domingo, 25 de octubre de 2020

Pintoras ignoradas

 Por Mercedes Gozalvez


AURELIA NAVARRO
NACIMIENTO: Granada 1882
MUERTE: Córdoba 1968
· Vivió en Granada, Roma y Córdoba
· Empezó a destacar con 16 años
· Alcanzó la fama con 25 años
· Procedía de una familia adinerada
· Admiradora de Joaquín Sorolla
· Compartió gustos pictóricos con Julio Romero de Torres
· Primera mujer en pintar un desnudo
CUADROS
Sueño tranquilo: 1904
Joven con mantón: 1905
Niña jugando con las gallinas; 1906
Desnudo: 1908
AURELIA NAVARRO:
Fue una pintora nacida en Granada en 1882. Desde muy niña sintió que su deseo en la vida era dedicarse a la pintura, y a pesar de que la sociedad en esa época no veía con buenos ojos el que una mujer se dedicara a otra cosa que no fuera atender a su marido, su hogar o sus hijos, ella consiguió lo que quería, y era pintar.

Se trasladó a Madrid, participó en exposiciones y concursos y llegó a ganar varios premios. Ninguna mujer que se dedicara a pintar o escribir firmaba sus obras con su nombre, pero ella sí lo hacía. Fue la primera en atreverse a hacerlo.

Con 26 años participó en la Exposición Nacional de Pintura con un cuadro de una mujer desnuda. Se inspiró en la Venus del Espejo de Velázquez, y se cree que ella misma fue su modelo, ya que a las mujeres no se les permitía pintar modelos desnudos al natural. Se enfrentó a los tabúes de la sociedad al pintar un desnudo femenino. La mujer pasó de ser modelo a pintora. Con este cuadro ganó el tercer premio.

La infanta Doña Isabel, conocida como La Chata, se entusiasmó tanto con el cuadro, que quiso conocer y felicitar personalmente a la artista.

Fue tanta la popularidad que consiguió con este cuadro, que su familia, asustada por el rumbo que estaba tomando su vida, fue a buscarla a Madrid para apartarla del camino que estaba llevándola a una vida falta de moral. No estaba bien visto que una mujer, y además soltera, triunfara en el arte de esa manera. Su padre, al volver a Granada, la obligó a entrar en el convento de las Adoratrices y profesar una vocación que no sentía.

Siguió pintando en el convento temas religiosos e incluso hizo un retrato de la fundadora de la obra, que terminó en el Vaticano. Poco a poco fue perdiendo creatividad y murió en el anonimato en el convento.

Este ejemplo nos muestra cómo una mujer y su libertad se ven truncadas por las imposiciones sociales y familiares de la época, que no veían en su talento un don excepcional, sino un motivo que podía ser un peligro para su moral. Las mujeres debían seguir el camino marcado por los hombres, que era ser el ángel del hogar.

CONCEPCIÓN FIGUERA 8 (LUIS LARMIG)
NACIMIENTO: Madrid 1860
MUERTE: Madrid 1926
· Hija de nobles madrileños
· Se dedicó primero a dar conciertos de piano
· Fue copista del Museo del Prado
· Pintó un abanico para la Infanta Isabel (La Chata)
CUADROS
Una señora leyendo en su gabinete: 1878
Retrato de los Duques de Tetuán: 1882
Zoraya: 1884
En el jardín: 1884
Estudio al natural: 1887
CONCEPCIÓN FIGUERA MARTÍNEZ Y GÜETERO (firmaba sus obras como Luis Larmig):
En 1887 pintó el cuadro "Estudio del Natural", que es el cuadro de una mujer pintado por una mujer y firmado con el nombre de un hombre. La artista utilizó este nombre porque quería que juzgasen su obra por su valía, independientemente de su condición de mujer, ya que las obras pintadas por mujeres eran consideradas adorables o simpáticas. La crítica consideró su cuadro como “la prometedora obra de un joven artista”. Destacaron su calidad y su mérito. Fue adquirida por el estado español y actualmente se encuentra en el Teatro Real de Madrid.

Continuó firmando con el nombre de Luis Larmig con el fin de disipar los prejuicios que suponía ser una mujer en el mundo de las Bellas Artes.

Diez años después se desveló el auténtico nombre de quien lo había pintado.

Son por desgracia solo dos de tantas artistas que todavía hoy pasan inadvertidas en la Historia del Arte.

lunes, 19 de octubre de 2020

Crónica de un okupa

Amelia Glez. Luengo

Aquella mañana amaneció igual que otras muchas, pero no se podía imaginar María cómo se le iba a complicar el día. Es sabido por todos que el teléfono es portador de buenas y también malas noticias. Así, con una llamada de teléfono, comenzó: 

—María, ponte en marcha —le comentó Joaquín, el secretario de la comunidad—. Anoche, en la madrugada del jueves al viernes, y como estamos en la Semana Santa (aprovechando que hay menos población en las ciudades), con nocturnidad y alevosía, ha sido ocupada la vivienda del 1ºB, y tienes que acompañarme a comisaría para denunciar el hecho.

Lo primero que nos comunicaron los agentes fue que nosotros no podíamos poner la denuncia.

—¿Qué me dice Vd.? —le preguntamos al agente.

—¿Quiénes son Ustedes? —Somos la señora presidenta y yo soy el secretario de la comunidad referida.

