lunes, 30 de enero de 2017

Función Multitarea

Cuantas veces nos levantamos y sobre la marcha decimos:

-Que día más bueno, voy a aprovechar para lavar el coche antes de que me líe. ¡Con la de cosas que tengo que hacer!

Pero al ir a buscar las llaves del coche, te fijas en las plantas de la terraza y ves que necesitan agua, te vas corriendo a la cocina a por la regadera y te das cuenta de que la lavadora ya ha terminado. Te pones a sacar la ropa para tenderla y en plena faena suena el móvil. Quien será a estas horas, piensas. Sales corriendo y coges la llamada, es tu madre, total media hora colgada al teléfono, la tía Carolina está pachucha, tendré que llamarla en cuanto pueda. Cuando cuelgas, te paras y piensas, ¿qué estaba haciendo yo? ¡ah! sí, tendiendo la ropa. Vuelves a la tarea, pero en ese momento te acuerdas que tienes que recoger el traje de tu marido que lo necesita para esta noche. Te arreglas sales pitando de casa y recoges el dichoso traje. De vuelta a casa te pasas por el súper porque recuerdas que no tienes huevos y dices, pues ya que entro me llevo esto y lo otro, total vuelves a casa cargada como una burra, empiezas a colocar las cosas y te das cuenta de que ya es casi la hora de comer, vaya horas dices espantada. Lo dejas todo empantanado y te pones a preparar la comida. Tus hijos no tardarán en llegar del cole.

Al final del día nos acordamos de que la primera tarea que nos habíamos propuesto era lavar el coche, no has hecho nada de lo que te habías propuesto, estás agotada y acabas refunfuñando la misma frase:

-Me faltan horas en el día, con 24 no tengo suficiente, antes no me pasaba esto, me daba tiempo a todo.

¿Quién no se ha sentido impotente ante esta situación o algo parecido? ¿Por qué nos pasa esto? Queremos hacerlo todo y lo queremos hacer ya. No es cierto que mujeres y hombres puedan hacer varias cosas a la vez, no somos capaces de multitarear con calidad, aunque estemos convencidos de lo contrario, al final nos sentimos superados por nuestra interminable lista de tareas sin lograr hacer lo primero que queríamos hacer. Está visto que cuanta más prisa te des más te estresas, y encima para dejar las cosas a medias o sin hacer. Siempre el Tiempo el dichoso Tiempo nunca es suficiente.

¿Estamos realmente tan ocupados o simplemente desorganizados? Como sería una vida lenta que nos permitiera disfrutar de nuestras familias, de nuestros hijos, de tomarte un respiro a lo largo del día, dar un paseo con nuestra pareja, simplemente dejar que la brisa del viento nos acaricie la cara, charlar con un amigo, sin más, sin prisas, sin lavadoras, sin Tiempo.

Esto sí que sería todo un placer ¿verdad?

Paloma S.

jueves, 26 de enero de 2017

El sorteo de la ONCE

Quiero contaros algo que sucedió a mediados de noviembre del año 2016 era un viernes y última hora de la jornada serian las dos de la tarde. Los trabajadores terminan su jornada laboral a las tres. Y a una empleada de una Empresa de Seguros le entregan un sobre que contiene cuarenta y siete decimos del sorteo de la Once , para ese día. El famoso cuponazo de los viernes y después de reponerse de la sospresa y sin comprender nada entiende que es una confusión y dado el margen tan pequeño de tiempo que tiene se pone en contacto con la Once, gracias a la red y a Internet. Y se descubre que los recibos los distribuye Correos a todas las provincias y que esos corresponden a Cantabria; consigue ponerse en contacto con la provincia y en la Once le atiende la persona que ha cometido el error que no sale de su asombro y no puede dar crédito a su equivocación………… tenía que haber llegado a otra dirección a si es que intentan resolverlo para que esos números se anulen.

Y como no da margen a que envíen a ningún recadero venga a recogerlos, la empleada de la Mutua de Seguros se ofrece a escanearlos y enviárselos por correo electrónico, así lo hacen y desde Cantabria anulan los números para que no participen en ese sorteo de unas horas después . Y los comentarios de los de los compañeros iban en esa línea.

