miércoles, 23 de enero de 2019

La leyenda del hilo rojo

Una historia, una leyenda japonesa

La primera vez que oí hablar sobre esta leyenda fue viendo la serie de “Estoy vivo”. Aun siendo ficción, la trama de la serie deja muy claro el significado de la leyenda y me pareció muy curioso indagar sobre el tema y conocer la verdadera historia.

Esta leyenda existe desde hace muchas generaciones en la tradición budista de los japoneses. Ellos tienen la creencia de que las personas predestinadas a conocerse en esta vida se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique. El hilo rojo invisible conecta a todos aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias.

La historia en sí cuenta que entre dos o más personas que están predestinadas a tener un lazo afectivo en la vida, existe un “hilo rojo” que viene de serie con ellas desde su nacimiento. El hilo rojo no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso.

Hace mucho, mucho tiempo, el emperador de un gran reino se enteró de que en una de sus provincias vivía una bruja muy poderosa, que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino. El emperador mandó a sus emisarios a buscar a la bruja para después llevarla ante su presencia.

Cuando la bruja llegó, el emperador la ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado a su dedo meñique y lo llevara ante la que sería, sin duda, la persona amada. La bruja accedió a la petición del emperador y comenzó a seguir y seguir el hilo acompañada del propio emperador y todo un sequito de soldados. 



La busqueda fue muy larga hasta que al fin las pesquisas de la bruja acabaron en un miserable mercado, donde una pobre campesina con un bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba el puestecillo de la campesina, la bruja se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y señalandola a ella, le dijo:

—“Aquí termina tu hilo”.

El emperador al escuchar esto y mirar a la campesina montó en cólera y creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeñina en los brazos y la hizo caer haciendo que la niñita se hiciera una gran herida en la frente. Luego ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y que le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en que el emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor sería que desposara a la hija de un general muy poderoso de su enorme ejército.

El gran emperador aceptó esta sugerencia y comenzaron todos los preparativos para esperar a la elegida, a la que sin lugar a dudas sería después su esposa. Llegó el día de la boda, pero sobre todo había llegado el ansiado día de ver por primera vez el rostro de su futura esposa.

Ella entró en el templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente el rostro.

El emperador al levantarle el velo pudo ver por primera vez, que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Era la cicatriz que él mismo había provocado al rechazar su propio destino años antes, un destino que la bruja había puesto frente a él y que decidió rechazar.

La enseñanza de la leyenda del hilo rojo tiene que ver con la comprensión de nuestro destino y el papel dominante que juega el amor. Muestra claramente cómo los amores destinados son eso, sin más, no podemos escapar de la persona que nació para amarnos.

Todos estamos predestinados a conocer a nuestra otra mitad, a nuestra media naranja, a nuestra alma gemela, aquella persona que nos falta para que estemos realmente completos.

—“Nunca podrás escapar de tu corazón, así que es mejor que escuches lo que tiene que decirte…”­ Paulo Coelho

P. Sardinero

sábado, 19 de enero de 2019

Jesús y el niño leproso


                                             JESÚS Y EL NIÑO LEPROSO


    Al acercarse la Navidad, recordé una historia que me conmovió en una ocasión por su contenido, y por su narrador, (un cuenta-cuentos prestigioso).
       No sabía quien era su autor, pues no recuerdo que lo dijera, y lo he buscado con mucha dificultad, pues ni el título sabía. Consultando fuentes di con él. Es de Alejandro Casona. (Llamado El solitario). Generación del 27.
  El relato que transcribo no es textual (he recortado y variado), pero soy fiel a su esencia y contenido. (El autor me disculpa) pues comienzo.
 
