lunes, 25 de febrero de 2019

Green Book


I enjoyed the movie a lot. It was very amusing and interesting. The main character, the white man, Tony Lip and the black man, Don Shirley must travel together because Shirley is a pianist and he hires Tony as his driver.

During the journey both men live poignant situations. Apart from social injustices like racism, both men learn very important things from each other.

María Luisa 

Leí que las películas como "The Green Book" se llaman "feel good movies". En otras palabras, a muchas personas les gustará porque te hace sentir bien.

Estoy de acuerdo. Una historia sólida de un hombre italiano grosero básico que encontrará un trabajo como conductor y una especie de guardaespaldas de un pianista negro altamente educado y un poco pretencioso, de gira en los estados del Sur de los Estados Unidos (profundamente racista) en los años 50.

Aunque sean muy diferentes entre sí, finalmente ambos hombres aprenderán a respetarse por lo que son y desarrollarán una amistad sincera.

Basado en una historia real, una película fácil de ver que sorprende por la definición inusual de los personajes principales, con el gran trabajo de los actores. En definitiva, muy recomendable.

Soledad Martínez


Tony lip es contratado como chófer porque no tiene trabajo. El doctor Shirley es un músico de piel negra que le dice:

—Vamos a tener muchos problemas por eso lugares por su color.

Los primeros días tuvieron muchas diferencias y tanscurrido el tiempo fueron haciendose cada vez más cómplices en cada concierto.

En uno de los viajes Tony le dice que no tiene dignidad dando conciertos a blancos, y que en la música uno se entrega en cuerpo y alma.

Cristina Coronel


Sin duda, el argumento de la película, lo que quiere mostrarnos es el racismo, y lo hace de manera muy amena. A mí me ha transmitido otro mensaje, y es el cambio de opinión que Tony Lip tiene hacia las personas negras. Tony empieza tirando a la basura dos vasos en los que habían bebido dos tabajadores negros, pero termina haciéndose amigo de una persona de color.

Mercedes Gozálvez



Un pianista afroamericano llamado Don Shirley (Mahershala Ali) contrata a un rudo italoamericano Tony Vallelonga (Viggo Mortensen) para que sea su chófer y guardaespaldas durante una gira por el sur de los Estados Unidos en 1962, un viaje que les adentra en un territorio y una época manchados por el racismo.

Green Book lleva al público a un viaje sorprendentemente suave a través de un tema potencialmente accidentado.

Con el libro en la mano, los dos personajes se ponen en ruta, y poco a poco van conociéndose el uno al otro, hasta que nace entre ambos un afecto que hace que te quieras levantar de la silla para abrazarlos. A mi me encantó volvería a verla.

Mercedes Raposo

domingo, 24 de febrero de 2019

Niños Españoles nacidos en Ucrania



Estoy siguiendo, y me preocupa como a muchos de vosotros seguramente, la noticia de que, están detenidos en Ucrania 20 familias (hablan de algunas más) españolas que han sido padres por gestación subrogada. Ellos han seguido las indicaciones de algunas de las agencias privadas que les aseguraron que no iban a tener ningún tipo de problemas. Por otro lado se sospecha de que algunas de estas clínicas están siendo investigadas por tráfico de niños. Estas agencias se ocupan de todos los trámites para conseguir en ese país ese ansiado hijo para todas estas parejas y así conseguirles la ilusión de tener su bebé por gestación subrogada previo pago de entre 35.000 y 45.000 Euros.

En este país del Este está regulado por ley para extranjeros dar todo tipo de facilidades y las parejas se desplazan aquí y no a otro país, principalmente, por el tema económico. Han nacido con este procedimiento en 6 años 231 bebés aproximadamente. Hay mucha diferencia con Estados Unidos que pasan en 6 años de los 500 bebés. Pero la diferencia es que es mucho más caro conseguirlo, y unas 200 parejas viajan al año a Ucrania para conseguir su hijo con este método.

