Relleno: Jamón york y queso, o cualquier otro tipo de embutidos, huevo o carnes.
viernes, 4 de diciembre de 2020
Receta para hacer arepas colombianas rellenas al estilo Verónica
Relleno: Jamón york y queso, o cualquier otro tipo de embutidos, huevo o carnes.
domingo, 29 de noviembre de 2020
La duración del día en el refranero leonés: del solsticio de invierno al mes de marzo
Puedes leer el artículo completo aquí.
Desde el solsticio de invierno
hasta el del verano, el Sol gana altura en el cielo y por tanto los días son
más largos. Los equinoccios de primavera y de otoño, por su parte, marcan la
igualdad de las noches con los días. Todos estos fenómenos eran observados por
nuestros antepasados y lo manifestaban en forma de refranes, referidos, no al
calendario de números, sino al de santos, porque cada santo traía más o menos
luz (su festividad ocurría en un día más o menos largo).
El mes de enero es el más rico y
abundante en sentencias de este tipo, recayendo la señalización de los aumentos
de luz en determinadas fechas y santos, principalmente el día 6 (Epifanía del
Señor o Día de Reyes), el 17 (San Antonio Abad) y el 22 (San Vicente). Estos
refranes no tienen otro alcance y significado que el de consignar el hecho del
crecimiento del día. Además, con la mayor duración de la luz solar se podía
trabajar más y por eso también «lo notaban los bueyes»:
«Por los Reyes lo notan los
bueyes, por San Vicente lo nota la gente, por San Blas, una horica más»1
(Valencia de Don Juan).
«El día de Santo Tomás, un minuto
más» (Montrondo).
«Por San Antón, a las cinco hay
sol» y «Por San Antón, una hora más de sol».
En general, y de acuerdo con
algunos refranes, todo el mes de febrero servía como indicador del crecimiento
del día. Estas paremias2 tienen en común la constatación de que el
Sol está estacionado cada vez a una mayor altura durante los primeros días del
año y por tanto su luz alcanza a brillar en lugares que eran umbríos hasta poco
tiempo antes y cuyos nombres (sobre todo «reguero») resultan adecuados para la
rima de la primera parte del refrán.
«En febrero entra el sol por
cualquier reguero» (Andiñuela y otros muchos lugares de León).
No obstante, la mayoría de las
paremias se refieren a dos días concretos, uno al comienzo (3 de febrero,
festividad de San Blas) y otro el 24 (festividad antigua de San Matías,
trasladada actualmente al 14 de mayo, de acuerdo con la reforma general del
calendario romano de 1969):
«Por San Blas, una hora más» (Valdevimbre,
La Seca, El Páramo).
Con respecto a San Matías, uno de
los refranes más conocidos por tierras leonesas es el que relaciona su
festividad antigua (24 de febrero) con el equinoccio primaveral, algo que no
era cierto hasta casi un mes después (el 21 o 22 de marzo); pero que podría explicarse
por la percepción pregregoriana del comienzo del solsticio de invierno, o quizá
también en parte por la fuerza de la rima entre el hagiónimo3 «(San)
Matías» y la palabra «día». En cualquier caso, estos refranes de San Matías se
cumplen en lo de igualarse las noches con los días si en el día se incluyen los
crepúsculos, pues entonces desde el crepúsculo de la mañana hasta que anochece,
y no de sol a sol, hay un intervalo aproximado de doce horas o un poco más.
«El día de San Matías se igualan
las noches con los días» (Senra).
En el mes de marzo ya es notable
la presencia del Sol en el cielo. Además, en este mes se alcanza el equinoccio
de primavera (hacia el día 21), en que se igualan las noches con los días.
«Cuando el sol entra en Aries,
crecen los días y múdanse los aires», por lo que no solo los días son cada vez
más largos, sino que además se producen los cambios de tiempo propios de la
primavera: variaciones en la temperatura y alternativas de viento y lluvia.
«Marzo, igualarzo» (León, en
varias localidades). Se iguala el día con la noche.