Era una noche de diciembre, no una noche como las demás. El viento de hielo hacía temblar los olivos de Belén; Nieve sobre las praderas, carámbanos en los tejados de las chozas…. Y, sin embargo, claro se veía que no era una noche como las demás. En su blancura silenciosa había una íntima tensión, un jadeo de músicas nunca oídas, un latir de raíces anunciando un tremendo y dulcísimo milagro.
    El viento, en vez de aullar, susurraba algo urgente y sigiloso, como una consigna, a la que las ramas se abrían asombradas, dejándole paso. Las ovejas en el redil, con un temblor que por primera vez no era de miedo. Y hasta la misma nieve sentía que tenia que exhalar un caliente vaho animal. Era como si la noche entera, conteniendo la respiración, preparase un acontecimiento grandioso.
  Tan  distinta era aquella noche, que el cielo mismo se consideró obligado a condecorarla con una nueva estrella. Y los pastores, buenos sabedores del firmamento, supieron que esa estrella viajera venía de Oriente, de las tierras morenas del camello y de las especias. Donde los reyes en la celebración de sus bodas y nacimientos, se hacían entre sí las ofrendas tradicionales del oro, el incienso y la mirra.
  ¿Qué mensaje traería aquel lucero errante? ¡cataclismo, milagro!.
   De pronto en los aires se oyó un coro angélico. Y todos los pastores ¡se miraron estremecidos!. Al escuchar las trompetas. No esperan nada bueno. Podría ser: Algo terrible que no fueran capaces de soportar, o tan grande que no supieran comprender. Pero ante las sencillas palabras de la Anunciación se tranquilizaron. ¡ Solo era, que iba a nacer un niño pobre!.
   Se pusieron de rodillas y cantaron un aleluya de aliviado gozo. Pues este mensaje, tan dulce y tan pequeño, si cabía entero dentro de su corazón y cabeza.
    En un establo de barro y de paja, al igual que los nidos de las golondrinas, dormía el recién nacido entre la Mula y el Buey. María le acunaba y susurraba canciones lentas que llenaban sus largos silencios. José se apresuraba en adecentar la morada, fabricando una cuna, cuidando el fuego para que no pasarán frío, velando su seguridad y ajustando los goznes del portón...
   De repente, se abrió violentamente la puerta y otro hombre y otra mujer entraron en el refugio con un niño. El hombre con barba larga y un largo cuchillo cruzado en el cinturón de soga. José y María se atemorizaron recordando viejas historias de ladrones que asaltaban en los caminos.
   No  temáis, dijo el hombre, nunca he hecho otro mal que el necesario para defender nuestras vidas. Sólo pido refugio y un poco de fuego para mi mujer y mi hijo, un rincon de vuestra humilde posada. Pues los soldados nos persiguen y  las puertas a nuestro paso son cerradas.
   Acércate  dijo María a la mujer. Tus ropas están heladas. ¡Dame a tu hijo para que lo duerma en mi regazo!. Y tendió las manos. Pero la mujer la rechazó con un grito:- ¡No! Solo yo puedo tocarlo. El tuyo es hermoso y sano. Guarda  para él las caricias de tus manos.
   María la miró con extrañeza, sin comprender, y la vio llorar en silencio, besando aquella carne de su carne para calentarla, como una vaca a su recien nacido. Cuando fijó sus ojos en el cuerpo del niño comprendió por fin.  ¡José exclamó con espanto¡ ¡Lepra!..
   - No tengáis miedo – repitió el hombre del cuchillo – no lo acercaremos al vuestro. Ya estamos acostumbrados a "andar siempre al borde de los caminos, a no pisar los molinos ni las viñas, a pedir el pan desde lejos y no dirigir la palabra a nadie si no es con la boca contra el viento". Pero la noche está helada y el pequeño no podría resistirla. Sólo pedimos un poco de fuego y un rincón en esta cuadra.
  A María le conmovió las entrañas y tranquilizando a José con una mirada, dejó a su Niño en el pesebre, al aliento de la Mula y el Buey, y tomando resueltamente al enfermo en sus brazos lo tendió en el cuenco todavía caliente de las rodillas donde había dormido a su hijo. Y apretándolo contra el pecho siguió cantando en voz baja y susurros al niño enfermo.
   Al amanecer, los pastores caminaban apresurados hacia el establo. Entre flautas, villancicos y tambores. Querían adorar al recién nacido, y ofrecierle todo lo que tenían. Portaban sobre sus hombros corderillos y llevaban un perro fiel para proteger la entrada, quesos, pan y muchos regalos de cariño que su corazón llenaban.
   En este amanecer bendito la familia huida y acogida en el establo descubrió que su hijo estaba limpio y que todas las huellas del mal blanco habían desaparecido milagrosamente y el niño leproso reía feliz, con todo su cuerpo sano. Solamente en el hombro derecho le había quedado el recuerdo, una marca de plata pequeña y blanca como una flor de lis.
     Pasaron treinta y tres años…. Palestina se encontraba envuelta en  rebeliones contra la Roma pagana y la Roma imperial. Los mártires de una y otra eran llevados al suplicio infamante del madero, muchas veces  acusados de falsos profetas, otras de ladrones y mentiras sin cuento. Entre ellos Jesús el Nazareno.
   Al oscurecer la tarde, el dulce Jesús de Galilea agonizaba en su cruz. A su derecha, un fuerte montañés de barba larga, se retorcía entre los cordeles de la suya con un lamento largo, más semejante a una queja que a una protesta. ¿Por qué me acusan de vivir fuera de la ley si nunca me han dejado vivir en ella? De niño sólo conocí el borde de los caminos; "ni el lagar de las uvas, ni el umbral de los molinos me permitían pisar, ni pedir mi pan si no era con la boca contra el viento". Nací, como los míos, marcado por el mal y la miseria. De mi padre sólo heredé un cuchillo y el instinto animal para la defensa. ¿De qué pueden acusarme ahora, los que me echaron siempre afuera? !Nunca estuve dentro!
    Solamente una dulce mujer me cantó una noche de nieve sobre sus rodillas, y a ella debo la vida tanto como a mi propia madre. Si hice algún mal,  yo te pido perdón por su recuerdo…
    El Rabí le miró profundamente y vió que en el hombro derecho tenía una marca de plata, pequeña y blanca como una flor de lis.
   Entonces le sonrió piadosamente con las palabras de perdón:
   En verdad te digo que esta misma noche entrarás conmigo en Casa de mi Padre.
Y desde este momento, el niño-hombre pasó de estar siempre huyendo y perseguido a encontrarse con la mirada de Jesús y ser el primer redimido del cielo.



