miércoles, 14 de abril de 2021

La Aljafería


Mercedes Gozálvez
Al morir Almanzor en el año 1002 la monarquía cordobesa empezó a decaer, y tras ser depuesto el último califa, cada región se convirtió en un reino independiente llamado taifa. En la más importante, llamada Saraqusta (actual Zaragoza), sus soberanos eran de la dinastía de los Banu Hud (hudíes). Los hudíes constituyeron una dinastía árabe yemení que gobernó el reino taifa de Zaragoza, Lérida y otros lugares desde 1039 a 1131. Procedían de Yemen, y Abú Yaáfar Al-Muqtádir, segundo miembro de esta dinastía, mandó construir en la segunda mitad del siglo XI un palacio de recreo llamado La Aljafería.

Este palacio mantiene la tipología de los palacios omeyas de los desiertos de Siria y Jordania.


Es un recinto de planta rectangular envuelto por una poderosa muralla flanqueada por 16 torres cilíndricas, a excepción de una rectangular llamada del Trovador. Esta torre es anterior a la construcción del palacio, es del siglo IX y era una torre vigía y bastión defensivo. El bastión o baluarte es una construcción que sobresale en el ángulo de unión entre dos partes de la muralla, generalmente en las esquinas. En la Aljafería se encuentra en el centro de un muro y fue integrado por los constructores hudíes en la muralla. Todo el conjunto tiene un exterior sobrio de carácter defensivo rodeado por un foso. Entre dos torres de piedra se encuentra la única puerta de entrada construida con ladrillos y con tres niveles. El primero con arco de herradura, el segundo con arcos entrecruzados y el tercero de estilo renacentista.

Dentro del recinto se halla el palacio, una pequeña mezquita u oratorio para uso del monarca y sus cortesanos, y el patio de Santa Isabel.

El patio de Santa Isabel es una gran patio interior abierto rodeado de arcos lobulados, que forman un espléndido pórtico. Los arcos lobulados están formados por pequeños arcos de herradura que se juntan para formar un gran arco. Estos arcos del pórtico de la Aljafería tienen una decoración sumamente compleja de motivos florales, geométricos y columnas pareadas. Es un espacio abierto y ajardinado en torno al cual se reunía todo el antiguo palacio taifal, construido a cielo abierto y con dos albercas en sus extremos. Se le conoce con ese nombre cristiano debido a que allí nació la Infanta Isabel de Aragón y Sicilia, hija de Pedro III el Grande, que más tarde se convirtió en Santa Isabel de Portugal. El suelo era de mármol blanco con un zócalo de alabastro de dos metros y medio de altura.


Desde este patio se accede a las salas de recepción, que son el salón del trono o salón dorado, y a la mezquita. Este salón tiene conjuntos de arcos lobulados. Es de forma rectangular, bastante alargado, y se encuentra entre dos cámaras casi cuadradas a las cuales se accede desde el salón y no desde el pórtico. Estas estancias eran las alcobas privadas de los reyes. El artesonado del techo se compone de alfarjes de madera. El alfarje es un techo de madera horizontal entrelazada y labrada que en muchos casos se pintaba adicionalmente. Aquí las pinturas reproducen el firmamento, y todo este artesonado es una imagen del cielo, cuajado de símbolos del poder que sobre el universo celeste ejercía el monarca de Zaragoza, apareciendo así como heredero de los califas. Las paredes estaban tapizadas con yeserías de atauriques, ornamentaciones de tipo vegetal hecho con yeso o estuco. En las paredes también se encontraban motivos epigráficos con frases del Corán de una elevada complejidad, ejecutados con una caligrafía de letras árabes que aparecen entrelazadas, manifestando una riqueza y un gusto artístico de los gobernantes taifas, que aunque utilizaban materiales pobres los recubrían con una abundante y variada ornamentación. También las recubrían con mocárabes, que consistían en una decoración de yeso o madera formando prismas colgando uno al lado del otro y que nos recuerdan a estalactitas sueltas o en racimo.

Otro adorno era la sebka, consistente en figuras geométricas formando una red de rombos superpuestos y entrelazados. Generalmente se presenta en una franja horizontal, cubriendo el ancho de una portada o bajo un tejadillo. También utilizaban cerámica vidriada, proceso que consiste en aplicar a una pieza de barro un barniz a base de plomo que al fundirse en el horno toma una apariencia cristalina.

A la mezquita se accede a través de una portada que acaba en un arco de herradura apoyado en dos columnas con capiteles de hojas. En la parte superior dispone de un friso de arcos de medio punto entrecruzados. El interior es un espacio de planta cuadrada con esquinas achaflanadas que dan una apariencia de planta octogonal. En la pared orientada hacia la Meca se encuentra el mihrab, pequeño nicho u hornacina decorado mediante un arco de herradura frente al que se tienen que colocar todos los fieles para orar.

La Aljafería pasó a ser residencia de los reyes cristianos tras la conquista de la ciudad en 1118 por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona . Después fue palacio de los Reyes Católicos, los cuales llevaron a cabo una gran reforma. Posteriormente, en 1485, fue cárcel de la Inquisición. En 1593 Felipe II lo convirtió en fortaleza militar. Sufrió grandes desperfectos durante la Guerra de la Independencia.

Ha sido restaurado en la segunda mitad del siglo XX y actualmente acoge el Parlamento autonómico de Aragón (Cortes de Aragón).

A pesar de sus profundas destrucciones y modificaciones a lo largo de su existencia, la Aljafería ha llegado hasta el presente como el ejemplar mejor conservado y más lujoso de los palacios islámicos.


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