-Yo me quedaría con ellos

-Tú eres tonta hija

-Es la oportunidad de tu vida de hacerte rica

-Valóralo te puede arreglar la vida y no tienes que volver a trabajar en la vida.

Como diría Chiquito de la Calzada esta historia es verídica. Porque mi hija al contármelo me dijo mama que mal me has educado……. porque hoy ya he hecho la buena acción del día.

Amelia

martes, 24 de enero de 2017

Abusos alimentarios

Cuenta una antigua leyenda que los dioses viendo pasar hambre a su creación decidieron bajar al planeta Tierra. La caza y la recolección ya no bastaban para alimentarlos de tal modo decidieron enseñarles la agricultura.

Primero de todo les enseñaron a labrar la tierra y después les entregaron las semillas. A cada pueblo les correspondió un cereal diferente según el continente donde habitasen.

A los europeos les correspondió el trigo, a los asiáticos el arroz, a los africanos el mijo y por último a los americanos el maíz.

Los humanos no volverían a pasar hambre, pensaron.

O, pero cuan equivocados estaban, pero eso sí no fue por culpa de los dioses.

La culpa es de la especulación, de la inflación, la guerra o alguno de estos juegos tan sucios.

Yo pensaba hablaros sobre estos temas, pero he cambiado de opinión sobre la marcha, no voy a conseguir nada intentando explicar cómo funciona uno de los Lobbies más canallas del planeta.

Voy a intentar o prefiero hablaros sobre algo que sí que está a nuestro alcance y sobre algo sobre lo que si podemos decidir.

Nunca os habéis preguntado ¿por qué un alimento tan básico como es el pan de trigo o de centeno, o una simple cerveza de cebada, tan tradicionales en Europa desde la historia de los tiempos, sean ahora un auténtico veneno para tantos de nosotros? ¿Por qué hemos dejado de digerir bien estos cereales?

Pues bien, buscar en vuestro supermercado un producto procesado sin azúcar añadido. No, ¿verdad? No hay.

Es muy llamativo y a la vez sorprendente que en occidente se padezca una auténtica epidemia de diabetes y cada vez más personas padezcan intolerancia al gluten. ¿Por qué?

¿Qué secretos guarda la industria del azúcar?

Existen estudios y evidencias suficientes para demostrar que las grandes empresas alimentarias y de productos procesados añaden azúcar provocando un alarmante deterioro a nuestra salud.

Un simple pan de harina de trigo, ya sea integral o no, unos tristes ganchitos salados que damos a nuestros peques, hasta el tomate frito en conserva, y tantos y tantos otros, llevan azúcar añadida en su composición. Comprobarlo.

Os animo a consumir productos naturales. Una alimentación sana pasa por un consumo de productos responsables desde su fabricación.

Yo quiero recuperar la soberanía alimentaria, sentirme protegida con leyes restrictivas a las industrias alimentarias y como no, poder beberme una cerveza de vez en cuando.

Paloma S.

jueves, 19 de enero de 2017

La novata

Recuerdo que siendo muy niña mi padre acostumbraba a leernos historias, a mis hermanas y a mí, cuando nos íbamos a la cama.

Aquellas historias, que escuchaba contar a mi padre, con aquella voz que daba efecto a la trama de la historia, acurrucadita en mi cama, me transportaban a lugares insólitos cada noche.

Yo era la que viajaba en aquel submarino, la que surcaba los mares enfrentándome a monstruos marinos y con mi arpón cazaba a la ballena asesina, la misma que abrazaba a sus hijos al volver de la guerra, el jefe indio que fumaba la pipa de la paz con el de la casaca azul, y siempre la que al final lloraba y mucho.

Cada noche esperaba impaciente la hora de irme a la cama, cada noche un capítulo, cada noche una emoción, un encuentro, un sobresalto. Un cúmulo de impaciencia por llegar al final de la historia y a la vez un no querer que se acabase nunca.

Aquello no duró mucho, nosotras ya dormíamos cuando mi padre llegaba a casa.

Ya no tenía historia por las noches, así pues me la tenía que inventar. Mi imaginación bullía, no descansaba, alguna vez he llegado a pensar que tenía un problema de déficit de atención, siempre estaba en las nubes pensando e imaginando cosas que me transportaban fuera de la realidad en la que vivía.