sábado, 12 de enero de 2019

Próxima Tertulia Literaria. "El corazón de las tinieblas"

Joseph Conrad. "El corazón de las tinieblas".

La novela se centra en un marinero llamado Charlie Marlow, el cual narra una travesía que realizó años atrás por un río tropical, en busca de un tal Kurtz, el jefe de una explotación de marfil, y que a lo largo de la novela adquiere un carácter simbólico y ambiguo.

Los dos primeros tercios de la novela narran el viaje de Marlow de Londres a África, y remontando el río, hasta alcanzar la base de recolección de marfil en la que se encuentra un empleado de la compañía belga que le ha contratado. Ese empleado, llamado Kurtz, ha tenido un enorme éxito en el tráfico de marfil, pero eso le ha granjeado la envidia de otros colegas. Marlow intuye que Kurtz ha roto con todos los límites de la vida social tal y como se conoce en Europa, lo que le repele y atrae al mismo tiempo.

En el camino, Marlow será testigo de la situación extrema en que viven los colonos europeos, su brutalidad hacia los nativos africanos, y deberá superar todo tipo de obstáculos —retrasos, enfermedades o ataques de indígenas— hasta alcanzar su destino. Cuando finalmente se encuentra con Kurtz, cuya imagen ha ido agrandándose y mitificándose durante el proceso, descubre que se trata de un personaje misterioso, al que los nativos idolatran como si fuera un dios, pero que parece haber caído en una locura bestial.



Enlaces

Filosofía & Co. Una mirada al alma humana. El libro El corazón de las tinieblas, publicado por primera vez en 1899, es la obra más famosa de Joseph Conrad. Incluida como una de las novelas más importantes de la literatura universal, el libro sufrió un renovado impulso en 1979, cuando el director de cine Francis Ford Coppola lo adaptó para el guion de su gran clásico bélico Apocalypse Now.
Rafael Narbona. El cultural. Conrad rompió su contrato y regresó a Europa, con las secuelas de una malaria que le acompañaría el resto de su vida. Sólo había permanecido seis meses y unos días en el continente africano, pero se había enfrentado a un espanto moral que desbordaba sus peores expectativas. Horrorizado, escribirá un artículo titulado “Geography and Some Explorers”, donde afirma que la colonización del Congo es “la más vil rapiña que jamás haya desfigurado la historia de la conciencia humana y la exploración geográfica”.

jueves, 10 de enero de 2019

Las hijas del Capitán


En la novela de María Dueñas, se dan cita dos colectivos vulnerables que coinciden en las hijas de Emilio Arenas: las mujeres y los emigrantes españoles que viven en el Nueva York de los años treinta.