—¿Quién es el propietario de la vivienda? Aquí Joaquín procedió a explicar los detalles al agente:

Sucede que está vivienda es una de las muchas propiedades de las que se han hecho cargo todos los bancos por falta del impago de sus obligaciones con ellos por sus antiguos propietarios. En este caso concreto, la propiedad la tiene La Caixa de Cataluña. El agente de policía nos atendió correctamente y procedió a decirnos verbalmente:

—¡Señora, este problema tiene muy mal arreglo! Este tipo de infracciones en este país tiene muy mala solución. Los amparan muchos derechos, ellos lo saben perfectamente, y en situaciones semejantes, este tipo de problemas no se resuelven en menos de dos años aproximadamente. Vayan haciéndose a la idea.

Volvimos de nuevo a comprobar cómo habían procedido. El corte de la luz de esa vivienda lo hicieron con el “consabido puente”. Verificamos también que habían colocado una goma extensible para evacuar las aguas hasta el sumidero de la terraza exterior de la cocina (estas fotos las tuvimos que aportar en comisaría). Como estamos hablando de un "puente laboral importante" y, no pudiéndose localizar al propietario, se nos permitió al final proceder a la denuncia.

No hace falta reseñar que, el primer día hábil, comunicamos a la entidad bancaria la situación. Así mismo también a la compañía de la luz. Aquí nos sorprendimos mucho, pero entendimos que no hicieron aprecio adecuado; quizás para la compañía es insignificante la pérdida y lo asumen tal cual. 

Ahora entramos en cómo se altera la vida de los vecinos ante una situación semejante. ¡Tener que compartir la casa con unos okupas dentro!

Este edificio es muy pequeño. Tiene únicamente seis viviendas, y dos de ellas están ocupadas por inquilinos, el del 1ºA (vecino colindante) que inmediatamente entra en shock y amenaza con abandonar la vivienda. Después de tranquilizarle y proporcionarle todas las medidas de seguridad posibles (un nuevo cerrojo FAC), se retracta y comunica que va a dar una tregua al propietario.

El vecino del 2º B, también alquilado, informa verbalmente al propietario de que a partir de ese momento va a dejar de pagar el alquiler: alega que, si tan fácilmente se puede ocupar una vivienda, ellos están igual, que tampoco tienen casa y tienen el mismo derecho. No quieren cargar con ese gasto. Está claro que hay que batallar y hacerles razonar para, primero, comprenderlos un poco, y después desarmar sus argumentos. Acuerdan finalmente que van a dejan correr los días hasta más ver. 

El resto de los propietarios están muy preocupados, confundidos..., asustados sería la palabra exacta. También para la comunidad de propietarios es un problema. Las entidades bancarias tienen unos gestores para administrar los gastos de los inmuebles incautados (sería la expresión), y tienes que entenderte más mal que bien (porque cambian continuamente de gestora) para reclamarles los gastos derivados de dicha vivienda: comunidad, agua, gas, limpieza, derramas, etc. Otro trastorno añadido. 

Sabemos que el grupo de okupas lo componen una pareja de adultos con dos niños menores. Como presidenta intento razonar con la pareja, pero es imposible con este colectivo; ellos se justifican comentando que están alquilados, que abonan el alquiler a un señor de etnia gitana que es el que les ha facilitado la llave de la vivienda, pero no así la del portal (hablaremos más tarde de esta segunda llave).

Dentro de lo que cabe esperar, mira que tener que decir todavía que se ha tenido suerte, que no tienen los vecinos a unos desalmados viviendo con ellos puerta con puerta... Eso sí, los okupas invadieron la vivienda del primer piso, y acceden a ella en dos zancadas. Hay que aclarar que intentan todo el tiempo pasar totalmente desapercibidos, no utilizan las terrazas, no dejan salir a los niños para no ser vistos e intentan no crear problemas. Pero eso sí, la comunidad ha tenido que hacer frente a un gasto extraordinario. Resulta que, como no les facilitaron la llave del portal, estos individuos funcionan así, a porrazos, y golpean la puerta del portal continuamente hasta que saltan la cerradura. Fueron innumerables las veces que, a medida que las estropeaban, la comunidad las reponía. Ellos continuaban con la misma actitud, y fue tal el problema que se creyó que había que encontrarle una solución. Se llegó de mutuo acuerdo con los vecinos al convencimiento de que, en beneficio de todos, había que facilitarles la llave del portal. 

¿Cómo lo ven? ¡Así, sin más!

Los policías hicieron acto de presencia en un momento concreto, estuvieron recabando información de los vecinos. Se sabe poco más. Seguramente seguirían con el procedimiento.

¿Conflictos a nivel de Comunidad? Todos los que genera una situación semejante.

Centrándonos en estos okupas concretos, como no conocemos sus circunstancias personales, sucedió que el okupa adulto terminó en la cárcel cuando llevaban viviendo en nuestro edificio un año y medio aproximadamente. No sabemos cómo, pero a los pocos días de estar interno, apareció muerto en el recinto carcelario. Una pena, pero para la comunidad de propietarios otro problema añadido, tenemos a una adulta con dos niños menores en la referida vivienda.

La última información que nos facilitó la entidad bancaria es la siguiente: llegaron a un acuerdo el SAREB y el Ayuntamiento de Madrid para que se les facilitara una serie de viviendas, para así ellos destinarlas a diferentes colectivos, los llamados alquileres sociales, estableciendo, eso sí, un tiempo prudencial. En el caso que nos ocupa, una de ellas se la ofrecieron a esta pareja. En el momento actual, y por un problemilla de comunidad, la mujer comentó que ya estaba en marcha el proceso de desahucio. Llevamos ya en esta situación tres años y seis meses.