En mi adolescencia ya empecé a escribir cositas cortas, pequeños poemas, ya sabéis del tipo de cuando empiezas a tontear con los chicos, también lo intentaba con mi madre, con un paisaje, en fin, tonterías varias, al menos eso pensaba yo y casi siempre todo acababa en la basura hecho mil pedazos.

Cuando fui madre me gustaba mucho contar historias, que inventaba, a mi hija, eran historias cortas, divertidas, adaptadas a su edad y que ella disfrutaba de lo lindo.

Siempre he tenido la necesidad de escribir de transmitir lo que siento, algo que está dentro de mí, y que me dice tienes que compartirlo, pero encontrar las palabras justas y plasmarlas en un folio no es tarea fácil.

Siento verdadera pasión por las personas que tienen la capacidad y el ingenio de expresar con palabras todos sus sentimientos y que llegan a crear historias capaces de atrapar a los lectores y transportarlos a otras realidades.

Yo quisiera ser como ellos, aunque mi creatividad deja mucho que desear, si bien lo intento.

Por ahora me conformo con reflejar y plasmar mis emociones más íntimas y convertirlas en palabras, en algo claro. Para algunos no significaran nada, a otros, quizá, les hará reflexionar.

Dicen que los escritores escriben para ser leídos, para llegar a emocionar al lector, yo escribo para que tú me leas y para compartir contigo mis inquietudes, al menos esa es la idea.

Paloma S.

viernes, 13 de enero de 2017

Fernando Aramburu: "No he escrito 'Patria' para juzgar a nadie"

ELENA HEVIA / BARCELONA
El Periódico. MARTES, 20 DE SEPTIEMBRE DEL 2016

Acompañado por el runrún de que 'Patria' (Tusquets) es la gran novela española del año, Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) llega a Barcelona después de haber sido convenientemente mimado y cuidado en Euskadi por su madre, su ‘ama’, que a los 91 años es la constatación de esa cualidad berroqueña de las mujeres vascas. La novela, más de 600 páginas, entreteje las vidas de dos familias a las que un atentado coloca a un lado y al otro de las certezas y las ideologías y dibuja tres décadas de muerte, dolor y silencio al tiempo que se suceden los atentados de ETA.

¿Podía haber abordado esta novela si no se hubiera producido el anuncio del cese de las armas en Euskadi?Podía haber escrito otros libros pero no 'Patria', porque el cese me coloca en una situación narrativa especial, la del escritor que tiene la sensación de que algo atroz ha terminado y se encuentra en un momento propicio para evocar y relatar, sabiendo que no va a haber durante su trabajo un nuevo atentado que le obligue a recapacitar y a añadir matices sobre lo escrito. La materia narrable parece quieta y se puede contemplar como un objeto.

En un determinado momento de la obra hace un retrato esquinado de sí mismo en la figura de un escritor que presenta un libro que perfectamente podría ser 'Patria'. ¿Por qué? La novela tiene diversos anclajes con la vida real. Se mencionan atentados que sucedieron realmente y en un momento dado, sin nombrarme, me introduzco, no protagonizando ningún hecho de la novela, sino observado como escritor conferenciante por uno de los personajes, a quien no le gusta todo lo que digo. Esa intervención pública se dio exactamente así.

¿Sirvió ese momento para pensar mientras escribía cómo iba a ser recibida la obra en Euskadi? Como no es el primero que escribo sobre la violencia estaba más o menos preparado para saber que el libro iba a tener una primera lectura de tipo social o político. Espero que los lectores se animen a disfrutar la novela en cuanto a construcción literaria.

Pero como material para el debate es demasiado potente para que solo sea así. Tenía claro que no debía intervenir fuera del texto. Ahora estoy muy opinante porque estoy promocionando el libro pero la tarea ya está terminada. Quise que la novela fuera recibida sin prólogos, ni dedicatorias, apenas un glosario final para aquellos que no conozcan la lengua vasca. Pero las referencias se disparan sin que yo me haya dado cuenta. La foto de portada, por ejemplo, que acepté cuando me la propuso la editorial, luce un paraguas rojo; solo mucho después lo asocié al paraguas de ese color que llevaba el periodista José Luis López de la Calle cuando lo mataron. Pero en fin, es cierto que el libro no está interviniendo en las conciencias solo como un entretenimiento o por su posible relieve literario, sino como un documento humano.

