Desde hace ya mucho tiempo el tema de la eutanasia o lo que es lo mismo, decidir el fin de nuestra vida, merece un debate abierto y sincero.
“Sabemos que las enfermedades no siempre pueden curarse, pero hay que ocuparse siempre de la persona viva, sin abreviar su vida, pero sin resistirse inútilmente contra su muerte. Evitar el ensañamiento terapéutico no equivale a la eutanasia”. Estas palabras las pronunció nuestro Papa Francisco en un Congreso sobre el fin de la vida.
A pesar de haber sido rechazada recientemente una propuesta para su regulación, la controversia sobre la eutanasia, permitida ya en algunos países de la UE y en algunos estados de USA, se abre paso en la agenda política española.
Todas las encuestas realizadas dejan muy claro que una amplia mayoría de la sociedad española está a favor de que los enfermos incurables y privados de toda calidad de vida puedan decidir cuándo y cómo morir.
Para muchos de nosotros la muerte es un tema tabú, por eso no nos gusta hablar de ella. Pero cuando alguien nos pregunta sobre si la tememos la mayoría de nosotros contestamos que en realidad no tememos a la muerte si no al sufrimiento y al dolor. Yo añadiría también que en algunos casos también pensaríamos en el sufrimiento y el desconsuelo que originaríamos a nuestros seres queridos por hacerles partícipes de una vida insoportable y totalmente dependiente.
Todos conocemos casos de personas que han demandado la eutanasia y que han tenido que ser asistidos por otras personas para poder dejar una vida sin expectativas y totalmente insufrible.
Recordareis el caso de Ramón Sampedro, el tetrapléjico gallego que en los años noventa acudió sin éxito a los tribunales para que le ayudaran a bien morir. El abrió en España el debate de la eutanasia. Ramón al fin pudo morir en 1998 porque una mano amiga le facilitó los medicamentos que él no podía tomar de forma autónoma, los que finalmente le permitieron abandonar este mundo de una forma clandestina y no tan dulce como él hubiese querido. Según sus propias palabras existe el derecho a la vida, pero no la obligación de vivirla a cualquier precio.
A día de hoy siete Parlamentos autonómicos han pedido que se regule la eutanasia y el grupo parlamentario de Unidos Podemos ha presentado una proposición de ley en el Congreso. La oposición del PP y la abstención del PSOE y Ciudadanos han impedido que la propuesta fuese tomada en consideración, pero el asunto ha entrado de lleno en la agenda política. Esto quiere decir que la cuestión se debatirá en el próximo congreso.
Hoy por hoy la eutanasia está prohibida en nuestro país. Por el contrario la regulación de la eutanasia para enfermos incurables y terminales tiene en España un amplio apoyo ciudadano. Lamentablemente el concepto de la buena muerte o de una muerte digna no es igual para todos.
Respeto cualquier ideología o creencia y alejándome de posibles perjuicios, yo me pondría en la piel de todas aquellas personas que padecen una terrible enfermedad, una enfermedad incurable que les origina un gran sufrimiento a la vez que soportan una pérdida irreparable en su calidad de vida.
Pienso que morir bien es seguramente el deseo más universal. Este es el principio del que parten quienes proponen autorizar la eutanasia, que cada persona, libremente y consciente, pueda tener el derecho a ser asistido en su último viaje puesto que esa es su voluntad y su derecho.
Regular la eutanasia y establecer un marco legal que la contemple supondría reconocer el derecho a decidir cuándo y cómo morir de una forma humana y digna.
El debate está abierto.
Paloma Sardinero
Cuando llegara el día que sean capaces de resolver este gran drama de verdad. Cuando no hay solución y los familiares y los propios enfermos están clamando por ello /solución YA /
ResponderEliminarUn beso Amelia