El
martes 5 de marzo un nutrido grupo de alumnos del CEPA Pablo Guzmán asistió,
acompañado por varios profesores y amigos, a la representación de El jardín
de los cerezos (Anton Chéjov, 1860-1904) en el Teatro Valle-Inclán del
barrio de Lavapiés. Ernesto Caballero ha versionado y dirigido en esta ocasión
la obra, con un reparto en el que destacaba la conocida actriz Carmen Machi en
el papel de Lyubov Andreyevna, así como los actores Secun de la Rosa, Tamar Novas o Nelson
Dante.
El
jardín de los cerezos (1904) pretende, como otras obras de Chéjov, mostrar
la realidad de su país, el profundo cambio social que vivía Rusia, la
decadencia de las clases aristocráticas y de una particular forma de vida. En sus dramas presentó la degradación cultural y económica de los terratenientes
y la evolución de una nueva clase social, la llamada intelliguentsia o
clase media burguesa.
La
acción transcurre en la hacienda de Lyubov Andreyevna (Carmen Machi), una
amplia propiedad rural que tiene un huerto de cerezos. La propietaria vuelve a
su casa después de una larga estancia en París. Su situación económica es
desastrosa, las deudas harán que pierda la propiedad. Lopahim (Nelson Dante),
el hijo de unos siervos, se ha convertido en un adinerado comerciante y
aconseja a la familia que transformen el huerto de los cerezos en pequeñas
parcelas que podrán comprar familias para construir su casa de campo.
Andreyevna y su hermano Leonid Gayev (Secun de la Rosa) dejan pasar los días
sin tomar una decisión, apegados a sus recuerdos y a su ociosa forma de vida.
Finalmente Lopahim compra la propiedad, los antiguos propietarios deben
abandonarla y lo primero que hace es talar los cerezos.
Los
ensayos de la obra a finales de 1903 fueron complicados, pues los actores no
terminaban de entenderla. Konstantín Stanislavski, director del Teatro del Arte
de Moscú, recordaba: El espectáculo transcurría con dificultad, y no es
extraño porque la obra es muy difícil. Su encanto está en un imperceptible,
oculto y profundo aroma. Para poder percibirlo hay que hacer como si se abriese
el botón de una flor y se la obligase a desplegar los pétalos. Pero debe
hacerlo por sí misma, sin presión, pues de lo contrario se romperá la delicada
flor y perecerá. Chéjov asistía a muchos ensayos, a pesar de que su
tuberculosis se agravaba. Se sentaba en una fila del fondo, no en la mesa del
director, y no ponía pegas a los cambios que Stanislavski introducía en el
texto. Cuando le preguntaban decía: yo ya lo he escrito todo, soy médico, no
director.
Después
del estreno en Moscú, la función tuvo una larga vida. La compañía del Teatro
del Arte la representó por toda Europa e incluso por América. A medida que
maduraba, la obra aumentaba su calidad, según el propio director reconocía. En
1925 se estrenó traducida al inglés en Londres. En
España la obra se conoció primero en ruso, en 1932, cuando el Teatro del Arte
de Moscú la estrenó en el Teatro Español de Madrid. El jardín de los cerezos
pudo verse en castellano por primera vez en España en 1960, estrenada en el Teatro María Guerrero, con traducción
de Víctor Imbert y Josefina Sánchez Pedreño. La dirección fue de José
Luis Alonso y el reparto estuvo compuesto por Josefina Díaz, María Dolores
Pradera, José Bódalo, Berta Riaza, Alicia Hermida, Lola Gálvez, Ricardo
Alpuente, Antonio Ferrandis, José María de Prada y Manuel Tejada, con decorados
de Víctor María Cortezo.
(Cuadernos
Pedagógicos del Centro Dramático Nacional, nº 116)
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