María Dueñas comenzó su primera novela, El tiempo entre costuras, en 2009, y fue llevada a la televisión. Mas tarde, escribió Misión Olvido y La templanza, con menos fuerza de argumento, para mi gusto. Ahora con Las hijas del Capitán: recrea con minuciosidad, brío y color la colonia de españoles emigrados a Nueva York en los años treinta. Las peripecias de las tres hermanas Arenas, junto a su madre Remedios. Arrojadas sin quererlo en una ciudad, inhóspita y urbana. Una lengua distinta, circunstancias estas, que nada tienen que ver con su Málaga natal.
Maria Dueñas consigue Sumergir al lector en el mundo de la Little Spain. La supervivencia de estas tres jóvenes mujeres, los hombres que se cruzan en su camino, los sueños que quedaron atrás y los que traerá el futuro.
La autora elije un tema que es actual la emigración; y en cierto modo es un homenaje a quienes tuvieron que volver a iniciar sus vidas en otros países. Me atrevo a decir que la autora nos quiere concienciar del gran drama que sufren, que están sufriendo muchos, por persecuciones, guerras, hambre, pobreza... En la búsqueda de un futuro para sus hijos que no sea la muerte.
Es fácil establecer un paralelismo entre aquellos emigrantes que dejaron una España pobre y atrasada a principios del siglo pasado y muchos de los emigrantes que hemos recibido en las últimas décadas en nuestro país; nuestros compatriotas fueron albañiles, repartidores, camareros, limpiadores.
Cuando hablamos de emigración, tradicionalmente lo relacionamos con figuras masculinas, pero como son tiempos de auge del feminismo. Y María Dueñas es especialista en personajes femeninos carismáticos, escoge a tres protagonistas que pese a su juventud se tienen que arreglar por sí solas en Estados Unidos. Expone la complejidad de tomar las riendas de sus vidas para las mujeres de esta época en la que no tenían derecho a nada. Las tres hermanas son inmigrantes, ignorantes, pobres y mujeres, el sector más vulnerable de la sociedad.
Esta novela no es Histórica, las tres protagonistas son ficción. Pero sí incluye algunos personajes reales muy conocidos en la colonia de aquellos años: la vasca Carmen Barañano y su tienda Casa Moneo en la calle 14, el alicantino Francisco Sendra y su hotel La Valenciana en Cherry Street, Avelino Castaños y su La Bilbaína, el músico Esteban Roig y su banda Los Happy Boys
La autora ha pateado cada uno de estos rincones, se ha documentado, ha establecido contacto con familias que le han abierto sus puertas y enseñado fotografías, ha consultado prensa de la época,m etc. Y este es el secreto para que te sumerjas en la historia, te traslades y vivas cada momento y en cada lugar.
Por fin Emilio Arenas decide asentarse, ya su cuerpo ha perdido los bríos y fuerzas de volar como un
pájaro libre, y quiere asentar su nido, o más bien, llegar a tenerlo. Reclama que las cuatro mujeres acudan a su lado, y aunque la esposa está deseando cumplir sus órdenes, las hijas se resistirán, hasta el punto de que la madre tiene que acudir en ayuda de la Guardia civil.
Victoria, Mona y Luz Arenas desembarcan en el muelle neoyorkino de la Compañía Trasatlántica Española, una heladora mañana de enero de 1936, formando un trío compacto cuya unión parece indestructible.
Es cierto que la familia Arenas sufre tropelías de muy diverso tipo, y creo que ambas condiciones, género y clase, van mano a mano como causas. La monja sor Lito, su protectora, se lo dice bien claro a las protagonistas en algún momento: son inmigrantes, ignorantes, pobres y mujeres, el sector más vulnerable de la sociedad. Y en el Nueva York de aquellos años de la Gran depresión.
La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio Las hijas del capitán. Mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.
Mona, la mediana de las Arenas toma las riendas, genera la idea de transformar la humilde casa de comidas en un night-club hispano siguiendo la moda de otros similares de aquel tiempo, donde los ritmos flamencos se mezclan con rumbas cubanas, tangos argentinos, pasodobles o cantantes de cuplés.
La obra transpira una enorme solidaridad entre compatriotas, especialmente entre las mujeres, pues estas siguen siendo el tejido social que conforma la solidaridad familiar y vecinal. Las mujeres fueron fundamentales en aquellos años de desarraigo como elemento cohesionador y estabilizador en los hogares y en la comunidad. Eran ellas quienes manejaban la economía doméstica, quienes sin saber inglés se preocupaban de la educación de los hijos, quienes establecían redes informales de ayuda y solidaridad. Mujeres, en definitiva, tan anónimas como imprescindibles.
En su empeño por buscar ayuda para el negocio, Mona solicitará al conde de Covadonga que apadrine la inauguración del local (el primogénito de Alfonso XIII nacido para reinar como Alfonso XIV) hemofílico, exiliado en la Segunda República. renuncia a sus derechos dinásticos para casarse con una cubana de la que se separaría poco después, e instalarse solo en Nueva York.
Con ritmo pausado, consigue una experiencia grata de lectura y al describir con enorme realidad, hace gala de una satisfactoria documentación, de la comunidad española en Nueva York en estos años 30, plasmando las ilusiones de quienes han dejado atrás a los suyos en busca de una vida mejor, desconocen el idioma y sufren problemas económicos.Temas cotidianos pero tratados con enorme frescura. Introduciendo figuras históricas que aumentan la sensación de realidad. Pero También personajes secundarios memorables, como Fidel, joven apasionado de la música, el bondadoso Luciano Barona, o el joven Tony el Bolitero, dispuesto a incumplir la ley para triunfar.
“Nunca una noche ha vencido al amanecer, y nunca un problema ha vencido a la esperanza”. Bern Williams.
Lucía. Sanz
Lucia retratas el libro completamente esta perfecto y muy bien. ENHORABUENA Amelia
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