miércoles, 21 de diciembre de 2016

Sólo soy yo. Teatro

Miércoles 21 de diciembre de 2016
El grupo de teatro del CEPA Pablo Guzmán "Armonía
A las 17.00 horas
Representación de la obra


“Sólo soy yo”


Basado en la leyenda “El origen del amor ciego”.
Adaptación y arreglos: David Díaz León

Reparto:

Narrador: . . . David
Amabilidad: . Mary
Amor: . . . . . . Marisa
Avaricia: . . . . Alicia
Creatividad: . Juani
Curiosidad: . . Encarna
Felicidad: . . . . Rym
Generosidad: . Ma Carmen
Idea:......... Miguel Ángel
Maldad: . . . . . Riansares
Locura: . . . . . Raquel
Pesimismo . . . José

Presentación:

Obra:

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A continuación

Con las voces del grupo "Armonía"

Villancicos Navideños

Adeste Fideles


 Las palmeras de mi tierra


Din, Don

Esta noche nace el niño


La gente se quiere mucho



Los campanilleros |



Además la novedad

El chotis de Belén



Dime niño de quién eres


lunes, 19 de diciembre de 2016

Los Justos

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
EI que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Jorge Luis Borges (La cifra, 1981)

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Eduardo Mendoza Príncipe de Asturias

Cinco novelas de Eduardo Mendoza que no te puedes perder


Otros de los dos candidatos del Premio Cervantes lo han definido -no sin segundonería- como "correcto" o "digno". Pero a Mendoza se le conoce leyéndole. Aquí cinco de las obras que conforman su perfil.
El Español

Satírico, humorístico, esperpéntico, transgresor sin perder la mesura, carnavalesco sin renunciar a la elegancia. Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) es el Premio Cervantes 2016. Luis Goytisolo, el eterno candidato, lo ha definido como un narrador "muy correcto", y Álvaro Pombo, otro de los aspirantes al premio más importante de las letras españolas, ha tildado la elección de "digna". Pero Mendoza es un autor prolífico que ha hecho de Barcelona su cuartel general y la ha exprimido hasta traducirla en un sardónico retrato del ser humano, en un dibujo social que sólo tiene grietas en forma de coñas.

Se mueve por los páramos más extraños: la novela negra, la gótica, la picaresca, coquetea con el absurdo, con el surrealismo y hasta con el folclore. Aquí cinco de las obras que no se puede perder nadie que quiera conocer al nuevo heredero de Cervantes.

1. LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA

La primera. La imperdible. La publicó en 1975, estando en Estados Unidos -en 1973 se marchó a Nueva York como traductor de la ONU-. Su título original era Los soldados de Cataluña, pero la censura franquista le obligó a rebautizarla. Su protagonista, Javier Miranda, es un chico vallisoletano que viaja a Barcelona a principios del siglo XX en busca de trabajo. Entra a trabajar en un despacho de abogados y pronto conoce a su mentor, el empresario francés Paul André Lepprince. La verdad sobre el caso Savoltase desenvuelve en un mosaico de sucesos turbios, de ambiciones, de recuerdos, y, por qué no, de amor, gracias a la fascinante María Coral -que enloquece a Lepprince-.

El Premio Cervantes 2016 le ha sido concedido a Mendoza, precisamente, porque con esta novela "inaugura una nueva etapa en la narrativa española en la que se devolvió al lector el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta, y que ha mantenido a lo largo de su brillante carrera como novelista". Muchos llaman a esta obra "la primera novela de la transición democrática", ya que recoge el panorama de luchas sindicales de principios del siglo XX y la realidad social, cultural y económica de la Barcelona de la época.

A los pocos meses de su publicación murió el caudillo. Al año siguiente, recibió el Premio de la Crítica. Marcó un hito.

2. EL MISTERIO DE LA CRIPTA EMBRUJADA

Es la primera novela de la serie del detective anónimo y se mueve entre la parodia hilarante, la novela negra y la gótica. Se publicó en el año 1978, y su estela late hasta 2015, con El secreto de la modelo extraviada -ese libro que se leyó Rajoy y de cuyo nombre, siguiendo la doctrina cervantina, no quiso acordarse. Para escribirla, necesitó abandonar esa España "triste, amarga y violenta" y sólo así pudo escribir "divirtiéndome como nunca antes lo había hecho".

La obra arranca cuando el comisario Flores, inspector de la Brigada de Investigación Criminal, asume el caso de la desaparición de una niña de un colegio internado de madres lazaristas. Decide buscar ayuda en un antiguo criminal depravado, que está interno en un manicomio. El trato es este: encontrar a la cría a cambio de su libertad. Pero, ¿habrá recuperado el control de sí mismo un demente que ha estado cinco años interno?

3. EL LABERINTO DE LAS ACEITUNAS

Es la segunda novela protagonizada por el detective sin nombre y es la que consolida a Mendoza como uno de los autores con más éxito de ventas allá en 1982. Este trabajo es un atentado contra las normas del realismo, e incluso de la verosimilitud: ahora el detective demente cuenta, heterodoxo, su aventura. Se enfrenta a una red desconocida de maleantes que trata de recuperar a toda costa un maletín repleto de dinero y perdido en curiosas circunstancias. Vuelve a dibujar el autor una sociedad que, sólo existiendo, es parodia de sí misma, y que se desenvuelve incoherente y ridícula en diferentes registros expresivos. La imaginación de Mendoza salta como un resorte, y, tras superar el humor y absurdo, cae en triple salto mortal en el esperpento, en el puro surrealismo.

4. LA CIUDAD DE LOS PRODIGIOS

Este trabajo -publicado en 1986- está considerado por la crítica literaria como su obra cumbre. No quiere ser una novela histórica y el autor lo deja claro en el prólogo. Pretende ser una "transcripción de la memoria colectiva de una generación de barceloneses". La ciudad de los prodigios es un retrato vivo de la ciudad de Barcelona entre las expos de 1888 y 1929. Habla del estancamiento inicial, del desarrollo industrial, de la vorágine económica y social a través de Onofre Vouvila, representante del ideario colectivo de las clases sociales más bajas: un chaval de origen humilde que, a base de esfuerzo y de un carácter sórdido y cruel, sin escrúpulos, se convierte en uno de los hombres más ricos e influyentes no sólo de Cataluña, sino de toda España. Onofre, que da el pistoletazo de salida como personaje repartiendo panfletos anarquistas, muta en especulador inmobiliario. La novela fue adaptada al cine en 1999 por Mario Camus.

