Pienso, en aquella época, circunstancia, y en concreto Inglaterra, la figura del mayordomo, más bien estar en el estatus de los mejores mayordomos, representaba un papel muy complejo, no sólo debía dominar el arte de dirigir la marcha de la mansión, del personal, sino también estar directamente encargado de su señor, adelantándose a sus necesidades: era consejero, guía, etc. y de una probadísima discreción y lealtad. Por lo que le estaba permitido su presencia hasta en momentos en los que se tomaban decisiones que cambiarían el rumbo de la historia. Tenía que tener una cultura muy amplia para salir al paso de las más diversas preguntas en los continuos eventos sociales y fiestas de la alta sociedad, digamos que era el que daba la cara y respondía del buen funcionamiento de todo, por lo que pocos llegaban a ocupar estos puestos.
Pero en este caso, la obsesión de ser digno le convirtió en una persona seca, sin alma, no dando cabida al corazón en sus sentimientos más humanos, dejando pasar oportunidades de amar y ser amado, de mostrar a su padre todo el agradecimiento debido, estando a su lado en los últimos momentos, ya que no tubo sensibilidad para adelantarse en sus necesidades cuando tenía signos sensibles de enfermedad y cansancio, que derivaron en la muerte.
Entendió mal lo que es la dignidad, digamos que peco por exceso de responsabilidad en el deber, y llego a dejar otros mucho más transcendentes en su vida y la de los que le rodeaban. Para terminar su vida solo y con las manos vacías
¿Qué es la dignidad?
Me ha costado un montón encontrar una definición sencilla, concreta, completa. Pues al amigo Google podemos acudir todos.
- Siempre está relacionada con: con el mérito, respeto, decoro, la excelencia, etc. con que debemos tratar a las personas en especial, y demás cosas en general.
- La dignidad es el trato dado a las cosas dignas
- Por lo que: indigno es quien no respeta esta dignidad de las personas y cosas, no cumple su misión, en su trabajo, familia, responsabilidades, etc.
Mis reflexiones en cuanto a la dignidad, en:
- La persona
- La política
- Nuestro planeta
Dignidad en general de la persona
Siempre y quizás ahora, es cuando más esclavitudes hay. Muchas por el mal uso en los conocimiento científico; experimentos etc. Otras muchísimas, por abusos en los que no se tiene en cuenta esta dignidad individual y colectiva.
La persona es en sí misma digna, en todos los instantes de su vida. No por su cuna, cultura y religión. Sabemos, a lo largo de la historia de los atropellos a esta dignidad, y sigue habiendo como nunca. Quizás lo más llamativo en los campos nazis donde la degradación llega a límites insospechados, comenzando por no tener ni un nombre si no un número. Sabemos cómo avanzó la medicina en Alemania en esta época, y el destino que corrían los enviados a las enfermeras… verdaderas cobayas humanas al servicio de la ciencia. ¿Se puede decir que el fin justifica los medios? Nunca.
La dignidad del niño ¡oh esta solo! ¡depende del tamaño! Cada vez tenemos más conocimientos científicos. Y sabemos que en el instante de la concepción, ya es un individuo autónomo, es decir tiene toda la estructura propia distinta a su madre (El profesor Leyere de la Sorbona). y cuantos inocentes, millones mueren al año.
Política
Sin meterme en profundidades ¿cuántos políticos son dignos? Yo soy apolítica pero no tonta y pienso que, en mi país, con tantas personas dedicadas trabajos de gobierno,¡ para eso les pagamos ¡Y creo que si la 3ª parte fueran dignos de su cargo, bastaría para que diera un giro la marcha del país! No es digno vivir del pueblo, sino para el pueblo, ni los que con populismos quieren llegar al poder, (decir lo que la gente quiere oír, con la intención de no llevarlo a cabo). etc.
Tendrían que tener la misma o más profesionalidad que se exige a los demás ciudadanos en los trabajos cada vez mayor. Ser políticos tecnócratas especialistas en sus competencias “los mejores”.
La dignidad de nuestro planeta
Es de todos. Hemos crecido pensando que somos propietarios y dominadores. La tierra gime dolores de parto, extraemos de sus entrañas hasta agotarlas, las convertimos en productos de usar y tirar, para convertir en residuos que no pueden ser destruidos, “Hemos olvidado” que nosotros mismos somos polvo de la tierra: nuestros cuerpos están hechos de sus elementos, respiramos su aire y recibimos vida y refresco de sus aguas.
S. Francisco: patrono de los ecologistas, amado por muchos. En “El canto a las criaturas” glorifica a Dios por todas las criaturas que pueblan la tierra. Nos recuerda que esta, es nuestra casa común y que es como una hermana con quien compartimos nuestras vidas y una hermosa madre que abre sus brazos para acogernos.
Pienso en una madre buena, que quiere a todos sus hijos por igual, y está preparada para que todos tengamos: techo, trabajo y tierra. Somos los hombres los que gestionamos mal esta distribución.
Pienso como botón de muestra en los incendios que han arrasado parte del pulmón del mudo en la Selva del Amazonas, con seguridad han provocado parte del cambio climático, para convertir en plantaciones, en manos de grandes empresas, dinero, dinero ¿ Y la flora y la fauna? Y la pureza de nuestro aire.
Hay un dicho popular que versa así: Dios perdona siempre, los hombres algunas veces, pero la naturaleza nunca perdona.
Lucía Sanz
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