Esa es la grandeza de la literatura respecto al ensayo. La novela hace una radiografía de un elenco de personajes con la que el lector tiene la posibilidad de acceder a la vivencia íntima de la violencia y las condiciones sociales a los que han tenido que vivir numerosos ciudadanos vascos. Si la novela está bien hecha, el lector se preguntará: ¿Qué habría hecho yo si soy una madre de un hijo que ha matado y está en la cárcel? Puede ver un mundo que le puede resultar cercano desde otra mirada y cotejarla y por esa vía, llegar a emocionarse.

Como escritor ha querido dar una imagen global de la sociedad vasca y aunque su comprensión está con las víctimas también ha retratado a los victimarios con toda su densidad y contradicciones. Uno de los etarras escribe a la mujer del Txato, víctima de la violencia para decirle: "Yo no entré en ETA para ser malo". Y yo no he escrito 'Patria' para juzgar a nadie. No opero con personajes que son meros recipientes de ideas. Quiero entender por qué un muchacho que nace puro e inocente, se educa y crece en un entorno social determinado, poco a poco junto con otros de su edad entra en una organización armada y comete ciertos actos. Eso es también obligación mía. Colgarle el sambenito e influir en el lector orientándole ideológicamente es el mejor camino para una novela mala.

Los escritores suelen decir que se identifican con todos sus personajes. ¿En un caso como éste ha operado también ese reconocimiento, también con los criminales? Yo no me meto en la piel de nadie. Mis personajes son construcciones literarias. Lo que sí es cierto es que hay personajes que me caen mejor porque me permitían un mayor provecho literario. Esto a veces, claro está, puede suceder con el malo de la película. Los villanos más complejos y perversos suelen ser más provechosos que los que viven situaciones de equilibrio, porque mueven a la acción.

El libro muestra la violencia física pero sobre todo la violencia cotidiana, el miedo y el silencio al que se ha visto abocada la sociedad vasca y que da como resultado una colección de soledades. ¿Ese es el tema? Hay una suma de sentimientos. Pienso en el personaje que se cierra a la felicidad, el que exacerba su sensación de culpa, en el personaje femenino que se monta un parapeto de vitalidad y viajes para no ver el crimen puro y duro que tiene delante, el que huye y renuncia a su vocación y a sus sueños. Pero pienso sobre todo en la idea del perdón. Si me pregunta por el verdadero tema, la columna vertebral de la novela, más que el miedo, sería el perdón, algo sobre lo que la clase política no debería decir gran cosa porque es algo muy personal.

También es la historia de dos mujeres muy fuertes, dos abejas reinas, que es fácil situar en el País Vasco en el que tanto se habla de matriarcado. He conocido tantas mujeres parecidas a Bittori y a Miren...

Empezando por su propia madre… Empezando por mi madre, sí, ella podría ser una de estas dos mujeres. Junto a ellas, este hombre temeroso, tímido y trabajador, con poca capacidad de palabra, también ha sido una presencia habitual en mi vida.

El libro conduce a una tímida lucecita final de esperanza. ¿Eso es un deseo o la constatación de a dónde se ha llegado en cinco años de paz? Fue lo primero que se me ocurrió. Esa imagen final con las dos mujeres. La novela completa nació para dar respuesta a ese encuentro porque empecé sin una trama determinada. Creo que ese final obedece más bien al deseo, no quería acabar la novela de una forma negativa, pero tampoco ser ingenuo.

¿Cree, como dice en la novela, que la literatura vasca está poniendo ya en marcha la derrota de ETA? Bueno, eso es una metáfora, claro, pero se trata de lograr un tipo de relato que rebata la falacia de relatos glorificadores del terrorismo.

¿Es porque la literatura vasca ha estado más cerca de victimario que de la víctima? Ha habido de todo. La literatura es más lenta en levantar un relato que la historiografía o el periodismo. Postulo que el escritor debe ponerse a la tarea y si es contemporáneo de los hechos sucedidos su relato tendrá ciertas virtudes de veracidad.