5. SIN NOTICIAS DE GURB

De nuevo, humor y surrealismo. Publicada en 1991, Sin noticias de Gurb cuenta la búsqueda de un extraterrestre que ha desaparecido tras adoptar la apariencia de la cantante Marta Sánchez -cómo no, en la ciudad de Barcelona-. La historia la narra otro alienígena que, después de mutar en el conde-duque de Olivares, se convierte en Miguel de Unamuno, Paquirrín, Isoroku Yamamoto, el duque de Kent o Alfonso V de León. Es una novela de cambio, de adaptación a la vida de este planeta, que oscila entre la sátira y la paradoja. Mendoza vuelve a extraer de su ciudad la versión más satírica y carnavalesca del ser humano para trazar un retrato social en el que entremezcla su personal conciencia artística.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Desde mi atalaya

Hermosa mañana primaveral. Sentado a la sombra de unos prunos que inician el paso de la floración al nacimiento de la hoja. Bellos sonidos de pájaros que revolotean junto a una fuente cercana, y en lontananza unos jóvenes que juegan con un balón. Mira por donde al viejo setentón que desde la lejanía los contempla le da por pensar:

Estamos en la actualidad con una gran crisis, y los de vuestra edad o parecida quizás la acuséis más si cabe, pero cuidado porque la mayoría de la gente solo piensa en la económica y no se da cuenta de la crisis de valores que venimos padeciendo desde mucho antes de que conociéramos a la "prima" de ese tal "riesgo". Hoy el concepto que se tiene de honradez, humildad, caridad, honor, patriotismo etc., es el de algo ya pasado de moda o algo peor como puede ser que el honrado es tonto, el humilde idiota, y si queda algún patriota será "facha".

No soy dado a dar consejos, pero si pudiera os diría tres cosas que creo importantes. Cultivad valores.  Estudiad. Divertíos sanamente —y eso descarta el exceso de alcohol y otras sustancias—. ¡Como me gustaría hablar con vosotros acerca de los motivos más frecuentes que alegáis para no estudiar! En cualquier caso si me gustaría que pensarais en algo que yo asumí desde hace muchos años, y es que: no todo el mundo puede estudiar cualquier cosa, pero si todo el mundo puede estudiar algo.

Como jubilado obediente todavía tengo que hacer dos recados esta mañana y por tanto tengo que marcharme. ¡Ah, y comprar el pan!. Adiós chavales.

David

Pobreza energética


El caso de la anciana encontrada muerta en su casa a consecuencia de prenderse su habitación por unas velas, me ha indignado. Llevaba dos meses alumbrándose con velas, porque la compañía le cortó la luz por impago; no aplicaron el protocolo adecuado en estos casos y se llevó a cabo una injusticia.

Me parece indignante que falte solidaridad con los más desfavorecidos, por parte de las grandes empresas. ¿No ganan lo suficiente ya? La crisis está dejando muchos damnificados, ojalá la justicia actuara firmemente en contra de estas compañías usureras, las empresas deberían estudiar cada caso individualizado.

Somos números para las grandes compañías, no empatizan con las historias trágicas que sufren muchas personas.

¿En qué mundo vivimos? estamos deshumanizados totalmente.

Yo espero que nos demos cuenta antes de que sea demasiado tarde, deseo que haya más comprensión a todos los niveles y sobre todo de nosotros los ciudadanos de a pie, para denunciar estos casos de abuso de las grandes fortunas.

Puede que se produzcan más casos, pero hay que sentar las bases para que no ocurra más. Todavía estamos a tiempo de vivir en un mundo mejor.

Carmen P.

El cielo tiene color "panza burra"



¿Habéis oído alguna vez esta expresión…?

La primera vez que me la dijeron me quede perpleja, no tenía ni idea de lo que significaba.

Mire al cielo y comprobé que tenía un color gris oscuro que no asocié a nada en absoluto.

Seguramente la persona que me dijo esto, al ver mi cara de poker tuvo a bien explicarme que en su pueblo y desde la historia de los tiempos, cuando el cielo se tornaba de este color y hacía mucho frío, era lluvia o nieve segura.

Como el color del cielo se asemejaba tanto a la panza de estos tiernos animalitos se les atribuyó de lleno su nombre.

Hoy en día casi nadie utiliza esta expresión, al menos yo no la oigo por ahí, pero sí que hay gente que la conoce.

Yo misma la digo cuando en esos largos y gélidos días grises de invierno me asomo a la ventana y miro al cielo con desesperanza.

Para mis adentros me digo: Hoy, el cielo tiene color panza burra, lluvia o nieve segura.



Paloma

¿Qué hemos perdido?


¿Qué hemos perdido con respecto a costumbres familiares y sociales con el abuso en el uso de las redes sociales?

Hemos perdido la capacidad de relacionarnos de tú a tú con otras personas, incluso estando físicamente juntos cada cual atiende los mensajes que van entrando en nuestro wassap, en nuestra bandeja de correo o en nuestro perfil de facebook.

No apreciamos una buena compañía o una buena conversación. Hemos perdido el contacto físico con nuestros seres queridos, esto conlleva que no haya tertulias familiares, que tanto nos enriquecen, y a la vez la importancia de saber escuchar las opiniones de todos los miembros de una familia , tanto pequeños como mayores.

Hemos perdido la tradición de al menos hacer una comida en familia, eso facilitaba el diálogo.

Hemos perdido privacidad, pero en este caso cada cual es responsable de lo que cuelga en la red. Se ha perdido la relación con los abuelos, fuente de sabiduría, en esta generación se están perdiendo tardes enteras escuchando embelesados historias increíbles sobre las vivencias de nuestros mayores.

Los jóvenes y no tan jóvenes deberían recapacitar sobre todo lo que se están perdiendo y pensar si merece la pena perderse cosas tan maravillosas para crecer como personas.