A la muerte del padre en un astillero de Manhattan, suceden los pleitos por las responsabilidades del accidente. Un abogado de la naviera, Mazza y una monja, sor Lito, deciden el futuro de la indemnización de las hijas de Arenas, o bien su retorno a la Andalucía de la que proceden.

Para aferrarse su decisión de quedarse en América cada una de las hijas busca una solución material. La mayor piensa en el matrimonio, la menor sueña con el éxito en los escenarios y la mediana, se propone relanzar el negocio familiar, una casa de comidas, como un cabaret de lujo.

La novela trata de las frustraciones de cada una de ellas y de como gestionan sus emociones y sus afanes. Hombres, famosos, oportunidades y oportunistas entran y salen de las vidas de las tres Arenas. Las tres encuentran en su periplo con la presencia de un hombre bueno y un hombre malo. Victoria conoce a Luciano Barona que hace todo por ella y da su vida por ella, y al hijo de este por el que siente una atracción imprevista. Mona es pretendida por un oftalmólogo que esconde a otro hombre detrás de las apariencias y un compañero, Tony, que le ayuda de verdad. Alrededor de Luz están Kruzan que abusa de ella prometiéndole la fama y Fidel que ayuda en todo lo que puede a las tres.


Durante la tertulia, David observó que la documentación es exhaustiva y que dota a la novela de una dimensión histórica que suma más y más interés.

Antonia nos recordó el epílogo que resuelve todas las vidas con tanto interés novelesco como la novela.

Pilar señaló lo punzante que es la historia de Victoria porque la culpa no le deja unirse al hombre que ama en secreto después de haber sido infiel.

Luis anotó que ofrece un buen testimonio de muchas formas de la violencia machista en la época que retrata.

La tertulia estuvo llena de intervenciones acertadas. Fue una oportunidad única para escuchar a un grupo de lectores que viven lo que leen.

Algunos de ellos coincidieron en una visión negativa de la obra. Luis la encontró excesiva en su tamaño, y abreviable en muchas páginas. Victoria, que ha leído otras obras de la autora, vio una falta notable de interés. El redactor de estas líneas se quejó de la falta de tensión. Pero las horas de lectura y el encuentro con otros amantes de los libros merecieron la pena.

La tensión, esa necesidad de pasar de página para saber qué nos va a decir un autor, es un elemento que puede olvidarse en las arte visuales, pero en la novela es tan importante que para algunos novelistas es su única pericia y les basta para mantener la fidelidad de sus lectores. Los ingleses llaman page-turner a las ficciones que cultivan ese interés. Esperemos que María Dueñas nos sorprenda añadiendo esa habilidad a tantas otras que posee en su próxima ficción.

martes, 8 de enero de 2019

La leyenda del cuarto Rey Mago





Está bonita leyenda me la regalo la noche de Reyes una persona maravillosa, me emociono tanto que hoy quiero compartirla con todos vosotros.


Lo que esta leyenda narra y nos enseña, sin ser parte de La Revelación, es lo que Jesús espera de todos nosotros.

La leyenda nos cuenta que existió un cuarto Rey Mago, Artabán. Un rey que nunca  llegó a su destino pero que aún así fue recompensado.

Artabán era un hombre de largas barbas, ojos nobles y profundos que vivió,  según dicen en el año 4 a.c., en  el monte Ushita.  El advirtió de la llegada al mundo de un ser de Luz que traería el perdón de los pecados.

Artabán recibió una misiva de Gaspar, Melchor y Baltasar, en ella le avisaban de la buena nueva, el nacimiento del Mesías, al mismo tiempo le invitaban a emprender viaje junto con ellos guiados por una impresionante estrella de luz resplandeciente. Sin dudarlo ni un instante, Artabán, decidió unirse a ellos, dispuso su camello  y escogió cuidadosamente su ofrenda. Se dirigió hacia la ciudad de  Borssipa  en busca de los tres Reyes Magos y juntos emprendieron viaje hacia Belén.

Portaba como regalo, para ofrecer al Niño, un cofre lleno de perlas y piedras preciosas. Sin embargo, a lo largo de su camino, se fue encontrando con diferentes personas abrumadas por su desgracia, todas y cada una de ellas con un terrible problema. Artabán se apiadaba de todas ellas sin dudarlo ni un instante.

Este Cuarto Rey Mago atendía a todos con alegría y esmero, al tiempo que iba dejándoles una perla o un diamante a medida que le solicitaban su ayuda. Pero sus desvelos por todos ellos hicieron que Artabán se  retrasara en su ansiada llegada y que su cofre repleto de perlas y piedras preciosas casi se vaciara.

Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables y no podía dejarles desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviar sus penas y luego emprendía de nuevo su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.

Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, sucio, hambriento y desarrapado, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. Artabán siguió buscándolo, esta vez ya sin la estrella que antes lo guió.

Buscó y buscó y buscó… y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo La Tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que una multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre. Mirándolo, entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, reconoció en sus ojos algo familiar, reconoció en ellos el brillo de la estrella.

¡Aquel pobre miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que durante tanto tiempo había buscado!

La tristeza llenó su corazón, ya era muy viejo y estaba muy cansado, había transcurrido demasiado tiempo. Aunque pensó, aún guardaba una perla en su cofre.  ¿Era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz?

¿Había fallado en su misión...?

Y sin tener a dónde más ir, decidió quedarse en Jerusalén y esperar que llegara el día de su muerte.

Apenas habían transcurrido tres días de la muerte del crucificado, cuando una luz aún más bella y brillante que la de la estrella de Belén, iluminó su habitación.

¡Era El, el Resucitado, que venía a su encuentro!

Artabán cayó de rodillas ante Él, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras se postraba . Jesús le tomó la mano tiernamente y le levantó, entonces le dijo:

“Tú no fracasaste Artabán, al contrario, tú me encontraste y me llevaste dentro de tí durante toda tu vida. Yo estaba desnudo y me vestiste. Yo tuve hambre y me diste de comer. Yo tuve sed y me diste de beber. Yo estuve enfermo y me cuidaste. Estuve preso y me visitaste, pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino."

Artabán no entendía lo que Jesús quería decir, y Jesús le respondió:

_ Lo que hiciste por tus hermanos lo hiciste por mí.

¡Muchas gracias por tantos regalos de amor y desvelo, ahora estarás conmigo por siempre, pues el Cielo es tu recompensa!

Artabán murió en los brazos de Jesús.



P. Sardinero

sábado, 15 de diciembre de 2018

Quien me orienta mi clic



                                                                   ANTES DEL CLIC

La trepidante velocidad de la vida, nos lleva a designar como antiguas  vivencias de  décadas pasadas.
    Pues bien, antiguamente se educaba a pie de calle. Cualquier persona mayor, para los
niños de entonces, era una autoridad, a quien respetar, y de quien aprender algo. Cuando  enmendaban las acciones que consideraban faltas de educación o prevenían de algún daño y peligro,  presente o futuro. Un ejemplo: Eran habituales las indicaciones sobre las palabras adecuadas,  correcciones en los modales y en el hablar, la educación y la cortesía.
    Viendo a un bebe el otro dia con un movil que era mas grande que el, y manejaba con su dedito. Pense en una de aquellas lecciones más repetidas, era la de no señalar a nadie, cuando fácilmente el índice se dirigía hacia  alguna persona, que por el motivo que fuera constituía la razón  de nuestro interés.
    ¡Ese dedo!, se oía decir muchas veces. ¡Que no se señala a nadie! Se apostillaba a
continuación. Y como las gotas de agua que van dejando surco en  la roca, esas normas de educación y buenas maneras, se fueron cincelando con espontaneidad y firmeza, en nuestro aprendizaje, en nuestra forma de vivir y de estar.
   En uno de esos pasos de gigante, en el que vivimos, llegamos a  la era de la tecnología. Florecieron de modo incontrolado las redes sociales. En un clic nos trasladamos a las antípodas y somos capaces de  recorrer el universo entero sin mover más que un dedo.
     Y ahora la pregunta ¿quién corrige ese dedo que desde el anonimato puede señalar, criticar, difamar o falsear la verdad? ¿Fueron los tiempos pasados, mejor?
   Sobre esto también habría mucho que decir, pero la realidad es que con cada invento, o descubrimiento.  La humanidad avanza a golpe de vaivenes, siempre oscilando en medio de un balanceo  entre el bien y el mal.
   
Desde  los moradores de las cuevas de Altamira, hasta los habitantes de las   grandes ciudades, el ser humano posee una dignidad merecedora de respeto y deferencia. Ni lo moderno es bueno por antonomasia, ni lo antiguo malo por descarte.
     Nuestros abuelos aprendieron con el Catón de lectura y escritura.