Con respecto a la altura que va
alcanzando el Sol en este mes, el siguiente refrán es bastante conocido, no
solo en tierras leonesas:
«Por el veinte de marzo da el sol
en la sombría y canta la golondrina» (León). El mayor temple de los días
permite la llegada de aves migratorias, como las golondrinas.
2 paremia = refrán
3 hagiónimo = nombre de santo
sábado, 28 de noviembre de 2020
Princesas confinadas

Literal y figurado
Convertido en el mago más poderoso del mundo Jaffar puede lanzar sus hechizos “Don’t toy with me” le dice a Abú, y lo convierte en un juguete (a toy), “things are unravelling fast” le dice a la alfombra mientras la deshilacha (unravel: deshilachar, desmoronarse) y con la princesa Jasmine, ¿lo recuerdan? La convierte en un reloj de arena “Princess, your time is up” (el tiempo se terminó).
Las venganzas de Jaffar tienen un toque travieso porque usa a la vez el sentido literal y el sentido figurado de las palabras.
Si hay algún lector de Mortadelo recordará que Ibáñez jugaba una y otra vez a esos juegos de palabras. El Súper daba una orden y el agente la ejecutaba literalmente o bien confundía una palabra por otra. A falta de trucos de magia, Mortadelo usaba disfraces.
Hay una novela inglesa que abusa de ese juego hasta la extenuación, se trata de Alicia en el país de las maravillas. Y tiene su interés lingüístico porque uno aprende un sinfín de frases hechas y de expresiones figuradas que Carrol reinterpreta en un sentido literal.
Vikingos y debiluchos
En la ceremonia de iniciación, el dragón de Hipo, Desdentado, se enfrenta con su padre y podría matarlo si no interviene Hipo. Es como si el dragón representara el instinto del muchacho, su rabia por vivir en una tribu donde nadie lo comprende. El grito desesperado del muchacho es su intento de controlar su rabia, y supone el sacrificio del pobre animal.
“Cómo entrenar a tu dragón” es la epopeya de un un joven que lucha contra un gran dragón, pero que para vencerlo tiene que vencer otros dragones como la intransigencia y los prejuicios de la tribu, una tribu instalada en la guerra y la ceguera. El gran enemigo de Hipo es una visión estrecha de la realidad donde los dragones roban comida y hay que matarlos a primera vista. La película debería plantearnos una gran pregunta a todos: ¿somos vikingos o somos domadores de dragones? ¿Resolvemos nuestros problemas derrotando y sometiendo al adversario, o somos capaces de integrar a todos los demás en nuestros proyectos?
Cínicos e ingenuos
En el camino a las luces él quiere disuadirla de su empeño así que la lleva a una taberna de bandidos intimidantes, pero difícilmente podría imaginar que esos bandidos iban a simpatizar con la joven nada más oírla. Puede que los lectores tengamos el cinismo de Rider para entender que esos delincuentes tengan corazón, pero lo tienen. Un delincuente no tiene por qué ser un cínico.
Rapunzel vive atrapada en una torre bajo la cadena del miedo a los peligros del mundo exterior y la obediencia a una mujer que ella cree que es su madre; dos mentiras que sirven para controlar su juventud. La falsa madre necesita retenerla, pero no paga el precio que tiene un ser humano, que sería amarla. Las bromas desagradables que le hace demuestran que desprecia a la joven.

Prisiones invisibles
Belle está atrapada en el castillo de Beast porque ha dado su palabra. Y se escapa cuando él la insulta. Jasmine está encerrada en un palacio, es una princesa pero no puede elegir compañero. Rapunzel vive atrapada en una torre a trueque de mentiras. Todas las princesas necesitan despertar y sus gestas no consisten en vencer a un monstruo, sino en descubrir la verdad, en construir un proyecto al cual entregarse.
Snow White es anterior a todas. El número siete se repite en otra obra maravillosa donde una sola mujer se enfrenta a siete mugrientos leñadores, “Siete novias para siete hermanos”. Y también inspira una película de Howard Hawks, “Bola de fuego”, donde una corista entra en una residencia de sabios despistados y siembra el caos.