Por el contrario también veo cosas positivas en el uso de las redes sociales, como que podemos contactar con los seres queridos que están lejos de nosotros, a veces nos reencontramos con personas que hace tiempo que no vemos, conectamos con la información a tiempo real y algo muy importante , que moviliza a una gran cantidad de personas en llamadas a la solidaridad.

Carmen P.

Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías



¿Nos estamos haciendo adictos a las nuevas tecnologías? Es cierto que, sin movernos de casa podemos recorrer el mundo por medio de Google. Los móviles se están haciendo los grandes protagonistas de la fotografía y con el libro electrónico (en poco espacio) se pueden acumular un montón de ellos.

A pesar de todo esto ¿tenemos que olvidarnos de lo clásico, de lo que todavía existe y seguirá existiendo?

A mi, personalmente, sentada en mi sillón, un libro de papel entre las manos me sirve de compañía.

Reporteros y profesionales de la fotografía siguen estando con sus cámaras allí donde están los grandes acontecimientos. Hace poco recibió el premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades el fotógrafo James Nachtwey que, desde que cogió una cámara hace 40 años, decidió ser fotógrafo de guerra. Él mismo dice que si una fotografía no está bien es que no te has acercado lo suficiente, que la fotografía no es apretar un botón, que hay que llegar donde no hay nadie para poder hacerlo y poder conseguir esa cercanía personal y compositiva.

Todo el progreso es estupendo si se sabe aprovechar bien. Internet nos está llevando a cosas extraordinarias, facilita el trabajo y todo se hace con más rapidez. Pero ojo… también pone en peligro a niños y adolescentes (lo escuchamos todos los días).

A mi me parece que alguno de estos instrumentos nos ha quitado intimidad. Ya no se escribe una carta, una postal que tanto gustaba recibirla de algún lugar donde estaban familiares o amigos. Los christmas navideños resultaban entrañables; ahora todo son whatsapp.

En el metro todo el mundo mira el móvil. Estás con amigos en cualquier parte y siempre el móvil está presente en todas las conversaciones. Entras en Facebook y sin buscarlo te enteras de la vida de personas que conoces.

Disfrutemos del progreso, pero con moderación.

Pilar Santoyo. Noviembre 2016

Hacer clic es demasiado fácil

Llevo décadas celebrando la felicidad que, en mi opinión, nos han traído las nuevas tecnologías. Yo vi nacer Internet allá por los noventa. Vi mis textos y mis fotos reducidos a formas de almacenamiento que no ocupaban más espacio que un dedal. Vi mejorar la comunicación entre seres humanos cada año en proporciones geométricas. Pero, también, vi cosas que no me gustaron.

He descubierto que en un mundo donde se puede comunicar tantas cosas con tanta facilidad, sigue habiendo poco que contarse, y que el rencor y los silencios siguen siendo tan extensos como lo fueron siempre. Que da igual una cara larga que un doble tic de whatsapp que jamás se pone de color azul.



Todo lo que hemos ganado en capacidad de divulgación, lo hemos perdido en intimidad. Seguimos siendo igual de idiotas, pero ahora, el hecho, es constatable por muchas más personas. Usamos twitter y facebook como si fuéramos las estrellas de un reality show en horario de máxima audiencia. Acariciamos nuestro ego con la sensación de que nuestro desayuno y la última frase que cruzó nuestra mente son tan importantes como la paz en Oriente Medio. La humildad, esa virtud que tienen los sabios y los prudentes, no se duplica al mismo ritmo que los megahercios de los procesadores.


Nos empeñamos en ignorar los peligros de tanta visibilidad. El pequeño odio, la frase fuera de contexto y la que es fruto de un momento de ira, se quedan ahí, colgadas para siempre. Igual la foto de los amantes desinhibidos, la chica que en un momento de frenesí se deja hacer una foto comprometida y ya no podrá frenar su divulgación aunque destruya todos los dispositivos del mundo. Esas cosas también perduran para siempre. Creo que en ninguna época anterior la información fue tanta, y creo que en ninguna época, igualmente, las afrentas y la vergüenza tuvieron las dimensiones que han alcanzado en la  nuestra. Creo, también, que los adolescentes que aprenden a usarla con tanta facilidad no llevan incorporado en el kit de sus habilidades el mismo grado de responsabilidad que requiere semejante poder.

José C.

Nuestros jóvenes



Todos sabemos que nuestros jóvenes son el futuro y que los estamos preparando para ello. Pero hay un porcentaje de jóvenes y que son los menos -pero hacen mucho ruido- Que desacreditan al resto, no hace falta enumerar cada una de las trastadas y cosas peores que están en la mente de todos nosotros.

Está es una juventud sana y todos conocemos a cantidad de muchachos estupendos que tenemos; nuestros chavales algunos son deportistas ,estudian, trabajan , defienden lo que consideran justo y también reclaman lo contrario, se divierten todo lo que pueden y están educando a sus niños , están alerta de todo lo que pueden abarcar -La mayoría trabajando- otros muchos también ayudan en las ONG's por ejemplo .

Y sabéis una de las cosas que más me gusta de nuestra juventud es que, tienen criterio propio desde muy pequeños porque se lo hemos permitido cada uno de nosotros en su justa medida. A diferencia con lo que nos hicieron a nosotros. Y sabéis que como nos llaman a nosotros dicen que somos la generación del SI porque en su momento nos dijeron a todo que NO.

Y estos chavales están llevando como pueden las trabas que les está poniendo esta Sociedad.

Nosotros tuvimos “nuestras” complicaciones y ellos por más que les hemos facilitado una vida mejor tienen que resolver las SUYAS.

Así es que, seamos optimistas y no caigamos en meter a todos los jóvenes en el mismo saco cada vez que oímos y vemos cantidad de cosas raras que nuestros chavales no se merecen.


Amelia

martes, 22 de noviembre de 2016

Conejo-perro

Tengo un conejo perro, es un amigo, es fiel, es cariñoso, es obediente, hace caso a la llamada del amo, en este caso de la ama, ¡¡¡es un amor!!! agradecido, es feliz, y se le nota en sus orejitas gachas en su alegre mirada, da besitos con calma, con esa calma de saberse querido y protegido.