Parece ser que el 5 de Julio la embajada Española emitió un comunicado al consulado de Ucrania y comunico que, según la normativa de la Unión Europea General de Protección de Datos, y no se puede reconocer a los recién nacidos mediante un vientre de alquiler. Con solo una prueba de ADN del padre, esta prueba se recogía delante de un funcionario presencial de la embajada de Ucrania, y se enviaba a un laboratorio español que procedía con el resultado de los datos obtenidos, enviarlos a ese país y acreditaba así la filiación del padre. Por su parte el consulado español en Ucrania facilitaba a la vista de los resultados el pasaporte español al recién nacido y el paso siguiente era que, llegando a España la madre tenía que iniciar los trámites de adopción del pequeño, y estos podían retrasarse más o menos dos años. Así funcionaban, se procedía igual que en Ucrania y Georgia a diferencia de Estados Unidos, Canadá y Grecia que es el juez el que acredita que el procedimiento se ha hecho legalmente y que la paternidad según sus leyes locales es perfecta pero no en España, donde la ley es diferente.

Aseguran que se lo indicaron a las Agencias Privadas pero que ellas no le dieron crédito pensando que no iban a ser tan tajantes, teniendo en cuenta que hasta la fecha del alumbramiento que, naturalmente, se está gestando, las parejas seguían llegando al país en fechas posteriores al 5 de Julio, y posiblemente pensaron que ya lo resolverían de alguna forma.

Según comentan los afectados, son el último recurso que tienen para conseguir su deseado bebé. Son muchas las razones diferentes de estas parejas y están muy desesperadas, ya han pasado por innumerables abortos en muchos casos también con tratamientos de fecundación in vitro, que,  a su vez no lo han logrado. Son muy caros porque económicamente no se lo pueden permitir, y también, otra de las razones, es que se les ha pasado la edad tope de 40 años que establece la Seguridad Social para aplicarles el tratamiento sin coste. Muchas de estas parejas aquí están agotando su último cartucho con un vientre de alquiler, para conseguir de esta forma su sueño de ser padres. Algo tan normal para la mayoría de las parejas pero tan difícil y tan triste para ellos, y hay que ponerse en su piel y entender que se van si hace falta al otro lado del mundo, y sienten en este crítico momento que su país, con todos los razonamientos que les quieran contar, los han abandonado a su suerte.

Pero parece que el Gobierno español en este momento ha dado luz verde y están empezando, el consulado español en Kiev a inscribir a los primeros bebés.

Por otro lado también asegura Exteriores que atenderá únicamente a los 39 menores ya nacidos que tienen pendientes, pero a su vez la Embajada de España anuncia que ya no inscribirá a los que nazcan por gestación subrogada y que estén pendientes, ya que quedaran en manos de resolverlo las autoridades ucranianas, según informaciones aparecidas hoy en el diario 20 Minutos, también comenta la información Europa Press.

Amelia G. Luengo

viernes, 22 de febrero de 2019

Green Book



Dicen que la screwball es una comedia donde hombres y mujeres, ricos y pobres, viejos y jóvenes cambian sus roles. La alegría de la screwball tiene algo de sorpresa al ver las cosas del revés. En Green Book, un chófer blanco es el criado de un elegante jefe negro. El negro es culto y bienhablado, y el blanco es bocazas y grosero. El negro es rico y el blanco es pobre. Pero en la América profunda que recorren los dos, los negros tienen que dormir en hostales de mala muerte y el blanco tiene derecho a todos los caprichos.

El viaje por la América sureña de 1962 es un viaje al corazón de los estereotipos. Los dos son víctimas de sus clichés, de su piel. Los dos buscan un sentido a su identidad en un viaje lleno de bromas sanas y amables con cargas de profundidad.

La road movie de una América apestada de segregacionismo podría haber sido resuelta con una solución bienpensante. La inteligencia de Peter Farelli hace del cliché, del racismo, un elemento de discusión. A veces el rudo conductor entiende la discriminación, porque es italiano, a veces lo entiende el músico negro. Entre los dos negocian la manera de cómo digerir la basura de una sociedad que en estos mismos tiempos quería ser un ejemplo para el mundo.