“Snow White and the Seven Dwarfs” es el primer largometraje de dibujos animados de la historia. Y se gana nuestro corazón cuando aparecen los enanitos. Para un espectador actual, ella puede resultar blanda con sus canciones y sus modales, pero tiene dilemas morales. Necesita ganarse a Grumpy, y tiene una bondad natural que le hace morder la manzana.
Si las princesas del Disney de nuestros días viven en una prisión, la de Snow White es igual pero invisible. Ella es esclava de la mentalidad de una época. Canta, barre, conquista a todo el mundo, y luego limpia la casa de los enanitos, igual que hacía en palacio. Cada plano de Blancanieves está ahí para gustar a los demás, su voz meliflua, sus modales, su peinado. Blancanieves se gana con ternura a cada uno de los animales del bosque que luego correrán a salvarla. No tiene ningún conflicto con ninguna criatura salvo la madrastra envidiosa. Le gusta un príncipe azul, pero algo del personaje viene a decirnos que no es una mujer que elige y hace lo que ella quiere. Algo nos dice que el beso de amor rompe el hechizo de la muerte dormida, pero no rompe la cadena de sumisión que sí rompieron las princesas modernas.
martes, 24 de noviembre de 2020
Bienvenido a Marruecos
Marruecos (en árabe: المغرب al-Maġrib, ‘el país del occidente’; en bereber : ⵎⵓⵔⴰⴽⵓⵛ Murakuč 'La tierra de Dios'), oficialmente el Reino de Marruecos (en bereber: ⵜⴰⴳⵍⴷⵉⵜ ⵏ ⵎⵓⵔⴰⴽⵓⵛ Tageldit-n-Murakuč; en árabe: المملكة المغربية al-Mamlaka al-Maġribiyya).
Marruecos es un cruce entre Europa y África, bordeado por las aguas del Mediterráneo y abierto a la inmensidad del Atlántico. Es el país del extremo oeste del norte de África. Su capital es Rabat, un destino lleno de contrastes, una tierra auténtica con una cultura viva de dos milenios de historia que merece la pena descubrir.
En estas tierras encontramos los vestigios de las mayores civilizaciones mediterráneas: al norte del país están en alto las ruinas romanas de Volubilis (cerca de la ciudad de Mequinez). En Rabat, Tetuán, Mazagán y otras ciudades, hay algunos restos arquitectónicos que son testigos de la antigua presencia francesa, española y portuguesa. Los tesoros de las civilizaciones musulmanas se encuentran casi en todas partes del país, como Fez, Mequinez y Marrakech: la Kasbah de los Oudayas en Rabat, las verdes extensiones de los jardines de la Menara en Marrakech… En todo el país existen ejemplos de la presencia de las dinastías que se fueron sucediendo.
Marruecos es una tierra de contrastes. Tiene las montañas del Rif y del Atlas y está sometida a todo tipo de influencias climáticas. En las regiones costeras, el sol proyecta en ellas sus rayos durante todo el año, por lo que podemos disfrutar de sus beneficios en cualquier temporada. Agadir, situada en las orillas del océano Atlántico y principal destino de sol y playa del país, ofrece a los que buscan relax 300 días de sol al año, con unas temperaturas agradables. Más al norte, vale la pena visitar Taghazout, Mogador (Essaouira) y Mazagán (El Yadida).
Un poco más adentro, el clima pierde la suavidad mediterránea para convertirse en continental. Los relieves ofrecen espléndidas panorámicas. Marruecos es el país de los grandes espacios, el de los aventureros que realizan excursiones y rutas en cualquier temporada.
Al sur y sureste, el país se abre a la inmensidad del Sáhara. La mejor época para visitarlo es la primavera y el otoño. En su arena, el sol se refleja en las dunas dando una sensación de irrealidad. El mejor ejemplo es la ciudad de Merzouga, con su especial amanecer del sol. Allí puedes subir a lomos de un camello y entrar en uno de los más bonitos paisajes creados por la naturaleza.
En el centro, en las montañas del Atlas, la nieve atrae a muchos turistas a visitar las estaciones de esquí.
Por todo el litoral, especialmente al sur de Marruecos, en Essaouira (ciudad de los vientos) y Dakhla (más al sur), los surfistas pueden disfrutar del mar y del viento para practicar sus deportes favoritos, como kitesurf o windsurf, y otros deportes acuáticos.