Pero hay muchos jóvenes escritores hartos del asunto, con ganas de escapar al tema de la violencia al igual que hace uno de sus personajes. Me parece interesante que existan multitud de miradas. No es cierto que todos debamos contar lo mismo y en el mismo tono. Hay versiones que me parecen reprobables, aquellas en las que el agresor aparece como un héroe o en las que se espectaculariza el dolor de las víctimas. Pero dejando esto de lado, cada cual tiene sus perspectivas. Yo nací aproximadamente en los días en los que nació ETA, viví muy de cerca los llamados años de plomo, en la transición, cuando ETA mató más que nunca.

¿Es por eso que dice en el libro dice, refiriéndose a sí mismo, "yo estuve expuesto, como tantos otros chicos, a la propaganda favorecedora del terrorismo"? Hay un atentado de ETA que me conmocionó especialmente, sin que eso signifique que los anteriores no fueran terribles, fue el del senador Enrique Casas en 1984.

¿Por qué? Porque vi cómo metían el ataúd en la Casa del Pueblo de un barrio de San Sebastián y tuve por primera vez la sensación directa de la muerte, de cómo le habían segado la vida a un hombre. Hasta entonces yo había visto fotos en los periódicos, imágenes en la televisión, nada comparable a aquello.

Humanizó al muerto. Exacto. Ver la caja me llevó a pensar en los hijos, en la mujer, en que aquellos hechos tenían una onda expansiva mucho mayor. Yo ya escribía poemas pero me dije que algún día escribiría sobre esto. Preguntarme qué pasa al día siguiente de que el muerto ocupe un lugar en los periódicos me hizo novelista. Se suele hablar del silencio pero he descubierto que el más impresionante es el de las madres, viudas de asesinados, que no saben si contar a sus hijos pequeños lo que ha pasado o esperar más adelante para protegerlos y evitar que crezcan con dolor.


Usted vive en Alemania donde se ha hecho un gran esfuerzo para elaborar el sentimiento de culpa de un pasado atroz. ¿Cree que en Euskadi están en la buena dirección a este respecto? A los alemanes les costó tiempo. La primera generación después de la segunda guerra mundial guardó silencio porque necesitaban ordenar sus vidas, trabajar y criar a sus hijos. La generación posterior se lo reprochó. Yo soy reacio a hablar de la sociedad vasca como un todo, porque no es homogénea, pero estos días se me ha acercado mucha gente a pedirme una firma. Me comentan sus reacciones de lectores y cada uno lo vive y lo expresa a su manera porque no todos son escritores. Pero es verdad, las cosas van bien encaminadas y la prueba es que yo he aportado una novela de la que se habla mucho en los medios de comunicación y esto hace que la gente escriba y reflexione. Hay que crear testimonio, materia recordable y si las personas tienen acceso a ella, los ciudadanos vuelven a posicionarse.

jueves, 12 de enero de 2017

Recuerdos

No sé sí es que estas fechas que acabamos de pasar han revuelto un poco mis recuerdos.

Pero el otro día pensando un poco en lo que había sido mi vida a lo largo de estos años, recordé

todas las cosas antiguas que ya no se utilizan y hemos ido cambiando por otras mas ¨modernas¨sin pensar que si no hubiese sido por esas antiguallas, hoy no difrutariamos de estas cosas de última generación que parece estamos tan orgullosos de utilizar.

Cuando era niña para escribir utilizábamos el lápiz, y para escribir las ¨cartas¨que nos enviábamos la familia, la pluma con un palillero y mojando en un tintero,, que la mayor parte de las veces, se caía, o hacíamos un borrón. Mas tarde la pluma estilográfica ¡ya no había que mojar el plumín!

La Radio, que había que Tenerla en un lugar fijo y era casi tan importante o más que ahora la T.V. (para mí sigue siéndolo.)

...La máquina de escribir con un teclado muy alto y sobre todo duro, que te obligaba a dar verdaderos porrazos a las teclas, mas tarde llegaron las eléctricas, que gozada ya dabas a las teclas que te hubieras equivocado y se borraban.

Os puedo contar tantos y tantas cosas de esos artículos que nos han ido haciendo la vida más fácil que este pequeño articulo sería demasiado largo.

Lo que si puedo contaros es que yo he sido casi la principal espectadora del nacimiento de todo esos artículos que hoy parecen casi indispensables.

Pero os voy a decir un secreto, yo estoy muy orgullosa de haber utilizado esas antiguallas

¨

Fdo: Laura Oñoro