Estas personas que ocupan infinidad de viviendas, en muchos casos están respaldadas por ONGs y distintos colectivos para ayudarles a resistir las presiones a las que se ven sometidos, apoyándoles con manifestaciones bien intencionadas, muy aparatosas. Cuando, pasado el tiempo, vienen a ejecutar la orden de desahucio, es muy triste, la verdad. Pero, ¿qué hay de la intranquilidad que se ha instalado en la sociedad? Las ocupaciones son, seguramente, muy problemáticas y, en algún caso será justificado, no lo dudo, pero ¿y el abuso?

—¿Y qué hay del problema tan horroroso que se le plantea a una familia al ser invadido su hogar y quedarse en la calle por no se sabe cuánto tiempo? ¿Y ese drama?

Lo que sí sabemos es que no lo resuelven el, o los, Organismos. No ofrecen soluciones, y la pelota ya se ha hecho muy grande.

A quien corresponda, no están sabiendo poner coto a un problema tan grande y tristemente tan común en la sociedad. Comprobar con qué indolencia tratan nuestras autoridades estas ocupaciones es tremendo. Resuélvanlo de una vez por todas: el nivel de intranquilidad es ya insostenible.

jueves, 8 de octubre de 2020

Mi experiencia COVID-19

La imagen es gentileza de José Luis López Saura

Haced caso a los consejos que dan desde el Ministerio de Sanidad sea cual sea vuestra ideología política, porque esto no es un cuento. Yo soy una privilegiada que puedo contar mi historia, pero otras se han quedado en el camino, por desgracia. Sobre todo, haced el bien y no miréis a quién.

Por Tamara Fernández

Soy auxiliar de geriatría, y con tan solo 35 años he sabido lo que es estar al borde de ese abismo llamado muerte. 

El día 4 de abril de 2020 quedará grabado en mi cabeza toda mi vida. Me levanté por la mañana después de haberme tirado el día anterior 16 horas trabajando en la residencia con malestar general, fiebre de 38,5, tos seca, dolor de garganta y pecho y dificultad respiratoria. Con ese cuadro, llamé al centro de salud, el cual mandó una ambulancia a mi casa de inmediato para llevarme al hospital.

Cuando llegué al hospital, lo primero que hicieron fue hacerme una placa de tórax, una analítica y una PCR y me pasaron a la Unidad COVID-19. Después de dos horas de espera y con el oxígeno puesto, sola, sin ningún familiar a tu lado, se me cayó el mundo encima. Me dijeron que tenía una neumonía bilateral compatible con COVID-19 y que la analítica y la PCR terminarían de confirmarlo horas más tarde. Me dijeron que mi estado era grave y que me tenía que quedar ingresada. Por falta de sitio me mandaron al hospital que montó la Comunidad de Madrid en IFEMA. El traslado fue un poco surrealista, puesto que nos metieron en un autobús medicalizado a todas las infectadas de COVID-19 como ovejas que van al matadero.

A mi llegada a dicho hospital me tuvieron que meter en la zona denominada allí "UVI", porque mi saturación de oxígeno era muy baja y por la gravedad de mi estado. Estuve ingresada durante 8 días, sin apetito, hablando con mi familia por videollamada, llorando a cada rato en silencio.

Cuando ya por fin el médico me dio el alta del hospital, tuve que estar en casa 45 días más encerrada en una habitación viendo a mi hija por una ventana y a mi marido a dos metros de mí dejándome la comida en la puerta de la habitación, como si estuviera en una celda de castigo de cualquier cárcel. 

Para mi desgracia, la COVID-19 me ha dejado lesiones en los pulmones y corazón,  y un recuerdo de soledad de por vida. Y como agradecimiento a la dedicación en mi trabajo, el lugar donde me contagié, me han despedido sin piedad alguna; ahí es donde se demuestra una vez más que para los empresarios somos un numero de empleado o de seguridad social, llámalo como quieras, y que nuestras vidas les importan más bien poco.

miércoles, 15 de julio de 2020

Don José



Creo que fue el año que yo hacía 5º de EGB. A don José se le ocurrió que debíamos hacernos novelistas. Dijo que era una cosa muy fácil que cualquiera podía hacer y nos hizo comprarnos un cuaderno.

Don José daba clase en un aula que decían que había sido una corraleta*. El patio trasero era un jardín descuidado que nadie pisaba. Él tenía una faringitis crónica y escupía las flemas por la ventana. Los niños a veces inventaban historias sobre ese patio lleno de flemas del aula de don José. Para mi novela, yo inventé un niño que caía enfermo de una enfermedad extrañísima. La cura estaba en una planta que había que buscar en una montaña lejana. A la planta le puse un nombre que todavía recuerdo: baltraza. Los niños de aquel colegio viajaban por el mundo buscando baltraza.

A las cinco de la tarde papá me tenía un horario de estudio. De cinco a siete tenía que encerrarme aunque no hubiera tarea en un cuartito minúsculo que estaba detrás del recodo del baño, y allí me ponía a escribir.

Tenía que llenar una página de mi cuaderno para no quedarme sin recreo, y yo medía cada milímetro de mi tarea:

—¿Y si pongo un diálogo vale?

—Sí –Decía don José.

—¿Aunque sea una palabra?

Aprendí a llenar la página de diálogos con un “sí” o un “vale”, porque así me ahorraba escribir un renglón.