Cuando estoy trajinando en mis quehaceres por la cocina él sale de su cobijo y me persigue, me compromete, me levanta las patitas y me dice con su gesto, amiga estoy aquí, gracias por cuidarme, por quererme y yo le doy mis caricias, mis palabras de amor al animalito que me hace feliz, le compenso en ese momento con lo que más le gusta con trocitos de fruta y el tranquilo se va su madriguera (detrás de un frutero) a distrutar de su premio, y es feliz y yo soy feliz de tenerlo como un miembro más de la familia.





M. Carmen P.

La bicicleta

Ahí está con su porte señorial, a la vista de todos, sintiéndose importante, admirada; la gente la mira con curiosidad, transportándolos a otra época, mirándola recuerdan los momentos infantiles y eso les hace pensar que otra vida fue mejor.

Ahí está, libre, sin ataduras, elegante le falta contonearse, hacer una llamada de atención; pero en el fondo no es feliz, porque nadie comparte con ella para lo que ha venido a este mundo, a correr a volar por los caminos. La admiran sí, pero no se atreven a emprender ese camino que ya no tendría vuelta, porque en ese camino descubrirían que el aire de libertad que respiran es tan gratificante que renunciarían a verse ahogados en un mar de estrés y de conflictos. ¡Ay bicicleta orgullosa de serlo! ¡cuánto envidian tu porte y majestuosidad!





M. Carmen P.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Autobús

Entro en el autobús camino de mi casa, y voy hacia un asiento que con suerte está libre. Es ese asiento que va doble en la segunda mitad del autobús.

¿Y con que me encuentro? . Pues a un par de jóvenes que van naturalmente sentados y llevan estirados sus pies, poniendo sus zapatos y pisando el asiento que yo voy a ocupar que, a su vez, son los dos asientos los que van en sentido opuesto a la dirección de la marcha y me dirijo a ellos.

-Perdonad ¿Por favor retirar los pies de los asientos que voy a sentarme?- silencio…… -Es que no comprendéis que yo o cualquiera que se siente aquí tiene que utilizar este asiento y lo estáis manchando.

Ellos no contestan y ni me miran, se ponen a hablarse entre ellos como si yo no les hubiera comentado nada y como si no estuviera alli. Yo por el contrario los miro a los ojos para que por lo menos se sientan un poco avergonzados de su actitud (ni me miran) pero ellos siguen a lo suyo tan tranquilos llegan a su parada se bajan y ya está.

Siento que no pude hacer más que lo que hice porque entiendo que estos jóvenes de entre 14 y 16 años se limitaron a hacer que no escuchaban pero, en otras situaciones y no sería la primera vez que te encuentras con que te contestan de con malos modales e incluso agresivos.

Y pienso que aporté mi pequeño granito de arena aunque no dejas de ser triste. ¿Tan mal estamos enseñando a nuestros niños?

Amelia

martes, 15 de noviembre de 2016

El poder de los medios de comunicación

¿Como los medios de comunicación han llegado a tener tanto poder?

No lo sé, pero me pregunto ¿como un o todos los medios de comunicación, prensa, radio y televisión pueden mover masas y cambiar hasta nuestra manera de pensar?

¿De hacernos ver que unas actitudes del todo reprobables, lleguemos a verlas casi normales?

Como veréis me hago tantas preguntas que no tengo respuesta para casi ninguna.

Puedo comprender que en adolescentes que no tengan las ideas muy claras para casi nada, sean moldeables y cambien de posición, como si fueran hojas de papel llevadas por el viento.

¿Pero esas personas mayores que ahora somos, y que se supone tenemos unas vivencias, algunas dolorosas, otras alegres ! Faltaría mas! Nos dejamos llevar los medios y no tengamos un criterio propio?.

De verdad que no lo puedo entender.

Que estamos viendo como personas que se suponen se metieron en política para ayudar al pueblo o a su nación, y lo único que han hecho es robar y llevarse el dinero de todos los españoles a paraísos fiscales, (ahora se están sentando algunos en el banquillo de los acusados).

Pero no reaccionamos, lo vemos casi como natural diciendo “siempre ha sido así”.

Claro que siempre ha sido así, pero lo mismo que hemos evolucionado en muchas materias, como en medicina, educación y progreso para tantas cosas, con las corrupción nos hemos quedado estancados.

Y yo creo, particularmente que de esto tiene muchas culpa los medios de comunicación que nos lavan el cerebro tan sutilmente que nos mueven como si fuéramos marionetas.

Nos hacen ver, lo blanco, casi negro, lo negro, gris claro y mientras tanto las grandes fortunas campando a sus anchas.

Pero !ojo! No cometas tu un pequeño desliz que todo el peso de los medios y la justicia caerán sobre ti.


Por Laura O.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Orgullo y prejuicio

Jane Austen nació en 1775, su padre, un párroco anglicano, la animaba a escribir. Compuso cinco novelas que han quedado como obras inolvidables en la historia de la literatura.

La mejor de todas es la primera. Cuando acabó el primer borrador de “Orgullo y Prejuicio”, Jane Austen tenía veintiun años.

La protagonista de la novela es Elizabeth Bennet, la segunda de cinco hermanas que no pueden heredar la hacienda donde viven porque todas son mujeres.

Dos hombres apuestos y con fortuna llegan al vecindario y Elizabeth tiene un desencuentro con Mr Darcy, el más inaccesible de los dos. La relación sube de tensión hasta tal punto que llegarán a descubrir que no pueden vivir el uno sin el otro.

El personaje de Elizabeth Bennet tiene un sello femenino. Su imagen y su felicidad depende de quienes son los miembros de su familia. Por eso cuando su hermana menor se escapa de casa con un soldado, toda la familia sufre las consecuencias. Todo lo que ocurre tiene un peso colectivo, la liviandad de la madre y las hermanas menores desmerecen la belleza de la hija mayor y la prudencia de la segunda. Y cuando al final resuelvan sus problemas, serán los problemas de todas las hermanas, y no sólo los suyos los que encuentren satisfacción.