Los paisajes son variables tanto en la costa como en la montaña. Marruecos ofrece unas magníficas panorámicas para disfrutar de riquezas de una cultura heterogénea.
Hay alojamientos para todos los gustos: podemos optar por un hotel de lujo o por un camping, un riad (una casa tradicional situada en pleno centro de barrios históricos), una casa de huéspedes, una casa rural o un albergue (una experiencia turística directamente en contacto con habitantes locales, para disfrutar de la hospitalidad marroquí con unos vasos de té con yerbabuena y pastelería con almendras como los cuernos de gacela). ¡También están los vivacs! Una noche en vivac, con una carpa plantada en pleno desierto, te permite desconectar de todo. El ambiente del desierto es una experiencia única que nunca olvidarás.
Para que el viaje a Marruecos sea completo es importante descubrir también su gastronomía. La cocina marroquí es una cocina mayormente de dieta mediterránea, que se caracteriza por su variedad de origen principalmente árabe y bereber, con platos influenciados por la cocina judía. A pesar de su parecido con las cocinas de otros países del norte de África, la cocina marroquí ha mantenido su originalidad y sus características culturales únicas. Ofrece una variedad de platos como cuscús, tayín, pastela, cordero asado o los briuats (pequeños pasteles triangulares rellenos de carne o pescado). Hay además otros platos típicos de Marruecos: mrouzia, tanjia marrakchí (tradicional en la región de Marrakech), harira (sopa para romper el ayuno en Ramadán), la seffa, ensalada marroquí, shebbakiyya...
Espero haber despertado vuestra curiosidad por venir a visitar mi país, Marruecos. ¡Bienvenidos!
martes, 17 de noviembre de 2020
PERDIDO - GUIADO
El pasado 10 de noviembre tuvo lugar en el CEPA la tertulia literaria sobre la novela de B.P. Galdós Marianela (precedida de la película homónima protagonizada por Rocío Dúrcal y Alfredo Mayo). En este difícil año que poco a poco va extinguiéndose, hemos conmemorado el centenario de la muerte del prolífico autor canario, hijo adoptivo de Madrid, la ciudad que tan fielmente "fotografió" en tantas novelas. Os dejamos aquí dos bellos pasajes de esta tierna y a la vez dura historia ambientada en el norte de España:
PERDIDO
Parece
que estoy en un desierto... ¡qué soledad! Si yo creyera en brujas, pensaría que
mi destino me proporcionaba esta noche el honor de ser presentado a ellas...
¡Demonio!, ¿pero no hay gente en estos lugares?... Aún falta media hora para la
salida de la luna. ¡Ah!, bribona, tú tienes la culpa de mi extravío... Si al
menos pudiera conocer el sitio donde me encuentro... ¿Pero qué más da? (Al
decir esto, hizo un gesto propio del hombre esforzado que desprecia los
peligros). Golfín, tú que has dado la vuelta al mundo, ¿te acobardarás
ahora?... ¡Ah!, los aldeanos tenían razón: adelante, siempre adelante. La ley
universal de la locomoción no puede fallar en este momento.
Y
puesta denodadamente en ejecución aquella osada ley, recorrió un kilómetro,
siguiendo a capricho las veredas que le salían al paso y se cruzaban y se
quebraban en ángulos mil, cual si quisiesen engañarle y confundirle más. Por
grande que fuera su resolución e intrepidez, al fin tuvo que pararse. Las
veredas, que al principio subían, luego empezaron a bajar, enlazándose; y al
fin bajaron tanto, que nuestro viajero se halló en un talud, por el cual sólo
habría podido descender echándose a rodar.
-[…]
¿En dónde estás, querido Golfín? Esto parece un abismo. ¿Ves algo allá abajo?
