrentaría a un enorme reto, y la vida en la Tierra se vería seriamente afectada. La desaparición de las abejas supondría un shock medioambiental mundial que podría destruir el equilibrio que hoy existe en la naturaleza. Las abejas cumplen una misión esencial en el ciclo de la vida, polinizan innumerables plantas que sirven de alimento a muchas especies de animales, que, a su vez, sirven de alimento al ser humano.
Por otro lado, la miel sigue siendo el único edulcorante para muchas poblaciones en el mundo, pero también constituye el sustento de muchas familias. En España, la miel, es una fuente importante de empleo. Somos el país de la UE donde el sector apícola está más profesionalizado, y también el principal productor comunitario de miel y polen.
Mientras tanto la ciencia investiga la forma de preservar a estos insectos. Hasta ahora no hay muchos avances al respecto. El gobierno británico ha dado cinco sencillos consejos a sus ciudadanos para proteger la vida de las abejas, lamentablemente son insuficientes. Greenpeace ha conseguido la retirada de cuatro insecticidas tóxicos para las abejas en la UE, y los científicos siguen buscando soluciones e investigando para acabar con el parasito que mata a las abejas sin obtener grandes resultados.
¿Hay Soluciones para salvarlas?
En mi humilde opinión, quizá bastaría con seguir unos sencillos pasos para ganar esta batalla y salvar asi a miles de especies de abejas.
Podríamos empezar con nuestros políticos y sus legislaciones prohibiendo productos tóxicos, tanto herbicidas como insecticidas. Los agricultores podrían cambiar sus prácticas de cultivo apostando por un modelo de agricultura más ecológica y sostenible, que no contaminase las plantas ni la tierra ni el agua. Y, por supuesto, también se necesitarían personas como tú, y como yo, que demanden la protección de las abejas y apoyen la agricultura ecológica.
En definitiva, la polinización de las flores es vital para nuestra alimentación y para la biodiversidad de nuestro ecosistema, pero las abejas, unas de las principales encargadas de esta misión, están desapareciendo. Es urgente poner todos los medios a nuestro alcance para salvarlas y también es necesario conseguir un modelo de agricultura que proteja, mantenga y respete la diversidad de la vida en la Tierra, para así conseguir preservar la vida de todas las especies.
P. Sardinero
No hay comentarios:
Publicar un comentario