Mr Collins

A mitad de la novela aparece un Párroco, Mr Collins, que heredará la hacienda de los Bennet por ser el único descendiente masculino. Para resarcir a la familia ofrece casarse con una de las hijas. Pero su oferta es ridícula porque viene dictada por su hipocresía, porque es un adulador de su señora y, sobre todo, porque no es capaz de entender que cuando Elizabeth dice que no, no está coqueteando con él como una damisela, le está diciendo, simplemente, que no.

El episodio del rechazo de Mr Collins es un elemento imprescindible de la novela. Es el primer pretendiente que rechaza, y Austen nos está enseñando que un rechazo no es un juego, es una respuesta seria a un trato que puede cambiar el futuro de una dama. Mas adelante, cuando Elizabeth rechace a Darcy nadie pensará que coquetea.

Mr Darcy

Mr Darcy ha dado pie a ríos de tinta, por el modo en que encarna como pocos otros personajes de la literatura al príncipe azul. Darcy no hace sólo el papel de hombre ideal, él es también el hada madrina. Es el personaje que le ofrece las galas y la carroza para ir a la fiesta. Cuando la hermana menor se va a vivir con el militar sin estar casados, el buen nombre de la familia Bennet ha caído en desgracia, pero Darcy, con sus contactos y con su dinero puede reparar la afrenta y, de ese modo el honor de toda la familia.

Austen

La ironía de Austen es deliciosa, su sarcasmo implacable con los defectos de sus criaturas. Austen fustiga por igual al padre y a la madre por no ejercer la autoridad que deberían con sus hijas, a las hijas menores por su liviandad, a los amigos falsos, a las conquistadoras rivales que intentan dejar en mal lugar a la protagonista. Y al final nadie, ni siquiera la misma Elizabeth, se salva de la mirada inflexible de la autora. Pero sufren unos castigos tan merecidos y divertidos que nadie se arrepentiría de caer bajo la mirada inconformista de un ser tan exquisito como Jane Austen. Esa crítica tan incisiva y cabal hace de Austen una de las voces más irrepetibles de la literatura.

El final

Proyectamos la película para hablar de libro. Discutimos sobre ese final sin beso. Unos opinaron que la película había elegido el mejor final cuando ellos juntan sus frentes.

Pero los productores rodaron un segundo final con un beso. Si escaneas el código QR con tu móvil podrás verlo.



José C.

jueves, 13 de octubre de 2016

Letizia, colega

Dicen que los toreros —esos exhéroes nacionales que ahora van de mártires porque han pasado a ser villanos para algunos aguafiestas— nunca dejan de serlo por mucho que se corten la coleta. Pues bien, con la autoridad que me dan 30 años de oficio y una querencia de mula torda a hacerme películas, sostengo que los periodistas tampoco dejan de serlo por mucho que les arrolle la Historia. Hace 13 años, la reportera Letizia Ortiz presentó el telediario del viernes y el sábado pasó a mejor vida como futura reina de España. Aun así, apuesto a que Su Majestad mi colega, además de permitirme el tuteo porque bien sabe ella que el que te traten de usted en este gremio equivale a estar muerta, sigue con el gusanillo de querer saberlo todo royéndole las tripas.

Rumiaba eso ayer viéndola tan pluscuamperfecta presidir el desfile y el posterior besamanos de la madre de todas las fiestas. Porque ya tendrá callo, pero elucubro que aún se muerde la lengua teniendo al Gobierno y a la oposición y al quién es quién en funciones de todos los cotarros a tiro y no poder siquiera decir ni que sí ni que no ni que blanco ni negro ni que todo lo contrario. Y todo eso, además, sabiendo que te las van a dar bien dadas hagas lo que hagas. Si colegueas porque colegueas, si callas porque callas, si pantalón porque pantalón, si falda porque falda. Llamadme cortesana, pero, más allá de la soberana impecable, autoexigente, ansiosa, hierática y en ocasiones disuasoria de ciertas citas, la Letizia que prefiero es la que intenta mantener el contacto con la realidad, por pija que sea, yendo a cenar con las amigas, a ver cine de culto o de rebajas a Mango. Es bueno ser reina, menuda noticia. Pero cuando clava su pupila en tu pupila, se le ve todo, todito, todo. Y ya puesta, aprovecho y pido, no sé, una entrevista, un canutazo, un total, un off the record, un lo que sea. El no ya lo tengo y bien sabe ella que en este curro quien no llora no mama.

Luis Sánchez-Mellado. El País

Los Cínicos no sirven para este oficio

No hay periodismo posible al margen de la relación con los otros seres humanos. La relación con los seres humanos es el elemento imprescindible de nuestro trabajo. En nuestra profesión es indispensable tener nociones de psicología, hay que saber cómo dirigirse a los demás, cómo tratar con ellos y comprenderlos.

Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se denomina «empatía». Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás.

En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos.

El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente, del buen periodismo. Si leéis los escritos de los mejores periodistas –las obras de Mark Twain, de Ernest Hemingway, de Gabriel García Márquez–, comprobaréis que se trata siempre de periodismo intencional. Están luchando por algo. Narran para alcanzar, para obtener algo. Esto es muy importante en nuestra profesión. Ser buenos y desarrollar en nosotros mismos la categoría de la empatía.

Sin estas cualidades, podréis ser buenos directores, pero no buenos periodistas. Y esto es así por una razón muy simple: porque la gente con la que tenéis que trabajar –y nuestro trabajo de campo es un trabajo con la gente– descubrirá inmediatamente vuestras intenciones y vuestra actitud hacia ella. Si percibe que sois arrogantes, que no estáis interesados realmente en sus problemas, si descubren que habéis ido hasta allí sólo para hacer unas fotografías o recoger un poco de material, las personas reaccionarán inmediatamente de forma negativa. No os hablarán, no os ayudarán, no os contestarán, no serán amigables. Y, evidentemente, no os proporcionarán el material que buscáis.

Y sin la ayuda de los otros no se puede escribir un reportaje. No se puede escribir una historia. Todo reportaje –aunque esté firmado sólo por quien lo ha escrito– en realidad es el fruto del trabajo de muchos. El periodista es el redactor final, pero el material ha sido proporcionado por muchísimos individuos. Todo buen reportaje es un trabajo colectivo, y sin un espíritu de colectividad, de cooperación, de buena voluntad, de comprensión recíproca, escribir es imposible.