Don José tenía métodos de enseñanza que él inventaba y que le funcionaban. En aquella época tenía una mesa grande con un banco a la derecha donde nos hacía esperar igual que la sala de espera de un dentista. Cuando te tocaba el turno le enseñabas el cuaderno y conseguías el visto bueno para salir al recreo. Pasaban las semanas y la cola de escritores iba menguando.

Ya no recuerdo lo que escribí en aquel cuaderno. Todos los niños de aquella escuela imaginaria se iban a la montaña y sé que yo alargaba las paradas del viaje para comprar las salidas de mis recreos. Mucho tiempo después de aquello, Agustina me explicó su novela, había copiado una de las aventuras de los Cinco de Enyd Blyton. Yo no copié nada porque no leía libros a esa edad. Yo me inspiraba en las viñetas de los viajes de Tintín que hojeaba en el desván de mi casa. El que más me hacía soñar era “Tintín en el Tibet”, pero estaba en francés así que yo tenía que imaginar lo que ocurría en aquellas viñetas sin leer los bocadillos.

Recuerdo que, cuando ya éramos un minúsculo puñado de aspirantes al premio Cervantes los que hacíamos cola, empecé a fijarme en su cara. Yo no miraba a la cara a los maestros, porque les tenía demasiado respeto, pero en el aburrimiento de la espera, descubrí que las cejas de don José ejercían la crítica literaria. Había arqueos de displicencia, desdén, y, a veces, horror. Pero, cuando llegaba el turno de mi manuscrito, vi que don José ponía atención. Jamás hizo otro elogio que el de permitirme salir al recreo, pero empecé a tener la impresión de que don José se había enganchado con aquel relato. Desde su trono de maestro de pueblo, intocable e irascible, aquel hombre tenía curiosidad por un relato que yo, un niño ignorante, fabricaba.

Un día levantó la mirada de mi cuaderno y descubrió la mía. Me había pillado observándolo, y reaccionó al instante, a partir de ese día dedicaba a mi cuaderno un gesto inescrutable y levantaba a menudo la mirada del papel. No volví a mirarlo nunca más, pero yo había empezado a ver mis escritos con otros ojos, ya no eran un vale que canjeaba por el patio, eran una rendija desde la cual yo, un niño de 9 años podía llegar a decir algo a un adulto poderoso.

No había leído ni una novela en aquellos tiempos, yo no era lector como Agustina. La literatura no me decía nada. Pero creo que aquella tarea tan peculiar de aquel maestro de escuela me hizo descubrir lo que es escribir. Se puede decir que don José fue el primer lector que tuve en mi vida.

José Contreras

* Corraleta: en mi pueblo llamamos así a las pocilgas.

martes, 9 de junio de 2020

Biografía de mi abuela

Hilario Aizcorbe

Mi abuela, Rocío Rosado, nació en Madrid el 26 de diciembre de 1933 en plena Segunda República, y dos años después de que en España se  firmara la Constitución de 1931.

Tres años después de su nacimiento, en 1936, estalla la Primera Guerra Civil, que durará hasta 1939, significando para España un antes y un después. Para mi abuela también supuso muchos cambios, ya que, según palabras textuales de mi abuela: “Fue un desastre; era desolador ver a gente de la misma familia cada uno en un bando, unos contra otros”. 

Al comenzar la guerra, su padre entra en el conflicto en el bando republicano como soldado. Esa fue la última vez que mi abuela, con solo tres años, le vio y abrazó. También se alista su tío, ambos en el bando republicano.

La Primera Guerra Civil se desarrolló principalmente en Madrid. Por ello mi abuela, junto con su madre, se mudaron a un pueblo de Valencia donde tenían familiares. Mientras estaban en Valencia, mi abuela comenzó a ir al colegio y a hacer vida normal, dentro del contexto que estaban viviendo. 

Una vez terminada la guerra y pasados dos años, mi abuela, junto con su madre, volvieron a Madrid, donde tuvieron que comenzar una nueva vida, afrontando las dificultades que la posguerra suponía. La madre de mi abuela comenzó a trabajar como costurera y mi abuela continuó sus estudios en un colegio municipal de la capital.

Durante la adolescencia de mi abuela y hasta 1975, mi abuela vivió la dictadura de Francisco Franco, una época que, junto a la posguerra, supuso en España una gran dificultad tanto social como económica. En el caso de la familia de mi abuela, todo el dinero con el que contaban era republicano, por lo que tuvieron que comenzar una nueva vida después de la guerra y sacar adelante a una familia de seis miembros.

Mi abuela terminó sus estudios y comenzó a trabajar ayudando a su madre y más tarde en la Dirección General de Tráfico, siendo una de las pocas mujeres que trabajaban por aquel entonces. 

En esa época, sumidos todavía en una dictadura, conoce a mi abuelo Fernando, un madrileño que trabajaba para una compañía americana, y se enamoran. 

En 1960, coincidiendo con el fin de la posguerra y la recuperación de la normalidad y la estabilidad en España, mis abuelos se casan en Madrid, y entonces comienza una nueva vida para ella. 

Por aquel entonces estaba comenzando una época de desarrollo y prosperidad en el país y todo comenzaba a ser más estable. 

Dos años después de casarse, en 1962, aún bajo la dictadura franquista, nace su primer hijo, Fernando, mi padre. Dos años después, su primera hija, Berta. Vivían en una casa de clase media en la zona de Delicias, en Madrid, y allí siguieron completando la familia, mientras que ambos seguían trabajando, hasta que, después de tener a Ignacio y a Patricia, tuvieron a su último hijo, Guillermo, en 1975. Esto coincidió con el fin de la dictadura de Francisco Franco y la muerte de este, y con el inicio de lo que podía ser para España una nueva vida. 