  Entre los años 50  y 60 del siglo pasado, los estudiantes recibieron su formación con la  Enciclopedia Álvarez. Que contenía materias como: Historia de España, Historia Sagrada, Lengua Española, Aritmética, Geometría, Geografía, Ciencias de la Naturaleza, Formación Familiar y Social, Higiene, Lecciones Conmemorativas, Conmemoraciones escolares y Formación Político-social.
  Con  los chicos de la EGB llegó el moderno sistema de fichas y trabajos en equipo. Hoy nos enfrentamos en las aulas al reto de la digitalización, y  se precisa de  un ordenador o Tablet para impartir las materias, hacer los deberes o realizar un examen. Y estas innovaciónes no han hecho más que empezar.
    Sea como fuere, en una u otra etapa siempre se ha  requerido mucha valentía, arrojo y decisión para decir siempre la verdad, para tener, con los demás, comportamientos transparentes y  obrar de forma recta y clara. Ser honestos y actuar de manera ética. Esto sobrepasa el tiempo y la ciencia. Es una herencia recibida, inherente al hombre que por encima de cualquier dicha o pesar reclama su puesto. Me remito a lo que me movió  a escribir este articulo. Y ahora ¿quien orienta, donde tienen que poner el clic? a los niños, a los adolescentes.etc.
  Y no digamos a la hora de reenviar...en las redes sociales. Quizás , sin  leer del todo la noticia, sin informarme con otras fuentes de su veracidad, especialmente si detrás esta la fama, la honra o  perjudica a terceros. La fama es muy fácil quitarla, pero muy difícil restituirla
  Creo que no estaría mal , informarnos de la maravilla de este instrumento. Pero también de como utilizarlo, y del mal uso que podemos hacer. Al que todos estamos espuestos.

Para finalizar nuestra reflexión traigo un texto del gran matemático árabe Al Khwarizmi:
“Le preguntaron  sobre el valor del ser humano y respondió:
Si tiene ética su valor es igual a 1.
Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será 10.
Si también es rico, súmele otro cero y será 100.
Si por sobre todo eso es, además, una bella persona, agréguele otro cero y su valor será 1.000.
Pero si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solamente le quedan los ceros sin ningún valor   
                                                                              Lucía.  Sanz
       

domingo, 2 de diciembre de 2018

Critica literaria " Las hijas del capitán"