Ryszard Kapuscinski

lunes, 10 de octubre de 2016

Autoridad

En cualquier familia o grupo de amigos, siempre hay alguien que se encarga de curar las heridas. Nunca es la persona que más chilla. No le gusta jurar, ni dar golpes en las mesas. Suele tener sentido del humor, responsabilidad y paciencia, esa calma interior que identificamos con el buen carácter. No necesita más para tomar café un día con uno, invitar a otro a una copa, llamar por teléfono a un tercero, y así, antes o después, conseguir que todos recuerden que existen cosas más importantes que sus intereses momentáneos. El cariño, el largo camino que han recorrido juntos, la memoria compartida, la vida por delante. Cuando se restablece la paz, no se le atribuye en voz alta, pero nadie discute su autoridad. Porque quienes son capaces de resolver conflictos ejercen un poder pacífico y profundo, que emana de su propia calidad y les sitúa por encima de los que se dejan arrebatar por la ira. Esa figura ha desaparecido de la política española, un ámbito furioso donde sólo sobreviven los gritos, los puños cerrados, las ansias de venganza. El Parlamento catalán convoca un referéndum unilateral, el Gobierno en funciones celebra que el Constitucional pida el procesamiento de su presidenta, la gestora del PSOE advierte que no va a tolerar diputados díscolos y los presuntos referentes morales de los partidos intervienen para pedir más sangre. La falta de Gobierno parece producir el mismo efecto que la ausencia de la maestra en un aula de primaria. Nada resulta tan infantil, tan inmaduro, como identificar la autoridad con la arrogancia, los desafíos y la violencia de cualquier tipo. Cuando la maestra vuelve a su mesa, los niños dejan de alborotar. No distingo en el horizonte político ninguna autoridad comparable a la suya.

Almudena Grandes. El País.

martes, 4 de octubre de 2016

The Imitation Game

Morten Tyldum, 2014, Benedict Cumberbatch, Keira Knightley
La vida de Turing debe estar llena de sutilezas; la película de Tyldum las reduce a unas cuantos hechos fácilmente enunciables. Turing era insociable y proclive a hacerse enemigos desde el colegio. Turing era homosexual y sufrió persecución por parte de la legalidad intolerante de la Inglaterra de los años 50. Fue obligado a seguir una terapia hormonal para no ir a la cárcel acusado de conducta inmoral. Por otro lado, Turing construyó una máquina para descifrar otra máquina que habían creado los alemanes para encriptar sus códigos durante la guerra. Y la máquina sentó las bases de la computación moderna.

Cuando Turing descifra los códigos alemanes se encuentra a sí mismo jugando a ser dios, o bien, a una partida de ajedrez infinita. La cuestión es ésta, si los británicos usan los códigos para salvar vidas, los alemanes dejarán de comunicarse con ellos, con lo cual, tres años de investigación no habrán servido para nada.

Los británicos dejaron que los alemanes hundieran sus barcos y diezmaran sus tropas dentro de un margen de probabilidad razonable para que los propios alemanes no supieran que sus códigos eran descifrados a diario. Los rótulos de la película afirman que sin la máquina de Turing la guerra habría durado dos años más. Dejar morir a unos pocos salvó a muchos. Cualquier militar entendería esta lógica, porque cualquier militar entiende que el único fin en la guerra es ganar.

Pero enfocado desde mi profesión, dejar morir a un solo inocente es inaceptable. Si tú eres un médico o un profesor, no puedes admitir sacrificios, ni precios. Para un trabajador social solo puede haber principios. Nadie puede pedirte que sacrifiques la vida de un bebé para conseguir un tratamiento que salvará la vida de otros miles de bebés.

La ética militar no funcionaría en un hospital, o en un colegio. Y una ética basada en los principios llevaría a cualquier ejército a perder la guerra.

Jose C.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Los verdugos también mueren

HANGMEN ALSO DIE, 1943
DIRECTOR: Fritz Lang. GUIONISTA: John Wexley. FOTOGRAFÍA: James Wong Howe. MÚSICA: Hanns Eisler. INTÉRPRETES: Brian Donlevy, Anna Lee, Walter Brennan, Gene Lockhart, Dennis O’Keefe. PRODUCCIÓN: Arnold Pressburger/Fritz Lang. (T. W. Baukfield). DURACIÓN: 131 minutos.

Convertido en uno de los grandes del cine europeo, en general, y del alemán, en particular, Fritz Lang (1890-1976) se entrevista en 1933 con Joseph Paul Goebbels, ministro de propaganda del III Reich. Este le dice que Adolph Hitler admira mucho sus películas y le propone dirigir la industria cinematográfica alemana. Lang acepta encantado, pero esa misma noche huye en tren a París con lo puesto.

Tras hacer una película en Francia, llega a California en 1934 contratado por el productor David O. Selznick, pero hasta que hace Furia (Fury, 1936), para Metro-Goldwyn-Mayer, sus proyectos se hunden uno tras otro.

Entre las veintidós películas que rueda durante los veinticinco años de su período norteamericano destaca su importante aportación al cine negro con títulos como Sólo se vive una vez (You Oniy Live Once, 1937), La mujer del cuadro (The Woman in the Window, 1944), Los sobornados (The Big Heat, 1953), Deseos humanos (Human Desire, 1954) y Mientras Nueva York duerme (While the City Sleeps, 1956), donde introduce múltiples elementos expresionistas en el género, sin olvidar el western personal Encubridora (Rancho Notorius, 1952) y la magnífica aventura Monfleet (1955).