En noviembre de 1975 Juan Carlos I fue proclamado rey de España, y con ello se instauró una monarquía democrática.

En ese momento comenzó un periodo llamado transición española, en el cual gobernaron Arias Navarro, Adolfo Suárez (1976) y Felipe González. Este proceso llevó a España a convertirse en una democracia.

En 1977 se celebraron en España las primeras elecciones democráticas, siendo la primera vez, con 43 años, que mi abuela pudo ejercer derecho a voto. En ese momento, el país terminó con casi cuarenta años de dictadura y pasó a ser un estado democrático con la Constitución firmada en 1978.

Por aquel entonces, pasaban los fines de semana en una casa en un pueblecito al sur de Madrid llamado Batres, donde sus hijos pasaron la mayor parte de su infancia. Hoy en día sigue siendo la casa donde vive mi abuela y disfrutamos de la vida en familia.


El español de América en la canción-poesía de Chabuca Granda


JOSÉ ANTONIO

Por una vereda viene
cabalgando José Antonio.
Se viene desde el Barranco
a ver la flor de amancaes.
En un berebere criollo
va a lo largo del camino,
con jipijapa, pañuelo
y poncho blanco de lino.

Mientras corre la mañana,
su recuerdo juguetea
y con alegre retozo
el caballo pajarea.
Fina garúa de junio
le besa las dos mejillas
y cuatro cascos cantando
van camino de Amancaes.

Qué hermoso que es mi chalán,
cuán elegante y garboso
sujeta la fina rienda de seda
que es blanca y roja.
Qué dulce gobierna el freno
con solo cintas de seda
al dar un quiebro gracioso
al criollo berebere.

Tú, mi tierra, que eres blanda,
le diste ese extraño andar
enseñándole el amblar
de paso llano gateado;
siente cómo le quitaste
durezas del berebere,
que allá en su tierra de origen,
arenas le hacían daño.

Fina cadencia en el anca,
brillante seda en las crines,
el nervio tierno y alerta
para el deseo del amo.
Ya no levanta las manos
para luchar con la arena,
quedó plasmado en el tiempo
su andar de paso peruano.

José Antonio, José Antonio,
¿por qué me dejaste aquí?
Cuando te vuelva a encontrar,
que sea junio y garúe.
Me acurrucaré a tu espalda
bajo tu poncho de lino,
y en las cintas del sombrero
quiero ver los amancaes
que recoja para ti,
cuando a la grupa me lleves,
de ese, tu sueño logrado,
de tu caballo de paso,
aquel del paso peruano.

Mª Isabel Granda y Larco (1920-1983)


amancaes o amancayes: Nombre de diversas plantas cuya flor, blanca o amarilla, recuerda a la azucena. ‖ Flor de esas plantas.
berebere: Bereber, beréber
criollo: Autóctono o propio de un país hispanoamericano, o del conjunto de ellos.
jipijapa: Sombrero de ala ancha tejido con paja muy fina, que se fabrica en Jipijapa y en otras varias poblaciones ecuatorianas.
pajarear: Dicho de una caballería: espantarse, asustarse.
garúa: Llovizna
chalán: Domador y adiestrador de caballos.
amblar: Dicho de un animal: andar moviendo a un tiempo el pie y la mano de un mismo lado.
garuar: Lloviznar


Chabuca Granda compuso en 1957 este vals en homenaje a Don José Antonio de Lavalle y García, criador de caballos limeño que seleccionó y preservó, a principios del siglo XX, el caballo de paso peruano.
Chabuca narra un paseo de Don José Antonio hacia la Pampa de Amancaes de la ciudad de Lima durante la fiesta del mismo nombre.

Escucha aquí la canción completa

Chabuca Granda explica e interpreta parcialmente la canción aquí (TVE, 1977)

sábado, 6 de junio de 2020

Artemisa, una pintora desconocida

Judith decapitando a Holofernes

El día 12 de marzo en el CEPA nos dijeron que iban a cerrar los colegios. Nadie se imaginaba el tiempo que iba a pasar, no solo con los colegios cerrados, sino casi con todo.

Al pasar los días todos tuvimos que buscarnos actividades para que el tiempo se nos hiciera más llevadero. Yo me dediqué a la lectura, pasatiempo que desde siempre ha sido para mí el mejor. Después de varios libros de temas diversos, leí uno sobre el pintor barroco Caravaggio. Me pareció tan interesante su vida que comencé a buscar más pintores de ese periodo del arte. Algunos me resultaban conocidos solo por el nombre, otros por sus obras al ser muy famosos. Entre ellos están españoles como El Españoleto, Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Claudio Coello, Murillo... Y otros de países europeos como el mencionado Caravaggio, Tizziano, Rubens, Rembrant, Van Dyck, James Vermeer…

Decidí ponerme a investigar sobre sus vidas y hacerme unas fichas con sus datos para poder conocerlos mejor. Entre los pintores de ese periodo (Barroco) descubrí a una pintora, hecho que me llamó mucho la atención por lo insólito, ya que no hay muchas mujeres pintoras reconocidas. Su nombre es Artemisa Gentileschi, y su vida también es asombrosa por un hecho trágico que le ocurrió.

Nació en Roma en 1593, fue una pintora que trató de copiar en su obra el estilo de Caravaggio. Se la compara con él por la violencia y el dinamismo que expresa en alguna de sus obras.