En el momento álgido, bajo la lluvia, los dos discuten sobre quién es más negro, ¿el Dr Shirley, o el italoamericano? La discusión parece tocar nervio en el músico. No es negro para los negros, ni es un blanco entre los blancos ni es un macho. ¿Es un problema de identidad? Yo diría que es más aún. Tony Lip no tiene derecho a compararse con él, porque él no tiene cerrada ninguna puerta desde el nacimiento.


José Contreras

Enlaces:

Huffpost: Zeba Blay and Matthew Jacobs: ‘Green Book’ Is As Disappointing As It Is Tone-Deaf On Race. However well-meaning, the road trip movie starring Mahershala Ali and Viggo Mortensen has less to say than it thinks.
The observer. Rex Reed: Viggo Mortensen’s Charm Is as Big as His Belly in One of the Best Films of the Decade.




GREEN BOOK ★★★★★
(5/5 stars)
Directed by: Peter Farrelly
Written by: Nick Vallelonga, Brian Currie, Peter Farrelly
Starring: Viggo Mortensen, Mahershala Ali, Linda Cardellini
Running time: 130 mins. 

miércoles, 20 de febrero de 2019

lunes, 18 de febrero de 2019

Diario de una ciudadana de a pie

Día uno. Estoy en la parada del autobús. El día ha amanecido encapotado, pero creo distinguir a lo lejos un cielo libre de nubes. Llevo unos minutos debajo de la marquesina de mi parada y observo de manera discreta el ir y venir de las personas. La gente ensimismada en sus quehaceres no se percata de mi presencia ni de mi observación. Permanezco amparada a la sombra. Pues llevo gafas de sol de manera continua. De esta manera, mi observación puede ser más exhaustiva, no deja huella en los ojos de los demás. Abrigo la esperanza de que no se den cuenta y empiezo a especular que clase de vida llevan. Hace tiempo que el autobús ha pasado de largo sin darme cuenta. Y el siguiente creo que va a tardar más de lo esperado. Me entretengo en mirar los jardines que hace tiempo nadie los riega. El cerco que los protegía ha desaparecido, ahora queda un baldío terreno que es difícil recuperar. Alguna flor asoma tímidamente recordándonos que empieza la primavera, con tanto empeño que se diría que nos da la bienvenida. Y pienso que, la resistencia que ofrece, la protegerá contra el viento y la marea.