Sus obras más personales son Man Hunt (1941), que gira en torno a un hombre que intenta asesinar a Hitler, y Los verdugos también mueren por tratar problemas directamente relacionados con Alemania. Y en especial esta última por conseguir una perfecta síntesis entre su estilo expresionista alemán y su depurada técnica narrativa norteamericana. Gracias a una colecta de fondos entre los exiliados alemanes organizada por el propio Fritz Lang, el dramaturgo Bertolt Brecht llega a Estados Unidos algún tiempo después que él. Sobrevive durante once años colaborando en guiones, que la mayoría de las veces no se ruedan, y el montaje de su famosa obra Galileo Galilei, que finalmente protagoniza Charles Laughton, bajo la dirección de Joseph Losey. En 1947 es llamado a declarar ante la «Comisión de Actividades Antinorteamericanas» y poco después se va de Estados Unidos para instalarse en Berlín Oriental y dirigir el famoso Berliner Ensemble, su propio teatro.

Bertolt Brecht realiza su mejor trabajo en Estados Unidos cuando Fritz Lang le propone, en plena Segunda Guerra Mundial, escribir un guión juntos. Poco antes, el 27 de mayo de 1942, muere en un atentado, preparado por la resistencia checoslovaca, Reinhard Heydrich, el jefe del gobierno nazi de Praga. Con este punto de partida escriben un guión donde se mezclan a la perfección los intereses políticos de Brecht con el sentido de la acción de Lang, pero que al mismo tiempo pueda interesar a algún productor norteamericano.

El trabajo no resulta fácil, pero finalmente llegan a una acertada síntesis donde no hay elementos que puedan molestar a los susceptibles censores norteamericanos, como los derivados de la persecución de los judíos, al tiempo que se desarrolla una acción según los cánones del cine de intriga.

Dado que ambos hablan mal inglés y lo escriben peor, se ponen en contacto con el guionista John Wexley para que, más que nada, traduzca su trabajo, pero en principio firman el guión entre los tres. Posteriormente dado que Wexley es norteamericano, Brecht no lo será nunca y Lang todavía no se ha nacionalizado, el «Screen Writers Guild», el sindicato de escritores, sólo acepta que Wexley firme como guionista, mientras Lang y Brecht aparecen como autores del argumento.

No resulta fácil encontrar financiación, pero finalmente le interesa al productor independiente Arnold Pressburger. Se rueda con un presupuesto muy bajo, íntegramente en estudio con unos decorados no muy buenos, sin ninguna estrella y con unos actores no muy conocidos, a la cabeza de los cuales se sitúa Brian Donlevy, y durante no demasiados días.

La historia narra con eficacia y claridad las relaciones entre el ejecutor material del atentado contra el jefe del gobierno nazi en Praga, el doctor Franz Sypboda, y la familia del profesor Novotny, que le ayuda a esconderse, pero sobre todo la compleja trama organizada por la resistencia para que las sospechas recaigan sobre un espía colaboracionista.

La película tiene mucho atractivo y resulta una excelente mezcla de los intereses de Brecht, como la escena en que el profesor Novotny dicta una carta de despedida a su hija subrayando el valor de la libertad, con los de Lang, en la medida que la peripecia queda muy cercana de las narraciones en torno al maléfico Mabuse, rodadas en Alemania antes y después de su exilio norteamericano.

Augusto M. Torres

domingo, 25 de septiembre de 2016

¿Cómo le llaman a usted?

La lectura del artículo nostálgico y evocador que bajo el título "Añoranzas" apareció en el programa de feria del año pasado, firmado por nuestro querido y admirado paisano Antonio Aranda Trillo, cuyo interés y dedicación por nuestros temas locales han sido siempre harto notorios, me ha llevado a la elaboración de este escrito  en el que pretendo redundar sobre el tema de los apodos, nuestros apodos, motes o “nombrajos” como solemos llamarlos por aquí; y es que, al parecer, la breve reseña que Antonio hizo de ellos en el referido escrito, desató la hilaridad de nuestro pueblo.

En España, donde el gracejo y la picaresca han gozado siempre de tan buena salud, podríamos decir que el uso de los motes o apodos para designar a ciertas personas, se remonta a tiempos inmemoriales y desde luego, se encuentra casi generalizado cuando se trata de pequeñas colectividades como la nuestra. Pero los apodos llegan a todos los ámbitos y todas las esferas: Goya fue conocido como El Sordo y Cervantes como El Manco de Lepanto, también tuvimos un torero llamado El Guerra y un bandolero llamado El Tempranillo. Esta costumbre llegó incluso a la realeza, acordémonos de Pedro I El Cruel, Juana La Loca, Felipe El Hermoso, Carlos II El Hechizado, Fernando VII El Deseado, la infanta Isabel de Borbón La Chata y hasta el muy divertido de Pepe Botella que se aplicó al efímero rey José Bonaparte por su afición a empinar el codo. Y esa costumbre de tildar aún sigue; recientemente hemos tenido a Lola Flores, La Faraona y a José Mercé, Camarón, seguimos teniendo a Miguel Báez, El Litri; Emilio Butragueño, El Buitre y José María García, Butanito, por citar algunos ejemplos.

Pero vamos a centrarnos en nuestro pueblo, en nuestros motes que son los que en realidad nos interesan. La costumbre de apodar está tan generalizada que es raro que alguien se libre de ella; yo mismo, por predicar con el ejemplo, fui descendiente de una familia de Orejitas, aunque más tarde se me conoció como El del Municipal por la profesión de mi padre. Es curioso, y ya entramos de lleno en materia, cómo algunos nombres de pila, intactos o ligeramente cambiada su fonética, llegan a constituirse en auténtico mote familiar, como ocurre con Zacarías, Epifanio, Juan de Dios, Juan María, Mauricio, Gervasio, Pío, Susi, Frasca, Paquera o Paquitorra. También hemos convertido en motes algunos que perfectamente podrían ser apellidos, es el caso de Gallardo, Calderón, Carballo, Maroto, Alcanta, Maura, Salido y Marañón. Citaría también en este apartado algunos gentilicios extranjeros como El Alemán o El Americano, nacionales como El Maño o El Marteño, e incluso nombres de ciudades como Marchena, Turín y Melilla.