Dicen que Caravaggio pintaba de esa manera debido a su temperamento violento, y Artemisa lo hacía debido a la tragedia por la que tuvo que pasar. En aquella época, los muchachos que querían ser pintores acudían a talleres de otros pintores más expertos para perfeccionar sus habilidades y adquirir más conocimientos, antes de poder recibir el título de pintor y poder vivir de su arte. Artemisa, al ser mujer, no podía acudir a ninguno de ellos. Su padre, que era pintor, le dio sus primeras clases, y después contrató a otro pintor llamado Agostino Tassi para que continuara enseñándola. Con 17 años pintó su primer cuadro, titulado “Susana y los viejos”. Este cuadro fue atribuido a su padre durante mucho tiempo.

A los 18 años, ese pintor que era su profesor la violó, y al ser descubierto prometió casarse con ella. Pero más tarde renegó de su promesa, pues ya estaba casado, y el padre de Artemisa lo denunció. El juicio duró siete meses, y durante ese tiempo Artemisa sostuvo su acusación de haber sido violada a pesar de haber sido sometida a tortura para saber si decía la verdad. También tuvo que someterse a un examen ginecológico para demostrar que había sido desflorada. Esto ahora nos parece normal, pero en aquel tiempo era una gran humillación.

Su violador solo fue condenado a un año de prisión y a cinco años de exilio, y eso que también fue acusado de intentar matar a su esposa, practicar incesto con su cuñada e intentar robar unos cuadros al padre de Artemisa. ¡Por todo eso solo un año de prisión y después el exilio, que consiste únicamente en cambiar de domicilio! Ya se ve que, desde la antigüedad, el violar a una mujer, para la ley tenía y tiene muy poca importancia.

¡Perdón, que me voy de tema!

Un año después de este suceso, Artemisa pintó el cuadro de Judith decapitando a Holofernes (que se encuentra en la galería de los Uffizi en Florencia). Este cuadro impresiona por la violencia que representa, y ha sido interpretado como el deseo de venganza hacia su violador, ya que tanto Holofernes como Judith tienen rasgos faciales parecidos a los de ellos dos.

Al poco tiempo Artemisa se casó con otro pintor, en un matrimonio arreglado por su padre para restaurar su honor. Artemisa y su marido se fueron a vivir a Florencia y allí se convirtió en una exitosa pintora de la corte. Fue la primera mujer en entrar en la Academia de Diseño de Florencia. Vivió y pintó en Roma, Nápoles y Londres. En esta última ciudad pintó para el rey Carlos I de Inglaterra. Volvió después a Nápoles, donde murió a causa de la peste en 1653. Después de su muerte fue prácticamente olvidada hasta el siglo XX.

Os animo a conocer también la vida de Caravaggio, que es muy particular.

Mercedes Gozálvez

jueves, 4 de junio de 2020

Sueño

¿Sueño o imaginación?
Habitación en llamas
de imaginación serena.
Habitación pequeña
de grandes sueños.

Habitación pequeña
como los sueños
metidos en las
almas pequeñas y solitarias.

Caja embellecida de sueños.
Adoración envuelta y venerada
en tejados y chimeneas de diversos
tamaños y pesares,
en una ventana con vistas a un mundo
de sentimientos grandes y pequeños.

                          Mª Irene Moraleja Luque

martes, 2 de junio de 2020

Asesinos invisibles

P. Sardinero

No penséis, al leer el título, que os voy a hablar de asesinos dictadores locos o de grandes reyes homicidas ávidos de riquezas y reinos: los grandes asesinos de la historia han sido y serán las bacterias y los virus. Así lo afirman los divulgadores e investigadores científicos, epidemiólogos y biólogos.

Ellos son los que han provocado las grandes epidemias de la historia llevándose por delante a millones de personas. El sarampión, que acabó con más de 200 millones de personas, o el virus del sida (VIH) que ha matado a más de 35 millones; pero el primer premio se lo lleva el homicida número uno de la historia, el virus de la viruela. Se calcula que este virus mató a más de 300 millones de personas. Ellos son la mejor arma, los únicos capaces de destruir la humanidad.

Hasta la fecha, las cinco pandemias más letales en el mundo han sido: viruela, sarampión, la mal llamada gripe española, la peste negra y el VIH. El más letal de todos el variola, virus causante de la viruela, hoy erradicada gracias a la vacuna descubierta por el médico inglés Edward Jenner a pesar de que por el año 1797 los microscopios dejaban mucho que desear.

En el año 1798 Jenner publicó sus investigaciones y acuñó el término “vacuna”, que procede del latín vacca, vaca. Todo tiene su explicación. El primer paciente humano del Dr. Jenner fue un niño de 8 años a quien su vaca le había contagiado la viruela. Al pequeño se le inoculó el virus de viruela bovina y experimentó una gran mejoría.

En la actualidad, el principio de la vacuna de Jenner es exactamente el mismo, aunque el método es mucho más simple y efectivo. La vacuna de la viruela fue mejorada por científicos de la talla de Pasteur. Las campañas mundiales de vacunación masiva redujeron los casos de viruela hasta que, en el año 1980, la OMS declaró oficialmente que el mundo estaba libre de viruela.

Afortunadamente, frente al sarampión existe hoy en día vacuna. Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año.

Una de las crisis más graves de salud pública de la historia fue la mal llamada gripe española. En 1918 mató, en apenas dos años, entre 50 y 100 millones de personas. Este virus solito se llevó por delante entre el 3 y el 6% de la población mundial.