Nada, absolutamente nada... pero el césped ha desaparecido, el terreno está
removido. Todo es aquí pedruscos y tierra sin vegetación, teñida por el óxido
de hierro... Sin duda estoy en las minas... pero ni alma viviente, ni chimeneas
humeantes, ni ruido, ni un tren que murmure a lo lejos, ni siquiera un perro
que ladre... ¿Qué haré?, hay por aquí una vereda que vuelve a subir. ¿La
seguiré? ¿Desandaré lo andado?... ¡Retroceder! ¡Qué absurdo! O yo dejo de ser
quien soy, o llegaré esta noche a las famosas minas de Socartes y abrazaré a mi
querido hermano. Adelante, siempre adelante.
[…]
-¿Va
usted al establecimiento? -preguntó el misterioso joven, permaneciendo inmóvil
y rígido, sin mirar al doctor, que ya estaba cerca.
-Sí,
señor; pero sin duda equivoqué el camino.
[…]
-Usted...
-murmuró.
-Soy
ciego, sí, señor -añadió el joven-; pero sin vista sé recorrer de un cabo a
otro las minas de Socartes. El palo que uso me impide tropezar, y Choto me
acompaña, cuando no lo hace la Nela, que es mi lazarillo. Conque sígame usted y
déjese llevar.
GUIADO
Choto
se metió por un agujero, como hurón que persigue al conejo, y le siguieron el
doctor y su guía, que tentaba con su palo el tortuoso, estrecho y lóbrego camino.
Nunca el sentido del tacto había tenido más delicadeza y finura, prolongándose
desde la epidermis humana hasta un pedazo de madera insensible. Avanzaron,
describiendo primero una curva, después ángulos y más ángulos, siempre entre
las dos paredes de tablones húmedos y medio podridos.
-¿Sabe
usted a lo que me parece esto? -dijo el doctor, conociendo que los símiles
agradaban a su guía-. Pues se me parece a los pensamientos del hombre perverso.
Parece que somos la intuición del malo, cuando penetra en su conciencia para
verse en toda su fealdad.
Creyó
Golfín que se había expresado en lenguaje poco inteligible para el ciego; mas
este le probó lo contrario, diciendo:
-Para
el que posee ese reino desconocido de la luz, estas galerías deben de ser
tristes; pero yo, que vivo en tinieblas, hallo aquí cierta conformidad de la
tierra con mi propio ser. Yo ando por aquí como usted por la calle más ancha.
Si no fuera porque unas veces es escaso el aire y otras la humedad excesiva,
preferiría estos lugares subterráneos a todos los demás lugares que conozco.
-Esto
es la idea de la meditación.
-Yo
siento en mi cerebro un paso, un agujero lo mismo que este por donde voy, y por
él corren mis ideas desarrollándose magníficamente.
Benito Pérez Galdós, Marianela
(1878)
Un artículo sobre Grecia
Dimitrios Mijailidis
Hola, o como decimos en griego, “Γειά σου - (Yiá su)”. Este es un saludo típico que usamos en Grecia cuando nos encontramos con un amigo. Me llamo Dimitris y tengo 32 años. Los últimos diez meses he vivido en Madrid con mi esposa Evangelia. Hoy quiero hablaros de mi país, Grecia. Grecia es un país maravilloso en el sureste de Europa, que tiene casi 11 millones de habitantes. La lengua oficial es el griego moderno y su capital es Atenas, una ciudad con una gran historia, donde nació la democracia (en el año 462 a.C.). Grecia es conocida en todo el mundo por muchas razones, como la historia antigua; las ciencias y las artes, que nacieron en tiempos antiguos; su lengua clásica, que aprenden muchos alumnos y estudiantes en otros países; sus islas, que son muy bonitas y muy turísticas, y por supuesto, por la comida griega y los productos locales de alta calidad, como el queso feta y el aceite de oliva. Grecia es un país con una geografía muy interesante y muy diferente en cada región. Por ejemplo, en el centro hay montañas, entre las cuales la más alta es el monte Olimpo, de 2.917 metros de altitud, y muchos ríos, de los cuales el más largo es el río Aliákmonas (Haliacmón), con 297 kilómetros de longitud. El clima es templado y más húmedo en el oeste, y por eso ahí encontramos muchos bosques frondosos. En el sur el clima es más cálido, y en Creta, por ejemplo, la isla griega más grande, casi nunca nieva. En el este y en las islas del mar Egeo el clima es más seco y no llueve mucho durante el año. Allí las casas son bajas y blancas, con detalles de color azul.
