ADAPTANDO PRÉSTAMOS
Al hilo de lo publicado en el número 63 de nuestra revista (enero de 2019, Notas dispares sobre el uso del idioma IV), vamos a repasar más palabras tomadas del inglés que empiezan por “s” seguida de consonante (st… y sp… sobre todo) que en español adaptamos añadiéndoles una “e” al principio, como en eslogan o esmoquin, de las que ya se habló en el mencionado artículo. A esta vocal se la denomina protética, porque actúa como una prótesis para acomodar la palabra a nuestra pronunciación. Algunas de ellas son ya muy utilizadas, como estrés, escáner, estándar, espray (en este caso el diccionario recoge también la forma original spray, pero nos recomienda usar “aerosol”), estatus (del latín status, pero a través del inglés), esquí (del noruego ski, pero a través del francés), eslalon (del noruego slalåm, pero a través del inglés), escúter (también se admite scooter), autoestop (y autoestopista) o autostop (autostopista), estriptis (o estriptís), esnob (y esnobismo), esprint (el diccionario recoge también la forma original sprint, y hay derivados como esprintar y esprínter), estand (el diccionario recoge también la forma original stand, pero podemos decir igualmente caseta, puesto, pabellón, mostrador, expositor…, según el contexto), estárter (dispositivo del motor de los coches) o espanglish (también recoge el diccionario spanglish). Otras no tan conocidas son esmog (fusión en inglés de smoke y fog, que se ha calcado en español sumando niebla y humo: “neblumo”), esplín (melancolía), esprúe (una enfermedad), y escultismo (y escultista), de la que quizá nos resulte más familiar el original scout (movimiento scout). También tenemos un término procedente del italiano: espagueti (spaghetti); otro de origen francés: estor (store); y otro que es adaptación del nombre de una marca: escay (Skai®), el material sintético que imita el cuero.
Al hilo de lo publicado en el número 63 de nuestra revista (enero de 2019, Notas dispares sobre el uso del idioma IV), vamos a repasar más palabras tomadas del inglés que empiezan por “s” seguida de consonante (st… y sp… sobre todo) que en español adaptamos añadiéndoles una “e” al principio, como en eslogan o esmoquin, de las que ya se habló en el mencionado artículo. A esta vocal se la denomina protética, porque actúa como una prótesis para acomodar la palabra a nuestra pronunciación. Algunas de ellas son ya muy utilizadas, como estrés, escáner, estándar, espray (en este caso el diccionario recoge también la forma original spray, pero nos recomienda usar “aerosol”), estatus (del latín status, pero a través del inglés), esquí (del noruego ski, pero a través del francés), eslalon (del noruego slalåm, pero a través del inglés), escúter (también se admite scooter), autoestop (y autoestopista) o autostop (autostopista), estriptis (o estriptís), esnob (y esnobismo), esprint (el diccionario recoge también la forma original sprint, y hay derivados como esprintar y esprínter), estand (el diccionario recoge también la forma original stand, pero podemos decir igualmente caseta, puesto, pabellón, mostrador, expositor…, según el contexto), estárter (dispositivo del motor de los coches) o espanglish (también recoge el diccionario spanglish). Otras no tan conocidas son esmog (fusión en inglés de smoke y fog, que se ha calcado en español sumando niebla y humo: “neblumo”), esplín (melancolía), esprúe (una enfermedad), y escultismo (y escultista), de la que quizá nos resulte más familiar el original scout (movimiento scout). También tenemos un término procedente del italiano: espagueti (spaghetti); otro de origen francés: estor (store); y otro que es adaptación del nombre de una marca: escay (Skai®), el material sintético que imita el cuero.
Hay
otro grupo de palabras no adaptadas a las que denominamos xenismos o
extranjerismos crudos, y que debemos escribir siempre en cursiva o
entrecomillados (mejor aún sustituirlos por palabras españolas
equivalentes). Varios ya se han mencionado más arriba como opción
alternativa a la palabra españolizada. Pero hay unos cuantos más:
stock (existencias), sponsor (patrocinador), spot
(anuncio), spam (correo basura), stent (tecnicismo
médico), sport (informal, deportivo, cómodo: Suelo
vestirme de “sport”), standing (alto “standing”),
spa, squash,
slip y
sparring. En
relación con estas dos
últimas palabras,
el Diccionario panhispánico de dudas
(2005) proponía adaptarlas
como “eslip” y “esparrin” respectivamente. De igual modo
proponía “estríper” (persona que se dedica a hacer estriptis).
La
última incorporación de este tipo en el DRAE (actualización de
2018) es escrachar
y escrache
(quizá del inglés to scratch).
¿Qué nuevas incorporaciones y adaptaciones nos esperan? Tal
vez “espóiler” (de
spoiler), dado que los
términos españoles “destripamiento”, “desvelamiento” o
“desvelación” son palabras muy largas y poco usadas
(de hecho, ya hemos visto en la prensa un
intento de acortar la primera
como “destripe”). No
nos despidamos por hoy sin recordar que las locuciones latinas deben
escribirse como los extranjerismos crudos, entrecomilladas o en
cursiva: statu quo,
stricto sensu (o sensu
stricto), stabat
mater.
Óscar Sobral
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