La Yersinia pestis fue la culpable de la epidemia de peste negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV. Era un bacilo que se transmitía a través de pulgas y piojos que vivían en ratas y en los propios humanos. Se cree que la epidemia empezó en Asia y se dispersó a Europa a través de las rutas comerciales. En el conjunto de Europa murieron unos 50 millones de personas. Total, nada...

El VIH, si no se trata, mata de media al 80% de los infectados. Este virus se expandió hace cuatro décadas. A finales de 2016 había en el mundo unos 36,7 millones de infectados. A estas alturas todos sabemos cómo se transmite este virus. Prevenir el contagio con las distintas medidas existentes es la mejor forma de contenerlo. A día de hoy no hay cura para la infección por VIH.

No hace mucho la OMS publicó un informe en donde alertaba de que el riesgo de que se produjera una pandemia global a escala mundial estaba creciendo. Solo han hecho falta unos pocos meses, en concreto hasta diciembre de 2019 en China, para que surgiera el nuevo SARS-Cov-2 que ha originado la nueva pandemia del COVID-19.

El pasado 11 de marzo la OMS declaró la existencia de una pandemia global mundial por coronavirus, la primera de la historia por este tipo de virus. Todos sabemos lo que ha venido después.

Científicos de todo el mundo trabajan sin descanso para encontrar una cura, pero este virus muta constantemente, y encontrar una vacuna llevará todavía muchos meses.

Las cifras de contagiados y fallecidos por este virus no las voy a buscar porque me aterran, sin contar todas las personas que aun habiendo superado la infección han quedado con secuelas graves para toda su vida.

Ha pasado, y seguirá pasando, aunque queden ya muy lejos las grandes epidemias de la historia. Hay que tomar conciencia de que los seres humanos somos muy vulnerables y de que hay que librar una dura batalla contra ellos. Apostar e invertir en investigación y reforzar nuestro sistema de salud sería una buena manera de empezar a combatirlos.

Siempre habrá asesinos invisibles observándonos, algunos más débiles que otros. Siempre habrá epidemias acechando en un mundo globalizado imposibles de impedir. Hay que cambiar la forma de afrontarlas, estar preparados y, sobre todo, aprender de nuestros errores.

Lo que está claro es que, después de superar esto, todos habremos aprendido algo.

domingo, 31 de mayo de 2020

Sobre el coronavirus



Algo terrible cuyo final nadie es capaz de anticipar con exactitud, que se ha llevado por delante tantas vidas, con situaciones muy dramáticas; véanse las imágenes del Palacio de Hielo con colas de coches fúnebres... Se ponen los pelos de punta.

En nuestra familia, mi cuñada (mi hermana) lo ha pasado, y nosotros hemos sufrido bastante, pues ella ha estado sola y creíamos que se iba, solo con las indicaciones médicas a través del teléfono. Gracias a Dios, ahí está con 80 años y muchas ganas de vivir.

Nosotros aquí seguimos, sin salir. Nos da reparo, viendo la irresponsabilidad de la gente según imágenes de los medios. Da miedo volver atrás. De momento estamos bien, con ganas de abrazar a los hijos y los nietos, aunque nos vemos por videollamada y jugamos al bingo.

Por lo demás, un apunte político: la triste imagen que proyectan en medio de la tragedia humana, sanitaria y económica.

Bartolomé y Josefa

martes, 26 de mayo de 2020

Coronavirus 2020

Todo comenzó allá por el mes de febrero, mientras hacíamos vida normal, ajenos a lo que se nos venía encima. Nadie nos informó de la grave situación hasta el 14 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma. A partir de ese día cambiaron nuestras vidas.

El domingo 15 de marzo regresaba de Segovia, donde había pasado el fin de semana, como suelo hacer. ¡Quién nos iba a decir que íbamos a vivir esta experiencia! ¡Perdimos nuestra libertad, lo más preciado, y a día de hoy todavía no la hemos recuperado! ¡Quién sabe cuándo!

Desde entonces se acabaron las reuniones familiares y de amigos, con la preocupación de que alguien cercano enfermara, aterrorizados por las cifras de enfermos y fallecidos. Seguro que todos tenemos personas cercanas que lo han vivido. Hemos tenido que cambiar temporalmente nuestro estilo de vida y vivir en aislamiento. Esto hace que muchas personas nos sintamos inquietas, deprimidas, con insomnio y muchísimo miedo a salir para ir, por ejemplo, al supermercado, y ver a tantas personas esperando para entrar. Tanto es así, que el primer día no esperé; regresé a casa, tropecé, y me caí. Una persona me ayudó a levantarme y me vi con heridas en manos, rodillas, codos...

Es una gravísima situación, tanto sanitaria como económica, la que estamos viviendo, aunque parece que esto empieza a cambiar… Pero el escenario ha sido apocalíptico, con un miedo caótico a contagiarnos, sobre todo los primeros días. ¡Qué sufrimiento el de aquellas familias que han perdido a sus seres queridos sin posibilidad de poder acompañarlos en esos momentos tan difíciles!

Si algo hemos aprendido, es el valor de lo pequeño.

Me uno al dolor de sus familias.

Descansen en Paz.
Ana María López

domingo, 24 de mayo de 2020

Reflexiones sobre el COVID-19

José Luis López Saura

Maricarmen Prieto

Día 10 de marzo de 2020

—La empresa me ha dicho que os comunique que mañana se cierran los colegios durante 15 días en toda España; los casos de coronavirus han aumentado mucho y hay que proteger a los niños —dijo la coordinadora del colegio donde estaba trabajando de monitora.