Grecia
sábado, 7 de noviembre de 2020
PRÓXIMA TERTULIA LITERARIA EN EL CEPA PABLO GUZMÁN:
domingo, 25 de octubre de 2020
Pintoras ignoradas
NACIMIENTO: Granada 1882
MUERTE: Córdoba 1968
· Vivió en Granada, Roma y Córdoba
· Empezó a destacar con 16 años
· Alcanzó la fama con 25 años
· Procedía de una familia adinerada
· Admiradora de Joaquín Sorolla
· Compartió gustos pictóricos con Julio Romero de Torres
· Primera mujer en pintar un desnudo
CUADROS
Sueño tranquilo: 1904
Joven con mantón: 1905
Niña jugando con las gallinas; 1906
Fue una pintora nacida en Granada en 1882. Desde muy niña sintió que su deseo en la vida era dedicarse a la pintura, y a pesar de que la sociedad en esa época no veía con buenos ojos el que una mujer se dedicara a otra cosa que no fuera atender a su marido, su hogar o sus hijos, ella consiguió lo que quería, y era pintar.
Se trasladó a Madrid, participó en exposiciones y concursos y llegó a ganar varios premios. Ninguna mujer que se dedicara a pintar o escribir firmaba sus obras con su nombre, pero ella sí lo hacía. Fue la primera en atreverse a hacerlo.
Con 26 años participó en la Exposición Nacional de Pintura con un cuadro de una mujer desnuda. Se inspiró en la Venus del Espejo de Velázquez, y se cree que ella misma fue su modelo, ya que a las mujeres no se les permitía pintar modelos desnudos al natural. Se enfrentó a los tabúes de la sociedad al pintar un desnudo femenino. La mujer pasó de ser modelo a pintora. Con este cuadro ganó el tercer premio.
La infanta Doña Isabel, conocida como La Chata, se entusiasmó tanto con el cuadro, que quiso conocer y felicitar personalmente a la artista.
Fue tanta la popularidad que consiguió con este cuadro, que su familia, asustada por el rumbo que estaba tomando su vida, fue a buscarla a Madrid para apartarla del camino que estaba llevándola a una vida falta de moral. No estaba bien visto que una mujer, y además soltera, triunfara en el arte de esa manera. Su padre, al volver a Granada, la obligó a entrar en el convento de las Adoratrices y profesar una vocación que no sentía.
Siguió pintando en el convento temas religiosos e incluso hizo un retrato de la fundadora de la obra, que terminó en el Vaticano. Poco a poco fue perdiendo creatividad y murió en el anonimato en el convento.
Este ejemplo nos muestra cómo una mujer y su libertad se ven truncadas por las imposiciones sociales y familiares de la época, que no veían en su talento un don excepcional, sino un motivo que podía ser un peligro para su moral. Las mujeres debían seguir el camino marcado por los hombres, que era ser el ángel del hogar.
NACIMIENTO: Madrid 1860
MUERTE: Madrid 1926
· Hija de nobles madrileños
· Se dedicó primero a dar conciertos de piano
· Fue copista del Museo del Prado
· Pintó un abanico para la Infanta Isabel (La Chata)
CUADROS
Una señora leyendo en su gabinete: 1878
Retrato de los Duques de Tetuán: 1882
Zoraya: 1884
En el jardín: 1884
Estudio al natural: 1887
En 1887 pintó el cuadro "Estudio del Natural", que es el cuadro de una mujer pintado por una mujer y firmado con el nombre de un hombre. La artista utilizó este nombre porque quería que juzgasen su obra por su valía, independientemente de su condición de mujer, ya que las obras pintadas por mujeres eran consideradas adorables o simpáticas. La crítica consideró su cuadro como “la prometedora obra de un joven artista”. Destacaron su calidad y su mérito. Fue adquirida por el estado español y actualmente se encuentra en el Teatro Real de Madrid.
Continuó firmando con el nombre de Luis Larmig con el fin de disipar los prejuicios que suponía ser una mujer en el mundo de las Bellas Artes.
Diez años después se desveló el auténtico nombre de quien lo había pintado.