Pero las fachadas irrumpen mi percepción y no logro reconocer lo que en un tiempo fue un bello barrio. Mi incursión de observador cesa bruscamente porque el autobús acaba de llegar. No he estado atenta y me precipito hacia él. No quiero que me vuelva a dejar en el mismo lugar de antes. Sonrío con un gesto que no dice nada. Pero a él, al conductor, no le importa; está acostumbrado a los gestos sin motivo de los usuarios; y responde de la misma manera. Procedo a sentarme. Es habitual que escoja el último asiento. Siempre hago lo mismo. Es un hábito adquirido que no puedo superar. Me da igual que sea un autobús que cualquier otro medio de transporte. Es una manía que tengo. Pero estoy pensando que queda poco tiempo para llegar a mi parada. El tráfico me lo pone difícil y una llamada que no espero interrumpe mis pensamientos. Mi objetivo es llegar, sí, pero no con prisas; estas añaden a mi temperamento emocional un deje de estrés que no puedo controlar. Nada de esto me beneficia. Me predispone en una tesitura que no quedaría bien en una dama. Y me esfuerzo, impulsada por un control que está a punto de desaparecer. Estoy convencida que, antes que llegue mi parada, tendré un magnifico sentido del humor. Hoy es un día diferente, intento poner en práctica las lecciones de cómo ser más feliz con poco. Pero con poco ¿de qué? De amigos, de tiempo, de lugares de ensueño, de vacaciones sin retorno. Dejo a un lado estos pensamientos negativos y me embarco en otras preocupaciones. Tengo que estar a la altura de este compromiso –pienso–, pero no es fácil ser amable y encantadora; supone un gran esfuerzo adivinar en cuestión de segundos cómo permanecer increíblemente inteligente delante de quien no conoces. Pero alguien dijo que es cuestión de práctica. Entones creo que hoy es el día en el que tengo que practicar. Pero hoy es un día especial. Reconozco que lo tengo difícil. No conozco a mis contertulios de mesa. Y la mesa ya está reservada. No pude decir que no. Tampoco puedo predecir si la situación quedara en tablas. Solo tengo que llegar. Cuando llegue a mi parada, sabré si ha sido una buena elección ponerme una falda estrecha y unos zapatos de tacón. Esta es bastante ajustada y los tacones son altos. Bajarme del autobús va a ser un problema; esta contrariedad me distrae. Veré si cuando llegue a mi parada, tendré que hacer alguna maniobra rara para bajarme con discreción y elegancia. Y me pregunto: ¿Por qué no habrá una manera más fácil de subir y bajar del autobús para alguien que lleve falda estrecha y zapatos de tacón? Veré qué puedo hacer. Creo que puede ser una buena reivindicación. Ahora que las mujeres están en el poder. De esta manera habría más zapatos de tacón resonando en las aceras. ¡Esto último no lo digo yo! Por fin he llegado. El lugar es un laberinto de obras, el ayuntamiento ha levantado todas las aceras; las buenas y las malas, no hay por donde pasar. Las grúas invaden todo el espacio por donde los viandantes pasamos a trompicones. Son tan altas que llegan hasta la última planta del Hotel… Dicen que es para rehabilitar los antiguos edificios y convertirlos en hoteles low cost.

Hay un polvillo suspendido en el aire que hace difícil respirar. Las grúas remueven el pavimento abriendo profundos boquetes, desde arriba se pueden ver las profundas cavidades de la ciudad a cielo abierto. Da miedo y piensas ¿si hay un escape de gas donde iremos? Pero el ayuntamiento en base a su buen juicio, ha acordonado un largo y estrecho pasillo por el cual pasamos un ejército de ciudadanos cada día en cuestión de minutos. Apuro el paso para cruzar el pasillo que, sin duda, es el camino más corto. Es de suponer que este lío es provisional. Somos muchos los viandantes que cruzamos por allí. Algunos van con maletas, mochilas y carritos de niños; todos nos aventuramos a tropel por el estrecho pasillo por donde, los que vienen de frente, se topan con los que venimos de atrás. Es un verdadero caos. Pero por fin consigo salir de aquel tapón. Hace tiempo que no voy por allí. Es un verdadero mosaico de gentes de la más diversa procedencia y condición. El idioma inglés predomina según avanzo por la calle; esto me sorprende, y, entonces, alguien se me acerca y me pregunta una dirección que no entiendo porque todo es en ese idioma. Entonces me acuerdo que es un reto que permanece en el olvido. Me quedo en silencio; ¡como me hubiera gustado responder a esa pregunta! Pero respondo brevemente con un clásico: I'm sorry, I don't speak English. Que todo el mundo conoce. Y de esta manera me quito el compromiso y sigo mi camino. El ruido de las grúas persiste, y los agujeros de la calle son cada vez más profundos. Parece una zona abatida… Aligero el paso y me alejo…

