viernes, 29 de marzo de 2019

Madrid

Mar de asfalto y arena, torres como olas, ríos bajo el suelo. Nubes blancas que decoran tu cielo, nubes negras que estremecen tus horizontes y la lluvia que lava tu cara. Tu luna es un espejismo en las noches de enero, es una inmensa bola de color fuego. En otoño nos asombras con los vivísimos colores de tu vegetación, a lo mejor, para compensarnos por tus fríos vientos, y tu luz, mágica, juega a impresionarnos en cada rincón de la ciudad cuyo nombre es Madrid. Sí, Madrid, que nos acoges bajo el gran techo azul, cuando se te antoja. Azul intenso cuando el aire barre tus espacios y nos envuelve en su frescor. Madrid ruidosa, que no impides a las golondrinas cantar cuando tu sol decide que ya es hora de tramontar. Madrid loca, chispeante, divertida y luminosa, que recibes a quien de cualquier lugar viniera sin preguntar siquiera su nombre; que, en verano, nos cueces y en invierno nos hielas y, sin embargo, aquí seguimos fieles a ti, porque de aquí no nos vamos y si nos fuimos, aquí volvimos.

Mª Luisa López

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