Son por desgracia solo dos de tantas artistas que todavía hoy pasan inadvertidas en la Historia del Arte.
lunes, 19 de octubre de 2020
Crónica de un okupa
jueves, 8 de octubre de 2020
Mi experiencia COVID-19
miércoles, 15 de julio de 2020
Don José
Don José daba clase en un aula que decían que había sido una corraleta*. El patio trasero era un jardín descuidado que nadie pisaba. Él tenía una faringitis crónica y escupía las flemas por la ventana. Los niños a veces inventaban historias sobre ese patio lleno de flemas del aula de don José. Para mi novela, yo inventé un niño que caía enfermo de una enfermedad extrañísima. La cura estaba en una planta que había que buscar en una montaña lejana. A la planta le puse un nombre que todavía recuerdo: baltraza. Los niños de aquel colegio viajaban por el mundo buscando baltraza.
A las cinco de la tarde papá me tenía un horario de estudio. De cinco a siete tenía que encerrarme aunque no hubiera tarea en un cuartito minúsculo que estaba detrás del recodo del baño, y allí me ponía a escribir.
Tenía que llenar una página de mi cuaderno para no quedarme sin recreo, y yo medía cada milímetro de mi tarea:
—¿Y si pongo un diálogo vale?
—Sí –Decía don José.
—¿Aunque sea una palabra?
Aprendí a llenar la página de diálogos con un “sí” o un “vale”, porque así me ahorraba escribir un renglón.
Don José tenía métodos de enseñanza que él inventaba y que le funcionaban. En aquella época tenía una mesa grande con un banco a la derecha donde nos hacía esperar igual que la sala de espera de un dentista. Cuando te tocaba el turno le enseñabas el cuaderno y conseguías el visto bueno para salir al recreo. Pasaban las semanas y la cola de escritores iba menguando.
Ya no recuerdo lo que escribí en aquel cuaderno. Todos los niños de aquella escuela imaginaria se iban a la montaña y sé que yo alargaba las paradas del viaje para comprar las salidas de mis recreos. Mucho tiempo después de aquello, Agustina me explicó su novela, había copiado una de las aventuras de los Cinco de Enyd Blyton. Yo no copié nada porque no leía libros a esa edad. Yo me inspiraba en las viñetas de los viajes de Tintín que hojeaba en el desván de mi casa. El que más me hacía soñar era “Tintín en el Tibet”, pero estaba en francés así que yo tenía que imaginar lo que ocurría en aquellas viñetas sin leer los bocadillos.
Recuerdo que, cuando ya éramos un minúsculo puñado de aspirantes al premio Cervantes los que hacíamos cola, empecé a fijarme en su cara. Yo no miraba a la cara a los maestros, porque les tenía demasiado respeto, pero en el aburrimiento de la espera, descubrí que las cejas de don José ejercían la crítica literaria. Había arqueos de displicencia, desdén, y, a veces, horror. Pero, cuando llegaba el turno de mi manuscrito, vi que don José ponía atención. Jamás hizo otro elogio que el de permitirme salir al recreo, pero empecé a tener la impresión de que don José se había enganchado con aquel relato. Desde su trono de maestro de pueblo, intocable e irascible, aquel hombre tenía curiosidad por un relato que yo, un niño ignorante, fabricaba.
Un día levantó la mirada de mi cuaderno y descubrió la mía. Me había pillado observándolo, y reaccionó al instante, a partir de ese día dedicaba a mi cuaderno un gesto inescrutable y levantaba a menudo la mirada del papel. No volví a mirarlo nunca más, pero yo había empezado a ver mis escritos con otros ojos, ya no eran un vale que canjeaba por el patio, eran una rendija desde la cual yo, un niño de 9 años podía llegar a decir algo a un adulto poderoso.
No había leído ni una novela en aquellos tiempos, yo no era lector como Agustina. La literatura no me decía nada. Pero creo que aquella tarea tan peculiar de aquel maestro de escuela me hizo descubrir lo que es escribir. Se puede decir que don José fue el primer lector que tuve en mi vida.
* Corraleta: en mi pueblo llamamos así a las pocilgas.