JULEN
Se ha escrito y dicho tanto de
este desgraciado y triste accidente que, en principio, lo principal ya empieza
a saberse y es qué, en beneficio de la “criaturita” sucedió el mismo día y, posiblemente, en el mismo momento –como está en secreto del sumario– ya se sabrá en su momento, consolar a esos
padres imposible, acompañarles sí.
Muchos días antes del día 26 se empezaron
a divulgar por las redes una serie de comentarios que por respeto al
sufrimiento de los padres no se divulgaron, yo por lo menos no lo hice. También como siempre, porque no sabes si es verdad, hasta que el
intuido y no querido desenlace, pues a esperar como todos pero… ¿y esas lagunas tan importantes en las
declaraciones del primo del padre y del propio padre?, –que raro– ese tapón de
tierra, esa madre con dos hijos perdidos y el padre, si ha dicho la verdad, tremendo. Pero es una hipótesis que yo lanzo y si
con los nervios del primer momento entre el primo y él se inventaron una
mentira y la siguieron manteniendo, ¿como
se vive con eso?, después de una
desgracia otra, está claro que es un accidente, ya lo descubrirán las autoridades y lo iremos
sabiendo.
Lo que aquí tenemos que resaltar es que tendremos unos políticos mediocres ¡ojo! No todos. Solo salen a la luz tantos y tantos y sus fechorías, pero tenemos un gran país y en situaciones como la que nos ocupa hemos sido el espejo en el que mirarse para el mundo, todos a una, sin límites, señores. Está demostrado que el pueblo llano es lo mejor que tiene este país, sin escatimar todo tipo de esfuerzos aún imaginándonos casi todos el desenlace ¡chapó! por todos y cada uno de los que han intervenido, tanta gente normal y sin regatear esfuerzos pero ya llegando a los mineros es para quitarse el sombrero.
Poco queda de añadir solo que
haya tenido que ser por una historia tan desgraciada; y nosotros bajo mi punto de vista sentirnos muy
orgullosos de ser españoles.
Amelia
G. Luengo
Sin duda un rescate de película Amelia, un rescate que duró 13 días.
ResponderEliminarMuchos sentimientos encontrados. Un final que nadie deseábamos y que todos, en el fondo, esperábamos.
Un estilo inconfundible, Amelia.
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