Ana Lozano

domingo, 17 de febrero de 2019

Microrrelatos

                                                              UNO + UNO + UNO 



      Un día que estaba de vacaciones en tierras del Cantábrico caminando por la playa, reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez. Al principio, pensé en un deporte como otro cualquiera de flexiones. Me aproximé y observé que lo que agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar. Le pregunté por qué lo hacía, y me respondió: "Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano, para que tengan una nueva oportunidad”. 
      Yo no entiendo de mar, pues soy de tierra adentro, y él lo percibió en mi rostro y continuó: Como ves, la marea está baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las devuelvo, morirán aquí por falta de oxígeno. "Entiendo” -le dije-, pero debe de haber miles de estrellas de mar sobre la playa, no puede lanzarlas todas. Son demasiadas, teniendo en cuenta que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa. Y veo que le exige demasiado esfuerzo, pues los años no perdonan y tiene poco sentido con su edad este sacrificio. “No tiene sentido”. El hombre me sonrió, ¿no tiene sentido? Se inclinó y tomó otra estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió: ¡esta sí lo tuvo!"
      Esta lección es aplicable en nuestra vida, para cada uno, ¡en tantas acciones! 
No puedo cambiar el mundo pero sí a mí mismo y mi entorno. No puedo salvar el mundo de tanto residuo tóxico indestructible, pero puedo reducir el mal uso o abuso de algunos materiales, y depositarlos en sus contenedores y clasificarlos bien para el reciclaje correspondiente. No puedo evitar la guerra, pero sí puedo ser un remanso de paz en el entorno en el que me muevo. Y así con cada acto de mi día. 
Uno + Uno + Uno



                                                       GESTIONANDO LOS PROBLEMAS 




El panadero me contrató para ayudarle a reparar su viejo horno. Acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su taladrador eléctricse dañó y le hizo perder una hora de trabajo, y ahora el antiguo camión se negaba a arrancar. Me ofrecí a acercarle a su casa. Mientras le llevaba, estaba sentado en silencio, cansado, contrariado pero sereno. 
Cuando llegamos a su casa, me invitó a conocer a su familia, y mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol que tenía en el jardincillo, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. 
Al abrirse la puerta, el rostro de aquel hombre se transformó, sonrió, abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Luego me acompañó de vuelta hasta el coche. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté, señalando al arbusto, qué había hecho un rato antes. Se hizo el despistado, pero mi pregunta esperaba tras mi mirada. "Oh, ese es mi árbol de los problemas", contestó. "Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, y a lo largo de la jornada. Pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego, a la mañana siguiente, los recojo otra vez. ¿Y sabes...? Lo bueno es -concluyó sonriendo- que cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".
Ese día aprendí una lección magistral que trato de practicar todos los días. No niego la realidad cuando hablcon mi esposapero ya no la presento como problema, para no añadir un peso más, y así también  hacerme más cargo de los suyos. 


EL MEJOR REGALO 


Con frecuencia nuestros hijos nos dan lecciones que nos hacen reflexionar.
Hace un tiempo, un amigo mío me contaba arrepentido y emocionado una pequeña  anécdota. Un día regañó a su hija de tres años por gastar un rollo de papel de envolver regalos.  No andaba muy sobrado de dinero y lo tenía reservado para un compromiso. Por eso se enfureció cuando la niña trató de decorar una caja para ponerla bajo el árbol de Navidad.   
pesar de la regañina, la pequeña llevó este regalo a su padre a la mañana siguiente. Acercándoselo hasta su cama, diciendo: "Esto es para ti, papá". Me contó que él estaba turbado por su excesiva reacción del día anterior, pero se molestó de nuevo cuando vio que la caja estaba vacía. Le dijo "¿No sabes que cuando le das a alguien un regalo se supone que debe haber algo dentro?" 
La pequeña lo miró con lágrimas en los ojos y dijo: "Pero, papá. No está vacía. He puesto muchos besos en la cajala he llenado y todos son para ti, papá". 
El padre se quedó hecho polvo. Rodeó con sus brazos a la pequeña y le pidió que le perdonara. Este amigo me decía que conservó esa caja visiblemente muy mal forrada, sin ningún valor material, junto a su cama, durante años. 
siempre que estaba descorazonado, triste, preocupado…, sacaba un beso imaginario y recordaba con cuánto amor lo había puesto allí  su pequeña. 
Realmente, a todos los padres se nos ha dado una caja de regalo llena de amor incondicional y besos de nuestros hijos. Es la posesión más preciosa que se puede tener.

Lucía Sanz