María Dueñas comenzó su primera novela, El tiempo entre costuras, en 2009, y fue llevada a la televisión. Mas tarde, escribió Misión Olvido y La templanza, con menos fuerza de argumento, para mi gusto. Ahora con Las hijas del Capitán: recrea con minuciosidad, brío y color la colonia de españoles emigrados a Nueva York en los años treinta. Las peripecias de las tres hermanas Arenas, junto a su madre Remedios. Arrojadas sin quererlo en una ciudad, inhóspita y urbana. Una lengua distinta, circunstancias estas, que nada tienen que ver con su Málaga natal.
  Maria Dueñas consigue Sumergir al lector en el mundo de la Little Spain. La supervivencia de estas tres jóvenes mujeres, los hombres que se cruzan en su camino, los sueños que quedaron atrás y los que traerá el futuro.
  La autora elije un tema que es actual la emigración; y en cierto modo es un homenaje a quienes tuvieron que volver a iniciar sus vidas en otros países. Me atrevo a decir que la autora nos quiere concienciar del gran drama que sufren, que están sufriendo muchos, por persecuciones, guerras, hambre, pobreza... En la búsqueda de un futuro para sus hijos que no sea la muerte.
  Es fácil establecer un paralelismo entre aquellos emigrantes que dejaron una España pobre y atrasada a principios del siglo pasado y muchos de los emigrantes que hemos recibido en las últimas décadas en nuestro país; nuestros compatriotas fueron albañiles, repartidores, camareros, limpiadores.
 Cuando hablamos de emigración, tradicionalmente lo relacionamos con figuras masculinas, pero como son tiempos de auge del feminismo. Y María Dueñas es especialista en personajes femeninos carismáticos, escoge a tres protagonistas que pese a su juventud se  tienen que arreglar por sí solas en Estados Unidos. Expone la complejidad de tomar las riendas de sus vidas para las mujeres de esta época en la que no tenían derecho a nada. Las tres hermanas son inmigrantes, ignorantes, pobres y mujeres, el sector más vulnerable de la sociedad.
  Esta novela no es Histórica, las tres protagonistas son ficción. Pero sí incluye algunos personajes reales muy conocidos en la colonia de aquellos años: la vasca Carmen Barañano y su tienda Casa Moneo en la calle 14, el alicantino Francisco Sendra y su hotel La Valenciana en Cherry Street, Avelino Castaños y su La Bilbaína, el músico Esteban Roig y su banda Los Happy Boys
  La autora ha pateado cada uno de estos rincones, se ha documentado, ha establecido contacto con familias que le han abierto sus puertas y enseñado fotografías, ha consultado prensa de la época,m etc. Y este es el secreto para que te sumerjas en la historia, te traslades y vivas cada momento y en cada lugar.
Por fin Emilio Arenas decide asentarse, ya su cuerpo ha perdido los bríos y fuerzas de volar como un
pájaro libre, y quiere asentar su nido, o más bien, llegar a tenerlo. Reclama que las cuatro mujeres acudan a su lado, y aunque la esposa está deseando cumplir sus órdenes, las hijas se resistirán, hasta el punto de que la madre tiene que acudir en ayuda de la Guardia civil.
Victoria, Mona y Luz Arenas desembarcan en el muelle neoyorkino de la Compañía Trasatlántica Española, una heladora mañana de enero de 1936, formando un trío compacto cuya unión parece indestructible.
Es cierto que la familia Arenas sufre tropelías de muy diverso tipo, y creo que ambas condiciones, género y clase, van mano a mano como causas. La monja sor Lito, su protectora, se lo dice bien claro a las protagonistas en algún momento: son inmigrantes, ignorantes, pobres y mujeres, el sector más vulnerable de la sociedad. Y en el Nueva York de aquellos años de la Gran depresión.
  La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio Las hijas del capitán. Mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.
  Mona, la mediana de las Arenas toma las riendas, genera la idea de transformar la humilde casa de comidas en un night-club hispano siguiendo la moda de otros similares de aquel tiempo, donde los ritmos flamencos se mezclan con rumbas cubanas, tangos argentinos, pasodobles o cantantes de cuplés.
    La obra transpira una enorme solidaridad entre compatriotas, especialmente entre las mujeres, pues estas siguen siendo el tejido social que conforma la solidaridad familiar y vecinal. Las mujeres fueron fundamentales en aquellos años de desarraigo como elemento cohesionador y estabilizador en los hogares y en la comunidad. Eran ellas quienes manejaban la economía doméstica, quienes sin saber inglés se preocupaban de la educación de los hijos, quienes establecían redes informales de ayuda y solidaridad. Mujeres, en definitiva, tan anónimas como imprescindibles.
  Remedios, la madre, representa otro tipo de mujer. Nueva York la abruma y acobarda, tiene miedo de todo: los adelantos tecnológicos, la mentalidad… y se aferra al pasado con uñas y dientes. Por su edad, su naturaleza dependiente y depresiva y sus escasas miras.  Más que ayudar a sus hijas a valerse por sí mismas lo que hace es intentar frenarlas. Probablemente antes de emigrar tuvieran sueños muy elementales: encontrar un novio guapo, disfrutar de las fiestas de su barrio… Pero carecían de aspiraciones.
  En su empeño por buscar ayuda para el negocio, Mona solicitará al conde de Covadonga que apadrine la inauguración del local (el primogénito de Alfonso XIII nacido para reinar como Alfonso XIV) hemofílico, exiliado en la Segunda República. renuncia a sus derechos dinásticos para casarse con una cubana de la que se separaría poco después, e instalarse solo en Nueva York.
  Con ritmo pausado, consigue una experiencia grata de lectura y al describir con enorme realidad, hace gala de una satisfactoria documentación, de la comunidad española en Nueva York en estos años 30, plasmando las ilusiones de quienes han dejado atrás a los suyos en busca de una vida mejor, desconocen el idioma y sufren problemas económicos.Temas cotidianos pero tratados con enorme frescura. Introduciendo figuras históricas que aumentan la sensación de realidad. Pero También personajes secundarios memorables, como Fidel, joven apasionado de la música, el bondadoso Luciano Barona, o el joven Tony el Bolitero, dispuesto a incumplir la ley para triunfar.
         Nunca una noche ha vencido al amanecer, y nunca un problema ha vencido a la esperanza”. Bern Williams.
                                                                                               Lucía. Sanz