Para mí todo empezó ese 11 de marzo. Luego, dos días después, el presidente del gobierno Pedro Sánchez anunció que se decretaba el estado de alarma por 15 días y que comenzaría el 14 de marzo. Era la segunda vez que se implantaba en España en 42 años de democracia.

Muchas personas de mi entorno y yo misma creíamos que, efectivamente, en 15 días estaba solucionado el problema, y todo se quedaría en poca cosa; y más cuando nos decían desde el Ministerio de Sanidad y los científicos especialistas en pandemias que nuestra sanidad era fuerte y sabría atajar esta crisis sanitaria. La verdad es que los casos iban creciendo muy deprisa, y no fue nada sencillo. La situación estaba siendo muy complicada, y es que estábamos inmersos en una grave pandemia global, y la sanidad no daba abasto, hacían falta muchos profesionales, se contrataba a muchísimos profesionales de la sanidad, y a auxiliares como celadores, para atender los numerosísimos casos que se estaban produciendo. Fueron unas semanas muy duras. En estas circunstancias tan críticas nos dimos cuenta de cuán frágil es la sanidad de cualquier país ante una pandemia de estas características. Pero a pesar de todo, los profesionales sanitarios han dado todo lo que estaba en su mano, se han dejado la piel, la mayoría de las veces han trabajado sin el material de protección adecuado, y eso les ha causado muchos casos positivos por la COVID-19. Hay un porcentaje muy alto de afectados, y es que han estado trabajando por encima de sus posibilidades, trabajando sin descanso, con mucho estrés, y eso ha hecho mella en su estado anímico y en sus fuerzas, por lo que les tendremos siempre que agradecer toda su entrega. Los ciudadanos, en agradecimiento a todo su esfuerzo, salíamos a los balcones a aplaudir para darles mucho ánimo y transmitirles el apoyo de la ciudadanía a toda su labor. Los aplausos también eran para los no sanitarios, los transportistas, los farmacéuticos, todas las personas y empresas esenciales que trabajaron en esos días tan caóticos en España. Ellos nos hicieron la vida más fácil mientras se jugaban sus vidas.

Evidentemente, ante esta situación de crisis sanitaria el presidente del gobierno ha tenido que proponer más estados de alarma, los cuales han salido adelante con una mayoría en el Congreso de los Diputados, a veces con un sí unánime, y otras veces con abstenciones.

Ya han pasado setenta días desde la primera proclamación del estado de alarma, y aquí seguimos. Aún no hemos recuperado del todo la vida que teníamos antes de la pandemia. El país va entrando poco a poco en la llamada “nueva normalidad”, por fases; estamos inmersos en una desescalada. Creo que el Gobierno la está haciendo de manera lenta y progresiva para evitar que haya rebrotes y que se puedan volver a colapsar los hospitales y las UCIs.

Esta pandemia va a dejar una crisis global muy fuerte a nivel económico. España lo va a acusar muy especialmente, ya que la mayoría de sus ingresos vienen dados por el turismo y es ese sector el que está más afectado, y a corto y medio plazo va a ser difícil que se pueda volver a los niveles de visitantes de fuera de nuestras fronteras.

Solo en España hay millones de personas que han sufrido un ERTE, hay muchas familias que no tienen ingresos y tienen que acudir a los bancos de alimentos. Antes de la grave crisis sanitaria ya había familias que tenían que acudir a estos organismos a pedir ayuda, pero ahora se han multiplicado por cuatro las familias que necesitan de ella.

Este gobierno ha aprobado el ingreso mínimo vital, que por lo menos paliará un poco la necesidad económica por la que están atravesando muchas familias, al menos hasta que volvamos a la normalidad, y la economía vuelva a resurgir con fuerza en nuestro país.

A estas alturas de la pandemia, los partidos de la oposición se han implantado en el "no" a todo lo que propone el Gobierno. No están mirando por los ciudadanos, no están siendo objetivos con lo que está sucediendo en el país. La clase política tendría que estar a la altura de las circunstancias tan graves de salud pública, deberían arrimar el hombro y dejar de hacer oposición; ya habrá tiempo de eso.

Por decir algo positivo de esta pandemia, es maravilloso cómo la naturaleza ha salido beneficiada de este parón en la vida de los habitantes de este planeta. La especie humana somos los destructores de este hermoso planeta, nos han llegado imágenes de cómo se ha regenerado el agua de los ríos, de los canales de Venecia, cómo la contaminación ha desaparecido casi al completo... Se ha respirado un aire más limpio, y hasta los animales han hecho suyas las ciudades. Hemos tenido preciosas imágenes de la transformación del planeta en pocas semanas de confinamiento.

Ahora que ya podemos empezar a salir de este confinamiento, debemos ser más prudentes y conscientes de que no nos podemos relajar, de que cualquier error nos llevará otra vez a una situación insostenible para las urgencias y UCIs de los hospitales, y no nos lo podemos permitir por lo que ello supone para todo el país.

Ha sido una experiencia muy fuerte para esta generación. Este parón nos ha tenido que valer para algo, cuando menos para que haya un cambio a nivel personal y social. Quiero creer que esta pandemia ha sacado lo mejor de las personas. Ha habido una gran generosidad por parte de muchas personas, organismos y colectivos profesionales.

Somos un gran país y necesitamos unos políticos que estén a la altura.