Como ocurría en los burgos de la Edad Media, en los que había calles enteras conocidas por la profesión de sus moradores, también en la Bobadilla el mote más fácil era el que surgía por la profesión o actividad del individuo en cuestión, ya fuera ésta de tipo rústico como Cortijero, Porquero, Lechonero, Cabrerillo, Borreguero, Cortador, Arriero, Pavero, Sillero, Chocero, Minero o Peón Caminero; o incluso de tipo urbano como serían los casos de Herrero, Herrador, Canastero, Hornero, Cantaor, Afilador, Tallero, Relojero, Albardonero, Modisto, Encalador, Municipal, Tratante, Practicante, Marchante, Taxista, Torero, Boticario o Curilla. Resulta paradójico que la profesión aludida no siempre es la realizada por el titular que la ostenta. También es curioso el hecho de que sólo un par de estas profesiones aparezcan en femenino como ocurre con los casos de Tendera y Latonera. Aparte de profesiones, también podemos encontrar gradaciones militares como Sargenta, Comisaria, Vicaria o Cabito Rober. Y para terminar este párrafo, vamos a incluir algunos que corresponden a títulos nobiliarios como es el caso de Reyes, Marqués  y Princesa.

La naturaleza está presente en la vida de cualquier  bobadillero  que comienza a disfrutarla desde el mismo momento en que se levanta, respirando ese aire purísimo  que nos envuelve  y contemplando la multitud de sinuosas lomas de olivos que terminan en ese telón de fondo que forman los montes Ahíllos y Caracolera. No es de extrañar por tanto que la mayor parte de nuestros motes se haya inspirado  en ella: Nombres de animales, árboles, frutas, verduras y algún que otro comestible. ¡Lean, lean! Está claro que no somos puerto de mar, de ahí que solo tengamos a Boquerón como representante de la fauna marina; hay algunos insectos más: El Chinche, El Mosca y El Hormiguito; bastantes más aves: Buitre, Pajarito, Zurito, Gansa y Polluela; y como casi siempre, en estos casos, son los mamíferos los que se llevan la palma. Así  tenemos Ratón, Zorro, Chivo, Carnerillo, Lobito, Becerra, Leona y Gorila. Arboles sólo tenemos dos: Uno es Carrasco y el otro Chaparrete que aluden al pino y a la encina respectívamente. Tampoco somos muy ricos en verduras pues sólo contamos con Hortaliza, Cebolla y Calabaza; pero compensamos con otro tipo de comestibles, bien sean de repostería: Bollo, Bollico, Panes, Picatoste, Levadura, Vinagre, Galletas y Chocolate; o de charcutería, como es el caso de Chorizo y Morcilla.

Las partes del cuerpo humano no se prodigan mucho entre nuestros motes si hacemos excepción de Orejita, Espinazo o Pelicos. Pero,  en cambio, como ocurre en todos los pueblos, nos ensañamos con los defectos ajenos creando motes que llevan implícita una cierta dosis de crueldad, es lo que ocurre con Sordo, Sordillo, Malavista, Tuerto,  Ciego Catarro, Cojo Málaga, Manco, Chato, Narigón, Porretas, Berruga, Rabiche, Panzo, Morenillo, o Colorada. Aunque no sólo los defectos, sino que también los vicios humanos, debilidades o características personales, pueden llegar a convertirse en motes. Es lo que ocurre con  Zocato, Borracho, Descalzo, Verdugo, Pingón, Garrafal, Consumista, Salado o Callandico.

Hasta el nombre de un objeto, puede llegar a convertirse en ingenioso apodo. El bobadillero, llegados a este punto, tiene predilección por los objetos de vestir: Refajete, Miriñaque, Pantalones, Braguetas, Albarquillas, Zapatones, Botines, Chaquetona, Dije, Remache o Cachimba; pero no por ello olvida aquellos con los que nos acostamos  o que amueblan nuestro dormitorio: Colchas, Sabanillas y Perchero; ni tampoco esos otros objetos varios que podemos encontrar en cualquier otro lugar: Porrones, Paletas, Costalillos, Canales, Pilones, etc. Punto y aparte merecen los objetos bélicos de los que tenemos muy buenos representantes: Cartucho, Trabuco, Revolver, Mochila y Bomba.

Hay un grupo de motes que me ha sido imposible diseccionar o agrupar, están cargados de sentido, tienen su significado, pero son tan variopintos que es difícil encasillarlos.¿Qué me decís de El Pinche, Garabato, Pozancón, Vega, Lendreras, Pajote, Cerote, Carreras, Metrico, Monterica, Cobertera, Cuaresma, Intendencia, Tarzán, Malagón o Fagina. Pero donde la imaginación del bobadillero se desborda es en la creación de motes sin sentido, ahí es donde el sentido del humor y la imaginación se alían para conseguir las más altas cotas de ingenio. Se trata de unos motes en los que pura y símplemente se han primado sus valores onomatopéyicos o su sonoridad fonética. A este lote pertenecen algunos como Pierres, Bilortas, Ferrute, Chirinche, Caniles, Chambo, Taberre, Mirro, Chirri, Rizal, Choli, Nichi, Rempojo, Pirulo, Calamorro, Carraíla, Girrobles o Mangurrino. Y, por si el simple apodo no fuera suficiente, hemos inventado lo que podríamos llamar el mote compuesto, es decir, el que tiene dos o más palabras en su composición. No son muchos pero, desde luego, son muy graciosos: Mal-año, Cabra-mocha, Mira-cielos, Traga-roscas, Rabo-mulo, Campo-solo y Pajas-cañas; este último siempre me ha sonado a novela de Blasco Ibáñez, tal vez por sus resonancias o similitudes fonéticas con la espléndida obra de Cañas y Barro.


Queridos paisanos, esto se está acabando, pero guardo para el final unos simpáticos juegos de palabras. Ya sabéis que Santiago es el santo patrón de España y que venció a los moros en la batalla de Clavijo (actual Rioja), pues bien entre nuestros motes hay un Santo, una España, un Mata-moros y un Clavijo, ¿No diréis que no es coincidencia?, aunque tampoco está mal la que ocurre con Chominote, Chorrina y Follisque, ¡Vamos, que con los tres se puede montar todo un espectáculo! Y es que nuestro pueblo es el pueblo de las paradojas, un pueblo que ríe por no llorar, un pueblo lleno de contradicciones  como las existentes entre La Fortuna y El Malfario, El Muerto y El Vivillo.

Antonio M. Contreras