Carta de una
desconocida me parece un libro estupendo y fácil de leer. Es el primer libro que leo de Stefan Zweig, que lo escribió en el año 1922 y donde el autor narra la historia de toda una
vida en muy pocas páginas, haciendo gala de una imaginación extraordinaria.
No se trata de una historia de amor convencional, más bien
parece ficción o producto de la mente un poco perturbada de la protagonista. Es
como un monólogo: ella y su carta. Su amado, demasiado despreocupado y sin
mostrar ningún interés por saber quién le escribe de forma tan apasionada, sólo
parece reaccionar al final ante el jarrón vacío de esas flores que siempre
recibía por su cumpleaños: ella se había ido para siempre.
En la tertulia hubo diversidad de opiniones sobre el libro
de Zweig y la película que se rodó en 1948, protagonizada por Joan Fontaine. Al
contrario que en otras ocasiones, a mí me gustó más la película que el libro. La
primera está construida con música, diálogo y paisajes; mientras en el libro el
personaje masculino es un escritor, en la película es un músico, lo que permite
introducir escenas donde aparece tocando su piano. De acuerdo al comentario que hizo María José, el cine siempre necesita una banda sonora, quizás por eso el
director cambió la profesión al protagonista.
La película tiene momentos de emoción. El amor se
transforma en algo más real a través del viaje en tren que realizan por
distintas partes del mundo: él también siente atracción por ella, aunque no
sepa que es quien le escribe las cartas. Conocemos al señor acaudalado que se
casa con ella, al niño y cómo enfermó al entrar en ese vagón contaminado. Al
verla, recordé las películas de Hitchcock donde se mezclan el misterio y el
amor. Me ha gustado, y aunque no sea una gran película, tiene un punto de
romanticismo más que el libro.
P. Santoyo
Junio de 2017
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